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Invitación

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Llegamos a tu lugar, me invitas un rico vino que disfrutamos mucho. Mientras conversamos, poco a poco me arrimo hacia ti hasta estar muy juntos. Para comenzar, robo un beso de tus labios, al sentirlos, comienzo a emitir sensuales y sutiles gemidos de placer mientras con mis manos, acaricio tu espalda, tu cintura, tus muslos y, por fin, tu Pene, que está creciendo e hinchándose con el suave frote de en mis manos. Lo acaricio para calentarlo más y escuchar tus primeros gemidos de placer. Después, desabotonó tu camisa mientras mis labios y mi lengua besan y lamen tu cuello, tus pechos, tu abdomen. Sin desabotonar tu pantalón, comienzo a mordisquear suavemente tu Pene erecto.

Mirándote a los ojos mientras mordisqueo, desabrocho tu cinturón, desabotono tu pantalón y abro lentamente tu bragueta para continuar mordisqueando delicadamente tu verga sobre el calzón, viendo esa silueta que se distingue como una deliciosa promesa de placer. La tomo con mis manos y la dirijo en dirección del ombligo, para observar el glande sobresaliendo del calzón.

El líquido pre-eyaculatorio ya está brotando y escurriendo de tu Polla, causando que mi boca salive de antojo, de tanta hambre acumulada de saborear el néctar. Con la punta de mi lengua, recojo el exquisito líquido que se estira desde tu pene hacia atrás cuando retiro mi cabeza. Cierro mis ojos y bajando más tu calzón, comienzo a lamer, como si fuera un rico helado, tu tronco, llenándolo de saliva para lubricarlo. Ahora te bajo el pantalón y el calzón hasta los tobillos para besar y lamer tus muslos, que, sensibles al paso de mi lengua, gozan de placer, mi lengua juega después divertida con tus grandes testículos, mirando hacia tu cara puedo ver como lo desfrutas y tus gestos me indican que quieres más y, por su puesto, estoy dispuesto a dártelo sin cortapisas. Tu pene se ha enrojecido por lo caliente que estás, lo tomo en mi mano y lo introduzco en mi boca comenzando a darle una mamada deliciosa. De pronto a embistes, con gran placer siento que penetras hasta mi garganta. Subo y bajo mi mamando mientras mi mano me ayuda a masturbar la parte naciente de tu tronco.

Mientras mi boca está recibiendo el placer de saborear tu exquisito Pene, comienzo a desvestirme, poco a poco hasta quedar totalmente desnudo, sin dejar un segundo de mamar. Mi verga también está dura y a punto de explotar, comienzo a subir, nuevamente besando tu abdomen, tu pecho, tu cuello y tu boca mientras nos recostamos, disfrutando de un profundo beso al tiempo que unimos nuestros penes frotándolos, sintiendo nuestra suavidad y dureza… el placer. Yo estoy sobre ti, tus manos acarician mi espalda y, bajan de a poco, hasta que tus manos totalmente extendidas, aprietas mis nalgas con fuerza. Deseo que tu dedo me toque el culo, que comiences a estimularlo y juguetear con él, a introducirlo en mi ano. Tú, leyendo mis pensamientos, acaricia mi hoyito y poco a poco lo introduces, gimo de placer (que útil es gemir, anima al compañero a seguir adelante, es como un gesto de asentimiento), comienzo a mover mi culo en círculos para sentir ese dedo cada vez más profundo mientras lo mueves ágilmente. Sin saber cómo ni cuándo, con un hábil y rápido movimiento me haces ponerme en cuatro sobre la alfombra, me besas la espalda, lames mis nalgas, te lo agradezco con sensuales gemidos de placer, poco a poco llegas al centro y tu lengua juguetea con mi culito, en ese momento ya no soy yo, soy una puta deseosa de que me lamas y me metas tu lengua hasta adentro, El placer aumenta mientras introduces tu dedo en mi ano mientras lames con largas lengüetadas mi excitado culo, mis nalgas, que delicia, que hombre eres.

Después de la larga y deliciosa mamada de culo que me has regalado, lo has dejado tan lubricado, al punto de permitir la entrada de la verga de un toro. Te incas por detrás de mí y escucho el chasquido de tus dientes abriendo el empaque de un condón, volteo a verte, con gran habilidad lo colocas donde debe de quedar, tu verga es grande, por lo menos unos buenos diecisiete centímetros - ¿Te gusta? Preguntas. – Muchísimo ¿Todo eso me vas a meter? Qué rico- Te contesto. Tomas una generosa cantidad de lubricante, de un bote que se encuentra colocado sobre una mesita y lo untas generosamente en tu verga y en mi culito que está ya desesperado por sentirte dentro.

Me haces sufrir y, me haces desearlo más, frotando tu enorme palo contra mi culito y mi entrepierna por un rato. Luego, con gran pericia, colocas la punta directo en la posición perfecta para penetrarme, poco a poco comienza a entrar, yo siento ese dolor que poco a poco se convierte en gran placer. Es como si una enorme locomotora, al descubrir un túnel por el que no cabe completamente, pusiera a toda marcha sus motores para introducirse en el a manera de lograrlo sin nada más que usando su fuerza bruta. Me taladras y me haces gritar de placer, me lo has dejado ir hasta adentro y estoy feliz. Comienzas a moverte poco a poco: adelante, atrás; adelante, atrás. Ya no puedo pensar, lo único que deseo es que nunca me la saques, que sigas por toda la eternidad manteniéndome en ese estado de intenso placer, de ser dominado, sodomizado y usado por ti.

Llevas ya un rato cogiéndome como a una perra, los dos lo disfrutamos. Tú ya estás sudado y logro escuchar tus gruñidos de placer que hacen que yo me excita más, acaricio mi pene para aumentar el placer. Te has cansado un poco, nos recostamos, cuchareamos, ahora me coges de ladito, me gusta que mientras embistes, me abraces fuerte, a lo que correspondo volteando mi cabeza para besarte. Nos separamos, ahora te sientas sobre el sillón, y a mí, me toca darte placer. Sentado sobre ti, introduzco tu pene nuevamente en mi culito dilatado y me muevo: arriba, abajo; arriba, abajo. Me inclino para besar tus labios nuevamente y caigo en la cuenta de que nos encontramos enrollados en un maravilloso nudo de placer. Me paro y me volteo para darte la espalda y sentándome nuevamente, vuelvo a introducir tu verga en mi culo, el tren ha entrado y tu premio es disfrutar, tarea que me propongo realizar para complacerte por completo, me gusta esa posición, me gusta que veas como goza mi ano con tu verga entrando y saliendo.

Mientras me muevo sin parar: hacia adelante y hacia atrás; hacia arriba y hacia abajo, te incorporas, besas mi cuello y acaricias mi pene que está tan duro y sensible, dándome tanto placer que provoca que mis ojos se pongan en blanco, siento ya que mi volcán comienza a sobrecalentarse y un torrente de lava ardiente está a punto de explotar, no resisto, llega el orgasmo más impresionante y delicioso que jamás haya sentido, parece como si estuviera expulsando litros de semen, estoy a punto del desmayo porque se prolonga por más tiempo de lo común, mi cuerpo tiembla de tan sensible que se ha puesto. Cuando recupero un poco la cordura, te escucho gimiendo cada vez con mayor placer, no me lo dices, pero sé que estás a punto de estallar, saco tu verga de mi culo, me pongo de rodillas y retirando el condón comienzo a darte la más deliciosa mamada, subo y bajo mi boca mientras a cada segundo siento que tu verga se pone más caliente e hinchada, retiro mi boca y con rápidos movimientos de mi mano sigo haciéndote la paja, chupando la punta de tu pene, ansioso de recibir tu leche. Se calienta más, se hincha más y de pronto solo escucho un desgarrado grito de placer. Con enorme potencia cae la primera oleada de tu leche sobre mi cara, introduzco mi boca en tu verga para que las siguientes oleadas entren en ella, saboreo y absorbo toda tu jalea real, la trago con gusto y el excedente, lo escurro sobre tu pene para lubricarlo más… sigo mamando, sin dejar escapar una gota, es mi premio, mi alimento. Exprimo tu Pene que comienza a ponerse flácido, recogiendo los remanentes con mi lengua hasta no dejar una gota. Con mi mano, también recojo mi propio semen que ha quedado en mi abdomen y lo meto en mi boca. Al final, nos recostamos y abrazados nos ponemos a conversar, a disfrutar de nuestra mutua compañía y descansar en espera de que nuestros penes consigan una nueva erección para disfrutar nuevamente… otro rato de placer.

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