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Be_my_daddy

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Soy un cuarentón de buen ver. Ahora sé que en el argot del ambiente se me denomina daddy. Casualmente este fue el nick que me puse para entrar en una sala de chat. No me gustan mucho estos sitios, pero ofrecen buenos servicios psicológicos. No hay nada como contarle tus problemas a un centenar de majaderos. Todos tienen una opinión y ni uno solo se para a escucharte nunca. Pero es más barato y funciona igual o mejor que mi anterior psicólogo.

Un día en una de estas salas que tienen cámara vi un nick que decía be_my_daddy. ¡Coño! Me dije anda que menuda casualidad. Pulsé en la cámara y apareció lo que yo creí era una chica joven, de larga melena rubia, flaca, sin nada de pecho. Vestía una camiseta roja y lo que identifiqué como braguitas también rojas. De la cara solo se veían unos labios carnosos y unos dientes blancos cuando se movía o se acercaba a la cámara. Toda ella a la hora de moverse destilaba femineidad, delicadeza y sensualidad.

— Me gusta tu nick— Le escribí

Be_my_Daddy: Gracias, a mí el tuyo, ¿quieres se mi Daddy?

Daddy: Claro bebé

Be_my_Daddy: No me llames bb, no soy tan guapo y me acomplejo

¿Guapo? No podía creerlo, estaba hablando con un tío. Decidí seguir hablando a ver si de verdad era un tío o se había colado una fatídica letra.

Daddy: Nada un papá siempre ve guapos a sus hijos, hasta cuando se portan mal

B: ¿Y qué haces si me porto mal?

D: Bueno, depende, tienes dos opciones. Puedes corregir tu comportamiento a las buenas y todos somos amigos, o azotes y corriges tu comportamiento

B: mmm prefiero los azotes, ¿Y tú?

D: Ya puestos también— le dije. Al tiempo que veía como se giraba y dejaba al descubierto uno de sus cachetes. Jamás había visto un culo como aquel. Mi polla se movió en la entrepierna.

B: Te gusta ver mi piel enrojecida y verme suplicar para que pare. ¡Eh Daddy!

D: Claro bebé. Bonito cachete bebé

B: jejejeje calla Daddy que me pongo colorado

D: Oye bebé, ¿de dónde eres?

B: De Argentina Daddy, ¿por qué me sigues llamando bebé?

D: Porque yo solo le pego azotes a mi bebé. No está bien que vaya por ahí dando azotes a los niños de otros. Argentina es muy grande bebé

B: de Palermo en CA, ¿soy tu bebé?

D: ¿Eso no es Italia?... Te molesta

B: No Daddy, de Ciudad Capital en Argentina, Buenos Aires para los gallegos. Y no me molesta, solo quería escucharlo.

D: Paso por alto lo de los gallegos que suena fatal. Bebé, no te lo vas a creer pero la semana que viene tengo previsto un viaje a CA como dices tú y pienso quedarme 1 o 2 semanas. Son negocios complicados. Bueno no lo son, pero necesito vacaciones.

B: Tienes razón Daddy no me lo creo

D: Ok, tienes razón. Mira te voy a pasar mi dirección de correo y si decides que merece la pena que nos veamos a ver qué tal doy los azotes me escribes y ya vamos viendo como quedamos.

El muy puñetero tardó toda la semana en escribirme. Pensé que había pasado de mí. Los negocios fueron bien. Los últimos acuerdos los firmamos entre champagne y putas. Una vez mis clientes estuvieron satisfechos cogí mis documentos y me retiré al Hotel de cinco estrellas. Estaba reventado. Estando en el taxi de camino al hotel llegó el mail de mi díscolo bebé. — ¿Dónde estás?—Eran las dos de la mañana. Mi yet lag hacía que diera cabezazos; pero escribí: —En el Faena, suite 5187— En su siguiente mail me dijo de todo: cerdo capitalista, vendido, puto esclavista, explotador… Le contesté que dejaría recado en recepción de que mi sobrino Andrés venía a verme, y también una llave. Seguramente estaré dormido cuando llegues, no puedo más. Pide lo que quieras del servicio de habitaciones. Hay Spa. Disfruta de la estancia bebé.

Desperté sobre las 3 de la tarde. A mi lado estaba durmiendo un joven de unos 20 años. Con una larga melena rubia. Estaba de espaldas, sus femeninas curvas y su poco vello despertaron mi deseo de inmediato. Estaba totalmente desnudo. Mi habitación parecía una leonera. Me pareció natural que estuviese allí a mi lado, a pesar de que mi suite tenía dos habitaciones con sendas camas. Fui al aseo. Al volver estaba despierto. Se había dado la vuelta. Su cara guardaba relación con su cuerpo, barbilampiño, aniñado ojos claros y rasgos un tanto orientales. Se estaba tocando la polla. Aquello era algo más que morcillona y apuntaba a que era grande.

— ¿Te parece bonito cómo has dejado la habitación? Esto es una pocilga, de hecho me extraña que no huela como tal.

No dijo nada se puso a cuatro patas sobre la cama y me ofreció su blanco culo. No me lo pensé dos veces, le di en uno de sus cachetes con todas las fuerzas que tenía. Mis dedos quedaron marcados en sus blancas carnes. De la fuerza que le di hasta lo tumbé en la cama. Me miró con los ojos vidriosos. Me pidió perdón y volvió a ofrecerme el culo.

—Lo sé Daddy, soy malo, pégame más—

No puedo describir lo dura que se me puso. Le volví a dar, no tan fuerte esta vez. Y así hasta que el cachete se le puso rojo. Como quería darle en el otro cachete con la diestra, pues con la zurda no se me da bien, hice que se diera la vuela. Cuando se dio la vuelta me puse de píe a la altura de su cabeza, pensando cual era la mejor manera de atacar su otro cachete. De repente note como se introducía mi polla en su boca. Era un calor delicioso. Empezó a succionar y a masajearme los huevos, también me pajeaba.

Le deje hacer durante un rato. Era la mejor mamada de toda mi vida y eso que había probado putas en los cinco continentes. Lo cogí de los pelos y le levanté la cabeza bruscamente. Le puse la cabeza a mi altura y le dije que si pensaba apaciguarme así la llevaba clara, pero que de momento estaba bien. Me tumbé en la cama y le dije que me la podía chupar hasta correrme. Y que luego hablaríamos de los insultos del mail. Me la estuvo mamando durante 15’ más o menos, me hacía ver el cielo. Tenía una técnica increíble. Me chupaba los huevos, me pajeaba apretando en el tronco y aflojaba en el glande, y lo hacía muy rápido. Su lengua era lo mejor. No dejaba de pasearse por mi polla ni cuando se la metía hasta la campanilla. Me dejé hacer y le regalé unos buenos lefazos en su boca y otros tantos en su cara.

Cuando volvió del aseo de lavarse la cara me había vuelto a dormir. Cuando desperté era de noche. Su cuerpo estaba a mi lado. Desnudo. Lo abracé desde atrás y le dije que había sido un bebé muy malo. Me dijo que lo sentía mucho, pero que me había pasado. Tenía todo el culo dolorido. Le besé con pasión. Metí toda mi lengua en aquella boca deliciosa. Ni me plantee que era mi primer beso homosexual. Bajé besando por su espalda hasta llegar a su bonito culo. Empecé a besarlo y a acariciarlo, especialmente de forma suave donde antes le había pegado. Pronto mi lengua descubrió su ano. Era pequeño carnoso y mi lengua empezó a devorarlo. Metí mi mano por su costado y encontré una gran polla dura, babeando. La cogí y empecé a pajearla. El empezó a jadear. Entre jadeo y jadeo me decía que iba a ser mi bebé bueno. Hubiese seguido comiéndole el culo más tiempo. Pero empecé a notar que estaba a punto de acabar. Le di la vuelta y casi entre sollozos me pidió permiso para correrse a lo que yo respondí metiéndome su polla en mi boca. Su leche estaba caliente, espesa, dulzona…me encantó.

Se incorporó y me besó apasionadamente. Me toco la polla y descubrimos que la tenía más dura que cuando él me la había chupado. Lo empuje para que se tumbase y le subí las piernas. La tenía tan dura que ya no notaba ni el dolor de semejante empalmada. La aproximé a su culo. Se había secado un poco, pero seguía dilatado del trabajito de mi lengua. Escupí varias veces y se la metí. Ni pregunté, ni despacio, ni historias, solo la metí hasta el fondo. Le dolió tener mi enorme polla dentro de su culo. Se retorcía y ponía su mano sobre mi abdomen para que no me moviese. Poco a poco, empezó a notar placer y yo empecé a follármelo. Lo besaba, le acariciaba todo el cuerpo y a él se le volvió a poner dura. Su culo era igual de bueno que su boca y me corrí. Casi toda mi leche se la solté en el pecho. Lo cual pareció encantarle.

La seguía teniendo súper dura. Lo cogí de un lado y lo puse a cuatro patas. Lo puse a la altura correcta y se la volví a meter. Ahora solo decía Oh Daddy, y más, más… Su culo era pura pasión. Era estrechito y caliente. Se estaba follando a mi polla sin compasión. Me pidió un beso y le estiré de los pelos hasta que pude meter mi lengua en su boca. Noté como se corría con pasión. Dejó caer la cabeza en la almohada mientras ponía su culo más en pompa aún. Empezó a imprimirle movimientos circulares. Le di un par de azotes suaves y lo oí como aullaba de placer con la boca llena de almohada. Empezamos a movernos más deprisa y empezó a pedirme que le llenase el culo de leche. —Daddy por favor inúndame, córrete papi… ¿Cómo resistirse? Le llené el culo de leche. Una gran  corrida y eso que era la segunda. Cuando su culo se llenó mi polla salió despedida fuera y le roció la espalda. Sentí que me mareaba y me dejé caer en la cama. Mi dulce bebé se me puso encima y me besaba con pasión. Así nos quedamos dormidos.

Al despertar nos dimos una ducha. Comimos algo y después de comer se subió encima de mí y cabalgó sobre mi polla. Cuando se corrió cambiamos de postura y me corrí. Como él se había empalmado se la chupé y me bebí todo lo que me regaló su polla. Lo cual hizo que se me pusiera dura… Es verdad que en esas dos semanas casi no salimos de la cama, pero es que fue un polvo continuo muy largo…

Gracias por tus comentarios me ayudan a mejorar, gracias.

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