Nuevos relatos publicados: 18

La noche que me quedé en tu casa

  • 5
  • 12.477
  • 8,40 (10 Val.)
  • 2

Esto que voy a escribir, no fue un sueño.

Una vez, no sé, yo tendría unos 19 años, me tuve que quedar en la casa de ustedes, porque lo más probable que mis padres tuvieran un velorio o algo por el estilo. Lo que sí me acuerdo, es que antes me preguntaron dónde me quería quedar a dormir, con ustedes o en la casa de otros parientes (que no me acuerdo ahora), y de primera dije, en lo de Freddy y Sergio. Por lo tanto llegamos de tarde, nuestros padres hablaron y nosotros salimos a jugar al patio con el Tobi, el perro y hablar un poco.

Finalmente, llegó la noche, cenamos, y luego de un rato nos acostamos a dormir. Recuerdo que vos y S, dormían en el living, juntos pero en camas de una plaza cada uno en la suya, y la "puerta del dormitorio”era una cortina que separaba el living del "dormitorio". Me preguntaron con quién quería dormir, y por supuesto, de inmediato, dije que quería dormir contigo, porque en mis pensamientos, estaba el poder seguir "jugando" como "jugábamos" nosotros dos. Lo deseaba con todo mi ser.

Pues bien, nos acostamos. S en su cama de una plaza. Y nosotros, en TU cama de una plaza. Yo me acosté primero en ella, y luego tú, con lo que yo quedé entre la pared y tu hermoso y deseado cuerpo. Los dos nos acostamos de calzoncillos, pues yo nunca usé pijama (a no ser que estuviera enfermo). Recuerdo patente, que lo primero que hice, expresamente, fue acostarme de costado, dándote la espalda. A los segundos de que te acostaste, te fuiste acercando a mí, y yo noté que bajaste el brazo derecho y empezaste a acomodarte el calzoncillo. Pero no era el calzoncillo. Te estabas acomodando tu "enorme y grueso pedazo". Luego te acercaste suavemente a mí, y apoyaste tu delicioso pedazo sobre mi calzoncillo a la altura de mi colita. Yo temblaba de emoción y deseos. No sé si te diste cuenta o no. Yo me moví un poco para que tú pudieras acomodar bien a lo "cucharita". Todo esto fue bajo un profundo silencio, que hasta creo que ni vos ni yo, respirábamos. No queríamos que S se diera cuenta (aunque yo siempre sospeché que él se había dado cuenta de todo). Pero a pesar de esto no podíamos hacer nada, justamente por la presencia de él. Luego de "sobarme" un poco con tu "grueso y delicioso pedazo", empezaste a tocarme la colita con tu mano derecha, y pasabas tu dedo mayor por mi culito, pero sin llegar a metérmelo. 

¡¡¡Qué placer que era el sentir tu dedo pasando una y otra vez, por sobre mi culito!!!!

Hasta que finalmente, luego de "juguetear" un poco Y NO PODER HACER ABSOLUTAMENTE NADA... nos dormimos, aunque yo demoré "horas" en poderlo hacer. Había quedado redeseoso de algo más. Lo que sí sé, es que yo sentía, y lo siento todavía, por vos, algo muy pero muy fuerte, que luego de pasado el tiempo, me di cuenta que lo que sentía por vos, era simplemente AMOR. Un muy fuerte, e inexplicable, pero sincero AMOR por vos, que ahí sí, sabiendo esto con no mucha más edad, deseaba, enloquecía, ardía en deseos de ENTREGARTE MI COLITA, MI BOCA Y TODO, ABSOLUTAMENTE TODO MI CUERPO A VOS, PARA QUE HICIERAS CONMIGO LO QUE QUISIERAS.

Bueno, hasta aquí, lo que pasó. Pero ahora paso a escribirte la "fantasía" que tuve durante años y años, con respecto a esa noche, lo que hubiésemos hecho de haber estado solos. Darnos el uno al otro porque realmente, estábamos enamorados. Al menos yo lo estaba y lo sigo estando. Te AMO, mi "caballo", mi "macho", mi amor, mi TODO.

Comienzo de la fantasía…

Nos acostamos, quedando yo entre la pared y tu hercúleo y sabroso cuerpo. Luego yo me ponía de costado, pero de frente a vos, te pasaba mi mano izquierda sobre tu mejilla derecha, te acariciaba luego tu nuca, y te iba acercando a mí, hacia mi boca, que te estaba esperando con ella semi abierta, para recibir tu "fuerte y dura" lengua, y nos dábamos besos llenos de amor y dulzura. Te besaba y besaba hasta que me ponía sobre ti, continuando besándote, y con mi mano izquierda te apretaba más hacia mi boca, y con la derecha, iba descendiendo en busca del deseado, anhelado "pedazo". Llegaba a tu calzoncillo, te tocaba el pedazo por sobre él, y tú levantabas las caderas, para que te fuera sacando el calzoncillo, y liberar el tremendo pedazo, duro como una piedra, pero latiendo de calentura. Al sacarte el calzoncillo y liberarte esa enorme y gruesa "pija", yo seguía recibiendo tu lengua en mi boca, que me la metías hasta la garganta, hasta que yo, despacio, pero sin parar, te dejaba de besar tu boca, para besarte el cuello, la garganta, tu tetilla izquierda, luego la derecha, luego los "ravioles", el ombligo. y seguía bajando, hasta llegar a mi meta: el ENORME, GRUESO, Y DESEADO HÚMEDO PEDAZO TUYO, QUE ya en esos momentos "latía" a mil. Al llegar a él, me lo iba poniendo de a poco, muy de a poco en mi boca. Primero, la puntita, luego la "cabeza", luego "la mitad del tronco", y luego hasta la garganta. Primero, me daba una pequeña arcada, pero la sacaba de mi boca, y volvía a ponérmela hasta la garganta, y me lo penetraba derecho hasta la garganta, donde finalmente, llegaba a "tragármelo" y allí, con la garganta apretando tu hermosa pija, subía y bajaba, subía y bajaba, hasta que finalmente, me acababas, casi de inmediato, rapidísimo, y me dabas tu lechita bien calentita, dentro de mi garganta y por supuesto, me tragaba todo ese elíxir que me dabas.

CONTINUARÁ…

(8,40)