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Educando a Norma − Segunda Parte

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Seguí azotándola, ella trataba de contener los gemidos, los gritos, no solo de dolor sino también de placer. Ya tenía el culo bien rojo así que decidí darle los últimos cinco azotes fuertes a eso respondió con un gemido que se escuchó por todo el apartamento. Minutos después, Rebecca, su compañera de apartamento golpeo la puerta.

Rebeca: ¿Juli? ¿Qué tienes? ¿Puedo pasar?

Julieta: nooooo, espera... No pases.

Rebecca: abre la puerta, por favor. 

Paro de azotar el culo de mi perra y me dirijo hacia la puerta, la abro y veo a Rebecca en frente de mí. Vestía una chaqueta y un pantalón de dormir. Me mira, saluda y la dejo pasar. Se detiene al ver que su amiga contra la pared, sacando culo ofreciéndomelo a mí. Me mira con cara de que carajos está pasando acá, solo sonrió y miro a Julieta. Estaba roja, no sabía que decir ni que pensar ya que su amiga podía mirar el gran culo que tiene, rojo, azotado por su amo. Por un lado, pensaba trágame tierra pero, por otro, le excitaba ver la cara de sorpresa de Rebecca. Desde esa posición podía ver el culo de su amiga, el cual reflejaba los azotes y el coño que brillaba por lo mojado que estaba. También, podía ver como su excitación resbalaba por las piernas de su amiga.

¿Cómo es posible? ¿Qué está pasando? Esas eran unas de las mil y un preguntas que pasaban por la cabeza de Rebecca, pero, lo más sorprendente fue que una corriente bajo desde su cabeza por toda su columna hasta llegar a su coño. El cual se encontraba tan mojado que solo se le ocurrió ver a Gian que seguía de pie, como si nada estuviera pasando, y pedirle permiso para salir ya que temía le vieran que estaba tan excitada.

Gian: Bueno perra, te dejo.

Julieta: Amo … Que pasa... Que hago... Rebeca...

Gian: Habla con ella, explícale lo nuestro, cuídate mi linda.

Se acerca y le da un beso en los labios. Al sentir el contacto de los labios de su amo y esa muestra de cariño, ya no le importaba su amiga, ya no le importaba nada. Se sentía satisfecha, feliz de saber que su amo, su dueño, su novio, la persona ama, estaba feliz porque ella se estaba convirtiendo en la perra que él deseaba.

Gian salió después de ese beso. Ella se acostó en su cama, estaba feliz pensando en su Amo, cuando un leve gemido, proveniente del cuarto de su amiga, la hizo volver a la realidad. No sabía cómo manejar la situación, no se le ocurría que decirle a su amiga. No quería que se enterara que era una perra y que le gustaba que su novio la tratara como tal.  Lo único que sabía era que tenía que hablar con ella, no solo porque debía, sino porque su amo se lo había ordenado.

Esa tarde trascurrió sin ninguna novedad. Julieta se vistió, pero no salía de su cuarto, Rebecca tampoco daba señales de vida. Un silencio total se propago por todo el apartamento. Juli vive con Rebecca y su otra amiga, Ana, quien se encontraba en la universidad en el momento que ocurrió todo. El sonido de sus corazones mezclado con el ti tac de los relojes y en sus cabezas miles de preguntas, dudas imaginándose respuestas que podría decir la otra hasta que…

Ana: Juli, Rebe, vengan para preparar la comida.

Ambas salieron del shock y salieron de sus habitaciones, encontrándose una frente a la otra. Solo atinaron bajar la cara.

Rebecca: La verdad no tengo hambre

Julieta: Lo que sea, algo rápido, no me siento bien.

Ana: Bueno entonces comprare pizza, no tardo.

Cuando Ana salió del apartamento ambas se miraron, sabían que tendrían que hablar. Juli no solo por explicar, sino porque quería cumplir las órdenes de su Amo. Rebecca, por su parte, estaba llena de dudas, quería saber que pasaba. Eran tantas las ganas que ambas se tenían que se llamaron a la vez. Solo atinaron a sonreírse y se dirigieron al cuarto de Julieta pero cuando Rebecca recordó lo que había ocurrido hace pocas horas su coño se humedeció entonces dijo:

Rebecca: Juli te parece mejor si hablamos en mi cuarto es que...

Julieta: Entiendo, no hay problema.

Una vez en el cuarto de Rebecca empieza la conversación que tanto deseaban tener

Julieta: Mmm Rebe, no sé cómo decirte esto, necesito explicarte lo que has visto en mi habitación.

Rebeca: Si, por favor, ¿qué pasaba?  por qué te azotaban? ¿Estabas desnuda? ¿Quién es él? ¿Por qué te pega?

Julieta: Calma, no te afanes, te responderé todo, pero calma. Tu sabes que Gian es mi novio, lo amo y el me ama a mí. Bueno voy a decirlo y ya está, lo que pasa es que tenemos una clase de acuerdo, donde yo cumplo un papel de sumisa y él es mi Amo, le pertenezco. Él tiene el control en la relación porque yo decidí dárselo. No solo en lo sexual, pero también en la vida cotidiana. Me gusta sentir que soy suya, que le pertenezco, me gusta cuando me da órdenes y sé que debo cumplirlas. 

Rebeca: ¿pero solo te utiliza?

Julieta: no solo me utiliza también me brinda cariño y yo soy muy feliz de servirle a él. Yo escogí estar con él por cómo me trata porque me hace sentir completa cuando estoy con él. Cuando entraste al cuarto me estaba castigando.

Rebecca: ¿Por qué te estaba castigando?

Julieta: Así funciona, cuando desobedezco alguna orden que me da o no cumplo mis deberes como perra me castiga. Por ejemplo, hoy llego a estar conmigo y yo no había terminado mis trabajos de la universidad, por eso me castigo.

Rebecca no podía asimilar lo que escucha, ella era su perra, el su dueño, su sumisa, el dominante? Ella solo pensaba están locos pero, la pregunta que más le urgía por responder era porque mi cuerpo reacciona frente a lo que me está diciendo? porque mis pezones se ponen duros y mi coño húmedo? pero no decía nada solo escuchaba.

Rebeca: Juli te estaba azotando con una correa, ¿a ti te gusta?

Julieta: No es que me guste porque obvio me duele, pero me gusta saber que soy de mi amo. Él quiere lo mejor para mí, por eso me corrige y me educa. También lo hace para que sea una buena perra y me gusta pensar que cada día me convierto en una mejor perra para él, la perra que él desea y debe tener.

Cada palabra, cada sonrisa de Julieta generaba en Rebecca inquietud, ganas de saber más. Sobre todo le excitaba saber que tanta pasión tanto deseo y tan feliz que era su amiga incluso cuando era castigada eso era algo que la emocionaba, excitaba y deseaba saber más.

Rebeca: ...

Julieta: Bueno Rebe, veo estás pensando las cosas, sé que no es algo fácil de asimilar a la primera. Te pido disculpas por lo que has visto, espero que no me juzgues. La próxima vez tratare de hacer menos ruido.

Con eso se paró Julieta y salió de la habitación no sin antes voltear a ver a Rebecca y sonreírle pícaramente mientras salía del cuarto. Para Rebecca fue lo mejor, sus pantalones los sentía húmedos demasiado, estaba súper excitaba. Sabía que el leve rose de sus dedos la harían llegar, pero, ella aun quería saber más así que busco en su computadora sobre el tema, no sin antes quitarse el pantalón sus bragas y acariciar su clítoris, que estaba tan sensible que en menos de un minuto llego en un orgasmo que la desubico ya que cuando este terminó no supo si grito gimió o simplemente callo.

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