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Iniciación al sexo

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Hola. Os cuento esta historia porque últimamente no paro de rememorarla y quería compartirla.

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Cuando acababa el instituto, ya mayor de edad, tenía un follamigo, algo mayor que yo, unos 30 años, que tenía una pequeña tienda de ropa en el centro de Murcia. Él fue mi iniciador y a menudo yo me acercaba por su tienda a la hora de cierre en un recalentón. Incluso lo llamaba cuando estaba currando para masturbarme y ponerlo a mil mientras me oía.

Yo tuve claro desde siempre mi sexualidad, y desde adolescente comprendí que me gustaba exhibirme y poner cachondos a otros tíos. Durante mi viaje de estudios en Andorra, estaba dándome una paja, solo en el cuarto, cuando entró Antonio, uno de mis compañeros de habitación, delgadito y apocado, así que lo único que se me ocurrió para disimular fue fingir que estaba dormido, pero la polla empalmada se me quedó medio fuera del pantalón. Y más dura se me puso cuando Antonio se dedicó a mirarla atentamente desde su cama, creyendo que yo dormía.

Desde ese día me excitaba mucho recordándolo, y lo hacía a menudo. Así que un día, cachondo perdido, lo llamé por teléfono y le conté que había fingido dormir y que desde ese día me acariciaba y masturbaba pensando en cómo me miraba la polla, y que mientras hablábamos me estaba pajeando. Él negó que estuviera mirándome y todo lo demás, pero no colgó así que yo seguí hasta el final y pudo oírme mientras me corría a su salud y después yo le colgué.

Al pasárseme el calentón me di cuenta de lo que había hecho y temí que al día siguiente se liara en el instituto y me descubriera. Pero sorprendentemente no fue así. Los días pasaron y yo no tenía relación con él en clase, pero muchas tardes, después de comer y aprovechando que estaba solo en casa, lo llamaba cuando me excitaba. Él siempre me decía que no le iban esas cosas, pero nunca colgaba mientras yo le describía como me masturbaba, las cosas que me iba haciendo o como me gustaría tenerlo ahí conmigo, hasta correrme entre gemidos al teléfono. 

Así estuvimos casi dos años, yo con mis polvos y sexo real, y con nuestras pajas telefónicas. Aunque él no me lo decía, se le notaba la excitación por teléfono. Y yo iba iniciándome cada vez más en el sexo gay, incluso con más de un tío a la vez. 

Un día decidí pasar al siguiente nivel con Antonio. Al salir de clase me acerqué a él, cosa que no hacía en persona en dos años, y le dije si me quería acompañar a una tienda de ropa. Me miró raro y sorprendente me dijo que sí. Sin llamar a mi follamigo me planté en su tienda con Antonio 5 minutos antes de que cerrara. Los presenté e hice como ya había hecho otras veces en solitario y mirando a los ojos a Paco, el dueño de la tienda, le dije que le esperábamos en la trastienda, un cuarto no muy grande que usa de almacén y que tenía un espejo de cuerpo entero en la pared.

Antonio estaba muy nervioso y Paco algo desubicado, pero se olía el asunto y me dejó llevar la iniciativa. Mientras lo oía recoger la tienda, senté a Antonio en el suelo de trastienda y le dije:

- Solo quiero que veas una cosa. Luego me dices tu opinión.

Cuando Paco entró en el cuarto no sabía qué hacer. Cuando lo espero otras veces en la trastienda, ya estoy desnudo al entrar él y esperándolo, y ahora nos ve allí a los dos, vestidos y sin saber nada de la situación. Yo me quedé de pie a su lado y mirando fijamente a Antonio a los ojos le dije:

- Mi amigo Paco tiene una polla estupenda. Desde que me descubrió en un sexshop pajeándome con una porno gay, quedamos para que me dé una buena ración y me folla desde hace años. Le encanta follarme la boca delante de ese espejo o compartiéndome con sus amigos, cuando entre todos hacen que me corra tres o cuatro veces.

Antonio se quedó con la boca abierta y sin decir nada. Y Paco me miraba también con cara de estar flipando. Ya tenía a mi público en el bolsillo, así que empecé a sobar la polla de Paco mientras continuaba:

- Cuando tiene clientes me meto aquí y me voy desnudando lentamente, mientras me voy acariciando esperando que Paco venga y sabiendo que él es consciente de lo que yo hago al otro lado de la cortina. ¿Y sabes que es lo que más me gusta de todo? Que cuando Paco entra aquí ya trae la polla dura para darme lo mío.

A la vez que decía eso, saqué la polla de Paco y lentamente me fui arrodillando sin dejar de mirar a Antonio. Cuando estuve de rodillas, empecé a lamer lentamente su polla que ya estaba como un hierro y a introducirla suavemente entera en mi boca. Él empezó a gemir y a ir acompasando mi mamada con movimientos de cadera a la vez que me acariciaba la cabeza y me murmuraba "así, así". Estuve varios minutos disfrutando del sabor de su polla, de su dureza, frotándome la cara con ella y bebiéndome mi propia saliva que goteaba. Paré con esfuerzo y me levanté, miré a Antonio que estaba temblando y le dije de nuevo:

- Llevas soñando con esto toda la vida, es lo que te quería enseñar. ¿Quieres venir aquí y probarlo tú mismo?

Durante unos instantes Antonio se quedó inmóvil, momento que Paco aprovechó para empezar a sobarme lenta pero intensamente el culo. Y cuando empezaba a pensar que la cosa iba a acabarse ahí, Antonio empezó a avanzar hacia nosotros. Se quedó allí plantado mirándonos y yo le empujé los hombros para que se arrodillará frente a Paco. Estuvo medio minuto mirando la polla erecta sin decidirse, así que yo lo animé:

- Vamos, llevas toda la vida esperando tener una polla en tu boca. Tócala sin miedo.

Tímidamente la cogió con la mano y empezó a acariciarla con torpeza pero sin dejar de mirarla. Yo suavemente empujé su cabeza y él sacó la lengua y empezó a lamerla como un helado. Yo le decía mientras:

- Así, saboréala, el sabor a polla es el mejor del mundo, disfruta... Ahora métetela entera, abre bien... Te gusta, ¿verdad? Así, juega con tu lengua, y ahora mete y saca suavemente.

Le tomé la cabeza y le fui indicando los gestos lentamente, metiéndosela en la boca un poco más en cada movimiento, mientras él me miraba a los ojos como ido y la saliva se le empezaba a escurrir por las comisuras de la boca. Yo ya estaba que no podía más de la excitación y me arrodillé a su lado diciéndole "yo también quiero" mientras empezaba a comerle los huevos a Paco. Ahora veía como Antonio mamaba con los ojos cerrados, como en éxtasis y empecé a lamerle la saliva que le caía por el cuello y la boca. 

Le aparté un segundo la cabeza y me metí de golpe la polla de Paco hasta el fondo. Llevo años comiéndosela y los dos sabemos lo que nos gusta, así que él me cogió la cabeza y empezó a follarme la boca con fuerza, como a mí me gusta, hasta la asfixia y las lágrimas. Yo le sujetaba por el culo para que me apretara más fuerte mientras la asfixia momentánea me llevaba a la gloria, y Antonio nos miraba atónito. No creo que hubiese visto nunca una follada de boca tan cañera. En algunos momentos me la sacaba para tragar algo de aire y Paco me escupía y me daba algún bofetón no muy fuerte mientras me decía lo tragón que soy.

Atraje de nuevo a Antonio, que estaba a escasos centímetros de mí con cara de fliparlo y empezamos a comerle la polla a Paco entre los dos, juntando nuestras lenguas y nuestras salivas. Empecé a desnudarme y acerqué mi mano al pantalón de Antonio, abriéndole la bragueta sin que él me hiciera caso de lo concentrado que estaba con la mamada que le hacía a Paco, así que en breve estaba yo desnudo del todo y él sin ropa de cintura para abajo. Tenía una buena polla, no tan grande como la Paco, pero más larga que la mía, y estaba goteando, por lo que no se la toqué demasiado para que no corriera aún. Lo que hice fue levantarme y ponerle mi polla al lado de la de Paco, en la cara. 

Él al principio se quedó paralizado, así que le animé restregándosela por su cara llena ya de fluidos de los tres. Sin decir nada, cosa que no había hecho aún desde que entramos a la trastienda, y mirándome a los ojos fijamente, abrió la boca, y yo se la metí lentamente, sin bajar la mirada, y empecé un mete y saca a la vez que le decía:

- Toma, cabrón, es lo que llevas esperando dos años, comerte la polla que viste en el hotel, sentirla dentro de ti, chúpala toda, hasta la base, llevas pajeándote con ese momento desde aquel día, soñando con ella por tu cara, deseando sentirte como una puta, tocándote cada vez que me oías masturbarme por teléfono, mientras me metía cosas por el culo y me corría en mi pecho entre jadeos a tu oído, sí, chúpala toda, así, te vas a comer ahora dos pollas a la vez, tu sueño de siempre, dos para ti solito...

Paco se había desnudado y tenía su polla junto a la mía, y Antonio, silencioso y obediente, empezó a alternar su mamada entre los dos, mientras Paco me tocaba y gemía diciendo que lo hacía como un profesional, que eso era lo suyo, y que volviera por allí siempre que quisiera su biberón.

Los dos estábamos de rodillas en el suelo y Antonio, a cuatro patas, se comía una polla mientas se restregaba la otra por la cara y empezaba a gemir. Me encantaba darle con la polla en la cara cuando tenía toda la de Paco en la boca, porque me miraba con unos ojos de un vicio infinito que me ponía a mil. En una de esas ocasiones, me aparté de su boca y le rodeé hasta su culo sin que se diera apenas cuenta. Me agaché y empecé a lamerle su culo, metiendo suavemente la lengua. Fue la primera vez que Antonio decía algo además de un gemido, un "¡ahhh!" largo y grave, así que cogiéndole de las caderas empecé a profundizar con mi lengua y él empezó a mover el culo adelante y atrás. 

Noté que Paco a su vez incrementaba el ritmo, así que me acerqué al lado de Antonio, a cuatro patas yo también, para ayudarle con su mamada mientras nos mirábamos mutuamente en el espejo de al lado y así fue como Paco empezó a gemir y decir que nos iba llenar de leche a sus putitos de instituto y entre lametones nuestros se corrió como una fuente en mi boca y en la cara de Antonio. Yo seguí chupándosela hasta que no salió nada y con su leche en mi boca empecé a lamer la cara de Antonio también llena de leche. Cuando se la limpié, mirándole a los ojos, me la tragué toda. Él me miraba asombrado, pero más aún cuando me levanté y le metí mi polla en su boca. 

Lo giré para que pudiera verse en el espejo y mientras me chupaba lo animaba:

- Mírate, como la chupas, has nacido para esto, eres un mamador nato. Tócate tú, pero no te corras, mira lo vicioso que eres, siéntete tan puta como te muestras en ese espejo, de rodillas, desnudo, con una polla en la boca y masturbándote, así, sigue así, te voy a dar mi leche...

Él mamaba con ansia, con un vicio cada vez mayor y yo ya estaba que no podía más, así que cuando Paco se situó detrás de mí, con su polla otra vez dura en mi culo y empezó a mordisquearme el cuello y a acariciarme, estallé a borbotones, aguantando a cabeza de Antonio entre mis manos y llenándolo de lo que me parecieron litros y litros. Y él los recibió todos con su mirada extasiada puesta en su propio reflejo del espejo.

Durante unos segundos estuvimos así y Antonio, con su cara llena de leche se masturba, yo decidí ayudarlo por lo que lo puse de pie, lo apoyé contra la pared y arrodillándome le apreté el culo y me metí su polla en la boca, en una intensa mamada que duró poco porque en un minuto Antonio empezó a correrse en mi boca. No dejé que escapara ni una gota y toda su corrida quedó dentro de mi boca. Me levanté y me quedé quieto frente a él, con su leche en mi boca. Y la fui dejando salir por las comisuras de mi boca, inundándome todo el cuello y el pecho, mientras me la restregaba toda, sintiéndome como una stripper con las miradas de Paco y Antonio fijas en mí. Paco no pudo más y se acercó a mí, apoyó mis manos a los lados del espejo y me lubricó el culo con la leche que me gotera de la mandíbula, y sin que yo dijese nada, con mi mirada en los ojos de Antonio a través del espejo, empezó a follarme, rápidamente, apretando el ritmo mientras me llamaba su putito adolescente, su tragapollas privado y me decía lo puta que soy. Él ya sabe que me encanta que me folle en esa posición, sentirme dominado por un tío mientras me veo en el espejo.

No fue una follada muy rápida, el ambiente cargado de sudor, el morbo de la situación y yo moviendo mi culo mientras le gritaba que me diera más fuerte, hicieron que Paco me inundara el culo y yo entre escalofríos, me pajeé de nuevo hasta correrme en el suelo.

Los dos quedamos medio tumbados en el diminuto cuarto aquel, con la mirada de Antonio, que estaba tocándose nuevo, con su camiseta empapada de semen, sudor y saliva de los tres. Le miré y le dije:

- ¿Y cuál es tu opinión entonces? ¿Te ha gustado lo que has visto?

Él, por primera vez en toda la sesión, habló:

- Me ha encantado. Nunca me lo hubiese imaginado.

- ¿Ni siquiera por mis llamadas? -le dije irónicamente.

Pensaba que era una broma para meterte conmigo, aunque a mí me excitaban, porque en clase nunca me decías nada.

- Pues ya ves que no.

Paco se levantó y dijo que iba a duchare al baño que tenía al lado. Por el gesto discreto que me hizo, yo sabía lo que quería, y es que, en dos ocasiones, había probado con él en la ducha una lluvia dorada, pero me daba que para Antonio ya había sido suficiente por un día, así que decidí dejarlo para mí otro día, y esperar a que Antonio se animase a acompañarnos. Eso os lo cuento en otra ocasión, si os parece.

Espero que os haya gustado mi experiencia. Un saludo a todos.

 

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