Nuevos relatos publicados: 6

Clímax: Cuando el goce es mágico

  • 3
  • 9.847
  • 9,00 (3 Val.)
  • 3

Reencontrarme con mi primer amor fue una de las cosas más hermosas que me han pasado.  Ser amantes me ha permitido conocer más acerca de mi sexualidad y descubrí que podía tener orgasmos cuando quisiera. Me encanta el sexo y somos muy libres para hacer cosas para el disfrute. Por eso empecé a investigar cómo podía complacerle aún más.

Sé que gozaba con mis mamadas, pero intenté hacerlas aún más placenteras lamiendo sus testículos y llevando mi lengua hacia su ano... y descubrí que se tensaba muchísimo. Luego de hablarlo y decirle que entre nosotros todo estaba permitido de común acuerdo, dejó que siguiera haciéndolo.

Me encanta chupar su verga y lamerle, me encanta como gime cuando llego a su ano y un día fui más allá y lubricando mis dedos se los metí despacito mientras chupaba su verga, primero se sorprendió y se quejó, pero después empezó a sentir placer y me di cuenta que iba a acabar y me llenó la boca de semen agarrando mi cabeza para que no la sacara. Eso me hizo calentar muchísimo y seguí chupándosela para volver a empezar.

Después de eso empezamos a contarnos nuestras fantasías y hablamos de tener un trio, él quería verme con otro hombre y yo accedí. Nos contactamos con un tercero que era bisexual.

Cuando llegamos estábamos un poco tensos, pero nuestro anfitrión tenía experiencia, fue muy gentil y nos hizo sentir cómodos en poco tiempo. Cuando me quise acordar él bajaba mi ropa interior y lamía mi vagina con ganas mientras yo le hacía una chupada a mi pareja con tanta intensidad que me pidió que no lo hiciera acabar, que si seguía así no iba a aguantar...

Después puse las dos vergas en mi boca, iba de una a otra, estábamos muy calientes. Hasta ese momento estábamos en un sillón y nos invitó a pasar a la cama. Terminamos de desvestirnos y mi pareja me empezó a penetrar suavemente mientras el otro me comía los pezones. Él nos dirigía sobre que quería que hiciéramos y nos preguntó si nos podía penetrar a los dos, le dijimos que íbamos dispuestos a probarlo todo.

Así que él se puso detrás de mi pareja y empezó a lubricar su ano y tocarlo, yo sentía como cambiaba su ritmo al penetrarme y como empezó a enloquecer de placer y eso hacía que yo llegara al orgasmo una y otra vez... hasta que el otro hombre penetró su ano, se quejó y se detuvieron. Luego empezó a metérsela suavemente y cada vez más adentro.

Mi pareja seguía dentro de mí, pero quieto, yo podía sentir las embestidas de la otra verga hasta que él empezó nuevamente a moverse y a gemir... yo sabía por esos gemidos que el final estaba próximo.

Hasta que el gemido se hizo grito de placer y sentí que su semen corría por mi entrepierna y mi orgasmo hacía que mi vagina se contrajera alrededor de su verga… nuestros gemidos hicieron que el tercero se acabara en el momento.

Fue uno de los mejores orgasmos que hemos tenido y obviamente repetimos, pero eso es otra historia.

(9,00)