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Alejandra y el pastor

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Alejandra era la típica niña nacida en el seno de una familia evangélica, sus padres eran muy estrictos con ella y desde muy pequeña la llevaban a la iglesia evangélica a la que pertenecían. Alejandra fue educada por el fanatismo religioso de sus padres, cuando ya era una adolescente estos le prohibían salir con chicos, le prohibían mirar programas con contenido sexual y le hablaban del sexo como si fuera un pecado mortal si se hacia fuera del matrimonio.

Alejandra era miembro activo de la iglesia a la que asistía desde pequeña, esa era casi toda su vida social, sus padres le habían enseñado que tenía que escuchar atentamente todo lo que le predicaba el pastor de su iglesia ya que este era el “emisario de dios” y tenía que obedecerlo en todo lo que dijera, así que ella lo veía como un especie de figura divina de autoridad.

En dicha iglesia cuando uno de sus feligreses más jóvenes alcanzaba la mayoría de edad obtenía una credencial que lo proclamaba miembro oficial de la comunidad, pero antes tenía que someterse a un ritual en el que el pastor juzgaba a los nuevos aspirantes y decidía si eran dignos de hacer parte de la comunidad o tenían que seguir “estudiando” bajo su tutela.

Alejandra ya había cumplido los 18 años así que el pastor de su iglesia les comunico a sus padres que era hora de que se sometiera al “ritual” para convertirse en miembro oficial de la comunidad. Para los feligreses varones y algunas mujeres el ritual consistía en varias semanas de ayuno y oración, además de trabajos de caridad y otras actividades ordenadas por el pastor, pero las feligreses favoritas del pastor recibían un ritual especial que consistía en pasar un fin de semana a solas con el pastor en su casa de campo, supuestamente este ritual era todo un honor y solo se concedía a las feligreses más devotas. Para los padres de Alejandra que tenían su cerebro completamente lavado después de años de pertenecer a esa secta les parecía todo un orgullo que su hija haya sido seleccionada por el pastor para el ritual especial.

El día del ritual llego y Alejandra estaba muy nerviosa. Le habían dicho que era muy afortunada de ser una de las seleccionadas y que debía obedecer al pastor en todo momento o no sería aceptaba. Ella sabía que no podía decepcionar a sus padres así que iba a obedecer a todo lo que dijera su pastor.

Su madre la condujo hasta la casa del pastor a las afueras de la ciudad, era una casa de campo grande y lujosa, tenía una edificación de tres pisos, piscina y un bonito lago. Allí pasaría el fin de semana, mientras se llevaba a cabo el ritual. Cuando llegaron las recibió en la puerta la esposa del pastor, Alejandra ya la conocía: se llamaba Martha, era una mujer en sus cuarenta, era un poco más alta que Alejandra, esbelta, bastante agraciada y tan devota como su esposo. Martha saludo a Alejandra y la llevo hasta dentro de la edificación. El lugar era grande y espacioso pero estaba extrañamente solo, Martha condujo a Alejandra hasta una sala grande donde había una enorme estatua de algún santo y le pidió que rezara con ella. Cuando terminaron la esposa del pastor empezó a decirle:

Martha: Eres muy afortunada Alejandra, el pastor te ha elegido para que seas una de sus acolitas personales. Es un gran honor, pero primero tienes que purificarte para ser digna, el pastor purificara tu cuerpo y tu alma durante estos tres días, es importante que sigas nuestras instrucciones en todo momento ¿entendido?

Alejandra: Si señora.

Martha: Bendita seas, hay otra cosa muy importante, este ritual es un secreto sagrado, no debes contarle a nadie lo que va a pasar aquí durante estos días, debes jurarlo ante dios, si rompes el juramento y le cuentas a alguien quedaras maldita y arderas en el infierno, ¿entiendes?

Alejandra abrió los ojos como platos y respondió aterrada ante la idea de arder en el infierno:

Alejandra: Si señora, no contare nada a nadie, lo juro por dios.

Martha: Muy bien, levántate es hora de que veas al pastor.

Martha condujo a la joven por unas escaleras que bajaban hasta un nivel subterráneo, llegaron a una habitación con una vieja puerta de madera, ella toco y la puerta se abrió y apareció el pastor, iba vestido solo con una túnica azul y unas sandalias, el pastor era un hombre alto y corpulento, Alejandra siempre se sentía pequeña cuando estaba al lado suyo. El pastor la saludo y la invito a pasar. La habitación olía a sótano y una vez se cerraba la puerta no se escuchaba ningún ruido de afuera, Alejandra noto que había una cama grande en el fondo de la habitación, se le hizo extraño que alguien durmiera en aquel sótano. El pastor comenzó a hablar:

Pastor: Bendita seas hija, ahora vas a recibir mi bendición y tu cuerpo quedara libre de pecado, cuando el ritual termine serás una acólita oficial de la comunidad, pero debes obedecer todo lo que te ordene y jamás deberás contar a nadie sobre lo que pase aquí, si lo haces iras al infierno, entiendes Alejandra?

Alejandra: Si pastor, juro que obedeceré y no contare nada.

Pastor: Muy bien hija, podemos comenzar. Primero debo hacerte una pregunta, tienes que responder con la verdad, ¿Eres virgen Alejandra?

Alejandra: Si pastor, soy virgen.

Pastor: Muy bien hija, para recibir la bendición tienes que dar una ofrenda, debes entregar tu virginidad al señor, yo soy su enviado en la tierra así que dios me dio la misión de recibir esa ofrenda y dársela a él, solo así podrás ser purificada.

Alejandra miro confusa al hombre, sin entender exactamente que significaban esas palabras, solo se limitó a responder:

Alejandra: Si pastor…

Pastor: Quitarte la ropa hija.

Alejandra: La rropa pastor? ttoda?

Pastor: Debes obedecer hija, quítate toda la ropa, quédate como dios te trajo al mundo.

Alejandra: Si señor.

Alejandra comenzó a quitarse la ropa que llevaba puesta ante la mirada atenta del pastor, primero se quitó la blusa sencilla, luego se desabrocho la falda larga y la dejo caer, se sentía confundida pero le habían dicho que debía obedecer y eso hizo. Cuando quedo en ropa interior se detuvo insegura y dudo un instante, el pastor le dijo:

Pastor: Toda la ropa hija, tu cuerpo es un regalo del señor no te debes avergonzar de mostrármelo, yo soy su emisario en la tierra, ¡quítate todo vamos!

Alejandra obedeció, se quitó su sostén y dejo sus pequeños pechos al aire, luego se bajó sus panties y quedo completamente desnuda ante la vista del pastor. Se tapó su sexo con las manos, se sentía muy incómoda en aquella situación. El pastor se levando de su silla y se quitó la sotana que llevaba puesta, debajo estaba completamente desnudo, Alejandra se quedó admirada mirando el miembro erecto del pastor, nunca había visto a un hombre adulto desnudo. Él se puso frente a ella y la beso en los labios:

Pastor: Ahora vas recibir mi bendición, arrodíllate hija.

Ella obedeció, el pastor tomo su gran miembro y se lo acerco a la boca a Alejandra.

Pastor: Bésalo

Alejandra se inclinó y le dio un tímido beso en la punta de su miembro.

Pastor: Muy bien, ahora chúpalo.

Alejandra: Cchuparlo? Como?

Pastor: Métetelo en la boca y chúpalo como si fuera una golosina.

Alejandra tomo el miembro del pastor y se lo llevo a la boca, pero no sabía cómo hacerlo así que solo lo tuvo en la boca sin hacer nada.

Pastor: No querida así no, debes chuparlo, como una paleta.

Alejandra lo intento, pero lo hizo de una manera torpe, rozo con sus dientes el miembro de su pastor lo que le produjo un gruñido de molestia.

Pastor: Debes hacerlo bien o no podrás recibir la bendición, la hermana Martha te va a enseñar cómo se hace, espera un momento, quédate de rodillas y no te muevas.

El pastor se puso la sotana y salió de la habitación, volvió con su esposa unos momentos después. Alejandra tenía la cara roja de la pena y se sentía muy confundida, el pastor volvió a desnudarse ante ella, Martha se arrodillo a su lado, beso a Alejandra en los labios, y le dijo:

Martha: Tranquila hija, te voy a ensañar como hacerlo, mírame como lo hago y luego haz lo mismo.

Martha se introdujo la polla del pastor en la boca y empezó a chuparla, Alejandra observaba con atención, verla a ella haciendo eso le producía una sensación intensa, una sensación que a veces sentía por las noches pero que su madre le enseño a alejar a punta a oraciones.

Luego de un momento Martha se detuvo y le indico a Alejandra que lo intentara. Alejandra emulo lo que había visto y se llevó el miembro del pastor a la boca, imito los movimientos que hacia Martha y pronto aprendió como se hacía.

Martha: Muy bien hija, así se hace muy bien. Esta aprende rápido eh?

Pastor: Bendita seas Alejandra, no te detengas.

Alejandra siguió chupando el miembro del pastor, sentía que la boca se le llenada de algo viscoso con un sabor salado. El pastor emitía pequeños gruñidos de placer, mientras la sostenía por el cabello y le ordenaba que no parase. Alejandra tenía los ojos cerrados mientras le practicaba sexo oral al pastor cuando sintió que una mano húmeda le empezó a frotar su sexo. Era Martha, abrió los ojos y vio cómo se escupió en los dedos y los llevo hasta su vagina mientras comenzaba a frotarla.

Martha: Ya está lista, está bastante húmeda.

Pastor: Muy bien.

El pastor le retiro la polla de la boca y la ayudo a ponerse de pie, la beso en la boca y luego le chupo los pezones, Alejandra sentía su corazón latiendo aceleradamente, sentía su sexo húmedo y caliente. Los chupones en los pezones que le daba su pastor le hacían sentir una sensación extraña, casi placentera.

El pastor la llevo hasta la cama y le ordeno que se acostara y abriera las piernas. Alejandra obedeció.

Pastor: Ahora voy a tomar tu virginidad Alejandra en el nombre del señor y quedaras bendita, no te muevas ¿entendido?

El pastor le separo las piernas y se puedo en medio, Alejandra sintió como empezaba a introducir su miembro dentro de su vagina virgen. Sintió dolor.

Alejandra: Duele!

Pastor: Silencio, debes soportar el dolor, es parte de la penitencia.

Alejandra cerró los ojos y se agarró con fuerza de las sabanas mientras el pastor presionaba su miembro dentro de su vagina. Martha miraba la escena sentada desde una silla. Eventualmente el pastor introdujo todo su miembro dentro y tomo la virginidad de Alejandra, ella sentía dolor. El retiro su miembro y le dijo a su esposa:

Pastor: Martha alcánzame una toalla.

Martha se levantó y le alcanzo una toalla grande a su esposo. Este la tomo y la puso debajo de Alejandra, quien se dio cuenta que estaba sangrando por su sexo. Suspiro asustada, Martha se recostó a su lado y le susurro que esa sangre era la sangre de dios que la estaba bendiciendo, que no se preocupara.

El pastor volvió a separar las piernas de Alejandra e introdujo de nuevo su miembro dentro de ella, esta vez fue más fácil y no le dolido tanto. Empezó a meterlo y sacarlo mientras gruñía de placer. Cada vez lo hacía más rápido y con más fuerza, la cama empezó a rechinar debajo de ellos. Alejandra que hasta ahora se había sentido muy apenada y confundida empezó a gustarle aquello. Su pastor la embestía y emitía gruñidos de placer, Alejandra pronto empezó a gemir ella también. La polla de su pastor que la penetraba le hacía sentir una sensación nueva para ella, una sensación que le daba mucho placer.

El pastor se detuvo y le ordeno a su esposa que se desnudara. Ella lo obedeció de inmediato.

Pastor: Date la vuelta hija, boca abajo, levanta la cola, eso muy bien. Ponte enfrente de ella

Termino de decirle a Martha. Alejandra estaba en cuatro patas mientras Martha desnuda se recostó frente a ella apoyada contra el espaldar de la cama. Abrió las piernas y su coño quedo frente al rostro de Alejandra.

Pastor: Alejandra debes darle placer a la hermana Martha, usa tu lengua.

Martha dirigió con su mano el rostro de Alejandra hasta su vagina y le explico cómo debía hacerlo. Alejandra comenzó a pasar torpemente su lengua por la vagina de Martha. Sentía el sabor extraño en su boca, un sabor fuerte y agrio pero siguió usando su lengua. El pastor empezó a penetrar de nuevo a Alejandra desde atrás, mientras esta le lamia el coño a su esposa. Alejandra gemía mientras trataba de seguir las instrucciones de Martha, las embestidas del pastor le dificultaban la tarea. Pronto entendió como hacerlo correctamente.

Su pastor la penetraba desde atrás con fuerza lo que le provocaba un mezcla de placer y dolor que la hacía gemir. Martha tomo la mano de Alejandra y le chupo el dedo gordo para explicarle como debía chupar su clítoris. Alejandra obedeció y comenzó a chupar el clítoris de Martha. Apenas había comenzado a hacerlo cuando Martha comenzó a gemir.

Martha: Oooh por dios que rico lo haces, sigue Alejandra no pares.

El pastor empezó a penetrar a Alejandra con más fuerza ante semejante escena, el también gemía de placer cuando Alejandra sintió como su miembro se tensaba dentro de ella y le llenaba su vagina con un líquido caliente. El pastor se retiró y le dijo:

Pastor: Ahora estás bendita hija mía, pero aun tienes que pasar por más penitencias el día de mañana y el día siguiente.

Martha le indico a Alejandra que no se detuviera, ella obedeció y siguió chupando su clítoris. La esposa del pastor se retorcía y gemía de placer, mientras Alejandra sentía como el líquido caliente del pastor se le derramaba por la entrepierna. Martha tuvo un orgasmo que le produjo un espasmo que la hizo retorcerse en la cama. Después se levantó de la cama, se puso la ropa, le indico a Alejandra que se vistiera y la acompañara a rezar, así lo hicieron.

Al día siguiente la prueba fue más dura, esta vez el pastor la tomo por detrás, Alejandra sintió mucho más dolor que la vez pasada, además mientras el introducía su miembro untado de aceite dentro de su ano, Alejandra sentía unas desagradables ganas de ir al baño. Antes de comenzar con su penitencia Martha le había indicado que hiciera del cuerpo y después había “purificado” su recto con agua bendita atreves de una manguera. Alejandra no sentía placer, solo dolor y ganas de ir al baño, esta vez también gemía pero no de placer.

Alejandra: Duele mucho por favor, ya no más!

Pastor: Debes aguantar hija, estas espiando tus pecados, este es tu flagelo aguanta y después quedaras bendita, si paras harás enojar a dios.

Alejandra soporto el dolor en medio de sollozos mientras el pastor se la follaba por el culo, por suerte esta vez no duro tanto como la vez pasada, después de que el pastor derramo su “liquido bendito” dentro de su culo, Alejandra solo quería correr al baño más cercano y hacer del cuerpo.

Durante ese día le recordaron mil veces que no debía contar nada que lo había pasado, de lo contrario iría al infierno. Ella estaba aliviada de que solo quedar a un día, no pensó que sería tan doloroso.

Esa noche el pastor la obligo a mirar mientras tenía relaciones con su esposa, según él debía aprender a complacer a un hombre para cuando tuviera marido. Alejandra los miro con atención mientras los dos tenían sexo en varias posiciones. Verlos hacer el acto la hacía sentir excitada.

Al día siguiente, el pastor la volvió a poseer en aquella habitación, Alejandra imito las posiciones que vio la noche anterior. Se puso encima de él y cabalgo la polla de su pastor mientras este la nalgueaba y gruñía de placer, después se recostó de lado mientras este la abrazaba y la penetraba desde atrás. Luego de eso le pidió que se pusiera en cuatro y se la volvió a follar por el culo. El dolor fue espantoso igual que la vez pasada, Alejandra solo cerraba los ojos y mordía la almohada con fuerza mientras su pastor la embestida desde atrás en medio de nalgadas y gruñidos. Esta vez no derramo su liquido dentro de ella sino que antes de terminar la puso de frente y le pidió que abriera la boca, Alejandra obedeció y sintió como un chorrito de líquido blanquecino caliente con sabor a cloro le lleno la boca, un poco le cayó también en cara y el cabello. El pastor le ordeno que se lo tragara, así que ella obedeció.

Más tarde ese día la llevaron a lago y le dieron su “segundo bautizo”, esto significaba que Alejandra había completado el ritual y ahora era una acolita de su iglesia. Al anochecer sus padres orgullosos la recogieron en el auto y la llevaron a casa. Alejandra obedeció y no conto ni una palabra de lo que había pasado allí. Luego de volverse una acolita el pastor la invitaba a ella junto a otras feligreses a su casa de campo cada cierto tiempo porque según el debían ser purificadas. El pastor las encerraba a todas en el sótano de su casa y se las follaba por turnos, a veces Martha también participaba de las orgias

Todo termino cuando una de las feligreses quedo embarazada y decidió contar todo lo que sucedía, otras feligreses delataron al pastor y su esposa también, Alejandra que sentía miedo de ir al infierno se guardó el secreto y no dijo nada. El pastor y su esposa fueron arrestados y más tarde sentenciados a 58 años de prisión. Nadie volvió a saber nada de ellos y la secta fue clausurada por las autoridades.

                                                                        

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