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Todo pasó gracias a una avería en el auto

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Me llamo Nicolás y estoy felizmente casado con mi mujer, Verónica, tenemos cuarenta años y vivimos en Buenos Aires. Nuestra vida sexual después de 18 años de casados es un poco monótona, limitándonos a lo clásico, alternado con películas porno, Vero es una mujer clásica en cuanto al sexo, si no la provocas se puede tirar semanas o meses sin él, además es conservadora a la hora de coger y no admite, ni por lo más remoto me ha dejado practicar sexo anal. La sola idea de hacerlo nos hace discutir, por lo que proponerle una orgía o cambio de parejas me parecía impensable, siempre me cortaba con un ¡¡¡Andate a la mierda!!! o ¡¡¡Sos un degenerado!!! eso acabaría con nuestro matrimonio, o sea que lo tenía claro con Vero.

Esta historia sucedió en el feriado de semana santa del 2019, cuando aprovechamos los feriados y decidimos hacer una escapada hacia la provincia de Neuquén para descansar unos días, ya que trabajamos los dos y nos venía bien a ambos.

Así que, llegado el miércoles, por la noche luego de regresar del trabajo, arrancamos nuestro viaje. Circulábamos por la autopista, serían las diez o diez y cuarto de la noche, llovía a cantaros e iba despacio, sin prisas, a lo lejos vi unas luces destellantes, algún accidente le comenté a Vero y reduje la velocidad por si acaso. A unos diez metros había un coche parado y vimos a un hombre haciendo señas para que parásemos -paré con reservas, no me gusta recoger a nadie, por miedo a los asaltos- pero me paré delante del coche, un hombre joven de unos 30 años, nos dio las gracias y nos dijo que había pinchado una rueda y la de auxilio también estaba sin aire, su mujer estaba dentro del coche por la lluvia.

Me bajé y pude ver efectivamente que el tipo no mentía en lo de las ruedas, era más bien atractivo de cara, simpático y muy educado, a Vero le agradó mucho y a mí también. Hablamos con su mujer se llamaba Natalia y él Pedro, y nos ofrecimos a ayudarles. Nos enseñaron los DNI y la documentación del auto -por cierto un BMW de ensueño- aunque yo les dije que no hacía falta que se identificaran que les íbamos a ayudar, pero insistieron para que no dudásemos de su palabra. Lo comprobamos para que no se ofendieran y más tranquilos, los cuatro calados hasta los huesos por la lluvia subimos precipitadamente a nuestro auto. Por la prisa, ya que llovía con más fuerza que antes, Vero, Nati y Pedro se sentaron en el asiento trasero y yo me quedé sólo frente al volante. Afuera caía tanta agua que el limpiaparabrisas no daba abasto, puse la calefacción para entrar en calor y trazamos un plan.

Resulta que ellos también vivían en Buenos Aires y, al igual que nosotros, querían aprovechar los feriados para descansar unos días y habían elegido la misma provincia argentina. Para más casualidad, tenían reservada habitación en el mismo hotel de 4 estrellas que nosotros! Listo les dije yo, sólo falta que nuestras habitaciones estén juntas! Jaja, a lo que Pedro dijo “tendría gracia, ¿no?”, y nos echamos a reír los cuatro.

Pedro, le dije, ¿qué te parece si esta noche la pasamos en algún hotel que encontremos en el camino, así avisamos al seguro y que te arreglen el auto? ¿De verdad harían eso por nosotros?, preguntó Pedro. Hombre claro, contesté, ya que vamos al mismo sitio, no nos importa ayudarles, verdad Vero? Lo que tú digas cariño, contestó mi mujer. Además, no me gustaría verme en su lugar y que no parase nadie para prestarme ayuda.

Me giré para mirarlos mientras hablábamos, daban pena, la pobre Nati tenía el pelo negro chorreando y le caía por su cara, tenía el rímel corrido de llorar de desesperación, Pedro estaba también con unas pintas desastrosas. La pobre Nati se echó a llorar por los nervios (llevaban dos horas esperando socorro y los teléfonos de la autopista no funcionaban) y por la emoción de nuestro gesto, Vero que estaba en medio de los dos la consoló abrazándola y dándole besitos en la cara.

Me fijé en Nati una jovencita que tenía unas piernas preciosas, a juzgar por lo que veía, tenía la falda muy subida -no lo advertía por lo precipitación de subir al coche- y enseñaba unos muslos casi de cine, con las piernas entreabiertas pude verle las braguitas negras y mi miembro reaccionó. Ensimismado estaba contemplando a Nati y me sobresalté cuando Pedro, con lágrimas en los ojos me agradecía la ayuda. No es nada, hombre, ya pasó lo peor.

Pedro, ¿te parece que agarremos el equipaje de tu auto y lo subamos al nuestro? Perfecto Nico, y así lo hicimos, dejando a las chicas dentro del coche. En cinco minutos estaba todo resuelto, Nati todavía daba hipos de llanto sobre Vero, la pobre tendría un pequeño ataque de nervios, pensé. Bueno ya está todo arreglado, vamos al hotel y mañana será otro día, comenté.

Me disponía a arrancar el coche, cuando Nati se abalanzó sobre mí, dándome las gracias y abrazándome, me estampó un beso en la boca. Yo me quedé estupefacto y más cuando noté su lengua paseando por mis labios, me quedé sorprendido. Pedro también besó a Vero, agradecido.

Espera Nico, me dijo mi mujer, que paso delante contigo, aquí vamos un poco apretados. Se incorporó y apoyándose en los asientos pasó una pierna y al pasar la otra la falda se la subió hasta sus caderas, mostrando su culotte de encaje negro.

Reanudamos la marcha charlando animadamente los cuatro y unos kilómetros más adelante, estaba el área de servicio con hotel. Nos paramos, tomamos el equipaje y entramos. Hablamos con el recepcionista y le contamos lo sucedido, el hombre muy amable se deshizo en disculpas por el teléfono, el temporal ha estropeado la línea nos dijo, pero no se preocupe, déjeme las llaves del coche y mañana sobre las diez lo tendrá aquí en la puerta y arreglado. Quedamos encantados con el servicio y tomamos dos habitaciones dobles. Antes tomamos algo ligero en la cafetería y nos dirigimos a las habitaciones.

Vero se ofreció ayudar a Nati con las valijas y Pedro y yo nos quedamos en nuestra habitación charlando, me contó que llevaban 10 años casados, no tenían hijos y estaban cansados de la monotonía del matrimonio, que buscaban nuevas aventuras.

Igual que nos pasa a nosotros, le dije, pero a Vero no hay quien la convenza, le confesé, es muy conservadora con el sexo y no quiere cambiar. Nati es igual, me confesó también Pedro, es joven pero está llena de tabúes.

Sacamos unos whiskys del mini bar y brindamos. No las entiendo, dije yo, si fuera mujer cogería a cada rato, sería muy puta, le dije, mientras la conversación iba subiendo de tono. Con lo bien que se debe pasar, decía Pedro, con una buena pija, tiene que disfrutar a lo bestia cuando lo notan en la boca o dentro de ellas. Esto me hizo dudar sobre Pedro, y le pregunté ¿sos gay? No jaja, no Nico, descuida, pero seguro que soy bisexual! A vos no te pasa que a veces si ves una película porno, sientes deseos de acariciar las pijas y mamarlas, ¿no te excita pensar en ello? Pues ahora que lo dices, la verdad es que sí, pero a ver como me apaño con esa fantasía, le dije mirándolo a la cara -la verdad es que Pedro tenía mucho atractivo-. Se levantó, cerró la puerta con llave y se sentó en el borde de la cama, me miró a los ojos directamente y me dijo: sólo hay un modo de averiguarlo y además estoy en deuda contigo, acto seguido me atrajo hasta él, quedando mi bragueta a la altura de cara, la bajó y deslizó su mano dentro, llegó al bóxer y metió la mano hasta agarrarme la pija. La contempló de cerca y mirándome a los ojos me dijo: Nico me encantan tu pija, es preciosa y me gusta.

Yo notaba un placer extraño, no me decidía a seguir adelante pero me excitaba muchísimo, y me dejé hacer. Pedro me acarició los testículos, tocándolos con una dulzura exquisita, me agarró la pija semierecta y se la metió en la boca. Este contacto con su boca me hizo dar un suspiro de placer, me daba mucho morbo ver a un joven tan bonito como Pedro chupándome la pija, sobre todo pensar que era otra boca y no la de Vero, me hizo tener una erección terrible. Pedro lo notó y se la sacó, me miró dulcemente, mientras jugaba con el prepucio que envuelve mi glande, lo lamía, atrapándolo con sus labios, para después dejar mi capullo morado de excitación al aire y lamerlo alrededor, pasando su lengua por la rajita, mientras me acariciaba los testículos.

Yo gemía y jadeaba, Vero nunca me había chupado el miembro con tanta dulzura estaba a punto de eyacular y se lo dije a Pedro, hazlo en mi boca, contestó y sin poder contenerme escupí mi semen en su boca, mientras le sujetaba la cabeza con las manos y clavaba mi pija en su garganta como si lo estuviera cogiendo. Pedro se tomó toda la leche y me miró con ternura, sonriendo. Eso fue maravilloso le dije y él contestó que le había encantado, que por lo menos conmigo sabía que era bisexual. Y justo… Llamaron a la puerta, era Vero! En eso, Pedro se fue a su habitación. Yo estaba un poco confuso con lo que acababa de pasar, pero no me arrepentía para nada, en el fondo me había gustado muchísimo.

Vero se quitó la falda y la blusa y se quedó con la ropa interior puesta, se sentó en la cama y charlamos. Estaba encantada con los nuevos amigos, Pedro era muy atractivo y Nati era una bellísima mujer, me confesó, si la hubieras visto en ropa interior…! Noté que al decirme esto le brillaban los ojos. Quieres contarme algo, la animé -conozco a mi mujer y sabía que quería decirme algo-. No sabía cómo empezar, me dijo que en el coche, cuando pasó al asiento delantero una mano le había acariciado la conchita y reconocía que en vez de disgustarse le había excitado.

Dale Vero, es una broma? Estás desconocida, le dije. Si no me dejas hablar, me callo, amenazó.

La animé a que siguiera -esto prometía y me excitaba, prosiguió su relato-ahora cuando estaba con Nati, sentadas en la cama hablábamos y me acariciaba los muslos al punto en que me calentó muchísimo. Pero cuando se ha desnudado, al ver su cuerpo, me quedé hipnotizada. Es perfecto, deseable y me he mojado el culotte al verla, ella me abrazó y me dio un beso en la boca, acariciando mis tetas, me dijo que estaban en deuda con nosotros que pidiéramos lo que fuera, mientras me echaba sobre la cama, me introdujo la lengua en mi boca y nos hemos besado con una pasión de adolescentes.

¿Has gozado?, la dije. Muchísimo y más cuando me acarició la entrepierna, corrió a un lado mis bragas y me comió la conchita, de verdad Nico ha sido una sensación nueva para mí, era maravilloso. No te arrepientes, ¿verdad? No, para nada y lo peor no es que me he corrido en su boca con sus caricias y no he sentido ni vergüenza ni mucho menos asco, lo peor es que siento deseo por ella me gustaría tener relaciones con ella y eso me confunde mucho. No te preocupes, le dije abrazándola, a mí me ha pasado lo mismo, y le relaté mi aventura con Pedro. También me ha encantado, la dije y desearía probarlo con Pedro y con Nati, si no te parece mal. Podemos intentarlo, me dijo...

En ese momento llamaron a la puerta, me levanté y abrí, eran Nati y Pedro, querían hablar con nosotros. Les hice pasar y me quedé mirando a Nati, llevaba una camiseta larga y zapatillas dejando al aire una buena porción de muslos que me excitó. Se fijaron en Vero y Pedro se acercó hasta mi mujer, mientras Nati me abrazaba y me besaba en la boca, metiendo su lengua, chupando la mía. Con una mano me acariciaba la pija por encima del pantalón y yo deslizaba mis manos por su camiseta acariciándole el culo. No me sorprendió que no llevara nada debajo y metí la mano entre sus muslos, deslizándola por la concha. Con la otra mano le atrapé una teta, que tenía los pezones bien erectos. Le lamí el pezón y lo mordí, poniéndose más duro y nos acercamos a la cama, nos desnudamos y nos acostamos.

Vero estaba de espaldas en la cama y Pedro le comía el clítoris, abriendo sus labios, introducía la lengua en la vagina. Ver a mi mujer retorciéndose me ponía a mil y mi pija se estiró del todo. Pedro la puso a cuatro patas e hicieron un 69, veía como Vero devoraba la pija de Pedro, con un ansia desconocida. Lamiéndole los testículos y bajaba hasta su culo donde también metía su lengua.

¿Te gusta?, le pregunté. Me encanta! Me respondió

Nati y yo hicimos otro 69 y al ver su conchita totalmente afeitada me puso más caliente y me lancé sobre él, sentía una lujuria descontrolada en todo mi ser y lo devoré, me metí en la boca sus grandes labios vaginales. Nati de daba una mamada de campeonato mientras me metía un dedo en el culo. Fueron unos minutos así, hasta que le pedí que se pusiera en cuatro y se la clavé bien hasta adentro, empujando bien fuerte adentro de ella. Nati movía sus caderas con movimientos circulares y me pidió que le metiera un dedo en el culo. Escupí en su culito y metí el dedo índice, bien despacio. Ella gemía y animado le eché más saliva y metí otro dedo viendo como su ano se dilataba sin problemas. Estaba tan excitado que saqué mi pija de la concha y apunté a ese culito abierto por mis dedos. Mi pija empezó a entrar, sentía como ese culito se iba comiendo de a poco mi pija. Cuando estuvo toda adentro, ella apretó el esfínter entorno a mi pija y eyaculé en adentro con grandes chorros de leche, mientras Nati acababa al tiempo que yo le pajeaba el clítoris por detrás. Me quedé encima de ella con mi pija adentro de su culo, ya se saldría, pensé.

Mi mujer estaba con las piernas abiertas, en cuclillas, de espaldas a Pedro, quien le había metido dos dedos en el culo y ella no protestaba, la muy puta, ahora consentía todo. Cuando tuvo el ano dilatado se sentó sobre la pija de Pedro y se la metió de un golpe. Pedro la animaba con palabras cariñosas, así Vero cariño, haz fuerza con el culo y aprieta mi pija, para que la sientas mejor. La muy puta se estaba corriendo, nunca la había visto chorrear tantos jugos por la concha. Nati se arrastró empezó a chuparle la conchita a Vero, que al rato volvió a correrse. Pedro seguía dándole por el culo, ahora la sujetaba por los hombros y hacia fuerza hacia abajo para que se clavara más pija. Así estuvo un rato hasta que se corrió dentro del culo de mi mujer.

La enculada de mi mujer me la había puesto durísima otra vez y me follé de nuevo a Nati provocándole tres orgasmos. Como ya me había corrido por segunda vez en la noche hace unos minutos, aguanté bastante y estuve un buen rato cogiendo a Nati en todas las posturas, por detrás, de lado, por detrás de ella, a cuatro patas, encima de ella, ella sentada sobre mí, hasta que me corrí sobre sus tetas salpicándole la cara mientras me hacia una paja. Pedro y Vero le lamieron el semen y Pedro me limpió la pija a lametones. Yo ya no podía más, estaba agotado, pero observé que Pedro estaba empalmado de nuevo, así que me animé a cumplir mi nueva fantasía, y me metí esa pija en la boca, la misma pija que le había hecho por primera vez el culo a mi mujer también fue la primera pija que me metí en la boca. Y me encantó. Se la chupé bien suave al principio, lo pajeé mientras le pasaba la lengua a esa cabeza bien colorada y brillosa, mientras jugaba con mis dedos en su culo, hasta que al final eyaculó en mi boca. Acto seguido, con toda la leche escurriendo por mis labios, nos besamos los cuatro, compartiendo la leche con nuestras bocas. Terminamos acostándonos, rendidos, hasta que nos dormimos, yo abrazando a Nati y Vero a Pedro.

A las horas, me despertaron unos jadeos. Abrí los ojos y quedé gratamente sorprendido, mi mujer con su cabeza hacia mis pies estaba de lado, sobre la cama, apoyada en un codo, Pedro por detrás de ella, la sujetaba una pierna y se la alzaba mientras veía como su pija empujaba dentro de su concha. Estaban a la altura de mi cara y no me perdí detalle, mi pija se estaba endureciendo mientras contemplaba la pija de Pedro entrar y salir de mi mujer, ¡¡¡por Dios!!! Que morbo sentía ver como otro hombre se la cogía, esto es mejor que cualquier película porno, notaba una excitación enorme que me desataba un deseo sexual que no puedo describir, mi pija se ensanchó y no paraba de latir. Vero tenía una cara de puta gozando como nunca, es más me cogió el pie y me empezó a lamer el dedo gordo, pasando la lengua entre los dedos me producía un placer que yo no conocía.

De repente sentí unos deseos irrefrenables de chuparle los huevos a Pedro. Acerqué mi boca y se los lamí, metiéndomelos en la boca, notando su textura aterciopelada. Disfruté como nunca sintiendo con mi lengua como su rabo se enterraba en la conchita de Vero y cómo se arrugaba y dilataba cuando la recibía, estuve un buen rato pasando mi lengua por el clítoris de mi mujer y por el trozo de miembro que sobresalía. Pedro levantó una pierna y me lancé sobre su culo, le pasé la lengua ensalivándolo, le metí dos dedos dentro para dilatarlo, cuando los saqué contemplé el agujero y totalmente desenfrenado por un deseo sexual nuevo para mí. Introduje mi lengua todo lo que pude, lamiendo el culo de Pedro. Estaba de lado, y sentí como Nati me agarró la pija, masturbándome lentamente para que no me corriera, pasando sus dedos por mi glande. Me giré de lado, dándole la espalda a Pedro y a mi mujer, metí mi cabeza entre las piernas de Nati y empezamos a chuparnos mutuamente.

Después de un rato, me puse en la misma posición que Pedro y Nati, en cuclillas, agarró mi pija y la dirigió a su culo, sentándose encima. Se la clavó toda y comenzó a subir y bajar. Diiiooosss, como disfrutaba viendo como Nati me cogía, pero lo que me ponía fuera de mi era contemplar a la puta de mi mujer en la misma postura que Nati, que también recibía pija por el culo. No podía creer lo que pasaba, hace apenas un día, esto hubiese sido inimaginable y ahí estaba, contemplando como mi mujer le acariciaba las tetas a Nati, mientras le hacían el culo. Luego de eso, se fundieron en un beso súper caliente, que cuando separaron sus bocas, pendían hilitos de saliva de sus labios. Con toda esa imagen, si no me detenía, iba a acabar en poco tiempo, por lo que propuse cambiar de pareja.

Vero se puso en cuatro delante de mí, se giró y me dijo “amor, necesito que me rompas el culo ya!”. No me hice esperar, después de ver ese agujero bien dilatado por la pija que me acababa de chupar por segunda vez en la vida, y se la metí de un solo movimiento. Era la primera vez en mi vida que le hacía el culo a mi mujer! Estaba en el paraíso!!! Estuvimos unos minutos así, pero yo ya estaba a punto de eyacular. Al escucharme decirlo, Nati me agarró los testículos con una mano y me los apretó con fuerza haciendo daño, tanto que se me fueron las ganas de eyacular automáticamente, incluso la pija se me puso flácida.

Nati, ¿por qué? ¿Qué hiciste?, le pregunté.

Es la mejor técnica para que retrases más la eyaculación me dijo. Además, quiero que Pedro y vos nos hagan un numerito gay. Vero me dijo que deseaba ver cómo los dos se comen la pija mutuamente. Así que después de eso, Pedro se puso encima de mí y montamos un 69 para deleite de nuestras esposas, comiéndonos la pija y los huevos. Mientras tanto, las chicas se acariciaban con el espectáculo que les dábamos. Luego, Pedro se acostó boca arriba y levantó las piernas, pasando las manos por detrás de las rodillas. En esa posición, me ofreció su culo. Ufff, era demasiado, nunca me había cogido a un tipo! pero la calentura que tenía me hacía desearlo todo y mucho más.

Así que me coloqué frente a él y apoyé la punta de la pija en su culo. Empecé a hacer fuerza hasta que entró toda. No encontré diferencia con el de las chicas, me gustaba mucho sentir mi pija adentro de él, mientras tenía mi mano en su pija, pajeándolo. No aguantaba más, le dije a Pedro que lo iba a llenar de leche, pero Nati y Vero, que estaban besándose me dijeron que no, que querían que las llenáramos de leche a ellas. Así que saqué mi pija y casi instantáneamente explotó, soltando grandes chorros de leche por sus caras y pechos. A continuación, Pedro se unió y lo ayudé pajeándolo hasta que acabó también sobre las chicas.

Después de esa terrible maratón de sexo, nos duchamos cada uno con su esposa. Luego nos vestimos, fuimos a recepción y nos informaron de que ya estaba arreglado el coche de Pedro, estaba estacionado en la puerta. Recogimos las llaves y desayunamos en la cafetería, disfrutamos de un buen desayuno mientras comentábamos las circunstancias en las que nos conocimos y el inesperado desenlace que tuvimos.

Aún teníamos que recorrer un buen tramo de autopista para llegar a destino. En el viaje, con Vero fuimos hablando, muy emocionados, por la hermosa amistad que hicimos, planeando

Tardamos una hora y quince minutos más o menos, fuimos Pedro y yo a recepción y para mayor sorpresa nos habían reservado las habitaciones una al lado de otra, con comunicación interior, nos dijo el recepcionista que si queríamos, nos podía dar una llave interna para comunicarnos por dentro, decidimos que si, y se lo dijimos a las chicas, estaban súper encantadas, subimos a las habitaciones y abrimos la puerta que las separaba. Hablamos los cuatro sobre la suerte que teníamos y Pedro y Nati, se emocionaron recordando las circunstancias en las que nos conocimos, nos dimos un beso tierno y nos felicitamos por nuestra nueva amistad, y pensando cómo lo celebraríamos nuevamente a la noche...

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