Tenía un amigo que soñaba con ser una especie de gigoló, aunque si bien en la cama se desempeña adecuadamente como su misma esposa me lo comentó alguna vez, es de esos que no puede pegarse más de dos sesiones de sexo en una misma noche. Buscaba afuera lo que ya tenía en su propio lecho sencillamente por orgullo y vanidad.
I
Era la tercera mano que perdíamos seguida. Mi compa estaba en la luna. Rara vez en el dominó perdíamos, más raro era que fuera 3 veces de corrido. –disculpa viejito… estoy distraído.- me dijo. -es que… me pillaron, viejo… me pillaron…- agregó. –ven.- exclamé y mirando a los rivales, afirmé gesticulando con mi cara. -Disculpen chicos… hoy nos dieron.- Luego, tomándolo del brazo nos alejamos para sentarnos en otra mesa.
Yo: estás seguro, Jaime que lo sabe todo.
Jaime: si, hombre… lo terrible fue que después de mostrarme las pruebas, me aseguró que si no la consentía me dejaba.
Yo: te dije que te pillaría tarde o temprano… ahora que te pone entre la espada y la pared te das cuenta que la amas y no quieres perderla, luego, claro de engañarla hasta el cansancio… Tienes una linda y estupenda esposa y más encima me dices que caliente… qué tienes en la cabeza.
Jaime: qué quieres que te diga, po… soy hombre.
Yo: estás confundido viejito… te comportas como un animal, no como un hombre… los hombres nos diferenciamos en una sola cosa… somos capaces de cultivar el autodominio… la capacidad de controlar nuestro carácter e impulsos y… canalizarlos.
Jaime: diablos, Dani… no te entendí nada, pero sé de qué hablas… el punto es que… o hago lo que me pide o me deja por mis constantes adulterios.
Yo: y qué diantres quiere exactamente María.
Jaime: sabes que no le gusta que la llamen así… Magali o Magali… porfa… por eso le caes mal… En fin, me dijo que le dé la oportunidad de hacer lo que quiera con otro.
Yo: pero lo que me dices que quiere es… wow, hermano… muy loco y… no alcanzo a imaginar las consecuencias que podría generar.
Jaime: si acepto tengo que desaparecer de la ciudad a partir de mañana miércoles hasta el lunes.
Yo: y qué harás?
Jaime: ir a la capital a ver al guatón y al yolo… mis amigos… es lo único que se me ocurre… y quiero que durante estos días te hagas cargo del negocio como ya lo has hecho antes… puedes?
Yo: sabes que lo haré. Dame los teléfonos… nos vemos y… si quieres un concejo: no le cuentes a nadie más… ah… mono… y si me salta la liebre??? Jajajaja… tranquilo, es una broma… recuerda lo desagradable que es tu esposita con mi persona… no soy santo de su devoción…
Jaime: ni se te vaya a ocurrir decirle que sabes algo… me mata… promete que no le dirás por ningún motivo que sabes algo.
Yo: está bien, no le diré nada… ahora sí, chatito… cuídate.
Tanto el miércoles como el jueves, Magali, la esposa de mi amigo, a media mañana se acercó a la oficina con el solo propósito de pedir dinero para sus gastos del día. Entraba sin saludar a nadie y salía de la misma manera.
II
Al día siguiente no apareció, sino pocos minutos antes del cierre. Terminaba el balance. Ese día ya había despachado a todos como todos los viernes, por lo que, por suerte, pensé en ese momento, nadie vio lo borracha y desarreglada que estaba. Al entrar en la oficina, dio un paso y cayó desparramada, mostrando sus calzones y dejando al descubierto una de sus pequeñas, pero hermosas tetas.
Yo: -ayudándola a levantarse- estás bien, Magali?
Magali: bien… bien borracha… jajaja ajaja jajaja.
La esposa de Jaime, incluso con mi ayuda, no pudo mantenerse en pie por lo que después de alzarla, me encaminé a depositarla sobre un sofá de 4 cuerpos que tenemos en el hall, pero ella, balbuceando pidió que la dejara en el mini departamento del tercer piso que su esposo había construido luego de una, de las tantas veces, en que fue echado a la calle después que por cualquier motivo se hubiesen peleado.
Consistía en una habitación de 8×9 metros con grandes ventanales mirando al oeste que por su disposición, no se veían desde la calle (hasta que cual hongo, emergió 50 metros a la izquierda, un edificio con 20 pisos de altura), El mini departamento de Jaime tenía baño, una equipada cocina americana, comedor con 4 sillas, una tv adosada a la pared, dos sitiales, un sofá cama de dos plazas y una cama con iguales dimensiones.
Magali: -balbuceando- Dani… Dani… no me dejes sola, por favor, -quedándose dormida de inmediato-.
La miré por unos segundos. Tomé un cobertor para taparla. Luego, tras sacarle un mechón de cabello que tapaba su cara, me fui a seguir en lo que estaba. Llamé a Jaime, pero no contestó. Después de pensarlo por un momento, decidí no dejarle mensaje alguno sobre el tema.
Una hora más tarde, fui a ver cómo seguía la pelirroja. Noté que todo seguía igual. Antes de volver a lo mío, dejé a su lado un vaso y una botella de agua sin gas. Jugaba en línea, cuando de pronto vi la hora. Ya era más de media noche. Alrededor de 5 horas pasaron como si nada. Desperezándome decidí que esa noche dormiría ahí, pues ya era tarde. Me levanté y fui, de nuevo, a ver a Magali.
Al entrar, suavemente levantó la mirada. Ni un camión lleno de tonys le sacaría una sonrisa a ese rostro. Estaba apoyada en su codo derecho, tomando agua de la botella.
Magali: qué hora es?
Yo: hola, gracias por todo, Daniel… de nada, Magali… y son las 12:20 de la noche.
Magali: gracias.
Yo: me voy a acostar, entonces…
Magali: por qué me lo preguntas?
Yo: No te lo preguntaba, te avisaba lo que me disponía a hacer… y te avisaba porque, antes de caer dormida como si fueras una roca, me pediste que no te dejara sola… cosa que por cierto, no hice… también por eso de nada…
Magali: no te creo… eso te pedí?
Yo: qué diablos te hice que, de la noche a la mañana, cambiaste y te pusiste tan desagradable conmigo… mira… la verdad, eso ahora no es relevante, pero respecto a lo que me pediste… no tienes por qué creerme… -pasándole el control de la TV, pero al no hacer ademán de asirlo lo dejé al borde de la cama- ahí te lo dejo… ok? de todos modos, en hdmi 1 está el admin de las cámaras… sabes los datos para ingresar. Revísalas tú misma… -tomando un cobertor- y no te preocupes, duerme acá, yo me voy al sofá. Qué tengas buenas noches.
III
La oscuridad era casi completa. Habrían pasado no más de dos horas cuando descalzos pasos produjeron conocidos sonidos que lograron ponerme alerta. Abrí los ojos y a 10 cm de mi estaba el rostro de Magali. Encendí la luz.
Yo: Rayos Magali, me asustaste. Qué quieres ahora… son más de las 2 de la mañana… te pasa algo… te sientes mal…
Magali: si… me siento mal… quiero pedirte disculpas… vi el video… Dani, fuiste un caballero y… un buen amigo.
Yo: ok… aceptadas… no sigas o me harás llorar y tapa esa pechuga que tienes al aire, mira que me estoy arrepintiendo de haber sido un caballero.
Magali: jajajaja.
Yo: ahora eres como la de antes… me vas a contar o tendré que rogarte… no me trates como si fuera tu esposo… somos amigos o más bien soy amigo de tu esposo, pero siempre me has caído bien.
Magali: conoces a una mujer morena, baja pero bien formada, de culo respingón y que se llama Lorena no sé cuánto. Ella ya trabajaba, desde hace más de un año, en el mismo restaurante donde lo hago yo desde hace 4 meses.
Yo: claro que la recuerdo… tremenda hembra… aunque… no, mejor olvídalo…
Magali: te tomas en serio eso de que: un caballero no tiene memoria…
Yo: es que es, o no es.
Magali: entiendo… bueno… hace dos meses, fui a la fiesta del aniversario del restaurante… y luego de comer rico y con varios tragos encima, me contó que había conocido a un hombre increíble en la cama. Dijo que se llamaba Daniel Valencia, periodista y fotógrafo… conoces al tipo que describió.
Yo: jajaja… de quién diantres estará hablando… jajaja… en serio te dijo eso??? Vaya!!! Qué te puedo decir… a lo mejor estaba muy ebria… quien sabe…
Magali: jajaja… tal y como yo estaba cuando llegué… jajaja… En fin, debo confesarte que me dio mucha rabia saber que esa perra tenga algo contigo… es una puta, Daniel.
Yo: no me puedo hacer cargo de ella y… fueron un par de veces que nos vimos. Cuando desaparecí, estuvo llamándome por días hasta que se aburrió… en fin, como tú dices… qué te puedo decir… es una loca…
Los dos: jajajaja.
Tras las carcajadas se dejaron sentir lentos segundos de silencio que parecieron eternos. Ella, aún despeinada, descalza y con el vestido desarreglado, de pie a menos de un metro de mí. Yo, acostado, las manos detrás de la cabeza, son el cobertor un palmo debajo de mi ombligo. Desde mi ubicación podía ver el nacimiento de sus calzones, sus estilizadas piernas y bellos y finos pies.
Magali: perdóname…
Yo: ya lo hablamos… te dije que estamos bien.
Magali: no… perdóname por lo que te voy a decir… es que me pareces diferente al resto de amigos de mi esposo… lo amo, pero desde hace más de un año no me cumple en la cama… Él se amargaba, pero se negaba a ver un doctor… entonces, supe que no era un problema médico, sino que el muy patán llegaba agotado después de follar con cuanta mujer se le pasaba por el camino… Lo perdoné… me prometió no seguir, pero siguió.
Yo: -más para mí que para ella- eso no me lo contó el muy puerco…
Magali: qué dices???
Yo: te decía que después de saber que siguió con su conducta… qué hiciste o dijiste o qué?
Magali: mmmm… queda entre nosotros, cierto?
Yo: ahhhhh!!!
Magali: jejeje… le dije, en otras palabras, que me dejara sola unos días para buscar un amante… me gusta el sexo, pero no me agrada la promiscuidad… Eso le dije… aunque no con las mismas palabras, pero ese era, más o menos, el mensaje.
Yo: jajajaja… genial, -dije, mas pensé: ahí está… le dije a este tonto que esto traería consecuencias.
Magali: sabes, Daniel, no debieras ser tan honorable con él, porque… porque siempre me dice molesto, incluso a veces a modo de crítica, que eres demasiado recto. y que le carga que te sea tan fácil (que te hagas el lindo, dice) entrar en confianza con la gente, especialmente con las mujeres… creo que te envidia.
Yo: por qué me dices esto… acaso crees que yo soy lo que soy por otros o que elegí la formación que mi papá me dio??? No me juzgues mal, Magali… como veo, lo hace tu esposo… para empezar nadie excepto Él es totalmente recto… todos tenemos nuestro lado oscuro… sé cómo me mide Jaime y sé que estoy acá porque aún necesita cosas de mí… lo tengo claro… como también tengo claro que eres mucho más honesta que él y… para cortar con el temita, solo te puedo agregar lo mismo que dije respecto a tu compañera de labores… lo que él pueda sentir, sea lo que sea, es cosa de él y no mía… no me puedo hacer cargo de eso y ahora, menos me interesa hacerlo.
IV
Guardamos silencio por casi medio minuto. Fue como si ambos, tácitamente, ofreciéramos esos instantes como el minuto de silencio funerario oficial… Ella por su relación marital tal y como era hasta ese instante y yo por el triste y sensible fallecimiento de una abortada amistad con Jaime… en los dos casos, la versión oficial, la frase para la historia será: muerte por convivencia.
Magali tras dar dos pasos, con una mano me indicó correrme con el fin de sentarse junto a mí, a la altura del pecho. Suspiró. La cabeza gacha; velado el rostro tras una flamígera cabellera. Las primeras palabras fueron ininteligibles debido a lo bajo del tono en su voz, como si lo hiciera más para sí que para mí, dijo como confesándose.
Magali: Siempre he sido caliente… me dio rabia el haberme preocupado por el pelota del Jaime y resulta que no funcionaba porque se las daba de don Juan, no teniendo las condiciones, llegando a la casa seco como toalla de hippie… mientras la tonta dele que dele con el consolador… no po… encuentro que este animal cometió una doble traición.
Yo: comprendo lo que dices. En el fondo le perdonas que esté con otra siempre y cuando te de tu ración de verga diaria. De otro modo, sientes que te niega algo que es tuyo para dárselo a otras…
Magali: jajaja… en corto… es más o menos así… oye Daniel, me siento sucia y tengo hambre.
Yo: -tapándome la nariz- no te bañas desde antes de ayer… anda… mientras te preparo algo.
En cuanto Magali desapareció tras la puerta del mini departamento, suspiré. Qué caderas más femeninas y ese caminar. Qué mujer más sensual. Entonces me decidí. Si ella daba oportunidad, la tomaría. Al fin y al cabo, qué mejor que el amigo de los dos sea el amante que la mantiene contenta en la casa. Reí en mi mente. Era demasiado torcido, pero…
Mientras pensaba en aquello, rompí en una carcajada por la perversa idea que acababa de ocurrírseme. De improviso la puerta del baño se abrió bruscamente, saliendo de ella, no Magali, la esposa de mi amigo, sino una increíble colorina con apenas cubierto el cuerpo por una toalla. Levanté la vista, silbé.
Magali: -un palmo por debajo de su impresionante culo, llegaba la toalla.- me hablaste?
Yo: no… solo me reí de algo que recordé, pero ya que estás aquí te pregunto: prefieres comida o sándwich?
Magali: Sándwich… de lo que sea y una cerveza.
Yo: dale.
Magali: -de pie, mirándome fijamente- sabes Daniel, eres el único de los amigos de Jaime que no se me ha insinuado o directamente lanzado… acaso no crees que soy una mujer deseable o eres del otro lado?
Yo: jajaja… no soy gay y definitivamente eres una mujer apetecible, Magali.
Magali: y por qué nunca me lo has hecho saber… qué esperabas.
Yo: te lo digo con la condición que te duches…
Magali: jajajaja… eres un payaso…
Yo: me lo han dicho…
V
Entró al baño, pero esta vez dejó la puerta abierta. Desde donde me encontraba pude ver, a través del vidrio, al comienzo, sin él después, cómo escurría el agua por su hermoso cuerpo. Magali es una mujer de 1.60 mts De tez blanca y cubierta de pecas, cabello largo, rizado y rojo como brasas brillando en la oscuridad y almendrados ojos verdes. Su boca y nariz son menudas al igual que su afilado mentón.
Cuello largo, hombros estrechos y un par de perfectas aunque más bien pequeñas tetas, se sostenían en una estrecha cintura y femeninas y anchas caderas. Su culo era maravilloso, con dos glúteos redondos y firmes que terminaban en un estilizado y largo par de piernas apoyadas cada una en un hermoso y fino pie.
Abrió el vidrio y sin dejar de sostener la mirada secó lentamente su curvilíneo cuerpo tras lo cual caminó desnuda hasta quedar enfrente de mí apoyada en una mesa, mirándome.
Magali: no le debes nada y… había comenzado a mirarte con otros ojos, pero lo descartaba… luego conocí a Lorena y me di cuenta que era más que eso. Luego, sin notarlo pasaste de sentirte en mi coño a hacerlo en mi corazón…
Yo: Maga…
Magali: espera… deja terminar… pero tú no me dabas bola, por lo que te enterré… Después, la conducta de Jaime me dio la idea de buscar a otro tú y… mira… no eres otro tú… eres tú quien está frente a mí… Fóllame, pero te ruego que trates parezca que me haces el amor…
Sin pronunciar otra palabra, tomándola de los hombros, nos besamos apasionadamente por largos minutos, tocándonos con tierno deseo. En algún momento, detrás de ella, comencé a besarle detrás de las orejas, cuello, espalda, glúteos, piernas en un lujurioso y húmedo ir y venir. Los gemidos de la pelirroja no se hicieron esperar.
Magali: vamos a la cama.
Yo: -con mi dedo índice transversal a mis labios- shuuu!!! Sube a la mesa.
Sentada al borde de la mesa nos miramos, con el deseo en los ojos de recomenzar cuanto antes, lo que habíamos dejado a medias. Entonces, mientras besaba su boca con pasión, mis dedos jugaban con su clítoris y coño.
Con parsimonia, a besos fui recorriendo su cara, cuello. Cuando llegué a sus tetas, la pelirroja no se quejó de la mayor dedicación que le dediqué a cada una. Las besé, mordí y chupé con vigor y esmero como si nunca más fuera a tener la oportunidad de hacerlo.
Ella, en tanto, gemía y jadeaba alternativamente cuando seguí mi ruta, siempre besando y chupando lentamente, hasta situarme entre sus blancos muslos. Mis manos le dieron su lugar a mi lengua, posándose cada una sobre un excitado y erecto pezón.
Por largos minutos, paralelamente, mi lengua y labios estimularon su clítoris, coño y ano y mis manos amasaron, con tierna rudeza, sus apetitosas tetas. El primer orgasmo se presentó con quejidos reprimidos e involuntarios espasmos, que la llevaron a estirarse de espalda sobre la mesa, la boca entre abierta, abrigada en sudor.
Segundos después de calmarse, introduje mis dedos corazón y anular hasta el fondo de su depilado y fragante coño, iniciando un frenético sube y baja sin decir agua va, el que rápidamente fue acompañado por un concierto disonante de exclamaciones, quejidos, jadeos y gemidos.
Apoyada en sus pies y cabeza, arqueó su cuerpo en espasmos irregulares para, segundos más tarde, comenzar a eyacular profusamente. Durante más de 3 minutos, el coño de Magali, estuvo constantemente estimulado entre intensos orgasmos y continuas y abundantes eyaculaciones.
Magali: para… por… favor… ahhh… nooo… ooo… pares…
Entonces, en medio de sus espasmos, retiré bruscamente los dedos, solo para reemplazarlos por mi erecta verga con la que llegué de una sola estocada hasta lo más profundo que su coño me lo permitió. De inmediato inicié un mete y saca desenfrenado.
Por largos minutos Magali se mantuvo de orgasmo en orgasmo, hasta que en algún momento apuré la velocidad, pues me di cuenta que la pelirroja era multiorgásmica, por lo que, hiciera lo que hiciera, acabara cuanto acabara, siempre podría una vez más.
No era que quisiera, pues su mente estaba satisfecha, el asunto estribaba en que era su cuerpo el que a pesar de estar atiborrado de lujuria, era capaz de soportar y gozar un poco más. Cinco, tal vez seis minutos después, le llenaba su hermoso coño con mis abundantes fluidos en una acabada monumental.
Tampoco se trataba que Magali fuera una ninfómana. No era el caso, pues después del orgasmo, sino era estimulada, quedaba igual de satisfecha, ya fueran uno o 10… Estirada sobre la mesa apoyó su cuerpo en los codos y sonriendo como una niña que acababa de no ser descubierta tras realizar una travesura, mirándome, con sus labios en silencio, pronuncio, -exquisito.-
Yo: en qué piensas, Rojita… tienes una sonrisa picarona.
Magali: pienso en… la cabrona de Lorena.
Los dos: jajaja.
Magali: -mirándome a los ojos con deseo y ternura.- Hazme lo mismo que le hiciste a ella.
Yo: no puedo, Rojita…
Magali: por qué no?
Yo: porque contigo vamos a hacer el amor, Rojita… ven…
Hicimos el amor tierna y consideradamente hasta media mañana. Esa noche me convertí en el amante de la exquisita mujer del que pensaba éramos amigos, pero las otras dos hicieron lo suyo en Magali, quien nunca más tuvo que reprimirse, por decirlo de manera elegante. En fin, hasta el día de hoy nos vemos al menos tres veces a la semana. Algunas de ellas han sido notables y se las contaré si así lo quieren.
Solo como anécdota, les cuento que Jaime devolvió la llamada, recién el sábado por la noche y para su mala suerte, lo hizo con una video llamada, justo cuando su esposita, como el platillo principal de la velada, aullaba como perra en celo recibiendo la atención de más de un comensal a la vez… Antes de cortar, una voz que no fue la mía ni tampoco la de Magali, dijo: quédate tranquilo, ñatito que acá te la cuidamos hasta que llegues…