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Cuando Mark me descubrió (explicado por Mark)

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Me llamo Mark y soy de Huesca. Mido 1,70 y peso 52 kilos. Me encanta hacer ejercicio para tener mi cuerpo fuerte y tonificado. Pero sin ser un saco de músculos. Soy gay desde que tengo uso de razón. Me depilo al laser habitualmente. Soy un poco “pijo”, pero mi red social donde cuelgo mis fotos diarias recibe más de 7.000 likes diarios. Lo mío me cuesta. Actualmente vivo en Zaragoza y estudio Biología cuando puedo.

Me independice con 15 años y desde entonces he dicho que tenía 20. Ahora los tengo y creo que los seguiré teniendo un par de años más. Me independicé con esa edad y monté un piso/picadero para estudiantes heteros. Yo le hago lo que las novias no saben o no quieren. Lo tenía bien montado, o eso creía hasta que llego David. Demasiado inteligente. Creo que estudiaba Veterinaria o Medicina, no sé. Veía poco a su novia y pronto me convertí en su putita a tiempo completo. La verdad es que al principio estuvo bien. Me gustaba estar pendiente de él, de sus necesidades. Creo que empecé a considerarme su novio. Pero llegó el verano y salió corriendo a pasarlo con su novia. En septiembre volvió y se me metió en el piso.

Empecé a buscar otro estudiante para completar el piso con la esperanza de encontrar uno bien guapo y parecido. A ver si David se moría de celos o por lo menos se quedaba sin la exclusividad. La verdad es que me costaba mucho decirle que no al cabrón. Pero el muy cabrito se me adelantó. Encontró a un viejales de cuarenta y pocos que había empezado a trabajar de maestro y estudiaba un Máster o algo. Súper hetero, divorciado, y con una hija. Por suerte la hija vivía con su ex a tomar por culo. La primera vez que lo vi me dio un pasmo. Sonrisa perpetua, siempre contento y súper positivo en todo. De cuerpo normalote, de cara guapo, con 20 seguro que estuvo bueno. Para colmo casi todos los findes se largaba a ver a su hija y David aprovechaba para desfogarse de no poder ver a su novia, muchas veces como venganza lo hacíamos en la cama de Miguel. Creo que algo no funcionaba bien en David.

Después de un tiempo empecé a comprobar que Miguel no era mal tío. David me reñía cuando me sacaba fotos provocativas en el aseo. Miguel se reía, hasta saco su cámara y empezó a experimentar con poses e iluminaciones diferentes. He de reconocer que me encantaron sus fotos. Les ponía alma, parecían tener banda sonora y todo. Mis likes subieron como la espuma y los ingresos un poco también. Hablábamos a diario. No se sentía intimidado por mi condición, no había críticas o miradas recelosas. Poco a poco, empecé a desear que llegase de trabajar. Aprovechaba cualquier momento para ir y hablar con él. Recuerdo que él siempre sonreía, dejaba lo que estuviese haciendo y me escuchaba pacientemente. Luego cuando lo escuchaba de madrugada en su habitación terminar la tarea que yo le había interrumpido me arrepentía de haberlo entretenido. Le preparaba café por la mañanas para compensarle.

A David esto no le gustó. Me dejó. Dijo que no valía nada y que me acostaba con cualquiera. Que estaría mejor con su novia. Supuestamente había estado esperando el momento para dejarla, pero que era mejor volver al pueblo de inmediato y recuperar el tiempo perdido. Y nos dejó solos uno de los findes que Miguel se quedaba en Zaragoza. Aquello me dolió. Yo no veía a Miguel así y él estaba siendo muy cruel conmigo. Cuando Miguel llego de trabajar yo estaba llorando. Fue súper atento y me escucho como hacía siempre. Entendió bastante bien mi problema, y eso que no descubrí a David. Seguía pensando que volvería.

Por la noche no podía dormir y seguía llorando. Me levanté y me fui a la habitación de Miguel. Nada más oírme apartó las sábanas invitándome a acostarme. No me lo pensé y me metí en su cama. Me abrazó muy fuerte y noté todo enorme cuerpo rodeándome. Me dio un poco de vergüenza porque los dos estábamos en calzoncillos, no fuese a ser que se pensara lo que no era. Pero él ya roncaba. Pronto me quedé dormido.

Por la mañana, me desperté con forme me había acostado, totalmente abrazado por Miguel y me encantó. Pronto me di cuenta de que me estaba clavando su erección en un lado del culo. Y aunque era algo molesto también me encantó. De repente abrió un ojo y antes de que se moviese, aproveché la oportunidad y le dije: —Perdona, pero me la estas clavando donde no es—. Así que se la moví un poco por encima del calzoncillo y quedo encajada en la raja de mi culo. Me dijo buenos días y me dio un beso en la nuca. Fue como un interruptor, mi cuerpo cobró vida y empezó a moverse sensualmente. Mi culo subía y bajaba por aquella verga empalmada.

Me gire para ver cómo estaba reaccionando. Esperaba encontrármelo en shock o con cara de asco. Pero me besó. Me metió la lengua hasta el fondo y me siguió besando profundamente. Pasó al ataque y me acarició los pezones. Muy torpemente. Creo sus manos esperaban encontrar tetas. Me hizo gracia y me reí un poco. Sé que lo notó mientras me besaba, porque las apartó rápidamente de ahí. Las colocó en mi culo y ahí sí hizo un buen papel. Me empecé a poner a tono.

De repente, dejó mi culo y me metió la mano a través del calzoncillo. Cogió mi polla de forma algo brusca y empezó a pajearme. Menuda sorpresa el Miguel este, todo un hetero. Me puso a mil, le besaba con pasión, necesitaba toda su lengua dentro. Cuanto más lo besaba más rápido me pajeaba. No aguanté más y me incorporé. Le saque los calzoncillos y me quité los míos. Su polla era gorda, muy gorda, de tamaño medio, pero llena de muchas venas. Me la metí en la boca y empecé a hacerle una mamada.

Lo miraba mientras se la chupada. Estaba disfrutándola. No creo que nadie le hubiese hecho una mamada así. Entonces, cogió su mano, con la que me había estado pajeando, y se la metió en la boca. Estaba saboreando los fluidos que mi polla había dejado allí. Eso me excitó. Estaba explorando su sexualidad delante de mí. Empecé a pajearme salvajemente, no me importaba correrme, solo quería seguir mientras lo veía chuparse los dedos con deleite.

No me dejó acabar. Me cogió suavemente y me tumbó a su lado. Me beso de forma delicada y me acarició la espalda. Estaba claro que quería que durase. Empezó a besarme los pezones y luego bajo por mis abdominales. A la altura de mi ombligo se encontró con mi polla. La acarició y la besó. Y si ton ni son se la metió en la boca. Era la primera vez que un hetero me la chupaba. Me excitó tanto que no pude ni avisarle, me corrí en su boca, y al apartarse la segunda le lleno la cara.

Se quedó un poco flaseado sentado en la cama. Me senté encima de él y fui limpiándole a lametones. No paraba de decir que lo sentía que me había excitado mucho y eso…pero notaba su polla dura contra mi ano. Estaba lubricando bien, así que puse mucha saliva. Le moví la polla arriba y abajo para ver si me mojaba bien el agujerito, lo iba a necesitar. Era muy gorda. Hice un primer intento y encaré mi agujerito en su polla y apreté un poco. Iba a incorporarme un poco para ponerme más saliva cuando note su fuertes manos en mis caderas y me embistió a lo bruto.

Me quedé sin respiración. Me había metido hasta los huevos, seguro. No estaba nada dilatado y notaba su enorme polla dentro de mí. Iba a protestar o a sacarla cuando noté que estaba más empalmado que nunca. Le encantó. Empezó a pajearme de nuevo. Que cabrón me hacía ver el cielo. Lo besé con pasión y empecé a moverme arriba y abajo. Deseaba que mi culo se follase a esa grandiosa polla que tenía dentro.

Me empezó a chupar los pezones, los mordisqueo ligeramente y no lo soporté más y me corrí otra vez. Puto hetero, ya había hecho que me corriese dos veces y su enorme verga seguía taladrándome el culo. Él mientras se comía mi leche con deleite de su mano. Así que pasé a mayores. Me di la vuelta y empecé a follarme esa polla con toda la potencia de mi culo. Uff como me amasaba los glúteos.

Entonces, me cogió de los hombros y me tumbo encima suyo. Los dos boca arriba. Y cogiéndome por la caderas empezó a marcar un ritmo demencial. Era evidente que no tenía experiencia con hombres, pero ni por asomo dejaba de dominarme. Me rendí a sus embestidas. Y mi polla también, empezó a ponerse dura otra vez. El muy cabrón lo notó al instante. Cambió rápidamente de postura, me cogió la polla y me pajeaba al tiempo que me embestía el culo. Aquello era el cielo. Con la mano libre empezó a pellizcarme los pezones. Esta vez apretó fuerte. Quería oírme y vaya si me oyó. Aprovechó para meterme los dedos en la boca. Y llegué al éxtasis. Me corrí por tercera vez, y esta fue brutal. El mejor orgasmo de mi vida. Y de repente noté una oleada de calor, como lava dentro de mi culo y luego fuera y lo escuche chillar. Libre de su polla me giré y empecé a besarlo con verdadero amor.

Aquel día fue brutal. En la ducha no sé bien como acabé nuevamente empalado. Y horas más tarde después de la siesta me propuse tragarme todo lo que saliese de su polla. La verdad es que lo conseguí, varias veces ese fin de semana. Empezó a llamarme angelito, lo cual tenía el efecto de empalmarme. Creo que me folló ese fin de semana más veces de las que me habían follado en toda mi vida. David volvió el domingo por la tarde. Duró en el piso lo que tardó en encontrar otro piso. No volvimos a coger más inquilinos. Y esa cama ahora es para su hija cuando viene. Salvo en esa cama me ha follado en cada centímetro del piso. 

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