Kiara no tuvo la mejor idea que ponerse una falda corta. Para especificar, seis dedos por encima de la rodilla.
Se puso una camisa manga corta con tres botones abiertos, dejando ver dos pechos redondos.
Cuando Kiara llega a la escuela, todos los chicos la miran. Ella era pálida, con cuerpo de guitarra, ojos azules y pelo negro.
Va al salón y los preceptores dan la noticia que no hay clases, por lo cual nos podíamos ir.
Kiara se para con su mochila en el hombro y sale del salón. Afuera está Valentín, su novio de 19 años, un año más grande que ella, de piel pálida, ojos marrones y rulos del mismo color.
-Vamos a mi casa, amor. -Dice Valentín. Kiara se pone de puntitas de pie ya que Valentín es más alto que ella y le planta un beso en los labios.
Salen y suben al auto del novio de Kiara. Una ráfaga de viento hace que a Kiara se le levante la falda, cosa que Valentín se dio cuenta, pudo ver dos nalgas redondas y paraditas.
Valentín manejaba con precaución, y paró cuando un semáforo se puso en rojo.
- Por fin un semáforo. - Valentín puso una mano en el muslo izquierdo de Kiara y lo empezó a masajear, haciendo que esta lanzara suspiros. Por supuesto, no se acordaron del semáforo y cuando se puso en verde, un auto les tocó la bocina.
- Ya voy, ya voy. - pisó el acelerador y partieron a la casa de Valentín.
Cuando Kiara cerró la puerta, Valentín la besó con pasión. Se notaba el deseo que había entre ellos dos. Kiara colocó una pierna en la cintura de Valentín y este hizo que sus dos piernas rodearan su cintura.
Valentín caminó con Kiara encima y sin dejar de besarse, al cuarto.
Valentín dejó con delicadeza a Kiara en la cama y siguió besándola. De un momento a otro, estaban completamente desnudos. Sus besos iban bajando, del cuello a los senos, de los senos a la barriga y de la barriga al pubis.
Lamió su clítoris haciendo que Kiara se estremeciera. Sus manos se hacían puños, atrapando las sábanas. Valentín la penetró con su lengua y eso fue todo para que Kiara se corra con fuerza.
-mmm sabes rico. - ronroneó Valentín.
Kiara cambió de posición, quedando encima de él. Se sentó sobre su pene y dio saltitos. Sus redondas y grandes tetas revotaban. Valentín se mordía los labios y cerraba los ojos. Kiara se la metió completa y sintió que algo se rompía.
Valentín la puso en cuatro y la penetraba con deseo. Los dos estaban llegando. Kiara masajeaba los testículos de él y eso ocasionó que Valentín se corriera dentro de ella. Los dos cayeron a la cama exhaustos, con la respiración entrecortada.
- Quieres segunda ronda? - preguntó Valentín.
- Ajá - dijo pícara Kiara.