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Nirvana

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Estábamos sentados el uno frente al otro, viéndonos profundamente, ella con esos ojos cafés meditando sobre mi cara de idiota mientras la observaba sonreír tímidamente. 

Estábamos esperando esa pequeña reacción nerviosa mientras nos enredábamos con nuestras sutiles miradas, así como si los planetas se alinearan sentí el impulso que tomaban mis manos para posarse sobre sus mejillas y así saciar mi sed de sus labios profusos de sensualidad, hundimos nuestras acaloradas lenguas en nuestras bocas, nadie besaba como ella y yo lo sabía, era mi medicina, era mi droga, era a la que tanto temía y suplicaba sus caricias en cada de mis noches frías.

Así fuimos dándole paso a las corrientes eléctricas que traspasaban de sus labios a los míos y viceversa, mi mano la atraía hacia mi mientras acariciaba su brillante cabello, y las de ella hurgaban entre mi camisa acariciando mi abdomen ese en el que tanto se recostaba mientras leía, poesía así la definía a ella era una completa poesía, no necesitaba de pinturas excesivas para lograr captar mi atención de manera definitiva.

"Quiero que seas mía", resuena en mi mente en cada recorrida que hace mi lengua en sus mejillas, la tomo de las manos, mis manos están frías y ella las calienta con sus yemas delicadas mientras se avecina encima mío, fundiendo sus labios con los míos acompañado de una respiración agitada le levanto la camisa, exponiendo sus preciosos pechos a la vista, sus tetas rosas y tibias aceptan mis caricias, mis juegos se duplican, ella gime, me observa y con sus voz armoniosa me pide que la haga mía, acaricio si espalda recorro sus lunares, y ella me quita la camisa me besa en el pecho y se arrecuesta sobre el buscando mis latidos.

Libero la presión de su pantalón, zafo el botón, bajo la cremallera de sus jeans ajustados, los tiro al piso de la habitación, poso mis manos en sus muslos los recorro con mis dedos hasta sus tobillos y regreso, mientras ella se deshace de mis jeans para después besar mi cuello con su forma romántica de ser, estamos bailando sobre la cama nuestras manos danzan en las curvas de nuestros cuerpos desnudos a la luz de las lámparas de la pequeña habitación.

Mi excitación ha nublado mi pensamiento solo quiero acercarla y la acerco, la siento sobre mis piernas y la penetro ella gime y me responde con un beso, en un movimiento lento, no quiero apurar el momento, quiero mantenerme pegado a ella durante mucho tiempo, mi rostro se pierde en la piel blanca de su cuello, alternamos velocidades en nuestros movimientos, me recuesto y ella sobre mi da rienda suelta a sus movimientos, ahora lo hacemos con la fogosidad de las llamas del infierno.

Y quiero que sepas que eres el único lugar donde quisiera estar.

Gimes mientras miras al techo, me cabalgas como una diosa en celo, "mi diosa en celo", te acercas a mi cara y me plantas un beso, yo te respondo con deseo así que pruebo tus senos, mi lengua se ensaña con tus pezones, los chupo, los beso y los muerdo mientras tu apuras el ritmo de tus caderas, y pienso "solo quiero ser tuyo".

Estas sudando, la habitación es testigo de nuestro encuentro, solo dos almas conectándose con el universo, quiero ser todo lo que toquen tus dedos y tu quisieras ser todo a lo que saboreen mis labios.

Te estas corriendo y yo no tardo en hacerlo, estamos en el Nirvana, sudados, fundiéndonos en un profundo beso hasta que caemos en los brazos de Morfeo sin separar ni un centímetro nuestros cuerpos.

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