Juanjo se paró, y con su pija casi erecta, se empezó a masturbar junto a la cara de la madre. Me calenté nuevamente y sin moverme, me empecé a masturbar. Cuando estuve listo, me pare del otro lado de Juanjo y ahora los dos nos masturbábamos frente a su cara. Llegamos casi juntos, los dos bañando a Teresa con nuestra leche. En ese momento tuvo un orgasmo bestial, y cayó sobre el pecho de Sole.
Sole tomo la cara de la madre y pasándole la lengua, la limpio de todo nuestro semen. Como pudimos nos acomodamos y nos dormimos.
Así termino nuestro encuentro aquella vez. Por supuesto que con mi primo nos seguimos viendo, pero evitamos comentar sobre eso. Un viernes a la noche, cuando lo pase a buscar por su casa, fue Sole la que abrió la puerta. Juanjo se estaba cambiando, por lo que pasé a esperarlo. Apareció mi tía, y nos saludamos con un beso en la mejilla. Charlamos de temas varios hasta que apareció Juanjo.
—Chicos, mañana nos reunimos con Marita, Jose y nuestros novios a pasar la tarde en la pile y comer unas hamburguesas a la parrilla, si quieren, están invitados.
—Bueno, vemos. Dijo Juanjo sin muchas ganas.
Nos fuimos y muy a nuestro pesar, la noche no estuvo buena, no pudimos “robar” un par de chicas de ninguno de los dos bares que fuimos.
—¿Vas a venir a la pileta mañana? Me preguntó Juanjo.
—Si, antes de quedarme solo en el departamento…
—Si, te espero. Vení a almorzar.
Al día siguiente, fui a almorzar y Sole andaba en una tremenda bikini por toda la casa, estaba acelerada, excitada por la visita de las amigas y los novios. Teresa, la madre tomaba sol en el parque, con una bikini pero no tan exhibicionista como la de Sole.
Al rato llegaron las chicas y se metieron a la pileta. Nosotros tomábamos sol y las mirábamos como jugaban entre ellas, y nos miraban. Teresa estaba a mi lado, mirando y sonreía.
—¿Tía, no iban a venir los novios?
Se encogió de hombros y sonrió.
Cuando salieron de la pileta, casi que desfilaron delante nuestro las tres mostrándonos sus cuerpos.
—Sole, ¿Y Eduardo y los chicos?
—Ay, que cabeza la mía, me olvide de avisarle a Eduardo. Dijo sonriendo y guiñándole un ojo a las amigas.
—Pero Sole, como te vas a olvidar. Quedamos que tu novio les avisaba a los nuestros. Dijo Jose casi en tono de burla.
—Pobre Tonio, se debe estar muriendo de calor en el departamento… Lástima que es tarde para avisarle. Dijo Marita. Recién eran las dos de la tarde.
Se tiraron a tomar sol, y Marita se puso a ponerle crema a Sole en la espalda y Jose a Teresa. Las franeleaban de lo lindo y nos miraban. Cuando se terminaron se recostaron boca arriba y Jose le pidió a Juanjo que le ponga crema.
—Bueno, ponete boca abajo. Dijo Juanjo.
—No… Quiero tomar sol de frente. Dijo Jose.
Juanjo tomo el pote de crema, puso un poco en la mano y luego de olerla la probó con la boca. Me guiño un ojo y se puso de rodillas junto a Jose. Empezó por los hombros, despacio, fue bajando apenas rozo los redondos pechos y directamente metió la mano por debajo de la tanga de Jose, y le empezó a acariciar la concha con la mano en cremada.
—Ay Juanjo, ahí me cubre la malla. Dijo sonriendo Jose, que incorporándose un poco, le empezó a acariciar la pija por sobre su malla.
—Ni diez minutos pudiste aguantar Jose, ¿No te coge tu novio? Preguntó Sole.
—Sí, pero no con una pija como esta.
—Nacho, ¿me pones crema? Dijo Marita.
—Perdoname pero estoy tomando sol. Dije guiñándole un ojo a mi tía.
—¿Te puedo poner yo? Dijo entonces Marita.
—Dale.
Se puso al lado mío y cuando iba a empezar a ponerme en el pecho, me baje la malla, dejando al aire mi pija que ya estaba parada.
—Ponele crema. Le dije.
Marita se puso de rodillas junto a mí y empezó a ponerme crema en la pija, suspiraba y gemía mientras lo hacía. Le quite la malla y disfrutaba la vista de su culo y su concha.
—Ya está Nacho… sigo… Dijo Marita.
—Ahora chupala bien suave, despacio.
—No sé si me va a entrar en la boca. Dijo y primero fue pasando la lengua desde las bolas a la cabeza.
Miré a Teresa y tenía una mano bajo su bikini, tocándose la concha. Noto que la miraba y se puso a mi lado, del otro lado que Marita. Se sacó la malla y volvió a tocarse mientras me comenzaba a besar el pecho. Mientras tanto, Jose le chupaba la pija a Juanjo mientras Sole le comía la concha.
Marita de a poco se fue metiendo mi pija en la boca. Como podía chupaba y gemía.
Juanjo la empezó a coger a Jose que gemía como loca. Sole se sentó en la cara de ella para que le chupe la concha.
—Que putitas que les entregue muchachos, ah primo, esa sueña con que un macho le rompa el culo. Así que… todo tuyo.
—No hija de puta, esto es muy grande…
—Dejame a mí. Dijo Teresa.
Se puso detrás de Marita y separando los cachetes le metía lengua en el culo con todo. Estuvo un rato y los gemidos de placer de Marita eran brutales. Teresa tomo la crema y embadurno los dedos de una mano. Primero fue uno, que por efecto de la lengua, y la crema, entraba sin problemas. Cuando metió el segundo, Marita dio un gemido de placer y siguió chupando.
—Pendeja, te voy a dejar tan caliente y lista, que vas a pedir por favor que te rompa el culo este animal. Dijo Teresa.
El tercer dedo entro con facilidad. Tome el pote de crema y se lo di a Marita. Puso un poco en su mano y la pasó por mi pija. Le caía baba por la comisura de sus labios mientras lo hacía.
—Por favor Nacho, Tere me tiene loca con los dedos, méteme tu pija por favor.
Las hice hacer un 69 y Marita no le chupaba la concha a Tere, no me importó. Tere le daba con todo con la lengua en la concha de la pendeja. Apoye mi pija en su culo y empuje. Entro hasta el fondo. Ella dio un grito y su cuerpo tembló.
Fui bombeando de a poco. Tere se salió de debajo de Marita y se puso en mi espalda. Marita quedó en cuatro patas. En la misma posición Juanjo tenía a Jose, pero dándole por la concha. Sole, sentada delante de Jose, haciéndose chupar la concha.
—Nacho, hacela mierda a la pendeja, pero quiero que acabes en mi culo. Y después quiero que me hagan mierda. Dijo susurrando en mi oído. Teresa.
Marita y Jose no paraban de gemir, una por la concha otra por el culo. Marita tenía orgasmos y me los contaba orgullosa.
—Partime el culo Nacho, dame como ningún hombre me dio. Decía Marita.
Aumente la velocidad y ella gritaba como loca. Tuvo un tremendo orgasmo y se dejó caer en el césped.
—Ahora me toca a mí disfrutar esa pija. Acostate Nacho.
Me acosté y ella me montó dándome la espalda. Tomo mi pija con su mano y la guio a su orto. Marita se recuperó y se sentó frente a Teresa tocándose la concha.
—Mira pendeja, mira como esta puta se mete la pija en el culo, nada de crema, nada de dedos. Dijo y empezó a bajar.
Su culo se abría despacio, apretando mi verga. La metió un poco y se empezó a mover de a poco. Así se la metió totalmente.
—Acércate y chupame las tetas. Le dijo a Marita.
Juanjo tenía loca a Jose, le sacaba orgasmo tras orgasmo. Sole había ido a buscar sus juguetes y se daba con un consolador en el culo. “Rompeme el culo hermanito.” Le dijo Sole y se puso en cuatro patas.
Teresa la escucho y le dijo a Juanjo: “tráeme esa pendeja”.
Juanjo la ayudo a Jose, y Teresa las puso a las dos a chuparle las tetas, mientras subía y bajaba con mi pija en su culo.
—Marita méteme dos dedos en la concha pendeja puta. Dijo Teresa ya loca de placer.
—Yo… Dijo Marita y tímidamente metió sus dedos.
—Así, estoy muy loca gozando esta pija en mi culo. Sigan…
Me empecé a mover, Teresa se dio cuenta que iba a acabarle adentro y tomo la cabeza por los pelos a Marita y la hizo chupar su concha.
—No, Teresa yo nunca…
—Pues empeza pendeja, chupame bien la concha. Dijo Teresa.
Se quedó quieta y así soportaba mis embates en su culo, acabe bien adentro y la llené de leche. Se paró, se puso en cuatro y le dijo a Jose que le chupe el culo que chorreaba mi leche, mientras ella limpiaba mi pija con su boca. La desgraciada no tragaba. Tomo a Marita y le dio un tremendo beso, compartiendo lo que había limpiado.
Juanjo, que había visto todo, estallo en el culo de Sole con un grito de placer. Nos recuperamos y nos metimos a la pileta.
—¿Qué les parecen estas putitas? Dijo Sole.
—Jose muy rica, me falta probar a Marita.
—Hermoso culo el de Marita, quiero probar el de Jose.
—Yo no… por favor Nacho. La tenes demasiado grande. Dijo Jose.
—Veremos. Dije.
Un rato después, volvíamos a la acción. Juanjo con Marita y Teresa, yo con Sole y Jose. Sole se había puesto el arnés con un consolador de buen tamaño. Se acostó a mi lado y le dijo a Jose:
—Chupa, date el gusto putita.
Es muy putita, no hay semana que no me la coja, es muy cerda. Dijo Sole.
Jose chupaba realmente muy bien, tenía un buen cuerpo, aunque de cara no era muy bonita. Estuvo un largo rato chupando mi pija y el consolador. Sole tomo el pote de crema y puso crema en el consolador y Jose la miraba mientras lo hacía.
Sole se levantó, se puso detrás y me hizo seña que se lo metía en el culo.
—Enterrátelo putita, todo en tu culo tiene que entrar.
Con movimientos lentos, fue enterrando el consolador cada vez más. Me miraba y en su miraba podía ver el placer que sentía.
—Así putita, enterralo todo y disfruta a Nacho en tu boca. Le dijo Sole.
Jose gemía de placer, realmente gozaba coger ese consolador y chupar mi pija. Estuvimos unos quince minutos así. Al lado nuestro Juanjo cogía a Marita, que ahora sin pudor, chupaba la concha de Teresa.
Sole se acostó boca arriba, y le dijo a Jose que la monte. Le metió el consolador en la concha y la hizo acostar sobre su pecho.
—Ahora te va a partir el culo putita. Te vas a volver loca mi amor. Dijo Sole.
Puse crema en mi pija, la acerque al orto de Jose y la empecé a meter de a poco.
—Me duele Nacho…
Sole le tomo la cara y se dieron un beso tremendo. Yo aproveche y la metí hasta el fondo. El beso ahogo el grito de Jose.
—Ya paso lo peor, ahora goza a este macho animal. Dijo Sole y la volvió a besar.
El beso encendió a Jose. Se empezó a mover sobre Sole cogiéndonos a los dos. Más lo hacía más loca se volvía.
—Esto es una locura, me vuelvo loca, los estoy cogiendo con ganas, muchas ganas.
Estuvimos un rato, y les dije que quería acabar en sus caras.
Me pare, las dos se pusieron de rodillas con las bocas abiertas y acabe en sus rostros. Vi que Juanjo cogía la boca de Marita y la enterraba hasta la garganta, acabando ahí.
Sole y Jose se besaban con todo y limpiaban sus rostros con sus lenguas.
—Te amo Sole.
—Y yo a vos boludita. Vas a tener que tomar una decisión. No me banco ser la segunda de ese pelotudo. Y yo lo que hicimos recién, ni loca con él. Solo te comparto con Nacho si quiere cogernos.
—Lo sé. Ahora no tengo dudas… quiero ser tu novia.
—¿Te va una triada Nacho?