Nuevos relatos publicados: 13

Malena 9

  • 20
  • 7.292
  • 8,50 (6 Val.)
  • 0

LAS EMOCIONANTES RELACIONES DE MALENA. II.

EL ABORTO-ROBERTO – MÓNIKA.

 

CONTINÚA LA CONVERSACIÓN EN LA REUNIÓN CON SHAY, MEL Y... DEYSI.

-el problema es, viejas –las cortó Malena sin acompañarlas en sus risas- que ¡estoy asustada! cagada, chorreada, aterrorizada… pues la regla que me ha debido bajar -hace como dos semanas- no lo ha hecho…

-¡viste! te lo dije, te preñaron… dijo Shay, cortando su risa, con su mano en la boca en señal de espanto.

-bueno, no hay de qué preocuparse todavía, intervino Mel para calmar a lasaterrorizadas compañeras, tú siempre has sido inexacta…

-¿inexacta? Preguntó Shay -se notaba muy nerviosa y a punto de lágrimas, pues los embarazos y los abortos la aterraban- ¡Ay viejita! ¿Y ahora qué hacemos?

-si estas preñada, preguntó Melbia, ¿sabes de quién es?

Cada una era recurrente en su propio y traumático, recuerdo fatídico…

-no estoy segura de estar preñada y no estoy segura de quien pueda ser el progenitor -respondió Malena con una sonrisa que más parecía un mueca- puede ser de Leo…puede ser de un bello espécimen marido de una amiga, puede ser de un mordelón que me sorprendió con sus habilidades o puede ser muy negro…o, puede ser del primero que me lo hizo… el… profesor…Azcunes, dijo bajando la voz como para que no la oyeran bien.

-¿del profesor Azcunes? La interrumpió Shay casi gritando al tiempo que dejaba salir una estruendosa carcajada.

-¿el de la universidad? Inquirió Mel empezando a congestionarse por la risa contenida… ¿Tu profesor de “costos”? ¿El que te pasó la materia a cambio de…?

Pero ya no pudo terminar porque las carcajadas de ella se habían unido a las de Shay.

Se revolcaban sobre la mesa, muertas de la risa. El estómago les dolía y sus ojos lagrimeaban en exceso.

-sí -Respondió Malena amoscada con sus amigas- Ese tipo es un monstruo… ¿quieren que les cuente?

-¡claro idiota! Respondieron ambas a dúo.

-imagínense que… <comenzó Malena su cuento, les contó -en otros quince minutos de silencio de sus amigas, solo interrumpido por alguna señal de admiración o alguna carcajada inopinada, (sin escatimar detalles, por morbosos o químicos que estos fueran) la noche que había pasado con Azcunes y la razón y el resultado de su encuentro>

-¡no puede ser vieja! Comentó Mel ahogada en el llanto que le producían las carcajadas cuando Malena terminó su historia.

-¿en una sola noche te hizo todo eso? -Pretendió comprobar Shay asombrada y muy nerviosa- ¿Y lo dejaste que te hiciera eso? ¿Y crees que te pudo haber preñado esa noche?

-Bueno vieja –la cortó Mel- con una vez basta ¿no? Es cuestión de que un solo espermatozoide consiga la entrada… y a ella le inyectaron toneladas cúbicas de semen.

-vean pues… al viejito, opinó Shay relajándose un poco, ¿y te gustó?

-ese tipo es un monstruo -dijo Malena para culminar su explicación acercándose a sus amigas en son de suspenso y misterio -desde que me desvestí fue “dale que te dale” prácticamente no descansaba…me sacó la muerte no sé cuántas veces…me inyectó, como dice Mel, litros y litros de leche…me soltó al amanecer… ¿qué más quieres…? Tenía al diablo adentro ese viejo…me lo hizo de maneras que yo ni me imaginaba que pudiera hacerse… me hizo feliz con esa crema milagrosa que puso en mi cuquita…

-¿y el rabo? ¿También te lo perforó? Preguntó Mel interesada.

-el rabito se me salvó.

-será el rabote -tercio Shay- como el de “la Mel” –concluyó- a ustedes cuando eran bebitas no les echaban talco en la nalgas, sino, levadura.

-…bueno… mi rabito se me salvó -continuó Malena ahora payaseando un poco debido al alcohol que la relajaba- porque le rogué que… que me lo perdonara…estuve a punto de dárselo para ver cómo era eso… porque no lo tenía muy grande y para una inauguración estaba bien, pero el miedo al dolor me detuvo otras tantas veces… le decía que eso no era para él, sino para mi príncipe azul… no le hizo mucho caso a mis razones, aunque no intentó violarme… en un momento con sus jugueteos casi entra…me ofreció comprármelo por un precio tan exorbitante que casi me convenció…no acepte por el terror al dolor, al desgarramiento, a la sangre…

-¡vieja, no es para tanto…! Le dijo Shay, hubieras aceptado…

-idiota que eres, con ese dinero te hubieras podido comprar un virgo anal nuevo… dijo Melbia retorciéndose de la risa.

Las tres no pudieron evitar las carcajadas. Las personas que estaban en el local las miraban sonrientes… “esas muchachas de verdad que se están divirtiendo…”

-¡al fin te agarró!

-¡te jodieron, piazo’ e puta!

Expresiones de ese tipo –aunque dichas en voz baja- eran las que hubiera oído un observador más interesado en su conversación que lo que lo estaban los pocos que las rodeaban.

Se fueron calmando y retornando a la cruel realidad.

--¿y si quedaste preñada?

-menos mal que tienes a quién echarle el muerto…vieja, al idiota de Leonardo (-bueno si el carajito no sale negro, opinó la otra).

-bicha y te has tirado hasta un  negro… ¿y eso?  ¿No y que les tenía miedo?

-Dígame si es del negro… ahí sí es verdad que estás jodida…viejita, afirmó Mel.

-se llamará: “mi sobrino el negrito”.

-¿cómo lo vas a llamar -si no es de colores, porque según dicen un negro con una rubia procrean hijos con colores de pavo real- Leonardito, Lorencito…?

-Leonardito, afirmó Shay que ya había conseguido la solución para no abortar: adjudicarle el bebé a Leo.

-no te olvides que ella dijo que había habido varios que habías hecho su depósito de semen en su “cosita”.

-déjala chica…

-¡coño, no sean malas! Estoy asustadísima…cada vez que pienso en eso me dan ganas de llorar, dijo Malena enjugándose los ojos.

Ellas, notaron su nerviosismo y desesperación por la situación en la que se encontraba y cortaron sus burlas.

-viejita, le dijo Shay -tomándola de la mano, gesto que emuló Melbia también- no estás sola en esto…nosotras estamos contigo… ¡para lo que salga!

-tranquila, la calmó Mel, dándole golpecitos cariñosos en la mano, ya encontraremos una solución…

-¿no tomas la píldora?

-¿no te has puesto un diafragma?

-¿Qué te dice tu ginecólogo?

-las pastillas al parecer me hacen daño… me forman coágulos en la piernas; en el diafragma no confío hay niños que han nacido con el diafragma de la mamá en la mano… a veces uso condón, pero casi lo que uso es recordarles que me deben acabar afuera… eso es menos seguro aún… no siempre se puede, sobre todo con Leonardo, que como siempre acabamos juntos, hay que tener una gran fuerza de voluntad para interrumpir lo mejor… el condón, dice que le hace perder sus características. Casi siempre salgo corriendo al baño a lavarme profusamente, pero ¡qué va! Eso no sirve. Azcunez me engañó y no le exigí protección y fue el que me echó más leche… bueno, el bello también… al Drácula se le olvidó acabar afuera… aunque a mí también… al negro, ni me acordé de decirle nada…tengo que buscar otra solución. El idiota del ginecólogo. no me quiere ligar y mucho menos cortar, dice que soy muy joven, hoy voy a hablar con Deysi a ver si con un médico amigo de ella es posible…pero no creo Deysi es muy “ética” y profesional. Pero no quiero seguir en este peo -Malena mostraba, a medida que hablaba, su nerviosismo en ascenso, esa forma de expresarse sin detenerse era síntoma de su ansiedad creciente- una es la que carga con el problema, ellos se quedan de lo más tranquilos… y ¿más hijos?... ¡qué va!

-Carlo debe conocer a alguno que te lo haga, le voy a preguntar, dijo Shay, bueno si realmente estás embarazada… pero mejor no te lo hagas…. ¡es malo!

-qué casualidad, allí viene Deysi, anuncio Melbia.

Deysi no se negó de plano a ayudarla, tomó el asunto con un “vamos a ver qué puedo hacer…” lo que necesitas, le dijo, es ayuda profesional de primera, buenos especialistas…pero primero hay que hacer un examen para determinar tu estado… tu propensión a la ansiedad puede generar ese tipo de situaciones… ¡cálmate! Primero que nada.

Las tres amigas se miraban pensando que no había sido de mucha ayuda inmediata.

Pero Malena se calmó un poco al ver la actitud de Deysi poco angustiada y segura de que no era para tanto.

Al día siguiente…

Malena habló con Gonzalo acerca de los chismes que corrían entre el personal acerca de que ellos mantenían relaciones sexuales por el hecho de pertenecer al harén.

Él se puso tenso y prometió tomar cartas en el asunto. Ella no supo qué medidas tomó, pero el chismorreo cesó como por encanto, de acuerdo a los informes que Shay recogió.

La telefonista que se daba cuenta de la cantidad de llamadas que recibía, averiguaba las identidades de los hombres que la llamaban para sus chismes, y lo siguió haciendo aunque Gonzalo le había advertido acerca de Malena: ¡mucho cuidado con ella y tus chismes! ¡Mira que es la mujer de Leonardo y él algún día puede ser tu jefe!

Leonardo nunca se enteró, había oído algo, pero eran tantos los chismes que corrían a diario y la envidia que los generaba, que no los creyó o no tuvo la forma de obtener pruebas.

Malena tuvo la oportunidad de medir el poder que le era otorgado por ser la privilegiada de Gonzalo, cuando mostró su interés por que el asunto de Melbia fuera resuelto.

Gonzalo ordenó que le pagaran -de inmediato- lo que se le debía más los intereses y salarios caídos.

Esa tarde lo confirmó a través de una llamada que la misma Melbia le hizo y simplemente –sin darle más detalles-le dijo:

-gracias a dios que te dotó de una cuquita tan sabrosita.

Eso la contentó tanto que esa tarde salió a brindar con Shay, después de haber entrado intempestivamente en la oficina de Gonzalo y haberle dado un sonoro beso en la mejilla.

LA CLIENTELA APREMIA

Para Malena la actividad con Gonzalo y su grupo -entre amigos y clientes- continuaba en secreto.

Gonzalo la controlaba y la rescataba…pero era peligroso y alguna información se podía filtrar.

Además, de tanto llamarla, regalarla, mimarla, cortejarla, sonsacarla, un día el despeñadero se abriría a sus pies… la carne es débil y ella necesitaba el dinero, que ya no procuraba conseguirlo de otra forma, ni utilizaba su ingenio para ello: ¿para qué?...

El asedio de los clientes, lo sentía cada vez más espeso… más denso, la afectaba más, era  difícil de atajar, debido, especialmente, a su estado depresivo por el problema de su supuesta preñez.

Una noche, uno de ellos, un poco más avispado para captar su estado de debilidad, le puso una pequeña trampa y ella cayó.

Aceptó que la llevara a casa en vez de irse con Gonzalo que en ese momento parecía muy emocionado con una morena que le habían presentado.

Estuvo a punto de ser violada en el propio vehículo del tipo y sólo la había salvado la –milagrosa- intervención de una patrulla de la policía que los había conminado a seguir su camino, a que siguieran con sus asuntos de ese tipo en un sitio adecuado para esas cosas.

No podía seguir así.

Tenía que resolver la disyuntiva de la preñez o no preñez, de inmediato, saliendo de dudas y tomando una decisión…

EL DESTINO

El hado tomó -como siempre lo hace con todo- el asunto en sus propias manos y lo resolvió a su manera.

El aborto espontáneo y Roberto.

UNOS DÍAS DESPUÉS DE SU ÚLTIMA REUNIÓN CON SUS AMIGAS…

Una noche de esas en las que Leonardo y ella dos veces por semana solían refocilarse entre los vapores del alcohol y el sexo a todo volumen entre las paredes de una habitación en el motel... la diosa metió su mano.

A la salida del motel…

Leonardo le pidió a Malena su arma, una pistola, que le había dado a guardar en su cartera a la llegada, para no dejarla en la camioneta mientras se amaban.

Por la poca atención en lo que hacía –producto del cansancio, el apuro  y los tragos- al chequear el mecanismo del arma, se produjo un disparo, que salió por su ventanilla.

Ambos se sobresaltaron por la explosión -que resonó dentro del habitáculo del vehículo, sorpresiva, fuerte y terroríficamente- sobre todo para Malena que por un instante pensó en una desgracia. Empalideció súbitamente, gritó y casi pierde el sentido.

Aparentemente unos segundos después todo estaba normalizado Leonardo la calmaba pues estaba temblorosa, la acariciaba con ánimo culpable por su falta de cuidado que -además de haber podido producir una desgracia- la había alterado de tal forma que sólo temblaba, pero no hablaba ni se movía con la mirada fija en el parabrisas del vehículo.

El terror súbito se había descargado en sus entrañas en forma de una punzada dolorosa que le atravesó su vientre y que ella sintió como una puñalada que la desgarró.

No dijo nada.

El dolor se estabilizaba, emergía de entre sus tripas, crecía y luego cedía. Ella no se quejaba ni explicaba lo que le pasaba.

Cuando llegaron a su edificio Leonardo le preguntó si quería que la acompañara hasta su apartamento, -aun a riesgo de enfrentarse con su madre con la que no estaba en buenos tratos desde que supo que era casado- Malena se negó, le dijo que estaba bien, que ella podía sola. Que eran sus nervios. Que más nerviosa se pondría si su madre lo veía con ella.

Sola, con el dolor que volvía a tomar fuerza en su vientre, logró llegar al ascensor que la dejaría a escasos metros de su apartamento. Aunque fuera arrastrándose llegaría.

Mientras el ascensor subía, el puyazo se convirtió en un lanzazo.

No pudo resistirlo, las piernas le fallaron  y calló de rodillas con sus manos conteniendo su abdomen, sudorosa, asustada y a punto de desmayarse.

El ascensor abrió sus puertas automáticamente al llegar, pero ella no pudo arrastrarse hacia afuera y las puertas se volvieron a cerrar y comenzó a bajar.

Llegó nuevamente a la planta baja.

Malena vio los zapatos de un hombre que se precipitó en su ayuda: trató de levantarla y se interesó por su estado… su dolor y sus sensaciones.

Sin pensarlo -pues sabía que ella vivía en su mismo piso y que el asunto era una emergencia- la ayudó a llegar a su propio apartamento, para recabar la ayuda de su esposa pues la enfermedad, parecía ser de las propias de las mujeres, pues tenía la entrepierna de su pantalón manchada de sangre que le bajaba por los muslos.

Al apenas abrir la puerta, Malena se precipitó al baño con la fuerza que le proporcionaba su estado aterrado  y el bochorno por la situación.

Menos de una hora después, salió del reservado, ya repuesta, alentada y con el color rojizo de sus mejillas en proceso de normalizarse; sin dolor pero aun azorada y pudorosa.

Se consiguió a su salvador, a su rescatador, llorando sentado sobre el sofá con su cara sumida entre sus manos.

-¿Tanto lo ha afectado mi estado? se preguntó.

Sentándose a su lado, le dijo que  ya estaba bien…que no se preocupara… que sólo fue un dolor menstrual más fuerte de lo común…y, un sangramiento excesivo que la había sorprendido y la había puesto nerviosa…

-gracias…cálmese… no llore… no es para tanto. Puso su mano sobre su hombro mientras le hablaba y esperó a que reaccionara.

Ella sabía que había pasado por un aborto y que había tenido la suerte de lograr parar el derrame sin mucho problema.

No lo conocía, solo lo había visto un par de veces con una morena que parecía ser su esposa, tenían una niña de unos dos o tres años, y a su mujer no parecía serle Malena muy de su agradado, quizás porque había notado -como ella misma lo había hecho- las miradas que su maridito le echaba.

-¿Y tu mujer…? Preguntó Malena al ver que esta no aparecía.

Por respuesta él le alargó un papel.

Sin mucha información adicional, su mujer le informaba escuetamente, que se había ido para siempre con su amante y su hija, que no la buscara pues se iba para su tierra, Dominicana.

Malena no sabía que actitud tomar, no le interesaban los problemas ajenos y si tanto le costaba manejar los propios, con los ajenos era un desastre, pero, le agradecía que su oportuna intervención y su decisión de ayudarla llevándola a su casa la hubiera salvado de que su madre se enterara de asunto tan espinoso para explicarlo en pocas o muchas palabras…Malena pagaba sus deudas.

Lo consoló con palabras de ocasión, le dio algunos golpecitos en el hombro, pero ella también tenía sus propios asuntos que la tenían en ascuas, empezando porque su pantalón estaba ensangrentado y era preferible salir desnuda que con él, pues llamaría menos la atención.

A esa hora -ya eran casi las cinco de la mañana- podía conseguirse a alguien en el pasillo pues ya había circulación de madrugadores, incluyendo a su propia madre.

Ya el tipo no mostraba tanto dolor por la partida de mujer e hija, se comportó con entereza una vez que vio a Malena a su lado, se fijó en el estado de su ropa y opinó que así no podía salir.

Se fue al cuarto y trajo varias faldas, no se había llevado toda su ropa al parecer, Malena escogió una, aunque le quedaba corta y pequeña se la puso lo mejor que pudo. Guardó el pantalón en la cartera para botarlo posteriormente -tal era su estado que pensaba que no podría rescatarlo-

Prometió que le devolvería la falda.

-¿Para qué? Le preguntó él al verla lista para marcharse, es un privilegio haberte podido ayudar… siempre había querido conocerte.

Al tipo, no volvió a verlo, supo que se llamaba Roberto porque la conserje -al verla tocando a su puerta el día que le iba a devolver la falda de su mujer, o, ex- le informó que el señor Roberto no estaba que estaba de viaje, pues él trabajaba viajando.

Malena no se ocupó más del asunto, guardó la falda y “a otra rosa mariposa”.

DE REPOSO

Se tomó un día de descanso sin explicarle a Gonzalo nada.

Decidió también que le daría un período de descanso a su agitada vida, pues después del aborto -o como se le llamara a lo que le había pasado- se sentía débil, se mareaba si efectuaba esfuerzos y continuamente sentía náuseas.

Se tomaría un mes de vacaciones y se las reclamó a Gonzalo.

Sin dudar, Gonzalo se las dio a pesar de que no le correspondían.

A  Leonardo, le dijo, un día, que había abortado un hijo suyo el día del disparo debido al susto.

Él, primero se sorprendió, luego se entristeció y después se alivió.

En el fondo él no le creía. Pensaba que era otra de sus artimañas para someterlo, para amarrarlo, para mantenerlo pendiente de ella y para castigarlo porque no se ocupaba lo suficiente.

Sus señales de desvalimiento y de ser abandonada en los momentos cumbres, en los que más los necesitaba, por todos  a los que ella amaba- siempre presente en sus reacciones culpabilizadoras, eran su natural defensa para obtener amor y atención de los que la rodeaban.

Muchas de las desdichas de las que se quejaba eran fingidas, Leonardo lo sabía y no le creyó demasiado.

Consulta con Deysi.

Gonzalo le dio veinte dias de vacaciones, sin esperar el reposo expedido por el médico, no le tocaban aún pero él podía hacer lo que le diera la gana, sobre todo, en favor de su preferida y favorita.

Durante su reposo, continuó haciéndole partícipe de todas las ganancias -como si aún estuviera activa- que no era lo normal: solo ganabas si habías hecho algo por lograrlo.

Contrariamente a su costumbre, no utilizó ningún medio de los que disponía para enterarse  del origen del trastorno -que era notorio- pues la notaba pálida, ojerosa, agotada y muy decaida.

La llamaba todos los dias para mantenerla al tanto de las actividades en la que ella no participaba, le contaba cuentos y anécdotas de las situaciones que se presentaban en el trajín diario para entretenerla y para que no estuviera perdida de los asuntos cuando retornara a sus actividades… Y le recordaba lo de Juan.

Shay y Mel, se congratularon que todo hubiera sido resuelto a tan bajo costo.

Shay la visitaba diariamente en su apartamento, le llevaba regalos y la entretenía con su disparatada forma de hablar.

Deysi no la ayudó con lo de su esterilización. Le parecía un absurdo para una joven como ella. Habiendo tantos medios al alcance para protegerse de embarazos indeseados. Lo primero que hizo fue ponerla en manos de un excelente profesional.

Después de muchos exámenes, y referencias a varios especialistas, se llegó a la conclusión de que el problema partía de un tipo de anemia que ya era crónico en ella debido a que nunca había tomado medidas para tratarla y que se manifestaba en su cuerpo de diversas maneras: mediante los moretones que le salían en las piernas y en los periodos menstruales excesivamente prolongados, frecuentes y abundantes y por los desvanecimientos que la acometían súbitamente al hacer un esfuerzo excesivo… cómo le había sucedido en el sexo con Octavio, con el profesor... con el gringo…y algunas veces con Leonardo.

El especialista la puso en tratamiento, le impuso un régimen personal para el uso de la píldora rotando las diferentes marcas para alternar la absorción de sus componentes, le ordenó una dieta estricta para aumentar la ingesta de hierro, le urgió el uso de condones durante el primer mes mientras los componentes de las píldoras comenzaban a hacer su función y siempre que estuviera con parejas que no fuera su pareja establecida, nada de coitus interruptus y un tratamiento con hormonas para compensar sus deficiencias mientras el cuerpo se le adaptaba al nuevo y sano programa de vida.

El asunto de la hormonas y la dieta no le gustaban mucho pues tendían a hacerle ganar peso, así que los fue dejando de lado poco a poco hasta que con el tiempo las abandonó completamente… ¡primero muerta, que gorda!

CONVALECIENTE

Otra de las asiduas visitas que recibía a diario era la de Mónika.

-doy por perdida la apuesta -le dijo Mónika apenas se sentó con ella en los sillones del balcón de su casa-

Se refería a la que habían hecho una tarde, acerca de la probabilidad que Mónika tenía de acostarse con Shay y que esta se lo confesara a Malena.

La madre de esta les trajo café y galletas y las dejó solas en el apartamento, se fue de compras y ellas aprovecharon la soledad para ahondar en el tema.

-…te lo dije, se burló Malena triunfante.

-eres una inocente, mija, lo que pasa es que quiero hacer un buen trabajo, el cual de por sí ya ha dado sus frutos. La apuesta consistía en que ella misma te diría que tenía una relación conmigoya la tenemos; lo que sucede es que he descubierto que lo que siente por ti le impide tomar el riesgo de serte sincera en ese aspecto…cree que podría perder la posibilidad de poder algún día ser tu amante, le tiene pavor a tu rechazo, pues te cree excesivamente hetero… además de que te ama, te respeta y sobre todo está orgullosa de ti, te admira y profesa por ti una especie de adoración. La única manera que existe, de acuerdo a mi experiencia, para que ella se sincere contigo es que tú te sinceres con ella, o lo hagas a través de otra persona… por ejemplo, esa gordita que ustedes cargan en su grupo… la loquera,  se lo podría decir… durante una de sus sesiones de “loquerismo” con ella.

-no cuentes con eso, Deysi es intraficable en ese aspecto… ¿te la arrastraste “ya” a tu cama…?

-No está oyendo… sí, sí, sí…la gordita te podría ayudar, si tú se lo pidieras, he notado que entre ustedes hay un secreto… ¿Qué pasó entre ustedes? ¿Es ella una de las de tu grupo infantil?

Malena no se dejó arrastrar a las confesiones que Mónika siempre buscaba:

-¿la arrastraste…? ¿Se dejó?

-sí. Le falta soltarse un poco, pero es divina…divina…divina. Te la recomiendo. La estoy amansando para ti.

-¿le gustó? Preguntó Malena incorporándose para poner más atención a los detalles.

-claro. Lo hemos hecho… con la de anoche… contó con los dedos antes de contestar… tres veces. Ya acude por su propia voluntad a buscar su ración… de paz, como ella misma la llama… anoche fue la mejor noche y cada vez será mejor… cuando la agarres para ti, será toda una experta…

-no la quiero… es tuya.

Malena se sorprendió por su reacción notoriamente agria.

-¿Qué te pasa estas celosa?

-no sé. Sentí algo raro… como un dolor, no quiero seguir hablando de eso… no me gustó lo que sentí… sí, creo que son celos feos…pero gané la apuesta… dime el secreto.

-ok. Yo soy la hija -adoptiva, porque ellos no pueden tener hijos- de don Elio, el vicepresidente de RR.PP… Sobrina “putativa” de Don José, el presidente y accionista mayoritario… ahijada, del Dr. José Luis, vice. Ejecutivo de operaciones… y así sucesivamente…

Malena se incorporó incrédula:

-¿eres la hija del todopoderoso vicepresidente de relaciones públicas y sobrina del amo y señor de todos los amos y señores?

-sí.

-¿y qué haces en esta poceta? Una carajita rica y poderosa como tú debería estar en el exterior…

-las razones te las explicaré en su momento ¿en el exterior dices? allí está mi marido, es buena persona, es homosexual, tiene su pareja en Alemania…nuestro matrimonio es de conveniencia… cuestión de no separar paquetes accionarios… tú sabes…

-¡coño! Me vas a perdonar, pero es difícil de creer… hay tanto mitómano por allí -la miró sonriente al decirle esto, por si acaso-

-¡no hay problema! Entiendo tu duda, te daré una sorpresita cuando menos lo esperes… y te pagaré en forma la apuesta… demostrándotelo…

-¿puedes hacer favores…? ¿… a las amigas? Le preguntó la incrédula Malena, un poco en broma.

-te estoy haciendo uno, esclava, al permitirte hablar conmigo…le contestó seriamente Mónika entendiendo su incredulidad…

Un ataque de risa las acometió al mismo tiempo.

Cuando se calmaron se trasladaron a su habitación donde Malena había escondido una botella de whisky. Se sirvieron dos tragos y brindaron.

-porque te vaya bien… con Shay…brindó Malena.

-porque se me cumpla mi deseo contigo… brindó Mónika

-¡salud!

Después de beber el trago en silencio, Mónika fue la que habló…

-debes recordar, lesbiana recortada, que lo mío con esa muchacha era solo una manera de ganarte a ti, ella me gusta, es bonita, linda, suavecita en la cama, maulladora…pero mi meta eres tú… ¿yo no te gusto?

-¿la vas a dejar…? Preguntó Malena con cara asombrada… ¿eso la hará sufrir?

Mónika cazó su oportunidad al vuelo.

-sí. Probablemente la deje, ya no tiene sentido seguir con ella… el objetivo no se cumplirá nunca, puesto que ella no te diría por su propia voluntad que tiene una relación conmigo para evitarse tu rechazo…no lo hará… ¡ya no me sirve!

-¿por qué no sigues con ella mientras…? Para que no la hagas sufrir…

-te quiero probar a ti…

-quizá no sea tan buena… pero estoy dispuesta con tal de que no la hagas llorar… cuando me cure bien…

-se te nota que eres buena. Te gusta que te tomen por las malas, que te sometan… que te violen tu voluntad, que te protejan…. Que te adoren… que te colmen de  todo… ¡esa soy yo!

-¿Cuánto pagas?

Mónika se echó a reír: -lo que sea necesario…

-estás como Gonzalo, tratando de sonsacarme con engaños… ahora no puedo aceptar… Estoy débil y delicada.

-¿un besito? Preguntó Mónika.

-¿y no la dejas?

-sí.

Malena se incorporó un poco  y se le acercó lentamente con gesto y actitud de mujer modosita que hacía por primera vez algo prohibido…

El beso fue interrumpido por el ruido de la puerta del apartamento y la voz de la madre de Malena anunciando su llegada.

Salieron a recibirla.

Entre las tres prepararon la cena.

Dos dias después –de manera intempestiva- Mónika renunció al empleo:

-mi esposo murió en un accidente en suiza. Tengo que ausentarme. Ya me despedí de Shay… trata de ser paciente con ella… cuéntale tu secreto y deja que ella decida… hagan el amor… lo necesitan… les hará bien a las dos...

Le dio un beso y salió corriendo.

FINITO

by leroyal

http://memoriasleroyal.blogspot.com...porsia

(8,50)