Hace años desde esto, pero definió mis gustos y mis preferencias así que esperó lo comprendan.
Cuándo era más joven tuve un encuentro dentro de uno de los vagones de metro de la CDMX con un hombre que tendría 50 años me imaginó, como siempre el metro estaba lleno de gente y todos terminaban chocando con los de alado y yo intentando no terminar tan aplastada estaba en una esquina pero solo termine acorralada.
Mi compañero fortuito en uno de los movimientos terminó frente a mi y yo no quería molestar por lo que no le dije que se alejara y el me imagino que aprovechó que era muy tímida y se me notaba desde lejos, comenzó con pequeños toques en mis piernas y mis brazos y yo solo le miraba con pena pidiéndole que se detuviera.
No tardó mucho para que comenzara a meter su mano entre mis piernas y masajeara mi muslo y mi coñito virgen, por la sorpresa di un pequeño brinco que el aprovechó para meter su pierna entre las mías y tener más espacio concentrándose totalmente en masajear mi coño.
Yo solo tapaba mi boca para no hacer ruido y el abrió mi pantalón y jalándolo un poco para meter su mano en mi tanguita rosa, jaló un poco mis vellos, pero realmente fuerte y al meter su dedo no dudo en hacerlo con fuerza frotando mis paredes y apretar mi clítoris mientras yo para callarme tenía mi cara contra su pecho.
Estaba tan mojada y excitada que mis pezones estaban duros y mi clítoris temblaba cada vez que él lo golpeaba, no podía pensar y algunos gemidos se escapaban de mi, pero el mejor momento fue el final en el que metió sus dedos tan rápido y fuerte que me corrí chorreando mi ropa, mi primer orgasmo y mi primer chorro por un hombre que no volví a ver, pero que me enseñó lo que me gustaría de ahí en adelante, hombres grandes y fuertes con buen cuerpo y ser usada como juguete.
Desde ese momento hasta ahora mis gustos se ampliaron, pero con una regla primordial, sumisa con los hombres fuertes y dominante con las chicas y los pasivos.