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Sin que ella lo supiera. Capítulo 2

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Hola a todos. Espero me recuerden.

Soy Marco y esto es lo que sucedió después de dormir a mi hermosa esposa Sonia.

Recordaran que es mi segundo matrimonio y que antes de conocer a mi mujer practique algunos intercambios de pareja.

Esto que paso, siento que fue mejor que la primera parte.

Le conté con lujo de detalle a un amigo de hace tiempo; con el cual compartimos pareja.

A él le gusto tanto lo narrado que me pidio que repitieramos aquel relato, que sucedio la semana anterior. Pero con participacion de su esposa.

Claudia. 1.65 de estatura, piel trigueña, pechos y trasero mediano, unas piernas lindas.

Victor. 1.70, delgado, con cuerpo moldeado por el ejercicio.

Bien. Armamos un pequeño plan para no delatarnos; pues Sonia sabia de mis andanzas con aquella pareja y aunque eran amigos en comun, mi esposa seguia sin gustarle nada de aquello.

Por lo regular los viernes no salimos de casa; mas que a cenar algo.

Antes de salir, recibi la llamada de mi amigo, diciendo que queria pasar a saludar.

Para esto Sonia entro rapido al baño para arreglarse.

Al llegar aquel matrimonio, vestian casualmente cada uno.

Les invite un trago, en lo que mi mujer salia a saludar.

Al llegar mi esposa a Victor casi se le salen los ojos al verle. Tenia un vestido rojo algo ajustado, con escote.

Pedimos de cenar a domicilio, prepare mas tragos, un refesco y un cigarrillo para Sonia; ya que ella casi no gusta del tequila. La charla giraba como siempre.

A la segunda ronda; fue ahi donde le puse aquella pastillita a la bebida de mi mujer.

Estabamos en el comedor y Sonia se paso a la sala, sentandose en un sofa que queda frente a nosotros.

Luego de un rato, me acerque para verificar que la medicina haya hecho el efecto esperado.

Al dar la confirmacion, Victor se acerco y con sus manos agiles comenzo a acariciar el bello cuerpo de mi mujer.

Claudia y yo empezamos con una sesion de besos, acompañada de mucho cachondeo.

Pronto desnude a la esposa de mi amigo, para saborear su rica vulva.

Victor, desnudaba a Sonia en medio de besos y caricias, metiéndole un dedo en la vagina.

Opte por disfrutar sus lindos hoyos de Claudia hasta saciarme.

Al levantar la vista, observo que este amigo se follaba la boca de mi dormida compañera, devorando también su vulva en un 69.

Claudia me daba unas mamadas bastante ricas y el ver a Víctor con Sonia en el sofá me ponía a tope.

Acomode sobre la mesa a mi amante para clavarle esa depilada y mojada concha, que hace tiempo no disfrutaba.

Mis manos recorrían el cuerpo suave de Claudia; tal cual como Víctor a Sonia.

Él se encontraba dándole duras clavadas al culo de mi mujer, dando pequeños gemidos.

Veía como le ponía la palma de su mano en la concha de ella y con un dedo sobaba su clítoris.

Por mi parte seguía dándole verga al ano de Claudia; la cual hacia lo mismo que su marido.

Ahora la puse boca arriba, poniendo sus piernas en mis hombros, agasajando con mi falo esa cueva.

¡Maldición, maldición! ¡Que rica esta tu vieja Marco!!

Esas palabras de Víctor, hacían que le diera más duro a su mujer.

Él se salía de Sonia, para mamarle la vagina y regresar a clavarle el culo; así lo hizo dos veces más, hasta que le despacho por delante.

Yo- Clau. Quiero que te tragues mi leche.

Claudia obedeció, dándome otras ricas mamadas, hasta que le llene la boca de mi líquido.

Víctor hacía lo propio en la boca de mi Sonia.

Claudia fue con mu esposa, para limpiarle la leche que le caía de los labios.

Pronto bajo a su clítoris para con su lengua disfrutar de sus jugos.

Esa escena me puso otra vez a tope; así que me fui sobre Sonia, clavándole por el culo.

Víctor copio aquella clavada con su mujer.

Los tres gritábamos de placer, disfrutando de aquel cuerpo inerte por la pastilla.

Ahora la nos acomodamos así:

Claudia y Víctor mamando y culeando a Sonia; en lo que yo le daba por la boca.

Después de un momento, cambiamos.

Claudia en la boca de mi esposa, Víctor y yo le hacíamos un sándwich.

Como yo quede arriba de Sonia, aprovechaba un poco el estar alzado, porque Clau le daba vagina a mi mujer en lo que yo le mamaba los pezones rosados de Claudia.

Nosotros le llenamos los hoyos a mi esposa de leche.

Al quitarnos, Claudia le limpiaba culo y vagina.

Me ayudaron a limpiarla, vestirla y llevarla a la recamara.

Nos tomamos otra ronda de tragos y nos despedimos, fantaseando en la siguiente sesión.

Al regresar al cuarto, desnudé a Sonia y le di otra terapia de buen sexo.

Lástima que a ella no le gustan los intercambios o tríos; de lo contrario la hubiésemos pasado de maravilla.

Al día siguiente mi esposa me comento que le dolían las nalgas; pues como no, pensé.

Víctor prendió sus manos a tal grado que le dejo marcados los dedos. Jajaja.

Ahora solo pensaba en la siguiente vez que durmiera a mi querida esposa.

Vladimir escritor.

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