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Cogiéndome a Felipe

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Soy Jonathan, un saludo y fuerte abrazo, hoy vengo a contarles una anécdota que tuve hace unos años, esta es una de tantas experiencias gay y se las cuento porque me parece muy excitante.

Su nombre era Felipe, él es homosexual y vive en mi calle, era hijo menor de un matrimonio de pueblo, él siempre se vestía como señorita, pantalones ajustado y ombligueras, todos le silbaban para molestarlo, pero a él le gustaba, él a pesar de ser gay siempre se juntó con nosotros, jugaba futbol, tomaba y justo una tarde en la que tomábamos él se unió a la palomilla.

Entre alcohol y jugueteos, varios compas lo manoseaban y él estaba más que feliz, pero yo ese día estaba muy caliente, mi novia me dejó colgado y quería sacar mi semen sí o sí.

Entre copa y copa comencé apegarle mi verga en sus nalgas a Felipe, él no decía nada al contrario se ponía para que yo se la arrimara, no sé si alguien se dio cuenta o no, pero estaba excitado tenía que descargar ya.

La madrugada nos llegó, la mayoría ya estábamos ebrios y yo ya tenía a Felipe arrinconado, mientras todos bebían y platicaban yo lo llevo al callejón de al lado.

J: ¿Entonces que, me la chupas?

F: ¡Ay Johnny, que dices!

J: ¡Órale, solo una chupada!

F: ¡¿Aquí?!

Yo trataba de convencer al jotito de que me la chupara, pero él se daba su paquete, yo no aguantaba la calentura.

Lo abracé y empecé a besarle el cuello, él gemía y sentí como su verga se ponía dura, eso me enloqueció y comenzamos a besarnos como locos, me valía que nos vieran quería cogerme a ese putito.

Nos arrinconamos hasta donde había unas cajas, seguí besándolo mientras le acariciaba su verga, él gemía y cedía ante mi insistencia.

J: ¿Me lo vas a chupar o qué?

F: ¡Pero solo una chupada!

Se arrodilló y sacó mi verga, el maricón la jugaba con sus manos, me miraba a los ojos, yo ardía quería que ya la chupara.

J: ¡Cómetela putito, cómetela!

F: ¡Que grande!!

Felipe abrió su boca y comenzó a devorar mi verga ¡uf! Que mamada me daba, jamás me la habían chupado tan rico como en ese momento, el jotito del barrio me daba un muy buen oral.

Le apretaba su cabeza para que no parara, Felipe me estaba haciendo gozar, sus mamadas eran majestuosas, no me atrevo a compararlas con las de una mujer, pero me tenía a mil.

J: ¡Que rico mamas, continua, devórate mi verga!

F: ¡Que rica verga tienes, uhm, todo un manjar!

Lo levanté de donde estaba abrazándolo por atrás y arrimándole mi reata dura.

J: ¡La quieres a dentro putito!

F: ¿Aquí??

J: ¿No la deseas?

F: ¡Jonathan, que macho eres!

Le masajeaba su verga y sus nalgas, él se rendía ante mis caricias y movía sus nalgas masajeándome mi verga que estaba a punto de estallar y necesitaba entrar ya.

Lo pegué a la pared y lentamente le bajé su pantalón, él muy bastardo traía una tanga de encaje.

J: ¡Venias preparada perrita!

F: ¿Te gusta?

J: ¡Excelente, déjame hacerla a un lado!

Moví su tanga y escupí en su ano, me saboreaba su culito, era estrecho, el puto estaba listo para mí.

Comencé a penetrarlo lentamente, sin condón a pelo, exponiéndome a todo, pero mi calentura podía más.

F: ¡Ah!! ¡Que duro, me lastimas!!

J: ¡Eso perra, ladra, uhm, que apretada estas!

F: ¡Jonathan, uhm!!

Él no hacia otra cosa más que gemir, comencé a embestirlo suave, dándole nalgadas y jalones de cabello, Felipe era mi puta, me estaba desahogando con él.

F: ¡Ah, papi, uhm, papi!

J: ¡Uhm, ah, uf, si!!

Le daba con todo, aceleraba mis movimientos hasta que mi verga le entró por completo, él gemía y gemía, exclamaba de felicidad, Felipe era un buen come vergas.

Sin sacársela yo me pegué a la pared, mientras el putito se movía como gusano, sus movimientos me daban tremendo placer, ¡que rico sentía cada que el movía su cadera en círculos!

F: ¿te gusta papi?

J: ¡Sigue así perra!

Yo pegado a la pared y empujándome levemente mientras Felipe hacia lo demás, su ano devoraba toda mi verga, comencé a masturbarlo con mi mano, él estaba a tope y comenzó a escupir semen, semen que me cayó en la mano y lo hice comérselo, el muy cabrón devoró todo, ¡eso me puso a mil y me moví como bestia!

F: ¡Ah, que rico, agh, lléname de semen!

J: ¡Ahí va putita, ah, ahí va!

Felipe se movía como loco, yo también, ambos gemíamos y disfrutábamos de ese momento, no pude controlarme más y finalmente exploté en su culo.

J: ¡Ah!!! Tómala puta, toma mi leche!!

F: ¡Oh!!! ¡Papi que rico!!!

Gocé mi orgasmo como nunca, todavía puse al putito a mamármela y limpiarme la leche que sobraba, Felipe me lo chupó hasta dejármelo reluciendo de limpio.

Nos acomodamos el pantalón y regresamos con los demás, que seguían tomando y en lo suyo, a partir de ese día quedaba de verlo en ese callejón en las noches y me lo cogía hasta llenarlo de semen.

Espero les haya gustado esta anécdota, continuaré escribiendo para ustedes, ¡saludos!

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