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La chica del autobús

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Desde hace varios días he coincidido con una chica en el colectivo o autobús urbano; al principio se me hizo bonita, un poco atractiva, ya que no tiene grandes pechos, que es lo que me atrae más a mí, pero resulta que un día que coincidimos resultó que llevaba unas mallas de estampado abstracto color blanco con negro, al bajarse (porque siempre se baja antes que yo), pude notar sus piernas por la tela tan entallada, se veían muy hermosas, parecía que hacía ejercicio o que practicaba algún deporte, además de tener un trasero muy antojable, nalgas firmes, medianas pero bien formadas, desde ese momento sentí una excitación que no me había ocurrido antes, tomé la determinación de conocerla a como diera lugar.

Otro día que coincidimos, tuve la fortuna que venía casi lleno el autobús, sólo por un único lugar, justo al lado de ella, me acerqué y le pregunté si me podía sentar en el lugar vacío, ella asintió con la cabeza y me dejó pasar, ya al estar acomodado comencé a hablarle de lleno del camión, que si el clima, en fin, cosas triviales, ella sólo contestaba con monosílabos y cuando vi que se disponía a bajar le deseé buen día y le agradecía la compañía, ella se extrañó un poco y se dibujó una pequeña sonrisa en su rostro. Otro día que nos tocó en el mismo autobús, no pude sentarme junto a ella, pero cuando se bajó me bajé con ella y le volví a hacer plática, ella como que se incomodó, ya que ni le pregunté su nombre, ni le di el mío, me despedí deseándole de nuevo un buen día; así lo hice por tercera vez, pero en esta ocasión, ella un poco molesta me dijo: "Ya no sigas intentando, sé que lo único que quieres de mí es sexo", entonces solté una leve risa y le dije: "técnicamente no quiero sexo, es más bien que te quiero hacer un beso negro" y me fui deseándole un buen día.

Después de esto pasaron 5 días sin verla, ya se atravesó un fin de semana largo y cuando me tocó de nuevo coincidir con ella en el mismo autobús, no me acerqué, sólo la veía de reojo, pero al llegar a su parada, noté que no se bajó, como yo bajaba algunas cuadras después, se bajó junto conmigo, me detuvo y me dijo que la había dejado intrigada, porque no sabía a lo que me refería, ¿No era sexo? ¿Entonces qué era? yo me reí, porque había logrado que ella se acercara a mí, le comenté que no había penetración, en cambio era algo muy rico, excitante y que ha llegado a ser adictivo para algunas personas, si quería saber más, le propuse que nos viéramos esa noche, ella aceptó y me dijo dónde pasara por ella.

Cuando la vi, la saludé desde lejos, sin acercarme mucho, la invité un café y aceptó; la plática comenzó con cosas triviales, si tenía novio, que cuantos años tenía (23 y yo 36), en fin, cosas por el estilo; pero jamás el nombre; hasta que por fin me dijo "Ya dime...", mira, no soy experto, pero sé que tiene que ver con mi boca, mi lengua, tal vez mis dientes y tu trasero; ella abrió tanto los ojos que parecían salirse de sus cuencas, ¿Mi trasero? dijo; "Claro, por eso se llama beso negro, el algo así como sexo oral pero en el culo", entonces vi cómo le brillaron los ojos.

Después de un momento de silencio me dijo que aceptaba que se lo hiciera, siempre y cuando le prometiera no la penetrara, pues ella seguía siendo virgen y quería conservarse así hasta casarse, a lo que le prometí que ella seguiría siendo virgen después de eso; me propuso ir a su casa, ya que ese día llegarían muy tarde sus papás.

Tomamos un taxi para llegar más rápido, me condujo a su habitación y me pidió que la esperara, ya que iría al baño a limpiarse muy bien la parte en cuestión, llegó al cuarto y preguntó "¿Y ahora qué se hace?", la besé muy apasionadamente y ella contestó los besos, después de recorrer toda su boca con mi lengua, la coloqué de espaldas hacia mí, comencé a besar su cuello, chuparlo, mientras con mis manos tocaba sus pequeños senos, que para ese momento sus pezones ya estaban muy duros, seguía bajando con mis labios y con mis dientes fui bajando sus mallas, mientras le daba una nalgada, ella exhaló un gemido y le di otra nalgada, mientras apretaba sus hermosas nalgas con mis manos, lo que ya suponía, unas piernas muy bien formadas y torneadas, una piel muy sueva y blanca; también sus pantis los bajé con los dientes mientras le daba nalgadas; ya estando semidesnuda, la coloqué en su cama en la orilla, mientras comenzaba a besar sus nalgas y las abría poco a poco con mis manos, aspiré su aroma, ese aroma a culo recién bañado y comencé a besarlo, primero lento, tierno y después más a apasionado, chupando, comenzando a penetrarlo con mi lengua, mojándolo todo, ella gemía cada vez más fuerte y agarraba sus nalgas para abrirlas más, separaba sus piernas para recibir mejor mi lengua.

Yo seguía en mi trabajo de penetrarla lo más que se podía con mi lengua, para ese momento mis manos comenzaron a recorrer su cuerpo, sus piernas su espalda y comencé a buscar su vagina, poco a poco fui metiendo mis manos entre su cadera y el colchón de la cama, sentía cómo estremecía más su cuerpo a medida que me iba a cercando a su vagina, por fin llegué a su monte de venus y ella no pudo aguantar gemir de una forma diferente, mis dedos comenzaron a jugar con sus labios, humedeciendo mis dedos para lentamente buscar su clítoris, cuando lo sentí, le di un leve apretón y al mismo tiempo penetré su ano con fuerza, ella gritó y pidió más, esa fue la señal para que con mi otra mano comenzara a penetrarla en su vagina.

Así estuvimos por varios minutos, unos dedos jugando con su clítoris, otros penetrándola en su vagina y mi lengua hurgando en su ano, era tan excitante que mi pene estaba por explotar, mi pantalón ya estaba muy mojado por toda esta situación, ya para ese momento ella había tenido como dos orgasmos hasta que no aguantó y me pidió que la penetrara, yo no le hice caso y seguí en lo mío, hasta que me separó de ella y me exigió que la penetrara, le dije que no traía condones, que la única forma de hacerlo sin que pudiera quedar embarazada y que siguiera virgen, era que la penetrara por el ano, ella me dijo que lo hiciera así.

Se subió por completo a su cama, puse una almohada debajo de su vientre, me puse detrás de ella y sin avisarle la penetré hasta lo más que pude, ella pegó un grito entre dolor y gozo, le pregunté si estaba bien, ella contestó que sí que siguiera, que le diera más, entonces yo seguí penetrándola fuerte, mientras le daba nalgadas, la tomada de la cadera y la acoplaba a mi ritmo, en un momento volví meter mis dedos en su vagina mientras ella bufaba de placer, no sé cuántos minutos estuvimos así hasta que le dije que iba a terminar en su culo, a ella le gustó la idea porque se quitó la almohada y pegó totalmente su cara en la cama, yo aceleré lo más que pude las embestidas hasta que comencé a soltar mi semen dentro de ella, al parecer ella tuvo su tercer orgasmo porque también se convulsionaba con mis movimientos.

Terminamos exhaustos, ella quedó con las piernas abiertas y semidesnuda, escurriéndole semen del culo, yo como pude me levanté, fui al baño para limpiarme, al regresar vi que estaba profundamente dormida, la cubrí con una sábana, por si sus padres llegaban, salí de su casa lo más sigilosamente posible; ahora espero el día que me la encuentre de nuevo en el autobús, por cierto, sigo sin saber su nombre.

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