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Calurosa noche

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Estaba siendo una noche muy calurosa, ya sabéis con la ola de calor que nos ha pegado este año. Era noche de marcha y salí con los amigos como siempre y para no cambiar de costumbres acabamos muy borrachos, serían sobre las 6 y media de la mañana y empezaba a amanecer cuando decidí retirarme o mejor dicho me invito un amigo (Juan) a su casa, ya que yo no podía casi caminar por la borrachera y por el cansancio. Cuando llegue a su casa me dejo una habitación para mí y él se fue a otra con su chica (Marta, hace poco que salen juntos) que nos acompañó ese día.

Supongo que follarian como conejos, pero la verdad es que no me entere de nada pues me quede dormido enseguida. A las pocas horas me desperté empapado en sudor, la habitación era un horno dado que por su orientación daba el sol de pleno, me fui al baño a tomarme una ducha fresca pero solo me refresco hasta que volví al cuarto, entonces oí ruidos de conversación que salían del cuarto de mi amigo, así que llame a la puerta y me hicieron pasar, ellos tampoco podían dormir por el calor, de tal modo que la chica de Juan nos dijo que porque no nos íbamos a las piscinas a dormir, allí se estaría muy fresco y había sombras por las grandes arboledas que hay.

No nos lo pensamos más y decidimos irnos enseguida, a los 20 minutos ya estábamos en las piscinas y ya que yo no había pasado por mi casa Juan me dejo uno de sus bañadores viejos, era eso o ir en bolas, aunque la verdad tal como estaba esa mañana me hubiera dado lo mismo (es que el bañador que me dejo no me gustaba nada).

Eran unas instalaciones magnificas con varias piscinas, canchas, y grandes zonas de árboles por doquier con sus sombras, ya sabéis lo que dicen: "lo mejor del sol, la sombra" nos dimos un chapuzón para ir bien fresquitos y enseguida nos acomodamos en una zona que no había mucha gente para poder dormir a la sombra de unos grandes nogales. Me volví a quedar dormido de pleno y al rato note como unas salpicaduras de agua fresca que me despertaron de mi letargo, pensé que sería alguno de los dos tomándome el pelo, pero al abrir los ojos pude contemplar a una señorona mayor que se había tumbado cerca y venia toda mojada de la piscina, la estuve observando por unos segundos que me parecieron eternos, tenía un par de tetas inmensas con los pezones bien duros por causa del agua y anchas caderas aunque no era un culo muy relleno, le calcule unos 50 años y el observar todo el conjunto me dio mucho morbo pues era hermosa, no una belleza de modelo famélica (como las de las revistas), sino de mujer hecha y derecha que ha vivido. Ella se dio cuenta de que la estaba mirando y me dijo:- ¿No te abre despertado sin querer? Hay cariño ya perdonaras.- Me quedé unos segundos sin reaccionar pero al final le dije:

- No se preocupe señora si no estaba dormido del todo (cosa que era mentira).

- Ya verás que no voy hacer nada de ruido y podrás dormir

- Gracias señora, pero de verdad no pasa nada

Me tumbe de nuevo y cerré los ojos, ahora solo la veía a ella, me había hablado tan dulce y tenía ese cuerpo carnoso, que al andar en estos pensamientos me provoco una erección , claro está que al estar tumbado se veía la tienda de campaña que había puesto en mi entrepierna, entonces recobre la conciencia de donde estaba y abrí los ojos para ver si alguien se había percatado de mi estado de excitación, gire la cabeza hacia un lado y no vi a mis amigos (se habrían ido a tomar un baño) pero al girarme hacia el otro lado la vi a ella mirándome, nos miramos a los ojos y pude ver el deseo en ellos igual que ella lo veía en los míos. Se acercó a mí y sin mediar palabra empezó a acariciar mi torso, esto aún acentuó más mi excitación, yo estaba rojo por la vergüenza y por el calentón que llevaba, afortunadamente no había mucha gente y menos conocidos, ella me agarro de la mano haciéndome señas de que nos fuéramos hacia un lugar más privado, yo la seguí sin dudarlo y ya en un ambiente más íntimo me atreví a agarrarle uno de sus pechos y comenzamos a besarnos cada vez con más pasión, mis manos recorrían todo su cuerpo y me dirigí hacia su concha, la comencé a masajear mientras ella daba suspiros de placer diciéndome que no parase, decidí que quería comerme esos hermosos pechos y ella con una sola mirada me entendió pues comenzó a quitarse el bañador, que hermosos eran, grandes, algo caídos como es natural, de una piel suave, los bese y lamí de arriba abajo sin descuidar su concha, de esa manera estuvimos un buen rato, hasta que ella se agacho y bajándome el bañador quedo ante mi polla toda erecta, con una mano acometió una paja a la vez que se la metía en la boca, se la metía y sacaba chupándome la punta con aquellos carnosos labios, yo estaba en el cielo, la chupaba desde la punta bajando hacía mis huevos, quería follarmela ahí mismo de modo que nos tumbamos, los dos estábamos excitadísimos, antes de comenzar la penetración quería saborear aquel coño, le di suaves lengüetazos entreabriendo su vulva, llegando hasta su clítoris, el cual me esperaba enrojecido de pasión, lo chupe, ella paso de dar suspiros a gritar poniendo una mano en su boca para que no nos oyesen, su coño tenia sabor a puro sexo, notaba como se contraía y retorcía de gusto, no aguantaba más y me puse encima de ella penetrándola con todas mis fuerzas, intentábamos ahogar nuestros gritos de placer besándonos, entrelazando nuestras lenguas, yo la embestía una y otro vez al tiempo que ella me rodeaba con sus piernas y me llevaba hacia ella marcando el ritmo de la penetración, nuestros cuerpos estaban pegados retorciéndonos de placer, no quería correrme tan pronto, deseaba prolongalo más, pero no pude y termine corriéndome dentro de ella, tampoco ella pudo aguantarse y tuvo un orgasmo monumental, clavándome las uñas en la espalda y el culo, metiéndome dentro de ella todo lo que podía, me quede encima de ella sin sacársela un buen rato mientras nos besábamos, al tiempo me dijo:

- Venga vámonos que nos estarán esperando.

Yo con cara de sorpresa le pregunte que quien nos esperaba. A lo que me contesto:

- ¿Quién va ser? Pues mi hija y su novio Juan.

Me quedé piedra, no me lo podía creer, me había tirado a la madre de la nueva novia de Juan, ahora comprendí porque estaba tumbada junto a nosotros, no era una casualidad, sino que estaba pasando el día con su hija. Regresamos al lugar donde estaban Juan y su novia, y nos preguntaron a donde habíamos ido, pusimos mil excusas diciendo que fuimos a dar un paseo, cuando estábamos recogiendo, la chica de Juan vio mis arañazos en la espalda que yo enseguida cubrí con la camiseta, ella lanzo una mirada a su madre y ambas sonrieron. Por lo visto no era la primera vez que se beneficiaba a un jovencito y la hija lo sabía por la expresión de su cara, como diciendo: “otra vez mama".

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