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Mi maestra, mi premio del semestre

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Hola a todos, quisiera compartirles mi grata experiencia con mi maestra de electrónica.

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Yo soy un chico de 21 años de edad, mido 1.75m piel algo morena, cabello negro y mi complexión es atlética, debido a que practico bicicleta y otras actividades. Todo comenzó el primer día de clases de mi quinto semestre de ingeniería, cuando conocí a esta bella mujer. Ella es una mujer casada, de complexión delgada, cabello negro y corto, piel clara, busto generoso y un trasero que no está nada mal, y un rostro bonito a pesar de sus 41 años. En fin, una mujer a tomar en cuenta.

Mi clase con esta maestra que llamaremos Sara, era la primera del día, por lo cual yo llegaba tarde como cualquier otro universitario. En el transcurso de las primeras semanas Sara se dio cuenta de que yo era alguien que no ponía mucha atención a clase y a veces dormitaba, ganándome un regaño de su parte.

Pero tal fue su sorpresa cuando en el primer examen obtuve una calificación perfecta, ningún error en el examen, me llamó al final de la clase.

-Ruben, me sorprende tu calificación del examen, siendo que en clase te quedas dormido, llegas tarde y eso es cuando asistes a clases- dijo la maestra Sara.

-A mí también me sorprende maestra, pero usted vio que me senté hasta en frente y no copié.

-Lo sé Ruben, no desconfiaba de ti, sólo me sorprende – dijo Sara, dedicándome una linda sonrisa.

Sonreí, le di las gracias y me despedí de ella y salí del aula, no sin antes desearle un bonito día.

Las clases subsecuentes decidí prestar atención y responder las preguntas de la maestra Sara, a lo que ella me respondía con una sonrisa satisfecha. Aunque de vez en cuando platicaba en clase y ella aparentemente se molestaba, pero yo sé que también le gustaba mi actitud.

Un día antes el segundo examen, me dio la noticia que debido a mis inasistencias no tenía derecho a examen, y así fue, justo como ella lo había dicho. Dejando esto atrás, las siguientes clases siempre estaba presente su mirada en mí, no sé si cuidando que yo prestara atención o por algún tipo de atracción. Quizá era algo de las dos.  Llegó el tercer examen al cual, si tuve derecho y de nuevo calificación perfecta, así como el cuarto examen y en el final casi obtuve calificación perfecta.

La última semana del semestre, al final de una de sus clases me dijo que quería hablar conmigo más tarde en su cubículo, a la cual me asuste. Llegó la hora que me había dicho la maestra Sara, me paré afuera de la puerta, ella se encuentra escribiendo en su escritorio y levanta su mirada al escuchar mi llamado.

-Ruben, tenemos un problema con tus calificaciones- dijo con una mirada enojada. - Toma asiento. El problema es que en el segundo examen tienes un no presentó, por lo cual no tienes calificación final.

-Pero seguro que usted podría aplicarme ese examen hoy mismo si por usted no hay problema -dije en mi defensa.

-Ruben, conoces las reglas de esta institución, últimamente nos están pidiendo que se haga lo correcto, sobre todo en lo que se refiere a calificaciones -dijo.

-Pero maestra, ayúdeme promediando sólo con lo que tengo – supliqué.

-Solo porque eres buen muchacho te ayudaré, mañana por la tarde harás el examen que te faltó- dijo.  Te espero en mi casa para que hagas tu examen.

-Es usted un amor, maestra, muchas gracias por la oportunidad – dije y salí del cubículo.

En la tarde siguiente fui a la dirección que me indicó, ella abrió la puerta y sin decir nada me dejó pasar. Ya en su sala de estar me preguntó si había tenido un buen día, yo respondí que sí. Nos sentamos en su comedor y ella me lanza una mirada y pregunta:

-Estudiaste bien para tu examen de hoy? - me preguntó.

-Claro que si maestra, yo quiero pasar su materia. -respondí.

A esto ella se levanta de su lugar toma mi silla por detrás, yo me encuentro de espaldas a ella. Entonces pregunta:

-Quieres pasar mi materia?

-Así es maestra Sara. - respondí.

-Por favor, sólo dime Sara.

Y lo siguiente que hizo fue ponerse entre el comedor y yo, mirándome profundamente, estudiándome, viendo mi reacción y por último el bulto debajo de mí, sonriendo ante esto. Que satisfecha parecía, se sentó arriba de mí y yo me quedé quieto, aún sorprendido ante aquella locura que mis ojos y mente no podían creer.

-Quieres pasar mi materia? -dijo en mi oído -Esfuérzate bien.

Y me besó apasionadamente en la boca, a lo cual yo respondí de la misma manera, tomándola por esa delgada cintura apretando su cuerpo con el mío. Su boca es pequeña, pero Dios, sabía besar muy rico, y lo siguió haciendo un par de minutos más, tomando con sus manos mi cabello y mi espalda. Entonces la tomé de la cadera y me levanté con ella encima y sin dejar de besarla, la senté sobre el comedor sin importar el par de cuadernos y demás adornos del comedor la acosté besándole ahora su cuello y después su pecho mientras notaba que su respiración aumentaba al ritmo de los besos.

A continuación, se levanta quedando sentada sobre la mesa, me quita mi playera y la lanza a un lado. Entonces hago lo mismo con la suya, dejándose ver un sexy brasier y continúa besándome mi boca y mi cuello. De nuevo la levanto encima de mí, llevándola en dirección a su sala de estar, a la cual ella protesta.

-Aquí no, mejor vamos a mi habitación - dijo con la respiración acelerada.

-Sara, es usted una perversa- dije.

-Callate- dijo y me continuó besando.

La cargué y subí las escaleras con ese cuerpo ardiente. Yo ya estaba a mil cuando entramos torpemente a su habitación. La lancé en su cama matrimonial y pensé graciosamente que su marido no sabía ni lo que le iba a hacer a su querida esposa.

La besé y fui bajando hasta sus pechos, después le quité el brasier para poder ver por fin ese par de tetas medianas y sus pezones color marrón totalmente excitados. Los lamí completos, Sara gozaba y con su par de suaves manos apretaba mi cabeza contra su pecho, gimiendo de placer. Después de un par de minutos fui besando desde su pecho, pasando por su ombligo y acto seguido le fui quitando el pantalón, lentamente mientras ella me miraba de una manera traviesa. Después seguí con sus bragas, éstas se las quité lentamente con la boca y después pude contemplar el cuerpo completamente desnudo de mi maestra. Una figura delgada, sus pechos descubiertos, una cintura delgada y una línea de bello sobre su hermosa vagina hicieron que me volviera loco en un instante.

Mi deseo de poseerla aumentó y enseguida ella se levanta para quitarme el resto de la ropa. Al quitarme mi bóxer ella queda sorprendida al ver mi pene de 18 cm.

-Nada mal, ahora este amiguito será mío – dijo antes de meterse mi pene en la boca chupándolo con tranquilidad al principio, después fue aumentando la intensidad, mordiéndolo delicadamente y dándome miradas llenas de completa lujuria.

Después de aproximadamente cinco minutos Sara se detiene y se levanta de su posición hincada para besarme y acercarme a ella, donde se recuesta y exige:

-Penetrame, hazme tuya y dame placer como nunca nadie lo ha hecho, de esto depende tu calificación, Ruben- dijo.

Sin pensarlo dos veces tomo mi miembro y lo coloco en la entrada de la vagina de Sara, golpeándolo un par de veces. Entonces lo introduzco lentamente a lo que ella responde con un suspiro y coloca sus manos en mi espalda, encajando sus uñas en ella. En ese momento el calor de su húmedo interior es tan excitante que me hace desear estar siempre dentro de ella.

Comienzo con un lento movimiento para disfrutar con mi miembro cada milímetro de su interior, rozando su pelvis con la mía. Ella se encuentra con los ojos cerrados y a cada penetración la maestra Sara encaja sus uñas más fuertes, después ella comienza a besarme nuevamente. Saco mi miembro de su interior, ella abre de nuevo los ojos me siento en la orilla de la cama y le indico que se siente arriba de mí. Ella como la perra obediente que es lo hace, poniendo una mano detrás de mí cabeza y otra en mi espalda; comienza a subir y bajar sobre mi miembro, haciendo muy bien el trabajo mientras yo solo disfruto, dejándola a cargo por el momento.

Sus gemidos a estas alturas ya son fuertes, excitándome aún más, no puedo quedarme así. La tomo con mis manos de sus nalgas para empujarla en cada arremetida contra mi miembro cada vez más duro, sus pechos pegados a mí son víctima de mi boca y sin dejar de penetrarla los lamo con pasión. Ella decide detenerse para ponerse en cuatro y me pide que la penetre. Obedecí y lentamente la penetré.

-Más fuerte hijo de puta, más fuerte, más fuerte – exigió mi maestra Sara.

Arremetí de acuerdo a las demandas de mi criatura ya frenética y caliente tomándola de la cintura. Después de una serie de arremetidas la tomé de su cabello jalando a su vez su cabeza hacia atrás. Esto pareció gustarle, ya que una sonrisa perversa se formó en su rostro.

Como dije anteriormente su trasero no está nada mal, la vista que yo tenía en esos momentos era fantástica, las curvas de su trasero eran perfectas, así como el placer que Sara me daba. Sus gemidos eran sexys, eso me fascinó demasiado al grado de que aún los escucho en mi mente como si hubiera sido ayer.

Como yo notaba que la hora de venirme se acercaba, le pedí que de nuevo hiciéramos la de misionero, pero ahora mis arremetidas fueron más fuertes. Su vagina ya estaba muy rosada a su alrededor y sus piernas se enroscaron en mi cintura. No me importó si quiera que ella me rasguñaba la espalda yo continúe con mi fuerte vaivén, disfrutando sus jugos vaginales con mi miembro.

-No quiero que salgas, quiero tu leche caliente dentro de mí- pidió mientras gemía de placer.

-Estas segura Sara? -dije.

-Sí, te ordeno que lo hagas.

Y entonces sentí como mi leche salía a borbotones dentro de su vagina, mezclándose con sus jugos, ella gimió más fuerte y yo sentía que tocaba el cielo. Venirme dentro de ella y sin protección fue muy satisfactorio, me quedé dentro y encima de ella por otros minutos, los dos apenas si podíamos respirar.

-Eso ha sido el mejor sexo que he tenido en mi vida- dijo. -Jamás imaginé que follarme a un alumno sería tan excitante y lleno de placer.

-Puedo notarlo en su sonrisa, maestra. - dije y después le di un pequeño beso.

-Ahora estás aprobado, tienes calificación perfecta en el semestre. - dijo antes de sacar mi miembro de su interior.

Se encargó de limpiar mi leche de mi miembro, tragándolo al igual que el que salía de su vagina, provocando una escena muy enferma, pero a la vez excitante de ver.

Me vestí, tomé mis cosas y ella aún desnuda se despide de mí en su puerta, culminando así nuestra tarde romántica de sexo apasionado.

Espero que hayan disfrutado de leer mi experiencia con mi maestra Sara, agradeciendo su tiempo para leerla, nos vemos en el próximo relato.

(9,10)