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¡De mi hermana... esclavo total!

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Aquello fue como la explosión de una lujuriosa bomba incestuosa...Mi hermosísima y muy robusta hermana, que no sólo me había sacado inmensas ventajas en desarrollo físico ya que siendo hermanos mellizos ella alcanzó un desarrollo extremadamente exuberante mientras yo quedé estacionado en un cuerpecito flaquito y esmirriado -aunque sí muy fuerte y viril-, también me había sacado enormes ventajas en inteligencia, y rápidamente quedé atrapado en una dominación absoluta donde ella comenzó a someterme sin la menor piedad, comenzando a sentir yo en tal cosa, un infernal placer entregándome a ella completamente enamorado y feliz, comenzando así entre nosotros aquella lujuriosa cosa incestuosa donde hacía ella lo que quería conmigo caliente y a ella por completo entregado, disfrutando juntos en una complicidad placenteramente maravillosa.

Mi sorpresivo placer erótico de monstruosa intensidad colosal al sentirla a mi hermana avasallantemente dominante sobre mí me hizo comenzar a gozar de manera agradecida cuanta cosa mi hermana me hacía, y ella, sintiéndose motivada a disfrutar tal cosa y aprovechar tal situación, pues...comenzó a dar riendas sueltas a sus deseos de hacerme su esclavo, y yo... ¡más placer comenzaba a sentir en tal cosa!

Juntos y a solas hablamos conviniendo ser lo más discretos posible para que nuestros padres no advirtieran lo que estaba entre nosotros sucediendo, pero apenas quedábamos solos...el desenfreno ocurría, y mi hermana comenzaba a hacer de mí, un verdadero ESCLAVACHO.

Era quedar nosotros solos en casa, e inmediatamente yo me desnudaba completamente desnudo, y mi hermana comenzaba a andar montada sobre mis hombros, azotándome y masturbándome y haciendo de mi cuerpo su continuo juguete según quisiera ella hacer conmigo lo que quisiera, conmigo bramando de risas, placer y felicidad.

Y me imponía servidumbres verdaderamente grotescas que yo cumplía con un deleite inmenso, y hacía permanentemente de mí, su más sometido juguete caliente.

Nuestro padre prácticamente nunca estaba en casa, pero mamá, que sí solía estar muchas veces, advertía esa extrema sumisión mía a mi hermana, y sólo sonreía y hasta le agradaba vernos nunca reñir, y en esa rara complicidad donde yo me desvivía por servirla de una manera hasta ridícula a veces, que a las dos las hacía reírse...

Una vez, las oí hablar en la cocina y escuché cuando mamá le decía:

-"¡Cómo lo tenés bien a tus plantas a tu hermano!!! ¡Te felicito!!!"

¡Sentí, recuerdo bien...un río eróticamente eléctrico recorrerme el cuerpo...! A propósito, me hice ver ante ellas para que notaran que las había escuchado, y ambas se miraron sonriendo y me miraron...y yo también les sonreí. Ambas...soltaron la carcajada.

A partir de entonces mamá comenzó a gastarme continuamente bromas acerca de mi asumida sumisión hacia mi hermana, que yo también disfrutaba inmensamente. Y muchas veces lo hacía delante de ella, y nos mirábamos y reíamos.

Un día que yo me encontraba lamiéndole los pies a mi hermana y mamá entró así descubriéndonos, siguió como si tal cosa su andar, pero la carcajada, siguió con ella. Mi hermana y yo, reímos.

Mamá debió viajar junto con mi padre al exterior en un viaje que les insumiría meses de ausencia, entonces... el campo nos quedó completamente libre para nuestros desenfrenos más apasionados. Mi hermana comenzó a hacer de mí prácticamente un conejillo de indias para sus experimentos lujuriosos, haciéndome a veces cosas, que me ponían al mismísimo borde de la locura.

Sesiones prolongadísimas de torturas eróticas con todo tipo de cosquillas y cosas, y una manera de hacerme el amor a sus más extravagantes antojos y exprimirme hasta arrancar de mí verdaderos ríos de leche haciéndomelos saltar pija afuera en medio de orgasmos que hasta me hacían aullar como perro.

Mi lengua vivía metiéndose en su culo y su raja y pasando por sus tetas y axilas y su anatomía toda así días y noches enteras a veces.

Y un día dijo mi hermana que iba a comenzar a probar en mi cuerpo una dieta súper afrodisíaca que garantizaba efectos bestialmente eficaces en el resultado de una multiplicada acción orgásmica en mis sensaciones orgásmicas cuando me vinieran, y.… comenzó a hacerme tragar y tragar aquellas cosas que ella misma las preparaba. Y.… ¡era verdad! Ayyy! ¡Ay de mí!!!Cada orgasmo parecía que iba a arrancarme las tripas para hacérmelas saltar en medio de unas cosquillas infernalmente atroces haciéndomelas saltar pija afuera, y todo yo era un enjambre de alaridos y gemidos y gritos y suspiros desaforados y súplicas de piedad en medio de las carcajadas de ella meta hacerme y hacerme cosas, cosas y más cosas.

Eso me puso en un estado que derivó en algo así como un comienzo de locura, que comencé a andar riéndome y detrás de mi hermana permanentemente buscándola y suplicándole que hiciera lo que quisiera conmigo, y hasta babeándome en un estado ya casi limítrofe con la demencia. ¡Mi hermana, andaba sólo riéndose de mí...! Y cuando me capturaba para comenzar a divertirse con mi cuerpo haciéndome cosas, yo comenzaba a dar gritos donde el placer más alocado y la desesperación y la dicha, se entremezclaban en una argamasa loca de la más ridícula cosa como increíble. ¡Cómo se reía mi hermana!!!

¡Aquello... iba en aumento!

¡Pero gorda fue una vez su ocurrencia, cuando decidió inyectarme con un poderosísimo excitante sexual!

Sí: un poderosísimo excitante sexual, que descubriéndolo ella en una veterinaria, supo que se lo solían inyectar... ¡a los cerdos!

(9,10)