Nuevos relatos publicados: 7

Visita inesperada

  • 6
  • 10.691
  • 8,88 (16 Val.)
  • 5

Antes de nada, quiero decir que este relato está escrito con ayuda y cooperación de Txuso, otro usuario y escritor de aquí, muy bueno, por cierto.

***************************

Cuelgo el telefono después de hablar con el cliente. Es nuevo y tengo que explicarle las tarifas, enseñarle las instalaciones ...

Me pongo un sujetador rosa clarito, culotte rosa por delante sencillo y negro de encaje por detrás. 

Me enfundo en mi vestido preferido para recibir a clientes nuevos. Rosa fucsia, largo hasta los pies, de tira ancha, y escote enorme y ajustado que deja asomar el filo del sujetador. 

Me suelto el pelo, cae en cascada de rizos pelirrojos por toda la espalda hasta el culo. 

Me maquillo delicadamente y suena el primer timbrazo. Aligerando todo ya por ultimo me echo perfume y el ultimo vistazo. 

Como dice mi compañera, una diosa pelirroja. 

Otro timbrazo y salgo escaleras abajo para abrir. Me aparto, abro y me quedo detrás de la puerta creando expectación, me gusta ver la cara de sorpresa y de que le gusta lo que ve cuando abro. 

Pero la sorpresa me la llevo yo cuando veo al entrar a la persona que menos esperaba. 

Mi nuevo cliente no es otro que Txuso.

Me da la risa nerviosa, entre vergüenza y excitación al pensar que el masaje con final feliz es hoy para él. 

Lo hago subir explicándole todo lo necesario, le muestro las dos primeras habitaciones, cada una con su camilla y respectivos futones y ambientadas en plan zen. Bien perfumadas y embriagadoras por el incienso y las luces tenues y velas. 

Le subo a la última planta, a la derecha tenemos una ducha.

Entramos por la puerta corredera y le enseño la que es la habitación estrella. 

Es blanca, con un dibujo de la diosa Athenea en un lateral, hay una estantería en forma de pirámide de madera donde hay una vela por cada estante y toallas blancas, suaves y tiernas al tacto.

Una cama de tamaño normal para dos, con una colcha blanca y cojines rojos. 

Un espejo a modo de cabecero decorado con hojas por alrededor, una mesita a cada lado con lamparitas de luz suave. 

Encima de estas cae del techo una especie de guirnaldas con cuentas de metal acabando en unos soportes para velas, además cuenta con un banquito para depositar las pertenencias. 

¿Lo mejor de esta habitación? Un increíble jacuzzi que ya estaba cogiendo temperatura. 

Abro el ventanal que da a la terraza con césped artificial, flores hawaianas, una camilla, un par de silloncitos y una figura de buda dorada que la preside.

Después de comentarle todo y la lista de precios, me acerco sigilosamente sin apartar la mirada de sus ojos y llegando a su altura le pregunto cuál habitación escoge. 

Me dice que esta, la sala Athenea. 

Le digo que se desnude a la vez que lo hago yo, y la verdad que después de todo lo jugado, fantaseado y morboseado con él, me estaba costando ser profesional y empezar a arrancarme a bocados con él, sin jacuzzi, sin masaje ni nada, todo lo contrario que con los demás visitantes, estaba deseando echar un polvo de esos que te dejan las piernas temblando.

Nos desnudamos y le paso una toalla para que se dirija a la ducha. 

En lo que el viene, enciendo las luces y las velas, deshago la cama y la dejo solo con las almohadas y las sabanas.

Cuando escucho que ya sale, entro en el agua.

Le digo que lo cierre todo, y solo se puede ver ya a través de las sombras y las pequeñas velitas.

Nos sonreímos perversamente, ya sabemos lo que va a pasar....

Le digo que entre, y que se siente en medio de mis piernas abiertas, hago que se apoye en mi pecho.

Bajo un poco la temperatura del agua por el calor y le doy al botón de las burbujas que empiezan a salir a borbotones masajeando nuestros cuerpos. 

Me apoyo en la pared del jacuzzi, apoya su cabeza en mí, se deja llevar y oigo sus suspiros de bienestar. 

Enrosco las piernas por la cintura y rozo con los pies su entrepierna que ya tiene bastante consistencia.

Mis manos en su cabeza con los dedos dando círculos por el pelo, las orejas, la frente, tu nariz y los labios, me relamo. 

Bajo por sus hombros, el pecho y la espalda, combinando besos y mordidas en la nuca y mis manos descienden hacia su polla, esta durísima, pero la quiero más aún. 

Salgo de detrás, lo miro y tiene pinta de que quiere tirarse encima de mí, me rio y lo empujo suave con el pie hasta dejarlo apoyado. 

Me siento en el borde del jacuzzi y apoyo un pie en su hombro y abro la otra lo más que puedo, le dejo el coño bien a la vista. 

Me mojo los dedos en saliva y abriendo los labios, mojo en la entradita que está bastante lubricada y meto dos despacio.

-mmmm -gimo volviendo la cabeza hacia atrás. Sigo con el movimiento, repitiendo una y otra vez suspirando de gusto. 

Noto presión en el pie y viendo que se quiere acercar lo alejo otra vez.

Me levanto y recorro el poco trayecto que hay entre los dos, coloco una pierna a cada lado, acerco la pelvis a su cara y sus manos en mi culo me empujan a su boca y lo dejo, lo dejo hasta que veo la punta de la lengua asomar y me retiro dejándole con la miel en los labios.

Se echa hacia atrás, se sujeta en el borde del jacuzzi aguantando devorarme.

Me agacho un poco y agarrando el pelo inclino su cabeza para que me mire.

Le paso la lengua a lo largo de la cara y me miro mordiendo mi labio inferior, aunque no lo crea me cuesta a mi más que a él contenerme.

Bajo el cuerpo, me deslizo presionando mi pubis contra su pecho y paro cuando noto la polla presionando con las nalgas.

Me muevo acomodándola en medio de los dos.

Me quedo quieta, cierro los ojos disfrutando el momento.

Los abro y le miro, fijamente, por mi cabeza pasa todas las veces en las que hemos jugado virtualmente, nos hemos comido y follado de miles de formas posibles.

Me apoyo en él, y mis manos recorren su cara, sus ojos, la nariz y los labios. 

Introduzco un dedo en su boca, me va clavando los dientes hasta la mitad y lo ensaliva al sacarlo.

-me tienes muy cachonda ¿lo sabes? 

Se ríe y su respiración desacompasada de la mía me enseña que él también está a mil. Me encanta. Quiero volverlo loco, para que cuando lo tenga dentro, me rompa....

(8,88)