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Cuarentena con mi hermana

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Julia recibió la noticia de que debía trabajar desde su casa a causa de la emergencia epidemiológica provocada por ese extraño virus chino, pero debe seguir en contacto. Es supervisora de venta en su empresa y tiene a cargo unos diez empleados. Así que aunque a partir del lunes estará confinada a su casa, ella sigue su rutina y prepara su ropa. La cámara web, conexión a internet e impresora.

Por su parte Javier su hermano menor, está todo el día pegado a su consola de juegos, pegado al celular y comiendo como desesperado. Es normal que la química entre ellos no sea la mejor. Julia tiene veintisiete años y ya trabajaba cuando cachó a “Javi” masturbándose en el baño a los doce, ahora él tiene diecinueve, pero sigue siendo un idiota sin más preocupación que jugar Fornite o free fire. Eso piensa ella.

—Mañana trabajo desde las nueve, no quiero que te andes paseando en calzones por la casa.

—Déjalo, él ya sabe que debe respetar tu espacio —dijo su mamá mientras cocinaba. Sus padres tienen un pequeño local de comida y aunque Javi podría ayudar, preferían que se quedara en casa. Bastaba con que ellos se expusieran.

—Si mamá, pero necesito que deje libre el internet. No puedo perder las video llamadas y con sus jueguitos —Javi, ni siquiera respondió, se fue a su cuarto y azotó la puerta.

Al día siguiente, sus padres salieron temprano, Julia se metía a bañar mientras Javi se tiraba en un sillón. La vio salir en toalla. Sí que era linda, lastima de puto carácter pensaba él. Sin pensarlo y acostumbrada a estar sola a esa hora de la mañana, dejo caer la toalla. Su cuerpo es espectacular, es bajita, pero su piel blanca es divina. Además conserva esa cara tierna y aniñada. El cabello negro le llega hasta las nalgas, ahora lo corroboraba con sus propios ojos. Para eso va a diario al gimnasio pensó mientras miraba sus nalgas redondas. Miró con la boca abierta como esos cacheteros subían hasta contener aquel hermoso culo. Luego una falda, cuando ella dio vuelta para colocar el sostén miro de frente a su hermano.

—¡¿Qué tanto miras idiota?! —cerró la puerta, dando por terminado el espectáculo. Aun así, Javi pudo ver la dimensión de aquellos melones que tenía por pechos su hermana. El bulto en sus shorts deportivos era prominente y trató de cubrirlo con un cojín. Cuando salió con tacones y esos lentes de armazón grueso, Javi la siguió con la mirada, era igual o más hermosa que las chicas que seguía en Instagram y TikTok.

—¿Ya apagó mi juego? —Preguntó para no sentirse un estúpido.

—Solo no molestes —siguió su camino hasta el rincón donde colocó su equipo de trabajo.

Pasado el mediodía tomó un descanso, fue hasta la cocina por un poco de agua. Javi aprovechó para deleitarse con el movimiento de todo ese monumento. Cuando regreso se paró frente a él.

—¿solo vas a estar ahí todo el día? ¿No tienes tarea o algo que hacer?

—No, además la tengo que entregar cuando regresemos, no hay prisa —contestó con desdén.

—Bueno, ayúdame a configurar el programa para enviar fax y hacer facturas. A esta computadora no le entiendo.

—Al rato…

—No, ahorita. En una hora me vuelvo a conectar.

—¿No te cansan?

—¿Qué cosa?

—Digo, tienes que usar tacones aquí —ella miró sus pies y ciertamente estaba cansada.

—La maldita costumbre —se bajó de los tacones y se sintió aliviada.

Fueron hasta aquel rincón, ella tomó asiento y él se paró a un costado. Abrió un par de archivos, salieron varias carpetas de video y fotos.

—¡No mames Javi tienes un chingo de porno, con razón está tan saturado el disco! —mientras lo decía abría carpetas de video.

—Espérate, yo las borro al rato…

—¿Anal, bukkake, gang bang, colegialas? Neta, búscate una novia.

—Si, como tú que ya te vas a casar con… a si es cierto, tampoco tienes novio.

—Pero no ando viendo esas cochinadas —Dijo a modo de reclamo, mientras él se encimaba para cerrar sus carpetas. Su verga rosaba con el hombro de su hermana, además de que al mirar abajo inevitablemente veía sus enormes tetas temblar en el forcejeo. Su verga estaba poniéndose dura. Y ella comenzaba a sentirla.

—No mames Javi quita tu porquería de mi —la punta rozaba su mejilla, él se apartó apenado, pero no podía disimular aquel bulto.

—¿Qué quieres que instale? —preguntó tapándose con ambas manos.

—¡No mames! Lárgate maldito enfermo. Sonó el timbre de video llamada y ella volvió a sus labores, aún con la sensación de aquel pedazo de carne en su mejilla.

A las seis en punto terminó su llamada y fue directo a su hermano, que seguía en el sillón.

—Ahora sí, borra tus cochinadas para poder instalar mis programas.

—Como si tú no tuvieras tus juguetes —dijo en reproche, mientras ella abría los ojos quedándose sin habla.

—¿Andas hurgando en mis cosas?

—¿Hurgando, que tienes sesenta años? Y no, pero apoco crees que no se oye en la noche como pujas con tus vibradores.

—Pendejo… —sabía que era verdad, los compró en Navidad y los usaba cuando suponía que todos dormían. Obviamente su hermano era la excepción a la regla.

—Bueno, dime que instalo y ya, deja mi porno en paz.

Nuevamente fueron al rincón, ahora él se sentó. Ella no podía evitar rozar sus pechos contra él mientras le daba instrucciones. Y tampoco podía evitar mirar el bulto enorme que tenía Javi entre sus piernas. Luego se quitó la ropa de oficina. Pensó en darle una lección a su hermano, pero mejor aún. Lo volvería loco. Se puso un short pequeñito, le ajustaba tanto que sus nalgas asomaban por debajo. Y una camiseta de tirantes. Sus padres llegaban a las nueve. Tenía tiempo suficiente para lograr su cometido.

—Voy a calentar la comida, mira que te hace falta niño.

Pasó frente a él y se detuvo frente al televisor, dándole tiempo de disfrutar de la vista, incluso se agachó un poco. Su culo se veía más espectacular de lo que ella misma imaginaba. Javi tragaba saliva mientras clavaba sus ojos su hermana. Luego sirvió la mesa y comieron en silencio. Ella sabía que parte de sus senos se asomaban por las orillas de su camiseta, notaba la mirada pesada de Javi sobre ellos.

—Te toca lavar los trastes —le dijo mientras ella se acomodaba en el sillón. Cuando él se levantó y lo vio andar a la cocina ruborizado. Pudo tener la visión del tamaño de aquella verga, ahora era ella quien tragaba saliva.

—¿Qué me ves?

—¿En serio nunca se duerme tu amiguito? ¿Y ahora por qué lo tienes así? No me digas que… guácala Javi… si estás mal.

Sus padres llegaron y después de cenar se fueron a dormir. Javi aprovechó para darse una ducha y masturbarse con la imagen de su hermana. Mientras ella aprovechó para entrar a lavar sus dientes.

—¿Te la estás jalando?

—¡Puta madre Julia!

—Cállate los vas a despertar, solo vengo a lavar a los dientes. Tu síguele, solo no me digas que estás pensando en mí.

—Ni loco —aunque era mentira. Igual Julia veía aún más sorprendida agraven de la cortina, la sombra enorme que proyectaba aquella verga.

En cuanto Julia salió, unos potentes chorros de semen chocaron contra el azulejo. Emprimo bien su verga y luego salió para acostarse. Dormir no podía. Igual Julia estaba con los ojos abiertos, extrañamente editada. Sacó su consolador y sin prenderlo. Lo introdujo en su sexo. Aunque trataba de no hacer ruido, unos leves gemidos inundaban el pasillo. Javi estaba otra vez con la verga como piedra.

Al día siguiente, después de que sus padres salieran, Julia entró a la ducha. Javi fue a su cuarto y miró la ropa que usaría. Falda corta, blusa blanca y lencería negra. Restregó los calzones en su cara queriendo llenarse del olor de Julia y luego sobre su verga. Entró al baño y ella gritó.

—¡QUE TE PASA! ¡SALTE DE AQUÍ!

—Solo me lavo los dientes y me voy… anoche te escuché… ¿no estarías pensando en mi verdad hermanita?

—¡IDIOTA LÁRGATE! —salió y ahora si cerró la puerta para vestirse. Él se fue al sillón con las ganas a mil, la vio salir le sonrió.

—Corre, se te hace tarde —ella fingiendo enojo fue por una taza de café, pero por primera vez en años. Su hermano le había sacado una risa.

Trabajó todo el día, sin descanso. Cuando terminó su horario se fue a cambiar. Iba a ponerse los mismos shorts del día anterior, pero prefirió el vestido suelto y corto que apenas le tapaba.

—A comer pequeño enfermo —le dijo ya con un poco de broma. Mientras cruzaba por la sala levantó su vestido.

—...

—Para que te la jales a gusto al rato —la lencería la hacía ver súper sexy. Y Javi agradecía eso. Comieron y sin necesidad de instrucciones él lavó los platos. Luego se paró frente a Julia que miraba la tele y se bajó el short hasta las rodillas.

—Para que te metas tus juguetes al rato —Frente a ella estaba una verga gruesa y enorme de no menos unos veintitrés centímetros, pálida y con venas en los costados. Con una cabeza abultada como hongo. No cuadraba con su escuálido y pálido hermano.

—¡No mames guárdate eso cabrón!

Lo guardó y se fue directo a la computadora. Abrió su página de videos, puso uno que recopilaba a jóvenes cogidas por viejos con enormes vergas.

—¿En serio Javi? ¿Vas a ver porno?

—Tú tienes la culpa, me pones caliente y luego me dejas así —ella se acercó y jaló un banco.

—¿Esa de que es? —preguntó mientras sus ojos se abrían desorbitados, ¿esas niñas son mayores?

—Claro, solo son pequeñas. Chaparras como tú.

—Pero flacas, yo no estoy así —señalaba la pantalla, y si había un mundo de diferencia.

—No, obvio tú estás bien sabrosa.

—Menso —le dijo mientras le daba un codazo. Y se pegaba más a él para rozar aquella verga.

—Vas, busca lo que quieras —le dejo el teclado y ella escribió Gangbang.

—No sé qué sea, pero se me quedó grabado de tus carpetas —cuando aparecieron los recuadros pico el primero y aparecieron seis negros que desvestían a una joven blanca y la usaban por todas partes.

—¿Re gustaría eso?

—No, creo que no me pararía en una semana son… ¡enormes!

—No tanto —Dijo Javi señalando su verga.

—A ver sácala —le dijo ya editada después de ver como en la pantalla dos vergas destrozaban a la rubia sin piedad. Cuando sacó su verga, vio que era enorme y casi tan gruesa como sus brazos.

—Agárrala, no muerde…

—Solo la quería ver… no tienes tanta suerte niño.

—Ahora tú enséñame tu pucha…

—¡Pucha! No seas naco, además no…

—No es justo tú ya viste mi verga…

—¿Y eso qué? —se levantó intentando alejarse, pero Javi la jaló y cayó sobre él, rodaron hasta el piso. Sus tetas le oprimían la cara y su vestido estaba hasta su espalda.

Ella intentaba levantarse, mientras él le metía mano por todos lados. Apretaba sus nalgas, chupaba sus tetas y jalaba su vestido.

—¡Cálmate! ¿Qué te pasa? —Para sacarse se sacó el vestido que quedó en manos de Javi, que se levantaba mientras ella caminaba en lencería por la casa.

—Solo déjame tocar tu culote y tus chichotas...

—¡NO! No hagas cosas de las que te puedas arrepentir.

—¿Arrepentir? Es lo que más quiero.

—Ok ok ok, cálmate y lo hablamos. Esto no está bien. Si quieres te dejo ver y te sobas tu… pero solo eso.

—¡MÁMAMELA! —Dijo sacando nuevamente su verga y acercándose hasta hacer que ella se sentara en el sillón.

—¡No! ¿Cómo crees? —la vergas de Javi estaba a centímetros de su boca y ella echaba su cara atrás para evitar que chocara con ella.

—Solo un poco…

—Ok ok ok, pero hasta para atrás, solo un poco y te calmas.

Ni siquiera estaba segura de porque hacía eso o de si le cabría en su pequeña boca, pero suspiro se acercó poco a poco. Comenzó con unos besos, hacía más de dos años que no tenía ningún tipo de sexo. Sus labios fueron cubriendo aquella verga, pero por más que abría la boca, apenas y lograba meter esta enorme cabeza de hongo en la punta de aquel enorme pito. Mientras Javi disfrutaba de la saliva que iba cubriendo su venosa verga.

No entró ni la mitad y su boca estaba llena. Javi miraba atento como se llenaba aquella boquita con su verga, sentía como su hermana chupaba, sabía que estaba muy adentro porque Julia jalaba aire por la nariz, se asfixiaba y sacaba la verga para jalar aire, un hilo de baba contaba de sus labios a la verga de Javi, que empujaba más, la tomaba de la cabeza, pero era físicamente imposible que entrara más.

—Dios mío!

—hagggaaa! Aaaah!ma ahogó ha!

—sigue no pares hermanita.

—Hagg! Haggg!

Cuando sintió que no podía más apenas sacó su verga unos enormes chorros de semen bañaron el rostro y las tetas de Julia, que apenas jalaba aire. Era como tres o cuatro veces el semen de su último novio.

—¡Tu vas a limpiar e Javi!

—ahhhh! Aaaah! —seguían saliendo pequeños chorros, embarrando sus piernas.

—¡No mames ya cabrón!

Pero Javi seguía con la verga como piedra, le tomó la piensa y se las colocó en los hombros.

—Espérate espérate, quedamos que solo una mamadita, mira que relajo hiciste.

—¿No quieres? —obviamente Julia se moría por sentir aquella vergota, pero pensaba que no podía ser tan puta.

—Ponte un condón y te dejo un poquito.

—No tengo —con rara triste bajo las piernas su hermana, pero ella no se iba a quedar así.

—Ahí en cajón de mi cuarto tengo.

Javi salió disparado y regresó casi a tropezones mientras rompía el empaque, cuando cubrió su verga con el condón, volvió a tomar sus piernas y le quitó su ropa interior. Pudo ver por fin aquellos labios vaginales pequeños, apretados. Por más que empujaba no lograba meter su verga.

—Es que está muy grandota Javi

—Espérame, ya sé que hacer.

Se arrodilló, comenzó a lamerle el sexo a su hermana. Ella reaccionó de inmediato, nunca antes le habían hecho un oral así de bueno. Javi retorcía su lengua por todos lados.

—¿Javi qué haces? ¡Esperaaa haaa!

—Un poquito más, así le hacen en el porno —aunque el superaba por mucho aquello que veía en el internet.

—Yo creo que… haaaa! Creo que… mmmm! Creo que ya mmm es… suficienteee aaaah! —Y claro que era suficiente, acababa de tener un gran orgasmo.

—Sí, ya estás más mojadita, ahora si… creo que ya…

Con los pies de su hermana nueva, ente sobre sus hombros, empujó bien fuerte su verga, resbaló aunque apenas y embonaba en su pequeña panochita.

—¡AY! —el ardor que sintió le recordó a su primera vez, solo que aquella pasó en un instante. Ahora, seguía.

—¿Te duele? ¿Lo sacó…?

—No no no… solo hazlo despacio —por más lento que se movía Javi, el dolor solo se intensificaba, la enorme verga de su hermano parecía que la partiría a la mitad. Solo con la fricción de las repetidas embestidas, aquel dolor se fue convirtiendo en placer.

—Aaaah! Siii! Más rápido!

—Pero… pensé que te dolía… —Le dijo al tiempo que aumentaba la velocidad, hasta el momento solo una tercera partes de su verga había podido entrar en ella. Pero la repetición y la excitación estaban logrando que hundiera más se verga.

—Ahhh! Siii! Que rica vergota tienes haaa! Me gusta! Siii!

—Mmm —También Javi emitía gruñidos intensos, hacía ya mucho que no tenía sexo.

—¡Hay que rico aaah! Aaah!

—¿Te puedo… empinar… digo… mmmm de perrito? —Sin dudar Julia brincó y dio la vuelta, ahora su culo redondo estaba a merced de Javi, que no dudó y metió hasta el fondo su verga para ver rebotar aquel culo contra él, la tomó del pelo y la jalaba contra él. Mientras ella gemía el guardaba en su memoria aquella imagen.

—¡Si Javi, cógeme duro! ¡Dame verga! —aún tenía el sabor a semen en su boca mientras se mordía los labios. Javi no podía ir más rápido. Entonces termino.

—Ahhh! Haaag! Pufff! Puta madre! —le besó la espalda mientras bajaba poco a poco el meneo de sus caderas. Se besaron tan apasionadamente que bien podrían ser dos enamorados.

Al día siguiente, Javi le escogió el vestido y se bañaron juntos. Entre besos y caricias. A las nueve, Julia se colocó en el escritorio para iniciar la videoconferencia. Javi pecho tierra se arrastró hasta este debajo del escritorio y se metió entre sus piernas.

—¡aaauch no!

—¿Disculpe señorita Julia? —Le preguntaron del otro lado de la pantalla al verla brincar y sonrojarse.

—No, nada. Me pegué en el pie aaaah!

—¿Está bien? —Javi se había desecho de su ropa interior, con su mentón hundido lamía la panochita de su hermana, que comenzaba a mojarse.

Mientras ella sonrojada trataba de concentrarse en su trabajo, Javi parecía Niño con bote de helado. Le encantaba ese sabor, más cuando salían fluidos. No entendía que estaba provocándole un orgasmo.

—¿Y así el balance de ventas irá mejorando?

—Siii aahhh! Claro jefe aaahh!

—¿Está usted bien? Hoy está muy extraña.

—Si, de maravillaaa ¡uff! Aaah! Solo que… ahhh… perdón —Se retorcía como loca, tratando de evitar gemir. Le temblaban las piernas. En cuanto vino el receso de comida. Julia se levantó y fui directo hasta Javi, que con sonrisa pícara la esperaba. Le arranco los shorts y metió su verga hasta la garganta. Lo repitió con tal intensidad que en menos de un minuto sintió como aquella enorme verga bombeaba semen dentro si boca.

—¡Haaa! Aaah! Que rico! ¿Te los tragaste?

—¿Que, no te gusto? —Le preguntó mientras chapaba los restos de semen en la punta de aquella descomunal verga.

—¡pfff! ¡Madre mía! Guau!

—ahora déjame trabajar o en la tarde no hay nada.

—Ok, guau! —Javi seguía agitado y emocionado por el actuar de su hermana.

A las seis en punto, Julia recibió la llamada de sus padres. Llegarían una hora antes. No tenía caso estar tan tarde con las calles semi desiertas. Fue a su cuarto y se puso el conjunto que un ex novio le regaló. Medias cortas, ligueros y un baby doll todos de color negro. Salió a la sala, sabía que estaba buenísima, la boca abierta de su hermano era prueba de ello.

—¡Hay no mames! —Julia le aventó el condón, mientras el desesperado rompía el empaque con los dientes y se lo colocaba. Ella se acomodó en cuatro sobre la alfombra.

—¿Ya? —Sus nalgas apuntaban hacia arriba esperando por aquel leño entre las piernas del alfeñique que tenía como hermano. Quien como por instinto animal, se montó sobre ella. Y no reparo en el dolor que le provocaba. Seguía metiendo y sacando su verga, aferrado al cabello de Julia.

—Aaah! Aaah! Auch! Ahhh! Suave ahhh!

—Mmm! Ahh! Mmmm! No mames no mames haaaah! —Como animal se abrazó a ella hasta que quedaron ambos tumbados en la alfombra.

—Te ves bien sabrosa, esa ropa no la conocía.

—Pues no menso, es para ocasiones… bueno, ahora levántate que nuestros padres llegarán antes —El seguía soñando sus nalgas y reteniendo el olor de su cuello. Delicioso. Pensaba mientras ella se levantaba para quitarse ese atuendo. Pocos minutos después llegaron sus padres y juntos cenaron. Ellos estaban preocupados. Al parecer tendrían que cerrar. Así que trabajarían hasta el sábado. Eso les dejaba solo dos días a solas.

Esa noche vieron un par de películas abrazados, incluso sus padres estaban sorprendidos. Acostumbrados a verlos como perros y gatos. Julia durmió tan profundamente que Javi tuvo que despertarla diez minutos antes de las nueve. Se bañó rápidamente y se puso un vestido flojo. Durante el día, esa deliciosa rutina se repitió. Javi bajo su falda saboreaba esos fluidos. Luego a la hora de la comida ella chupo su verga tan fuerte que el apenas atinó agradecer a Dios mientras su semen era tragado por su hermana. Así, con el sabor a semen, trabajó las horas restantes. Y en cuanto finalizó su horario de trabajo.

Fue a cambiarse, aunque un impedimento la hizo salir con una mueca de decepción.

—¿Pensé que te pondrías algo bonito? —Preguntó Javi sobándose la verga en el sillón.

—Se acabaron los preservativos —la cara de Javi era de extrañeza.

—¡Pues me salgo antes y me termino afuera!

—No seas idiota, no me voy a arriesgar a quedar embarazada de mi propio hermano —Ahora le llegaba la información a Javi, no tendrían sexo ese día. Y no era algo que pudieran encargarle a sus padres. Eso significaba…

—No mames, ¿ya no quieres?

—Si quiero tarado, pero no me voy a arriesgar.

Sentados frente al televisor, solo les quedaba frotarse el uno al otro. Aunque la idea que tenía Julia en mente era algo de lo que se arrepentiría. Por fin sus labios comenzaron a formular la idea.

—Mira… podemos… pero… prométeme que no serás tan brusco.

—¿Qué cosa? —Su mente estaba en blanco y no entendía lo que decía su hermana. Ella se levantó y fue por el lubricante que usaba con sus juguetes. Cuando regresó, se acomodó en cuatro, levantó su vestido y agachándose de más comenzó a lubricarlo su agujero.

—¡¿POR EL CULO?! —gritó emocionado Javi, mientras miraba a su hermana embarrarse aquel líquido con olor a fresa.

—Pero muuuy despacio o no hacemos nada —Javi asintió aunque ella no lo veía.

El solo hecho de pensar en el tamaño de la verga que tenía su hermano la hacía sudar. En cuanto sintió que recargaba sobre su hoyo, le recordó.

—¡Sespacio! —Los intentos de Javi eran inútiles, aquel culo era muy pequeño y parecía repeler sus intentos. Solo cuando empujó con cierta desesperación logró que la punta abriera un poco aquel ano.

—¡Ya! —El grito de Julia lo confirmo, estaba entrando.

—¡Aaaaay! —El enorme trozo de carne comenzó a hundirse en su culo, el dolor le decía que había sido una pésima idea, sentía que la partía en dos.

—¡Ya falta poco hermana, aguanta! —aunque, en realidad iba menos de la mitad.

—¡No mames no mames no mames aaaay! —El culo oprimía su verga, esa sensación era nueva para Javi. En cuanto pudo entrar un poco más, comenzó a moverse, logrando berridos indescriptibles en su hermana.

—¡Que rico se siente! —Aferrado a sus nalgas logró hundirle por completo la verga, Julia no paraba de gemir. Mordía el forro del sillón, el dolor era indescriptible. Aun así soportó hasta que con las embestidas pausadas y suaves de su hermano, fue desapareciendo. Dando paso a un placer que jamás había experimentado.

—aaay! aaaaay! No te pareees! Y no la aaaah saques! —Ni loco quería salir de ahí, era lo más delicioso que había experimentado en su vida. No pensaba que fuera tan delicioso. Y aunque sabía de memoria cada parte, seguía embobándose con el cuerpo hermoso que tiene su hermana. Ese culito redondo recibiendo su verga era algo que ni en sus sueños imaginó.

Ahora ella empujaba de reversa, logrando que la totalidad de esa enorme verga le tocará las entrañas. Gemir era solo parte de aquel goce, sus ojos estaban en blanco. Sus piernas perdían fuerza. Un orgasmo salió entre sus piernas mojando el sillón. Mientras Javi ahora si era el animal acostumbrado.

—¡Que rico es por el culo ahhh! Que rico!

—Dale cabrón! Dale duro! Aaaay! aaay! aaaay! —Julia nunca supo cuándo terminó el primero y comenzó el segundo orgasmo. Su culo estaba destrozado. La enorme verga ya no tenía impedimento y entraba a placer en ese bello culo redondo.

—¡Ya me voy a…!

—Espera… dentro no… —Giró e incluso la salida que ese enorme pedazo de verga le dolió. Se arrodilló y ofreció su hermosa cara frente a él.

—Aaaah! Aaaaah! —Temblando y con notables escalofríos soltó unos enormes chorros sobre el rostro de su hermana, chocaron sobre su cara subiendo hasta su cabello. Luego la gravedad los deslizaba sobre su rostro. Mezclándolos con el sudor en su cara. Dos, tres, cuatro, seguía expulsando semen. Ver a su hermana sucia con su leche lo ponía aún más caliente y seguía jalando su verga, aun cuando dejaron de salir. Los restos en la punta de su verga los embarró en sus labios. Julia chupo aquella verga encontrando en ella el sabor de su colita.

—¿Qué rico?

—Siii —dijo Julia mientras intentaba abrir los ojos entre tanto semen.

—¡Ya no quiero preservativos!

—¡Menso!

Julia fue al baño a lavarse, ahí escuchó como sus padres entraban, cuando salió ambos estaban con cara de incredulidad diciéndole a Javi que no abrirían más en el próximo mes. Los hermanos cruzaron miradas tristes. Cenaron y luego vieron la televisión un rato. Cuando su padre se levantó del sillón se tocó el culo.

—¡Está mojado! —Se tocó con la mano y lo llevó a su nariz.

Ambos cruzaron miradas cómplices.

—¡Te he dicho que no comas aquí niño! ¿Qué tiraste?

—¡Perdón! —Solo pensar que eso que olía su padre había salido del sexo de su hermana, le puso la verga dura. Tendrían que buscar como estar juntos sin que sus padres, que ahora estaban confinados junto a ellos se dieran cuenta.

@MmamaceandoO

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