Nuevos relatos publicados: 13

Fábula de una visita al dentista

  • 8
  • 12.507
  • 9,33 (3 Val.)
  • 0

Querido lector/a, ante todo quiero aclarar que esta historia es producto de la imaginación del escritor, los hechos aquí narrados son demasiado sorprendentes para ser verdad.

Esta es una historia que le ocurrió a la amiga de un amigo. Algunos dicen que sucedió realmente, otros afirman que es solo un cuento para pasar el tiempo.

Era tarde ya, Jessica había pasado todo el día trabajando en la clínica y ya era hora de que se fuera a casa. Ella había conseguido el empleo hacía solo unas semanas atrás, poco después de que se recibió de lo que más le gustaba: enfermera odontóloga. En verdad era una chica muy pero muy linda, morocha, pelo castaño claro tirando a rubio y largo hasta los hombros, ojos marrones y una buena personalidad según ella. Como iba contando, sólo le faltaba ordenar un poco el lugar y ya podría irse a descansar, cuando de pronto llegó un muchacho con un gran dolor de muelas.

¿Hola... hola? sé que no tengo una cita pero... dijo

La clínica cierra a las 19:00, terminamos por el día de hoy.

Jessica notó al instante que el muchacho estaba algo concentrado en su cuerpo (eso le causo gracia) ya que no quitaba ojo de sus pechos. Era verdad que con el guardapolvo se veía muy sexy, por eso tomó la mirada como un cuplido. Aparte de eso, el recién llegado parecía tener un dolor casi insoportable, tanto que sin previo aviso se tiró de rodillas ante ella gritando

¡Owwah! ¡ay, ay, ay, ay! por favor, ¿no podría revisar mi muela? ¡Oohh! ¡ah! ¡ayúdeme doctora, por favor!

No soy una doctora, soy enfermera. El doctor ya se ha ido.

Pero ¡¿qué hago yo ahora?!

Entiendo, pero yo no puedo...

¿No podría darme una inyección, algún tipo de analgésico?

Perdón, pero yo no...

¡Wahh! ¡ay, auch!

Sssss... realmente duele mucho ¿verdad?

¿Usted que cree? ¡aaahhhhh!

Por mucho que quisiera ayudar ella no podía administrar nada sin presencia del doctor, eso estaba claramente prohibido. Pero al ver al pobre sometido a tanto sufrimiento pensó que si le daba alguna pastilla o analgésico se podía ir en paz, nadie lo sabría, así que le dijo

Mmmm, esta bien. Te voy a inyectar un analgésico.

Sí... por favor.

Entonces lo condujo hacia la sala en donde se encontraba la cama para intervenciones, y allí le ordenó que se acostara. Buscó todas las cosas que necesitaba y se preparó para pincharlo.

Abre tu boca, estás siendo muy valiente, le decía mientras usaba el succionador.

¿En serio? preguntaba él sin mucho convencimiento.

Como todos sabrán por el tipo de trabajo que tiene Jessica necesita estar cerca del paciente, casi sobre él. Por esta razón sus pechos se pegaban a la cara del adolorido paciente, pechos que no eran precisamente para pasar inadvertidos. Entonces, por simple curiosidad más que otra cosa, Jessica vio de reojo la entrepierna del tendido para percatarse de que tenía una ¡tremenda erección!. Realmente le sorprendía el tamaño del miembro que se escondía bajo el pantalón, que dificultosamente lo ocultaba.

¡Increíble! parece que está a punto de romper el cierre, pensó para ella misma.

El muchacho todavía seguía allí, pero al parecer no se había dado cuenta que alguien estaba admirando su talento. El se sentía muy nervioso al quedar en tan buenas manos, así que dijo

Soy afortunado de tener tan hermosa enfermera trabajando en mi boca.

Je, je... no necesita decirme piropos... respondía ella.

¡No, no! es lo que pienso.

Tienes una cavidad bastante grande, ¿cepillas tus dientes cada día? le dijo la enfermera mientras prestaba más atención al bulto que a su boca.

Bueno sí... la mayoría de las veces.

Esta bien, ahora abre la boca que te voy a poner la inyección.

Jessica aplicó la inyección sin resistencia alguna. La sorpresa llegó luego, ya que por alguna razón al terminar el personaje se durmió al acto. Como pudo trató de despertarlo pero sin éxito. Alterada y sorprendida tomó la ampolla de donde había sacado el analgésico solo para darse cuenta de que eso no era analgésico, ¡sino anestesia!.

Señor... ¡despierte! ¿señor? por favor...

Trato nuevamente en despertarlo, pero nada, seguía profundamente dormido sin deseo alguno de volver en sí. No podía creer que le pasara eso justamente a ella, lo tenía allí recostado totalmente ido... y a su merced, mmmm... completamente a su merced. De repente le vino a la cabeza una idea muy pícara, de esas que hacen sonreír maliciosamente. Supo que la anestesia solo lo haría dormir un par de minutos, tiempo suficiente para observar eso que la había hecho equivocar en primer lugar, ya saben que... sin pensar demasiado bajó el cierre del pantalón y allí salió disparado como un resorte su un gran pene. Estaba tan parado que salía casi con totalidad de la ropa interior, era fascinante.

¡Mierda, es gigante! nunca había visto uno tan grande antes... gritó sin poder controlarse.

Como poseída (cosa que no haría nuevamente) se agachó para quedar a la altura del gran miembro y lo lamió levemente. Claro está que no podía conformarse solo con eso, así que lo hizo nuevamente, una y otra vez. Quiero aclarar que Jessica no era el tipo de persona que se acostaba con cualquier extraño, pero en ese momento pensó que no llegaría otra oportunidad del mismo tipo, así que decidió aprovechar el momento. Puso el mástil en su boca y como pudo lo metió hasta el fondo para deleitarse por completo.

Aaahh aahh ¡Gloups! ¡Increíble! siento que me voy a descolocar la mandíbula, suponía al mismo tiempo que chupaba con muchas ganas

Fácilmente lo podía tomar entre sus dos manos y aun tener espacio suficiente para lamer la punta, que tampoco se quedaba atrás. Gozaba al sentir como escurría más y más líquido, tanto que chorreaba hacia sus testículos y las manos de Jessica.

¡Glaps! ¡¡¡mmmmmmm!!! lap lap lap, eran algunos de los sonidos que se escuchaban en esa habitación. Por suerte el paciente seguía totalmente dormido mientras ella lo examinaba a fondo

Aaahhh... gulp, gulp ¡que verga! ¡aah! ¡aah! tan gruesa... tan larga... y tan dura!.

Sus pezones estaban más duros que nunca, parados mirando al cielo. Jessica quería seguir probando ese gran fruto de las mil y una maneras. Con algo de esfuerzo se puso sobre él (que depravada) para hacerle una paja francesa mientras la seguía chupando golosamente, como una niña que finalmente consigue el dulce que tanto desea. Allí, abierta de piernas dijo

No lo puedo creer... no creo que algo así de grande... nnn, nnn, nnn, ¡gasp! ¡gasp! pueda quepar en mí...

La idea le daba miedo pero tenía que tratar. Además ella estaba a cargo de todo y si las cosas salían mal podía parar en cualquier instante, no tenía nada que perder. Entonces se dio vuelta para quedar en la misma posición que estaba el dócil muchacho, abrió de piernas lo más que pudo y las flexionó hasta bajar a la altura de su pene. Una vez allí corrió la panty que era solo un estorbo, abrió bien sus labios vaginales y comenzó a comerlo lentamente (dicen las malas lenguas que siempre tuvo una entrada muy dulce, 100% afeitada todo el tiempo)

¡¡Nnnnnn...!! ¡aah! ah... oh, ¡si! ¡está entrando!, pensaba.

Cuando finalmente tuvo la herramienta dentro comenzó a moverse poco a poco para ir acostumbrándose, ya a los pocos minutos podía sentir como la llenaba, más que ninguno anteriormente. Por eso no pudo aguantar mucho tiempo las ganas y comenzó a moverse precipitadamente, sabiendo que se lastimaba pero que gozaba al mismo tiempo. Lo cabalgaba desesperada, casi con furia

Aaah aahh aha aaahh... ¡¡mmmm...!!! me está partiendo al medio... ¡siento como si estuviese a punto de explotar! aaahh aahh... ¡¡esto es a lo que yo llamo una buena inyección!! ah ah...

Parecía que las cosas eran muy buenas para ser ciertas, y así era. En ese momento Jessica notó que el adolorido estaba pronto a despertarse, ya que se movía incómodamente y hacía ruidos extraños. Ella rogaba para que él no recobre el conocimiento, no hasta que haya acabado la fiesta ¿verdad?. Entonces muy a gusto con lo que estaba haciendo y sin ganas de terminar le dijo

No... no despiertes todavía... un poquito más... solamente duerme un poquitito más, quiero probar una cuantas cosas antes, aquí... allá...

Como una loca sacó el pene de su vulva y lo rozó con sus labios vaginales, solo para desear tenerlo dentro de nuevo.

En... enfermera...mmmm...mmm... enfermera, murmuraba el paciente que estaba pronto a darse cuenta de todo.

No, no despiertes todavía seguía suplicando ella.

Entonces supo que hacer para ganar más tiempo, ya que el juego recién había comenzado. Era una locura pero debía tomar el riesgo, sí o sí. Extendió el brazo y tomó la jeringa que tenía todavía algo de anestesia y le dijo al oído

No... duerme un poco más... un poco más... te voy a dar otra inyección de anestesia... necesito usar tu "jeringa" más tiempo...

Hasta aquí se sabe de la historia de Jessica, que le dio el mejor tratamiento a un extraño ¿quién iba a pensarlo?. Esta es una historia que le ocurrió a la amiga de un amigo. Algunos dicen que sucedió realmente, otros afirman que es solo un cuento para pasar el tiempo.

Fin

(9,33)