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La sumisión de Julieta

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La perra como este será el primero de varios me describiré. Soy moreno, mido 1,80cm colombiano, cabello corto, ni gordo ni flaco; ya que hago ejercicio. El siguiente relato está basando en lo que me paso con una perrita, por cuestiones de privacidad, se le cambiara el nombre. Julieta mide 1,70, rubia, piel blanca, tetas grandes, pezones rozados, piernas gruesas y un culo grande, la verdad es de esas mujeres que cuando pasan caminando por la calle no podemos evitar voltear a mirar.

Conocí a Julieta en un bar donde trabaja un amigo. Ese día estaba cumpliendo mes con la novia así que pensábamos salir todos a celebrar. Mientras él trabajaba, llego su novia, Susana, empecé hablar con ella cosas monótonas, pero al pasar los tragos y la noche la conversación se puso caliente y me dijo

- Gian si has visto a la mesera? Esta como para ti.

Yo: ¿Por qué lo dices?

S: Claro, para que la folles y la dejes, la verdad, ya he hablado con ella y solo me parece una puta asolapada.

Yo: Suena interesante, invitémosla hoy y vemos que pasa. Tu sabes que a mí no me gusta las pendejitas si no las putas que en el sexo lo dan todo

S: Bueno, pero si coronas, quiero ver. Tú me has dicho que eres dominante y que el sexo contigo es duro así que quiero ver cómo te follas a esa vieja como puta

Yo: ¿Está bien pero que me darás a cambio?

S: Conociéndote, deseas cogerme como perra así que me dejare.

Yo: Eres la novia de mi amigo, además, no necesito apostar para cogerte. Yo sé que después de que veas, tú me vas a buscar para que te utilice a ti

La conversación siguió así, cada vez con más morbo hasta que llegó la hora. Al invitar a Julieta se hizo de rogar pero cedió y salió. En el trabajo se viste con jean y buzo, pero cuando ella salió con nosotros llevaba una falda donde se le veía un culo delicioso, unas piernas sorprendentes y una blusa de tirantes, pude notar que llevaba un brassier muy chico para el tamaño de sus tetas pues parecía que, en cualquier momento, iban a salir

Como es normal, ahí amaneceríamos pero, puesto que Susana quería ver sexo duro en vivo, propuso ir al apartamento de ella. Compramos vodka y tequila, una bebida que si sabes tomar la pasaras muy bien además con el calor del trago todo mundo entra en ambiente.

No alarguemos más esto ya saben cómo inicio y ahora lo que quieren leer:

(Gian, Julieta, Susana y Mateo)

Julieta: ¿Ustedes se conocen de tiempo?

Gian: Si, hace años pues estudiamos el cole juntos pero cuéntanos de ti, donde está tu novio? porque te deja sola el fin de semana, así como estas yo no podría dejarte sola.

Susana: jajajaja tu como siempre, pero es la verdad, eres bonita yo no soy lesbiana pero me dan ganas de verte el culo.

Mateo: Bueno ya miré que me van a espantar la mesera y ella es buena, además la contrate por su gran personalidad.

Gian: Si claro, no hables paja que todos sabemos la contrataste porque tiene unas tetas y un culo grande además tiene cara de niña buena.

Julieta callaba solo escuchaba como hablábamos de ella como si no estuviera hay hasta que Susana dijo

Susana: Bueno yo los dejos esto me puso un poco caliente.

Beso a mateo de una forma que el aire empezaba a llenar de lujuria y se paró y se llevó a Mateo al cuarto, no sin antes mirarme y guiñarme un ojo.

Gian: Bueno Juli, por fuera de chiste, ¿qué pasa con tu novio? ¿Por qué no estas con él?

Julieta: La verdad estamos peleando y solo me quiero alejar de él, por eso vine, pero te aclaro que eso no significa que quiera acostarme contigo.

Gian: No me importa si te vas acostar conmigo o no. Además, si crees que eres especial, si quisiera follar tengo a quien llamar, así que no te creas mucho conmigo.

Ella se quedó perpleja me hizo notar nadie le había tratado así y ese fue el momento que buscaba.

Gian; Mejor dime, están mal porque el sexo no es bueno, ¿cierto? es monótono aburrido y tú quieres más.

Julieta: Pues, la verdad, yo si quiero más, pero él no sabe, no quiere, no sé.

Gian: Veo que la perra que llevas dentro no la has podido desatar y sigues mal follada. A las mujeres hay que sacarles el morbo la perra que llevan que, en el sexo, que giman, griten sientan dolor y placer sientan como cada agujero pide más y más verga.

Ella se quedó mirando y bajo la mirada dándome aprobación a seguir se tomó un trago más y me sirvió a mí la verdad el vodka estaba frio delicioso y la compañía más.

Gian: Dime, Juli, aquí entre nos ¿qué tal lo mamas?

Julieta: No me preguntes eso es algo personal.

Gian: me late a que no lo haces bien.

Julieta: Si lo hago, ninguno se ha quejado.

Gian: Los pendejos no tienen derecho a juzgar porque mejor no me lo compruebas.

En ese momento ya se escuchaban los gemidos de Susana.

Julieta: No sé, no quiero ser infiel.

Gian; Mejor chupa perra que sé que lo quieres hacer, estás antojada y caliente por lo que veo.

Y así lo hizo, me saque la verga en la sala y ella se acercó, me miraba a los ojos mientras empezaba a darle besos suaves pero yo quería sentir la boca completa. La agarré del cabello y le metí la verga de un solo golpe, ella apenas me miro pero no dijo nada.

Le saque la verga, me pare frente a ella y se lo empance a meter en la boca duro. Me la estaba follando, apenas las babas caían en las tetas de esta perra, la escupí, la cacheteé cuando lo hice saco la verga.

Julieta: ¡No me pegues! ¿Que te pasa?

Gian: Chupa perra que eso es lo que quieres.

Empezó a chuparlo con más devoción, lo sacaba, lo saboreaba. Se notaba que lo estaba disfrutando. Luego la levante, le quité la blusa, el brassier y así pude ver esos pezones ricos paraditos en esas tetas grandes redondas. Las apreté, pellizqué los pezones, la hice gritar para luego chuparlos. Me encantaba como estaba siendo de sumisa, como estaba siendo de perra. Le ordene se quitara las blusas y las bragas.

Una tanga tipo hilo, pequeñas, escasamente cubría su coño mientras su culo una fina línea de hilo se perdía entre sus nalgas. Ella me decía que nos iban a ver, que fuéramos a un cuarto. En ese momento, le di la vuelta, la puse en cuatro contra el sillón y empecé azotarla. Al principio se quería mover pero no la deje y seguí azotándola hasta que ella por fin se quedó quieta. Lloro un poco, en ese momento, le dije que si tanto quería ir al cuarto lo tendría que hacer en cuatro como la puta perra que era de su boca solo salió- si señor como usted diga.

Empezó a caminar, paso por el cuarto de mi amigo ya los gemidos habían parado. Al frente hice que se quitara el hilo y lo dejara, así lo hizo. Siguió caminando como una perrita, me gustaba verla en esa posición. Una vez llegamos, se subió al cuarto y sin pensarlo le metí mi verga en el coño, estaba húmedo, caliente, un coño rosado, labios finos, aun apretado se notaba el pendejo del novio no lo utilizaba mucho

Empecé azotarla de nuevo a follarla con más fuerza, ella solo gemía ya poseída por el deseo. En ese momento, le saque mi verga y moje un dedo para metérselo en el ano, para ser sincero, estaba bien apretado pero el dedo entro completo. Ella volteo y me dijo- no por favor nunca lo he hecho – solo la miré sin decir palabra y se lo metí completo se lo sacaba y volvía a meter para luego meterle mi verga en el coño

Ella empezó a gritar pero ya se movía sola, ese culo grande de lado a lado, entonces le metí otro dedo y así hasta el tercero. Se los saque todos y luego le metí mi verga en el culo apretado, ella lloro pedía que parara pero cuando la nalguee de nuevo ella solo me miro y empezó a echar el culo para atrás. Así duramos un rato, hasta que sus gritos ya no eran de dolor sino de placer luego la saque y me vine en su cara.

Ella solo me miraba y no decía nada, solo tomaba aire y se acomodó en la cama. Cuando me di la vuelta estaba Susana en la puerta con una camisa abierta y las piernas mojadas.

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