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Semen de mi marido en todo mi cuerpo

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Sabido es que me encanta todo lo que sea sexo, no sólo tenerla adentro. Por eso una noche de sábado me vestí infartante como siempre, toda de cuero negro y tacos muy altos, cabello rojo y mucho maquillaje y perfume para excitar lo más posible a Ernesto, que también se puso cuero y un perfume exquisito. Fuimos a comer una picada de quesos y fiambres a la casa de una amiga de Patri y de ahí nos fuimos a un hotel, pero no el de cerca de casa sino otro que me recomendaron las chicas. Por supuesto que me preparé con tutti la lencería más fina... Después de provocarnos, me saqué despacito la ropa de cuero y mi marido ya me quería dar  con ropa interior y todo. Tras unos jueguitos, yo le saqué el calzón y él dejó ver su tremendo salchichón. Me sacó el corpiño, me quitó las ligas y me ayudó a sacarme las medias negras y me sacó la bombacha con encaje supersexy que tenía puesta. A hacernos de todo...

Ernesto me la dio por la vagina y eyaculó un montón de semen. Después le pedí por atrás y me llenó por atrás. Pero yo estaba prendida fuego, insaciable como siempre. Y le pedí que me diera de tomar la lechita. Me puse la bombacha pero no lo demás, él se frotó y me hizo tragar todo su semen, y lo que quedó me lo pasó por la nariz y la pera. Pero yo quería más y le pedí que me eyaculara sobre el cuerpo y me lo pasara con las manos bien por todo el cuerpo. Y mi dulce acabó sobre mi panza y mis pechos y me pasó las manos bien pasadas con semen por todo el cuerpo. Sentí una excitación como nunca. Pero... yo quería más.

Y le seguí pidiendo y pidiendo y él me complació nomás: me hizo vagina y cola, me dio de tomar, luego me bañó la cara y me la pasó como si fuera cremita, ni me importó que me corriera todo el maquillaje. Después eyaculó sobre mis piernas y me pasó las manos bien pasadas. Y para rematar me lo hizo en mi pelo, obviamente enchastrándome toda. Yo creí que eso era el final y me fui a lavar y me vestí. Pero no: ni bien salí del baño, me agarró, me estrujó contra la pared y me dio hasta volver a eyacular encima de mi bombacha y mis medias negras, volviendo a pasarme las manos ahí y hasta en mi corpiño. Espectacular. Y digan que lo tuve corto cuando desayunamos, que si no me seguía dando. Fue un baño de crema como los míos. Pero mejor: mi marido me bañó todo mi cuerpo con su semen. Mucho, mucho más placentero...

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