Les conté de mi adolescencia de años reprimidos en sexo, pero que una compañera de intercambio de mi último año sería mi instructora de vida… sexual al menos, para no presentarme virgen a mi vida universitaria.
En el capítulo anterior relaté un hermoso inicio que quedó inconcluso con la llegada de amigos… o al menos con esa sentencia de Loreley que en un abrazo muy dulce me dijo “¿Gustó? ¿Mucho? ¿Quiere más? Soy mimosa y me quedé con muchas ganas… me debe…”, y mientras me besaba sensualmente, mordiendo mis labios y acariciándome con su lengua llevo mi mano a sus entrepiernas donde note su pequeña raja que se notaba húmeda y caliente bajo su pantaloncito de tela liviana, haciéndome sospechar que no tenía bombacha puesta…
La llegada de mis amigos a buscarnos nos interrumpió, pero no nos privó de salir con nuestros amigos a disfrutar cada momento que estuvimos juntos y que seguiría durante todo ese año inolvidable, con charlas de conocimiento mutuo… de vidas diferentes, turismo, geografía y muy sexual por las edades que vivíamos.
Lo hermoso de mi relación con Lore era poder hablar lo que nos pasaba, lo que sentíamos, que nos producía placer y como debíamos ir mejorándolo para complacer al otro.
Después de ese encuentro charlamos cuanto deseaba besarme y mi inocencia le permitió enseñarme, como besar suavemente rozando los labios, tocar apenas con la lengua, ir humedeciendo, poco a poco penetrar con la lengua la boca del ser amado, ir tocando la lengua, abrazarla, hacer exploraciones, morder los labios suavemente, sintiéndose vivo en cada movimiento, hasta terminar en un frenesí total. Según ella, falto que mis manos subieran a su nuca… su espalda… su piel… su… en todos lados para aumentar los estímulos que le propiciaba.
Solo hablar me ponía muy nervioso, y más cuando mezclaba términos idiomáticos, pues sabía mucho español, pero no las palabras que se usan en el sexo… que expresaba en su francés original.
Un sábado mis padres habían ido a la pileta dejándonos solos en mi dormitorio, respondí su beso como me pedía, haciendo los deberes…
Mis manos recorrían acariciaban su nuca respondiendo a sus susurros… sobre su camisa de tela liviana sentía hasta las pecas de su piel… sentía su corpiño… mis manos se desesperaban, llegaba a su cola que acariciaba a través de su pantalón muy suelto… ella solo decía en su adorable francés “lentement”… prolongando mi deseo… más cuando no encontraba evidencias de una bombacha, ni siquiera una pequeña tanga entre mis deseos y su piel… su cola… su vagina…
Su habilidad y cuerpo bien formado de gimnasta, donde nada esta flojo parecía más fuerte que yo, y realmente lo era. Lo mostro al tumbarme y sujetarme en la cama impidiendo que mueva mis manos inquietas, aprovechando a besar mi cuello… llevar su lengua a mi oreja diciendo en su mejor español que hoy se cobraría los mimos que debía, me enseñaría como complacer del mejor modo sin dejarla con las ganas como la vez anterior. Que haría que mi biloute (pene) se comportara…
La muy turra me hacía calentar muchísimo, ya estaba con mi pija (biloute para ella) al tope y por más que quiero pensar en palabras suaves en este momento al recrear aquellos momentos no me salen otras… me sentía ardiendo en leche, con tremendas ganas de tener mi primera cogida en serio… poder hacerla mía, y ser juguete de aquella seductora francesita que había robado mi inocencia.
Su pierna entre las mías apretaba con fuerza mi pene (biloute) con fuerza, frotándolo y haciéndolo crecer increíblemente, se quería salir del short que aun llevaba puesto.
Besaba mi cuello, mis orejas, mi boca y bajaba desabrochando mi camisa hasta mi pecho, besándome poco a poco y diciéndome cosas… “Super! C’est top!” (Eres lo máximo)… se detuvo en mis pezones y mientras me miraba de reojo le pasaba uno a la lengua… diciéndome “Ça vous dit…?” (¿te gusta?)… Besó mis pezones y recorrió mi pecho, ya con bello, que enredaba con su lengua… una y otra vez… llegando casi a mis axilas que insinuaba besar retirándose rápidamente. Me estaba volviendo loco… Me decía “C’est de la balle!” (esta genial) y me pedía lo mismo en su “Chatte” (Concha), y que ella deseaba besar mi Zizi y Couille (pene y testículos)… Traducciones que supe después…
Seguía besándome e impidiendo que mis manos bajaran hasta que llego a mi ombligo y allí aproveche a liberarme mis manos que fueron a tomar su cola… las introduje en su pantalón y sentí sus nalgas en mis manos suaves, duras, al mismo tiempo, al bajar ella a mi short besaba mi pene a través de la tela… haciéndome desear que lo haga suyo… aprovechando a bajar su pantalón quedando su cola blanca ante mis ojos y viendo entre sus piernas que asomaba su vagina deliciosa.
En ese momento se recompuso… salió la profe sexi impidiendo que siga mi faena, frenándome y nuevamente dominando la situación… imponiéndose para mostrar cómo debía hacer las cosas.
“lentement” me volvió a decir y con suavidad me acostó a su lado y comenzó a besarme con dedicación todo mi pecho hasta llegar a mi boca invitando a que sea yo ahora el que recorra su pecho al cual fui bajando… facilitando mi tarea al desabrochar su brazier por delante y dejar sus hermosos pechos a mi vista… y mis labios.
Jugué con sus pezones que se tornaban cada vez más duros y grandes, haciendo visible la aureola de sus pezones un poco más oscuro que su blanca piel. Me sentía un bebe clamando por su alimento, y una mama deseosa de dar mimos dando su aprobación… sintiendo su piel en mi lengua, y mi boca ceñida a sus pechos que ella toma y daba en alimento pidiendo más y más.
Siguiendo sus enseñanzas de la primera vez soplo con picardía para despertar aún más su deseo y paso la lengua sintiendo la firmeza de sus pechos, que firmes y blancos siento ser el primero en besar con tanto placer.
Besaba sus pechos… seguí hacia abajo… llegue a su ombligo jugando en ese ojito tan precoz y sensible… y Loreley en dulce francés que dice “Ça marche! Ça roule!” (Dale, dale, me gusta esa idea!)… y al no saber francés me quedo jugando sin conocer su mayor deseo… llegar a su vagina… y me dice “besitos… chatte (Concha)… chatte”… sus susurros me siguen incitando y trato de bajar a su pantalón sabiendo que es lo único que me separa de su sexo… pero es ella la que me guía por encima, queriendo que primero adivine sus pliegues a través de la tela… con su vagina que se marcaba a través de ese pantalón blanco… mis labios la recorren por fuera y siento sus susurros de placer al tiempo que decía… “nickel!! Nickel…!” (que sabía que era su señal de aprobación).
Con la humedad de mi boca sus labios vaginales se hicieron aún más visibles marcados… además de estar muy mojados por sus flujos vaginales, muestra de su excitación que note sus manos tomando mi cabeza, que llevaba a su concha, revolcándose para que su pantalón se deslice hacia abajo.
En ese momento lo sentí, un exquisito aroma que jamás borre de mi mente el olor a concha excitada, sus feromonas desprendían un aroma inigualable y que llevaba mi calentura al máximo… sin saber mucho que hacer atine a mirar sin tocar su hermosa vagina, con sus pequeños labios vaginales que solo vistos en alguna porno… eran rosados, dulces, insinuantes como lengua saliendo de un cálida boca… y ella me guio diciendo “besa… beso francés a mi chatte…”, toque con mi lengua esos labios y ella se estremece en un “Mon Dieu!! Siiii” que no necesitó traducción.
Mi ansiedad de ese día me llevo a dar mimos en el modo que lo sentía… otro día comentare que hacer una primera vez, enseñanzas para causar infinito deseo, pero en ese momento comencé con mi lengua a saborear esa vagina, mientras sentía que mi pene estaba cada vez más duro y a punto de explotar.
Disfrutaba cada vez más mis labios sobre su vagina, porque apretaba mi cabeza sobre sus genitales, sentí jugos exquisitos que invadían mis boca, y alternaba mis besos de lengua que se introducía una y otra vez cual pequeño pene en su primer coito, con muchas ganas y ella disfrutando como queriendo sentir más y más. Había algo mas y use mis dedos para investigar ese pequeño grano que se fue agrandando con mi lengua, mis dedos ayudaban como podían al trabajo de mi lengua, para que su clítoris se excitara cada vez más…
Con mis caricias jadeaba y gemía y descubrí una parte de su cavidad que la llevaba a una máxima excitación y a esa parte dediqué mi esfuerzo y ella solo decía expresiones en francés “Oh la vache!” que al principio me desubicaron por su traducción textual pero después comprendí.
Sus gemidos eran combinados con pequeños chorros que salían de su vulva y desconocía que existía la eyaculación femenina, pero la disfrutaba, tragándola primero, en mi rostro después, para calmar mi sed de sexo… al menos por el momento.
Ella se veía excitadísima y muy cansada… como extenuada y solo atinó a decir “Creve… demasiado… estaba fuera de estado… maravilloso” señal que estaba muy complacida pero era yo el que sentía que mi short estaba demasiado apretado… ella noto mi indirecta pues dulcemente bajo por mi pecho y acaricio mi short tirándolo hacia abajo lo que dejo al descubierto mi pene que se veía enorme y reluciente, por lo caliente que estaba de tanto placer recibido y que le hizo expresar “Mon cul c’est du poulet” (no te puedo creer) que al traducirme hincho también mi orgullo…
Lore tomo mi pene en su mano… suavemente lo acaricio y con sus ojos entornado hacia mí, acerco suavemente sus labios que se posaron muy suavemente, y sin quitar la mirada de mis ojos con la punta de la lengua toco la piel del pene que estirada mostraba mis venas y un glande a punto de estallar. Su saliva era exquisito lubricante de mis deseos… levemente hacía sentir sus dientes sobre mi miembro erecto, que comenzó a introducir en su boca sintiendo que esa penetración como la mejor cogida de mi vida, al entrar en el candor de su cavidad, cual si fuera una vagina.
Sentía mi pija llegar a lo más profundo de su garganta, y al salir disfrutaba de ver mi glande empapado que alternando sus miradas entre él y mis ojos que brillaban de felicidad… comenzó a meter y sacar el miembro lentamente, y luego cada vez más rápidamente donde sus labios eran mordazas de placer… Puedo haber tardado segundo o días, pero lo que quería era aguantar ese orgasmo continuo que me producía tanto placer.
Sentía que con su mano tomaba mis testículos y los acariciaba suavemente, hasta que en un momento bajo con sus labios introduciéndolos en su boca haciéndolos vibrar mientras la mano sacudía la verga delante de sus ojos que seguían mis reacciones con su mirada.
Ya estaba en el máximo de placer…a punto de explotar …y con dulzura y ojos de deseo me dijo “… quiero… dame tu lait… quiero lait“ (leche) y sentí que no podía aguantar más ante semejante pedido, más cuando con su mano libre acaricio mi pecho y metiendo su mano en mi boca se la humedeció y la llevo a mis tetillas que tomo con delicadamente pero con firmeza, haciéndome sentir un orgasmo completo que cubrió de leche su cara y saliendo en ese momento la contención de años de deseo.
No sé cuánto duró, pero mi cuerpo se estremecía una y otra vez mientras ella seguía accionando sobre mi pene, y mis tetillas… sentía que no iba a terminar nunca… pero cuando me fui calmando vi como con la punta de su lengua lamia los restos de ese líquido blanco que marcaba el deseo consumado de muchos años.
Luego subió y dulcemente me beso y se reclino en mi pecho descansando de tan agitada sesión de sexo. Muchas veces se repitió, pero nunca olvidare aquella primera vez.
Y muy bueno sería que comenten que les parece esta experiencia vivida hace muchos años y hoy en pandemia me animo a describir en capítulos, y los comentarios harán que siga describiendo estos interesantes capítulos de vida… que mientras más sexual, más divertida.