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Sin que ella lo supiera.

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Mi nombre es Marco y la protagonista de esta historia es mi segunda esposa.

Sonia. Ella es algo llenita, no gorda, con unos generosos pechos, trasero grande y bien formado, piernas de campeonato, de cara fina, labios carnosos, cabello a los hombros, de piel canela.

Ella tiene 38 y yo 35 años. Sin hijos.

Es muy complaciente en la cama, hemos gozado de algunas cosas; a excepcion de una.

Yo practicaba los intercambios. Siempre me ha exitado ver cuando poseen a mi pareja y participar casi al final; solo que a Sonia no le gustaban los trios.

Podiamos hacerlo en cualquier lugar, con los atuendos que fueran, pero jamas un trio.

Una vez lo intentamos, pero resulto un fracaso.

Un amigo me dio un pequeño tip, pero tendria que ser muy discreto; si esque realmente queria gozar de ver como alguien mas se coje a a Sonia.

La cosa era simple.

Me mostro un botecito de pastillas. Me dijo que le diera una, o que se la pusiera en alguna bebida.

Intente casi de todo para realizar mi fantasia. La emborrache, tratando de que alguien la seduciera y falle.

Por lo que mi unica opcion era darle ese potente somnifero.

Lo pense, lo medite y llegue a la conclusion que para que no se diera cuenta de mi plan, esto debia de ser secreto.

La condicion de mi amigo fue que lo dejara disfrutar de mi esposa estando inconciente.

Busque una noche en la cual no tuvieramos otra cosa que hacer.

Como esos dias era de costumbre fuimos a cenar algo en algun restaurante.

Sonia iba con un vestido negro, hasta las rodillas, con un pequeño escote que le hacian muy notorias sus suculentas chichis.

Al llegar a la casa le sugeri que tomara una pastilla para que estuviera mas relajada.

No deje que se pusiera la pijama, para que mi amigo la disfrutara asi.

Depues de que tomo aquella cosa, le llame a mi amigo, para que estuviera afuera de la casa y esperara mi señal.

Los efectos de la pastilla comenzaban a surtir efecto; por lo que lleve a Sonia a la recamara.

Al verla tendida en la cama; aun con ese vestido negro, me emocione tanto de ver por fin como la gozaria otro hombre.

Me asegure de que estuviera bien dormida y fue entonces que le llame a mi amigo.

Al entrar y ver a mi mujer en la cama, me confeso que desde que la conocio siempre se la quizo follar.

Acerque un pequeño sillon para sentarme y disfrutar del show.

El se acosto junto a ella.

Comenzando a oler su cabello, a pasar su mano por sus piernas, a besar su mejilla, a toquetear esos hermosos pechos.

La desnudo con una clama que pareciera que se daria un atascon con mi esposa.

Al verla en ropa interior que consistia de un sosten negro y una tanga negra, mi cuate se desnudo por completo.

Empezo a lamer cada uno de los dedos de los pies, con su lengua recorrio las dos piernas, hasta llegar a su vagina.

Al quitarle la ropa intima.

Como loco succionaba sus pechos, mordisqueando esos pezones rosados.

Fue directo a su vagina para darle unas mamadas, que al parecer las sentia; porque entre sueños mi querida esposa empezaba a gemir.

Con toda la exitacion del mundo la clavo de golpe.

La bombeaba con maestria, sus manos subian y bajaban del cuerpo de Sonia.

Le metia la lengua en la boca de mi mujer.

Ahora la voltea boca abajo, para lamerle su redondo culito.

Como yo le habia platicado a este amigo de aquellas penetradas por el ano de Sonia, el se confio y decidio penetrarla de una estocada.

Ese espectaculo era maravilloso; tanto que me daban ganas de unirme a aquel goce sexual.

Pero quise que mis ojos disfrutaran lo que estaban viendo.

Con su verga aun en el culo de mi esposa. Volteo a verme y me pidio permiso de terminar en su boca.

Al darle permiso. La volvio a poner boca arriba y le empezo a follar la boca.

Yo por mi parte ya me estaba masturbando de lo lindo.

Pronto escuche un grito, dando señal que le estaba llenandole la boca de leche.

El la sento para que no se ahogara, en lo que terminaba de venirse.

Despues de vestirse y dando las gracias se marcho.

Regrese al cuarto para observar a Sonia con la boca llena de leche.

Eso hizo que me entrara mucha exitacion. Le limpie la boca, para ahora ser yo quien le follara la boca.

Mis dedos urgaban en su vagina, mi otra mano masajeaban sus senos.

Le puse sus piernas en mi hombro, clavandole el culo, como lo habia hecho mi amigo.

Despues de un largo momento quise atender esa vagina semi depilada de Sonia.

Era tan exitante estarme follando a mi esposa totalmente inconciente.

Eso me hizo tener un gran, gran orgasmo, tan grande que me estremecio de gran modo.

A Sonia tambien le vino uno; pues tambien note como su suave piel se erizaba.

Acomode a Sonia, con todo y pijama, para que no se diera cuenta de nada.

Al acostarme solo pensaba en lo mucho que podia gozar a costa de tener a mi esposa totalmente inconciente.

El solo hecho de tener a Sonia a mi total disposicion me lleno la cabeza de extrañas y locas ideas; asi como el poder fantasiar en que sea cojida por otra mujer...

Aqui comienza un nuevo placer para mi vida sexual.

Vladimir escritor.

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