Mi amigo no deja mina con vagina limpia.
Estimulado por las pastillas que toma y porque se excita de la nada, otro día fue al supermercado y mientras compraba, vio una mujer rubia con campera de cuero comprando queso cremoso. La miró todo lo que pudo, disimulando para que no lo viera ella ni el resto. Pero le agarró tal excitación que dejó el resto de las compras para más tarde, fue a la caja, pagó y esperó disimuladamente que la señora saliera del súper.
Como la conocía bien, la registró enseguida cuando la mujer, cartera al hombro y con un par de bolsas, salió del súper a su casa. Fue caminando rápida haciendo ruidazo con sus elegantes botas de cuero, y él ni lerdo ni perezoso la siguió.
Llegó a su casa y la vio sola, que nadie la recibía, y tras esperar escondidito un rato, le tocó el timbre. La mujer preguntó, él no sé qué cosa le dijo que se había olvidado y la tipa, para colmo aún con la campera de cuero, lo invitó a pasar. Para qué. Mi amigo la llevó a una pieza, la sujetó, no se puso loco con los gritos de la mujer, le sacó la ropa, la tiró contra la cama, le arrancó el corpiño y la bombacha y con una tremenda pijota, la penetró y recontravioló por el culo y la concha hasta llenarla de semen. No contento, la dio vuelta, jadeando de excitación, la abrió de piernas y se la dio por la vagina, mientras le apretaba las tetas y la besaba y manoseaba. Y claro que tras frotar su pene, largó un océano de semen que inundó a la señora, que ya gemía del placer aunque no le gustara que la violaran así.
Él terminó, se levantó, la amenazó con si decía algo, le robó un lápiz de labios y una cremita de la cartera, aprovechó a sacarle plata también, la saludó con ironía (qué guacho) y se fue chocho de la vida.
Cuero, queso cremoso, sexo y semen: el tipo se dio los gustos. Genio.