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Día de castigo

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Yo era bonita, de una belleza muy latina. Ojos negros muy grandes; pelo crespo, pero no demasiado, boca carnosa, nariz perfecta, delgada de grandes tetas naturales. nalgas bellas pero no muy grandes; conocí a mi amo cuando era joven 18 años en la universidad, era el profesor de historia de 45 años y me fascinaba, él se dio cuenta que me gustaba y rápido me llevo a su casa, hicimos el amor como cualquier pareja, hasta que empezamos a ver la historia de O, y el vio como me excitaba, entonces cambiamos de sitio y nos trasladamos a un pueblo cercano, me prohibió seguir asistiendo a la Universidad y me convertí en su pareja, lo primero que hizo fue comprarme ropa muy sexi y encerrarme, luego me operó mis nalgas para que quedaran bien grandes; me hizo el anillado y el branding (marcas y señales practicadas por medio del fuego) con su inicial A de Arturo en cada uno de en mis pechos esto realmente fue doloroso: y cuando ya pase el postoperatorio, supe lo que sería mi vida.

Me levantaba a las 5 am para arreglarme. maquillarme como a él le gustaba y prepararle el desayuno, llevárselo a su cama, era un desayuno descomunal para que dejara el sobrado, que él me lo tiraba en  los platos para perros que él me había comprado, y disfrutaba como yo, me dirigía allí casi desnuda solo con una tanguita, en cuatro patas para comer, cuando acababa o ya había comido buena parte, estaba tan excitado que de un tirón me quitaba la tanga y comenzaba a darme nalgadas, luego me hacía arrodillar para chupar su precioso pene, y él se venía allí  en mi boca o me decía que me colocara en cuatro nuevamente para penetrarme por detrás; luego me hacía nuevamente agacharme y con un cepillo de dientes me hacía limpiar por 20 minutos una buena parte de algún cuarto de la gran casa. Nuevamente se excitaba me penetraba y se bañaba y yo lo vestía.  Me hacia la lista del trabajo doméstico que debía realizar y se iba a trabajar.

Venía a almorzar lo debía recibir en cuatro, le debía lamer los zapatos y luego quitárselos colocarle las pantuflas y lo mismo le daba un almuerzo muy abundante y el me la daba los sobrados o en el piso o en el plato para perros, cuando me tiraba la sopa al piso como se excitaba, cuando yo lamia hasta dejar totalmente limpio el suelo, yo sentía placer cuando me decía maldita perra, y otros insultos impronunciables. Para que dejara reluciente el lugar donde me había echado la comida colocaba el pie sobre mi nuca; cuando terminaba yo le besaba sus pies, lo calzaba y nuevamente salía a trabajar.

Me ponía a seguir trabajando y dejar la casa reluciente, llegaba a las 7 pm casi siempre; lo recibía arrodillada le quitaba los zapatos le besaba los pies y le colocaba unas chanclas, le gustaba que lo recibiera desnuda, maquillada, perfumada, con el collar de sumisa y con tacones. Le servía la comida poca porque en la noche yo no podía comer nada o solo un bocadillo que él me traía y que yo agradecía besándole las manos.

Me colocaba la correa al collar de sumisa y como una perra me paseaba por la casa limpiando con la lengua los rincones de las alcobas, la sala, el comedor, los dos baños y  la cocina, encontraba cualquier cosa que le disgustaba y lo escribía para cobrármelo el viernes día de castigo me halaba el pelo y me decía estúpida, sucia y toda clase de improperios; me hacía bañar con agua fría, luego lo desvestía, me ataba de una forma salvaje que me encantaba otras veces solo me colocaba las esposas, luego me colocaba en los pezones y en mis labios genitales pinzas que me hacían gritar jadear de dolor y de placer ya que me las retorcía u otras veces me echaba cera por diferentes partes de mi cuerpo también, pero este jadeo debía ser muy suave y casi inaudible ya que si gritaba me lo tenía en cuenta para el viernes, hacíamos el amor en su cama, luego me escupía, me hacía ir al piso hacia la famosa lluvia dorada sobre mi nalgas y tenía que limpiar bien antes de acostarme, me bañaba con agua fría y por ultimo iba a una pequeña estera cerca de su cama para dormir.

Así era casi todos los días excepto el viernes que era el día de castigo, según las faltas mi Amo las multiplicaba por 5 y eso eran los golpes que me daría, tenía una peloticas con los diferentes objetos de castigo que yo digo de placer: la fusta, la paleta, los floggers, correa, la vara, el stockwhip, nalgadas y la de golpearme con sus pies dándome patadas cuando estaba en el suelo; y en otra bolsita escogía en que partes me castigaría:  nalgas, tetas o piernas.

Me hacía elegir el castigo por medio de estas peloticas. Como una perra, llevaba en mi boca el objeto con que me iba a castigar besaba ese objeto, luego las manos de mi Amo; me ataba en la cruz de San Andrés, me echaba cera caliente, me colocaba con toda la higiene tres agujas en cada pezón y en cada labio de mi vulva. Luego me daban algunos corrientazos con el tábano; y cada vez que me daba el corrientazo, los chuzones, la cera y los golpes debía decir gracias mi Amo.

Aquí estoy toda mojada recordando…  

Clarabella

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