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Entrevista con el coreógrafo

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Ella, era una chica de 18 años con una gran pasión por la danza. Él, un coreógrafo reconocido en todo el país, con una gran trayectoria, por lo tanto, al menos 15 años mayor que ella.

Todos en la academia donde ella estudiaba baile, conocían al dichoso coreógrafo, ella era excepción; su instructora le comentó que el coreógrafo estaba buscando una chica con sus aptitudes para una presentación en una fiesta de XV años. Ella, encantada le pidió los datos y la instructora le dijo que al día siguiente él iría a la academia para que conversaran.

Así fue, mientras ella practicaba su coreografía de percusión, él arribó al estudio y de pronto ella notó que ya la observaba. Ella debía continuar moviendo la cadera y haciendo fuertes movimientos de pecho que requiere el baile. Tenía ya puesto el vestuario para la presentación, el cual se componía de un brassier negro de monedas, las cuales, en cada paso bien marcado, brincaban felices al ritmo del rebote de sus senos tamaño 36C, mientras la parte de abajo del traje era una licra negra que acentuaba sus nalgas bien torneadas por las sentadillas, parecía no traer nada bajo este, ya que ella llevaba una diminuta tanga, y en su cadera una delgada fajilla de monedas que se agitaban con los movimientos de su cadera. Ella notó que él la veía con ojos no sólo de alumna potencial, sino que su mirada denotaba algo de lujuria, lo cual la estremeció, pero a la vez la hizo sentir un poco mojada. Él no le había gustado, sin embargo, le excitaba pensar que el coreógrafo estuviera ahí viéndola con deseos de arrancarle las licras.

Al terminar su rutina, la instructora los presentó, ellos intercambiaron algunas palabras mientras ella notaba como él fijaba sus ojos en sus senos que lo saludaban ajustaditos en el bra con algunas gotitas de sudor, se dieron sus números y quedaron para siguiente día.

Cuando ella llegó al punto de reunión, vestida como él le había indicado, mallones ajustaditos y blusa para entrenar, él ya estaba allí. Con lo que él no contaba, era con que ella iba acompañada por su novio, por lo cual cuando se saludaron sonó un poco molesto y le dijo que debía comentarle que la tendría que esperar ahí. Ella se puso algo nerviosa, pero accedió, su novio intrigado no estaba de acuerdo, pero tuvo que aceptar. El coreógrafo y ella se fueron caminando, ella no sabía a dónde, pero algo le decía que confiara en él. Llegaron a su casa, él comentó que quería que se probara el atuendo que usaría para la primera presentación, ella accedió. Le dijo que se desnudara frente a él, que no era la primera vez que una bailarina lo hacía y que, si ella comenzaba en eso, no sería su última vez, ella algo apenada y miedosa no quería, pero él la convenció diciendo que necesitaba ver si su trasero no tenía marcas para que pudiera usar las faldas de salsa. Finalmente se sacó los mallones y se paró frente a él, vistiendo en la parte de abajo sólo una tanguita azul que combinaba muy bien con sus nalgas. Él le dijo que necesitaba acercarse para revisar y ella asintió, se iba sintiendo muy excitada por la situación, ya que además era la primera vez que se desnudaba frente a un hombre que no fuera su novio, con quien dejó de ser virgen. Él le dijo que su trasero estaba muy bien, mientras le daba una nalgada y le dijo que ahora necesitaba echar un vistazo de cerca a sus pechos. Ella estaba consternada pero ya un poco más desinhibida y se sacó la blusa quedándose en el bra que hacía juego con la tanga. Él le preguntó qué talla era, ella contenta y apenada a la vez, presumió su 36C. Él le dijo que estaba muy bien, pero había un problema, ella se asustó, pero él le dijo que no era nada malo, sólo que le había gustado mucho y quería penetrarla justo en ese momento, si no podría irse, ella tenía miedo y se negó, pero él le dijo que recordara que su novio estaba esperándola en la calle y que no querría hacerlo esperar mucho más; con lo que la convenció.

Le desabrochó el sostén y sus senos quedaron ahí paraditos mirándolo fijamente, mientras él comenzaba a quitarse toda la ropa, comenzó a masturbarse, diciendo a la chica que retirara su tanga y se recostara en el sofá. Ella hizo lo primero y él pudo apreciar su monte de venus recién depilado. Cuando ya estaba recostada, el no demoró en montarla y empezó a penetrarla fuertemente, como a ella le gustaba, ella tenía mucho miedo y culpa porque jamás había engañado a su novio ni estado con otro hombre, y sabía que él la estaba esperando muy cerca de ahí, pero quiso olvidarse un poco de eso y comenzó a disfrutar las estocadas que él le daba a su vagina. Al parecer él estaba tan excitado que duró muy poco, por lo que sacó su pene para terminar afuera, a ella le molestó que la dejara a medias después de todo lo que había pasado. Se vistieron muy rápido y salieron de regreso a donde estaba su novio esperándola. Ella no le contó nada, y él estaba enojado por la espera, pero ella seguía tan mojada y caliente que comenzó a besarlo apasionadamente; quizá también como una forma de querer pedir perdón por todo lo que pasó, que él comenzó a tocarla y a excitarse y tuvieron que correr a su casa, pero eso es historia para después.

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