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El ansiado viaje. Parte II

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Tras salir del hotel, Sebastián y yo fuimos a conocer la ciudad, bebimos una cerveza mientras conversábamos sobre muchas cosas y fuimos después a comer; el nervosismo inicial había desaparecido tras la sesión de sexo que habíamos tenido horas antes. Eran alrededor de las ocho de la noche cuando compramos algunas cosas que nos hacían falta y volvimos al hotel, fue solo estar allí para que se manifestara el deseo sexual de nuevo, nos recostamos a ver televisión, pero más tardamos en acomodarnos en la cama que en empezar a besarnos, me puse encima de él y restregué mi bulto contra el suyo mientras los besos se hacían más apasionados, le quite el pantalón y el mío para que la fricción de nuestras partes fuese aun mayor, rápidamente también nos despojamos de nuestras camisas, quedando solo en boxers, estando así mis besos se trasladaron a su cuello, su pecho, su abdomen y más abajo, restregaba mi boca y mi cara contra su imponente bulto mientras acariciaba sus testículos, pronto mi mano paso de sus bolas a su ano, lo tocaba sobre el calzoncillo, apenas lo hice vi como libero un suspiro de placer, saque su pene y empecé a chuparlo aun con más ganas de lo que lo había hecho en la tarde, lamí sus bolas a medida que pajeaba su verga lubricada por mi propia saliva, luego Sebastián me interrumpió y pidió que me recostara, así lo hice, me desnudó y besó todo mi cuerpo de la misma manera que había hecho yo para llegar a su pene anteriormente, su oral era increíble, me sentía cada vez más excitado, le pedí que hiciéramos el 69 y se puso sobre mi como si estuviese en 4, mientras chupábamos la verga el otro, aprovechaba para acariciar sus nalgas y su esfínter, comencé a perder el control a medida que aumentaba mi placer al tocarlo y ver su cara de gusto por lo que le hacía, ese descontrol no era un deseo inmediato de eyacular, sino un salvaje instinto desenfrenado por aumentar el ritmo, deje de chupar su verga para disfrutar más de la mamada que estaba recibiendo, moví mis caderas como follandole la boca, todo esto sin soltar en ningún momento el culo que habría de desvirgar, estuve así un rato hasta que Sebastián se acostó sobre mí para besarme de forma intensa y decirme algo que estaba esperando con ansias: Quiero que me la meta.

Inmediatamente me levante de la cama y él se ubicó de manera que su ano quedara expuesto, lubrique mis dedos con crema e inicie metiendo uno de ellos, se sentía realmente estrecho, se podía ver un dolor mezclado con placer en la expresión de su cara, saque mi dedo para introducir dos, casi no logro que entraran, definitivamente un pene jamás había estado allí dentro, continúe así por un par de minutos hasta que Sebastián me suplico que me detuviera, el dolor era demasiado para él, lo entendí, no me importo, de todos modos sabía que ese culo seria mi tarde o temprano, incluso sentí que tener que esperar un poco más aumentaba mi morbo.

Continuamos con mucho sexo oral hasta que Sebastián eyaculo dentro de mi boca en medio de jadeos, su semen era algo amargo, aun así me encantaba la viscosidad que tenía; luego el me ubico sentado en el borde la cama y se hizo detrás mío, mientras masturbada mi pene, que estaba a punto de estallar, el besaba mi  cuello y su mano libre acariciaba mi pecho, podía sentir el calor de su cuerpo contra el mío, esto hizo que me viniera en un gran orgasmo en el que los chorros de semen caían en el piso de aquella vieja habitación de hotel.

Nos bañamos y quedamos en solo ropa interior para disponernos a ver televisión y dormir, pero fue solo cuestión de minutos para que nuestras bocas y lenguas volvieran a juntarse y nuestras manos siguieran explorando el cuerpo del otro, estuvimos un par de horas hasta que el cansancio por todo el ajetreo que habíamos hecho nos superó por un momento, tratamos de dormir juntos, pero era imposible pretender que nuestras manos permanecieran quietas a pesar del sueño que ambos teníamos, nos percatamos que la única forma de lograr dormir era que alguno de los dos fuera a dormir a la otra cama que había en la habitación (pedimos un cuarto con dos camas para que no hubiese ningún tipo de sospecha por parte de nadie)

A la mañana siguiente Sebastián se levantó alrededor de las 7am, mientras fue al baño yo me ubique en la cama que él durmió, la cual era más propicia para ver televisión, cuando salió lo estaba esperando, se recostó a mi lado, frotando sus nalgas contra mi paquete, mi erección fue casi inmediata, poco después me puse sobre el para besarlo, cada vez me gustaba más hacerlo, tras un rato de besos intensos, toques y sexo oral era momento de reintentar la penetración, inicie de nuevo con un dedo, luego con dos hasta que le pedí que se ubicara en cuarto patas sobre la cama, pero con su cabeza y brazos hacia abajo, continúe con dos dedos hasta que me dijo: hágale con la verga, me puse un condón y empecé a rozar mi pene contra su entrada, me costó mucho meter si quiera la cabeza, cuando el pego un grito de dolor tal que tuvo que estrellar su cara contra el colchón para que no lo oyeran, rápidamente saque mi glande y decidí que sería mejor que el tomara control de la situación, me recosté en la cama para que él se sentara sobre mi pene, lo tomo con la mano para ubicarlo en la entrada de su culo y así comenzó a entrar lentamente a medida que él se inclinaba hacia abajo, se sentía una estrechez increíblemente deliciosa, por fin habría de despojar la virginidad de su ano, no alcanzo a metérsela toda cuando empezó a cabalgar suavemente mi verga, su cara era una indescriptible mezcla de placer y dolor, esa expresión me puso a mil, jamás la olvidare, el continuo cabalgando y yo tome su pene para masturbarlo mientras el trataba de aumentar el ritmo de la penetración, me sentía tan descontrolado que lo masturbe con todas mis fuerzas, lo que hizo que Sebastián se viniera rápidamente, aun así continuo en esa posición de sube y baja con mi verga, pero quería ser yo quien ahora controlara la situación, lo ubique en cuatro y metí de nuevo mi verga, aumentando el ritmo de la penetración cada vez más, me sentía tan excitado que mis movimientos pélvicos llevaron a ser mucho más rápidos de lo que alguna vez había hecho; en mi descontrol olvide que era la primera vez de Sebastián teniendo sexo anal, por lo que tuve que bajar el ritmo hasta que me sentía a punto de venirme, Sebastián rápidamente me saco el condón y con mamadas y masturbadas libero toda mi leche en un sensacional orgasmo que dejo mi cuerpo temblando.

Tras descansar del buen sexo nos bañamos y salimos a desayunar para después seguir conociendo la ciudad, Sebastián quedo adolorido tras su primera vez, por lo que para una nueva penetración habríamos de esperar, esa noche nos conformamos con nuestras bocas y sexo oral para satisfacer nuestra lívido, la cual emergía con el simple hecho de estar solos en la habitación del hotel.

La mañana del tercer día del viaje cambiamos de hotel por uno ubicado en otra zona de la ciudad, lo que ocurrió en esa nueva habitación lo contare en la última parte de mi relato.

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