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La chica Veracruzana cap. 2: El repartidor me abre la colita

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Habían pasado un par de días después de lo del repartidor del agua con mi mami y aun no podía quitarme de la cabeza aquellas imágenes, aunque lo que mas me daba vueltas era la idea de que el repartidor hiciera exactamente lo mismo que le hizo a mi mamá, a tal punto que se me hacia difícil concentrarme, ya que a cada momento me imaginaba con la verga del repartidor incrustada en lo mas profundo de mi cola ¡No podía seguir así!, tenia que hacer algo y pronto antes de que me volviera loca, así que me dispuse a provocar al repartidor, porque definitivamente tenia que probar también mi culo, no solo el de mi madre…

El repartidor iba cada semana a casa el día sábado entre 7:30 y 8 am, por lo cual mi plan básicamente consistía en quedarme a solas con él e intentar seducirlo. Llego el sábado siguiente, pero no hubo posibilidad, ya que mi mama estaba en casa, sin embargo como yo estaba despierta andando por ahí  no pudo hacer más. A la semana siguiente nuevamente  hice acto de presencia, ya que me había propuesto que si el repartidor no me cogía a mi, tampoco se cogería a mamá.

Fue hasta el cuarto sábado en el que por suerte mi mami tuvo que ausentarse de la casa, ya que una amiga suya iba a tener una comida, así que se fue temprano para ayudarle a preparar todo. Yo estaba súper emocionada con la visita del repartidor, no sabia ni que ponerme, aunque al final me decidí por una playera blanca sin nada debajo, una tanga rosita de hilo y un short rosita con blanco de flores. Cuando me vi al espejo dude en ponerme bra o no, ya que aunque no se transparentaban mis pechos, si se marcaban descaradamente mis pezones.

Eran como las 7:40 cuando escuche el interfón, contesté y tan solo me dijeron -el agua. Estaba súper nerviosa, a la vez que excitada, en cuanto abrí la puerta, el repartidor se quedo ensimismado contemplando como se marcaban mis pezones sobre la playera.

-No vas a pasar?

-Este... si señorita

El tipo entro hasta la cocina, dejó el garrafón nuevo y tomo el vació.

-Cuanto es?

-22 señorita.

-Ok, permiteme

Sus ojos permanecían clavados en mis pechos, ya que se podían adivinar perfectamente por sobre la tela. Yo con toda la calma del mundo fui a buscar mi cartera y conté lentamente el  dinero frente a sus ojos, para darle tiempo de ver mis grandes pechos y como mis pezones se erguían bajo la delgada tela de la playera...

-Aquí tiene, gracias!

-Ahora no esta su mamá verdad?

-No, la necesitaba para algo?

-je je este... No, bueno nos vemos

El tipo tomo su garrafón y se dirigió a la puerta,  casi estaba a punto de salir cuando le dije:

-Bueno porque si la necesitabas para algo, tal vez, yo te podría ayudar…

-Le digo que no la necesito para nada señorita, nos vemos dentro de ocho!

-Pues hace como un mes yo vi algo diferente entre mi mama y tu…

Lo que le dije pareció llamar su atención ya que se volteó y me miro, aunque de inmediato me dejo de ver y en ese momento le dio vuelta al pomo de la puerta y salió. No sabía que le pasaba al tipo, le estaba coqueteando descaramente y el ni se inmutaba, no lo se tal vez pensó que era una trampa o que solo le estaba calentando los huevos o tal vez ni siquiera entendio lo que trate de decirle! Solo una cosa tenía clara, no podía desperdiciar esa oportunidad con la que había fantaseado tanto.

-Quiero que me hagas lo que le hiciste la última vez a mi mamá

Ahora si el tipo me quedo mirando fijamente y justo frente a sus ojos me quité la playera, dejando mis enormes pechos morenos al aire, esto fue demasiado para él, ya que casi corriendo fue hasta mi y comenzó a besar mi cuello y lamer mis senos.

Le pedí que se arrodillara, para que quedara justo a la altura de mi trasero y me baje el short, con lo que mi trasero quedo prácticamente desnudo, de no ser por un delgado hilo color rosa que se perdía entre mis nalgas. Tal y como lo quería, el repartidor se abalanzo contra mi carnoso trasero y empezó a propinarle besos y lamidas por toda su extensión, luego tomo mi tanga y lentamente desincrustó el hilo de entre mis nalgas, con ambas manos separo los cachetes de mi culo y hundió su cara justo entre mis nalgas, lamiéndome de una forma deliciosa la entrada del ano.

-Mmmm haaayyy mmmmm…

Que rico era sentir su lengua hurgando entre mis nalgas, pero más aun cuando comenzó a hundirme un dedito en el ano. Ahí estuvo el tipo un buen rato hasta que le pedí que se levantara, me tomo por las nalgas y mientras me besaba no dejaba de manosearme el ano, entonces yo hice lo propio y le abrí un poco el pantalón, para sacar aquello que tanto había deseado… Su pene era enorme, tal y como lo recordaba, pero al tenerlo entre mis manos lo notaba aun más grande,  debía medir al menos 23 cm, pero no era muy grueso, lo cual era perfecto para el anal que tanto había estado anhelando.

Aquella larga verga me parecía deliciosa y una vez que le descubrí la cabecita, no me pude contener y me incline frente a ella, la tome entre mis manos le comencé a dar besitos por todo lo largo, ya en la cabecita le di un beso solo que un poco mas húmedo, él me insistió en que le hiciera sexo oral, sin embargo quería hacerlo sufrir tantito, por lo que le prometí se lo haría la próxima vez.

Tal y como lo había hecho mi mama la vez anterior, tome la botella de aceite de oliva, puse un chorrito en mis dedos y con movimientos suaves comencé a distribuirlo por toda la longitud de su pene, tratando de no dejar un lugar sin lubricar, luego me di vuelta y baje  mi tanga hasta mis tobillos, puse un poco mas de aceite en mis deditos y los guíe a la entrada de mi anito, donde hice algunos movimientos circulares, para luego meterme dos deditos, tal como mi mami lo había hecho, así estuve un minuto, hasta que sentí que mi colita ya estaba lo suficientemente relajada y bien lubricada. Entonces me incline sobre el fregadero, tratando de dejar mi culo lo mas parado posible y las nalgas bien abiertas,  hasta que sentí como la cabecita de su verga se poso en la entrada de mi ano y con un poco de presión se fue abriendo paso a través de él.

-Ha ha ha Ufff que rico!

Su verga se seguía deslizando dentro de mí como un chuchillo en la mantequilla, no me dolió en absoluto, mas bien desde el primer momento empecé a disfrutar, fue cuando entendí porque mi mama permitía que ese tipo la penetrara analmente, simplemente se sentía tan rico tener esa deliciosa verga el lo profundo de la cola…

Podía sentir como entraba lentamente en mi cada centímetro de su pene, hasta que el pubis del repartidor choco contra mis nalgas, haciéndome saber que ya había introducido todo su pene en el interior de mi colita. Valla que era bastante largo, ya que lo sentía muy profundo...  Fue así que de la misma manera en que había entrado aquel invasor anal, se retiro hasta salir casi por completo, para después volver a profanar mi apretado esfínter con aun más fuerza.

A diferencia de mi madre, yo no temía ser descubierta con la colita abierta, ni me importaba que los vecinos me pudieran oír, por lo que una vez que las embestidas con las que el repartidor acometía mi culito se hicieron más rápidas, di rienda suelta a mis ruidosas expresiones de placer.

-Haaaaa haaaaaa haaaaaa aaasiiiii haaaaaaa maaaaaasss maaasss, eso es haaaaaa métela papito haaaaaaa, métela todaaaaaa haaaaaa, la quiero toda adentrooooo!

Aquella verga era deliciosa, completamente perfecta para recibirla por la entrada trasera, ya que era delgada con lo cual no dolía la penetración, pero también era muy larga, por lo que llegaba justo a donde tenia que hacerlo...¡en lo profundo de mi colita!

-Haa pero que ricaaaa verga tienes, huummmm esta deliciosa, eso es coge mi culito hummm que rico...

Estar recargada sobre el fregadero, mientras el repartidor me rompía la colita, era lo que tanto había deseado las ultimas semanas, desde aquel día en que presencie como le  hizo exactamente lo mismo a mi mami… y  era riquísimo, ahora sabía porque mama se tenia que morder los labios para no gritar de placer...

Habían pasado como 5 min, cuando el repartidor tomo cada uno de mis pechos en cada mano y se pego completamente a mi, metiéndome hasta el ultimo milímetro de verga en el anito.

-Haaa haaaaa me veengo haaaa, que rico haa haaa!

Una vez que retiro su verga de mi colita, pude sentir como su semen salió de mi ano y se regó por el piso de la cocina, tal y como le había pasado a mi mami. Por fin había cumplido mi fantasía y valla que lo disfrute, así que la mejor manera de agradecerle al repartidor por el inmenso placer que me hizo sentir,  fue darle un caluroso beso francés y hacerle la promesa que la próxima vez le daría la mejor mamada de su vida...

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