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Dama y hembra sensual

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Sus piernas siempre le han gustado… dama de casa, dedicada a su hogar, a su esposo y sus dos hijas; su única distracción; el gimnasio -su único aliado- el ejercicio, y a sus 43: buena vibra, simpática, sexy, sensual, y coqueta… atención total a su cuerpo!

Esa tarde, el viaje, el aire fresco de la tarde en sus piernas, la brisa de la playa mezclado con un poco de calor humano; el sol, la iluminación del atardecer, y la celebración de su cumpleaños…Toda una artista cantando karaoke frente a su esposo, y una decena de turistas extranjeros, sin saber lo que pasaba, intentaban cantar la canción ranchera de Ana Bárbara en la pantalla.

Pleno ‘Sábado Santo’ en Costa Rica… y la dama moviendo sus caderas suavemente, cantaba al ritmo de la música, los hombres miraban sus piernas, y sus pies dibujados de un rojo intenso en su pedicura; miraban la pantalla, se miraban entre ellos, disfrutaban de su energía y su felicidad -cautivados por su anatomía, la energía de la dama atrevida, sensualmente cantando sin pena y con mucho sentimiento.

Cuando termina la segunda canción, le dice a su esposo, “me llevas a la playa Corazón.”

Él contesta, “ya es tarde, quieres partir el pastel, o quieres ordenar algún postre?”

Sonriendo contesta, “el pastel con vino tinto está bien… pero mejor yo de postre.”

Su esposo un poco confundido pregunta, “que quieres de postre?”

“Tus manos, y el calzoncito debajo de mis shorts… quieres bajarlos suavemente o quieres quitarme la blusa para que estrenes el brassiere mi amor.”

Él un poco confundido y apenado le dice “que te pasa, creo que el vino te está poniendo mal… ya no bebas más alcohol traviesa.”

A ella siempre le ha gustado que él la mime, más cuando toma; un tanto molesta con sus comentarios le dice, “Si. Tienes razón querido, hoy no es día de fiesta, tengo que portarme a la altura -como siempre, no es ni buen lugar para bailar ni para gozar, mejor me voy a caminar un rato.”

“Corazón… Espera, a donde vas!”

La fiesta sigue, el brindis entre desconocidos, y mientras ella sale por la puerta trasera, la mayoría la mira pasar apreciando sus piernas, su cuerpo… su caminar sensual.

6-7 Pm. La tarde cayendo, la vista del mar a menos de 200 metros, el ruido de las olas rompiendo, y el viento en su cara… en su cabello, el calor en su ropa, en su cuerpo. La música de salsa Caribeña en la distancia.

La atención de todos mirándola, la celebración, y un poco de frustración con su esposo; la magia del mar la pone alegre, llena de energía -poco inquieta, después de un par de copas y la última canción, la ponen feliz y coqueta… camina hacia al mar sin miedo, nunca le ha tenido miedo a nada ni nadie; siempre ha sido fuerte y confiada, segura de su anatomía, y tantas horas de gimnasio le han dado un toque de seguridad sexy y sensual.

Baja las escaleras a la playa lentamente, y al llegar a la arena, se quita sus sandalias lentamente… no hay nadie; con un poco de nervios mira hacia las escaleras, hacia la playa; el lugar esta solitario, pues todos han estar en la fiesta, ella está sola, pero así es como le gusta, así es como va celebrar el final de este cumpleaños, frente a la playa. Sola.

Ella no se imagina que no está sola, alguien la observa de pies a cabeza: alguien que la estaba admirando en el restaurante ha ido a seguirla, y ahora la tiene a solas; aquí si podrá admirarla detalladamente en la distancia… y de cerca para poder mirar esa piel antojable.

Ella distraída, mirando a lo lejos, siente la arena en los dedos de sus pies, y el viento en su cara… el efecto del alcohol, se siente bella, sexy, coqueta -siempre lo ha sido, pero siempre le ha gustado la energía y la magia del mar, la arena entre los deditos de sus pies… esa energía bruta del mar y la playa, la hacen sentir una sirena.

Se siente más sensual, mas coqueta, más inquieta; sus ojos rastrean la playa, nuevamente mira hacia las escaleras… no ve a nadie, pero presiente alguien observando su caminar, su silueta, su cuerpo y algo más!

Y así, mientras ella camina distraída en la arena, en las formas de la espuma; la arena en sus pies, la brisa y su aroma -detrás del árbol, él la sigue acechando a la distancia, alimentando su curiosidad, su morbo… preguntando: a esta hora, a donde va ella.

Con sus ojos cerrados, respira, aspirando la energía del viento, la brisa del mar; disfrutando el aroma, seducida, y más inquieta, mas excitada; la sensación de como coquetea su pelo con el viento… su piel con la brisa del mar, con la arena, alguien, o con nadie, aunque alguien esté cerca, y aunque no ve a nadie, por alguna razón su cuerpo reacciona, y llena de nervios, se emociona, sensaciones extrañadas pero parecidas a las del restaurante; ya no es solamente el olor del mar y la sal de las olas… nervios, adrenalina, deseo generado por ese olor dulce que no es mar ni sal… la fragancia de hombre.

La playa solitaria, ella decide ya no voltear, cada vez más nerviosa; su piel un poco húmeda por la brisa, la distancia ahora si más corta… él la sigue observando, toda su atención en sus piernas -como en el restaurante-ahora ya más cerca, más sola, más sexy; mas deliciosa, mas antojable sin su esposo, y sin sandalias.

Ella excitada.

Ahora se siente más hermosa... mas fogosa, más sexy, más sensual; Amazona en una playa solitaria, y solamente el ruido de las olas, y la brisa, la magia del paraíso, interrumpido finalmente por una voz varonil que le dice, “a dónde vas tan sola hermosa?”

Su voz la sorprende, la estremece… el aroma dulce que viene de él; lo mira, y nerviosa le sonríe, pero no contesta, su presencia la mueve y la inquieta suavemente.

Nuevamente pregunta “A dónde vas, te das cuenta que la noche se acerca, ya no hay nadie en la playa?”

“A ningún lado especial… a caminar, a distraerme, solamente bajé a saludar el mar.”

“Andar sola a estas horas es peligroso, y te están buscando en la fiesta, tu esposo está preocupado.”

“No me importa, ya que tu estas tu aquí, que espere la fiesta, pueden esperar, y que importa que diga mi esposo; él sabe me gustan los atardeceres, la brisa y un poco de vino, todavía hay suficiente sol para caminar por la arena.”

“Tu esposo me pidió le ayudara a buscarte; dijo estabas un poco tomada, y aquí la marea empieza a subir a estas horas, y el lugar es peligroso. Pronto se pondrá oscuro, el mar es bello, pero puede ser traicionero, regresa mañana, una mujer tan guapa no debería andar caminando en estos rumbos sola.”

“Y si tú me cuidas?”

“Tu esposo no me pidió cuidara de ti… solamente me pidió te viniera a buscar.”

“No quieres que este a tu cargo entonces esta noche?

“Todavía no, pero si tú quieres, podría…”

“Sabes me siento poco mareada, pero bien para regresar al hotel, no estoy tan tomada como te dijeron, un poco frustrada con mi esposo nada más. Es todo.”

“Podemos ir a mi casa si gustas, o puedo llevarte a tu hotel, tu esposo se pondría feliz al verte de nuevo en la fiesta.”

“Lo que me gustaría es que me dijeras que vives en una cabaña, frente al mar, o muy cerca del mar.”

“Mi casa es muy simple para una sirena tan hermosa como tú.”

“Yo. Sirena? Te parece…”

“Ahora mismo así te imaginaba, frente al mar, en la distancia, tu piel, tus piernas…una hermosa sirena.”

“Mmmm… pues se dice que las sirenas suelen hechizar a los hombres; que piensas tú de eso, será verdad o mentira?”

“Eso es exactamente lo que hacías en la fiesta… hechizabas a todos mientras cantabas, todos admirando tu voz y tus bellas piernas.”

“Cuando dices que los hechizaba, te incluyes también?”

“Yo estaba ocupado trabajando, pero te mire de reojo al salir por la puerta trasera; y cuando tu esposo preguntaba, fui yo quien le dije que habías salido caminado hacia el mar… y fue así que me pidió si podría venir a buscarte.”

“Pues ya me encontraste… no creo que mi esposo me extrañe, también está algo tomado, no me buscará, al menos por varias horas!”

“Pues, el mar también tiene la reputación de hechizar sirenas, si gustas, detrás de esas rocas, esta mi casa; es poco humilde, pero tiene todos los servicios, puedes dormir en mi cama hasta que te recuperes.”

“Sabes, Las cosas más sencillas son las que más me agradan!”

“De dónde eres… eres tan alta, tan guapa, tan sexy, y que bellas se miran tus piernas en shorts.”

“Eres aficionado de piernas eh… que interesante, nunca nadie ha comentado tanto de mis piernas; y nosotros venimos del norte de México… pero dime, si te gustan mis shorts o mis piernas?”

“Tus pies y tus piernas… muy bello y sensual el color rojo en tus uñas. Sensual.”

“Gracias pensé nadie lo notaria… mi esposo nunca comenta nada al respecto; pero, pues me gusta el lugar, sus playas, su gente, su selva, y me gusta venir y perderme en ella -el clima, tengo que usar shorts y sandalias.”

“No te pierdas en la selva, ahí sería más difícil encontrarte y llevarte a casa.”

“Tienes razón, seria mejor poderse en otro lugar menos peligroso; que dijiste que hacías cuando me miraste, eres músico o tocas algún instrumento?”

“No yo no toco nada, soy ayudando del dueño del restaurante, por cierto, donde yo vivo, es su casa de él, la cuido y le ayudo con los quehaceres del restaurante, y toco los Bongos en mis tiempos libres, pero yo soy un novato comparado a los de la orquesta. “

“Te atraen mis pies, no les quitas la vista, los tocarías como a tus bongos?”

“Si. Me gustan, son bellos, sensuales, provocativos, seducen… los tocaría como a mis bongos pero más despacio y más suavemente.”

“Acércate un poco más, me gusta tu fragancia; todavía me siento un poco mareada, quieres sentarte en la arena, y acariciarlos… debe de ser el vino, me gustaría un poco de agua fresca.”

“Mejor caminemos a mi casa… ahí tengo bebidas y un poco de aceite de coco -es lo que se acostumbra usar en esta área, te puedo regalar una envase que puedas llevarte como regalo a casa.”

“Muy buena idea…”

“Sígueme.”

“Te sigo hasta con los ojos cerrados.”

“Tú por delante, es un poco empinado al principio pero bajando las rocas estaremos frente a mi casa. Que Hermosa te miras en tus shorts de mezclilla.”

“Me encantan mis piernas sabes… Me gusta lucirlas mucho en el Verano.”

“Traviesa. Se nota las cuidas bien… afortunado tu esposo que las mira a diario.”

“Se ha acostumbrado a verlas… solamente comenta si la ropa es muy ajustada o los shorts son demasiado cortos.”

“Por aquí… con cuidado, ahora si tienes el mar para ti sola, ni un vecino a los alrededores, los pescadores saldrán ya más tarde, espero eso no te incomode.”

“Para nada. Qué bello es todo esto, amo esta soledad con el mar y las olas; pero más me gusta tu estatura -impone, sí que eres alto!”

“Tu también eres alta y muy bella!”

“Me siento muy segura a tu lado.”

“Qué raro digas eso, todos admiraban tu belleza, pero tu esposo era el único de espaldas.”

“Costumbre, me tiene a todas horas, así suele pasar, ya varios años de casados!”

“Toma asiento deja me cambio mi ropa, he trabajado todo el día y estoy un poco sudado.”

“Nooo. Déjala así, puesta, me gusta esa fragancia, hueles a hombre trabajador.”

“Tu perfume es fino, hueles a dama fina, francés?”

“Claro. Me agradan las aromas frescas, soy muy femenina en ese sentido.”

“Muy sexy.”

“Perdón. Si te sientes más cómodo ve a la regadera mientras yo admiro el horizonte desde tu ventana.”

“Cuando dices que ya es costumbre… tu esposo admira tus piernas a todas horas?”

“No. Solamente en momentos distantes, es muy distraído.”

“Quieres ir al mar antes de que entre a bañarme?”

“Ohhh no, es peligroso, me encantaría pero no sé si sea muy buena idea, no tengo nada extra que ponerme.”

“La peligrosa eres tu… parece que estas piernas no necesitan nada extra! Así como tú las luces están hermosas… nunca has nadado en el mar desnuda?”

“Ehhh. Mmmm no. Tu?”

“Si. Todo el tiempo, después del trabajo, te puedo prestar unas bermudas si gustas, o una camiseta que cubra parte de tu cuerpo.”

“Si. Una camiseta… pero dime, que se siente nadar desnudo?”

“Ten. Aunque te van mejor tus shorts, esto hará sentir cómoda, pero esta ropa es muy grande, no haría justicia a tu cuerpo!”

“Quiero ir contigo… a dónde vas, no me llevas?”

“Voy y vengo… quieres esperarme, voy al mar!”

“Voy contigo… puedo?”

“Ven… el mar todavía está tranquilo, nada de riesgo, vamos, yo te guio.”

“A tu lado menos riesgo… eres fuerte, tienes una anatomía impresionante.”

“No se vale, si tú me vas a ver, yo también quiero verte.”

“Estoy un poco nerviosa, los tiburones no llegan hasta aquí?”

“No. Los únicos tiburones se quedaron en la fiesta… todos los europeos estaban preguntando por ti, yo no le dije nada nadie, tu esposo ha de estar buscándonos.”

“No me di cuenta, pero que importa, mejor vamos al agua. Veamos si esta sabrosa.”

Fuera tops… nerviosa, pero excitada, fuera shorts, fuera tanga, fuera su brassier y fuera los miedos, y el juicio, es su cumpleaños.

“Ehhh. Que silueta, bella no le diré a nadie, ven, sin miedo, Hermosa…fuera toda la ropa, que no le diré a nadie eh!”

“Qué lindo eres, me encantas, y la luna tu cómplice.”

“Tu serás mi cómplice cuando te bese toda…”

“Lo prometes… quieres tocar o tocarme?”

“Quiero tocar tus piernas tus caderas tus hermosos pechos.”

“Si si… te guio, siento tu fuerza debajo del agua.”

“Acércate más. Tienes frio? Estas temblando.”

“No, más bien temor, un poco de nervios.”

Aun así con tantos nervios, se posó en sus hombros, lo miro a los ojos, y temblando no de miedo, si no deseo, le dio un beso suave.

El la tomo de las caderas y jalando suavemente su pelo, le planto un beso apasionado. Descaradamente, su miembro creciendo, aumentando en medida, y con cada rose, y en cada giro forzando un abrazo intenso en medio de la marea y de las olas.

Ella un poco mareada por los nervios, la adrenalina, el éxtasis, ya no decía nada, solamente se dejaba guiar pensando, en la fuerza de sus brazos y el rose seductor de su miembro en sus muslos.

El la besaba suavemente en el cuello, en los hombros…la dama se alejaba, y el mas firmemente la acariciaba, la hembra lentamente despertando a sus besos y a la música del mar.

El la gozaba así, suave, con precisión lenta pero sensualmente.

Olas viento, aves nocturnas, la brisa y la música entre espuma y rocas… Él empujándola suavemente sin dejar de acariciarla, llevándola hacia a la arena, hasta donde está la ropa Y diciéndole:

“Relájate, estas muy tensa.”

“Ella se dejó guiar, y ahí se volvieron a besar -con caricias suaves, con deseo, con sensaciones prohibidas; un beso que parecía toda una eternidad, sabor a sal, saliva, aliento, deseo y placer. Sus cuerpos meciéndose, encontrando las formas para gozarse con el cuerpo, con el tacto del olor… aroma a hembra en celo; inquieta, embrujo de un joven fuerte conquistando a la dama casada. Ella ya embriagada, no podía negarse, lo deseaba.

La hembra ignorada en casa, a la puerta de una recamara ajena…

“Para mi todavía eres dama, quieres seguir, seguimos si te gusta.”

“Si. Sigue, la dama se ha ido, aquí estoy yo contigo, guíame.”

“Eres toda una hembra… pero siempre una dama fina, que delicioso el sabor de tu cuello, tus hombros, tu piel.”

“Las dos están para ti, aquí, no digas nada, sigue besándome así, lentamente y suavemente.”

“Mejor, beso tus pies, así lentamente…Tu esposo ha besado tus pies así; creo que no le agradaría saber dónde estás.”

“Él sabe lo que tiene, pero lo ha descuidado porque sabe está seguro, pero eso no importa, no hablemos de él! Hablemos de ti.”

“Bien. Si es así, vamos adentro, quiero limpies toda esta piel de sal y de la arena…”

“Claro. Vamos. Espera, no sé ni tu nombre.”

“Yo… pues, ni yo el tuyo, pero eso no importa.”

“Yo me llamo Mía.”

“Ven aquí Mía, vamos adentro, estaremos más cómodos -te gusta la poesía?”

“Me gusta cómo me dices, Mía, lo dices de una manera muy cautivadora…”

“Y tú te llamas?”

“Como tú quieras, esta noche es solamente para Mía, hoy solamente para ti y para mí; esta tarde cuando te mire bajar las escaleras pensé, el manjar que se comerá esta noche el esposo. Que linda, bonita, ahora eres para mí. Eres Mía, eres de Manuel. Toda tu miel, toda tu piel, tus pies… cara linda!”

Entran a casa, y ella rápidamente va al baño sin cerrar la puerta; lo mira de lejos, mientras él desde lejos sirve un par de bebidas admirando su cuerpo, sus tetas firmes, sus piernas sensuales, y sus bellas nalgas.

Caminando… bebidas frías en mano le dice:

“Se puede?”

“Ella contesta, con una sonrisa, no pidas permiso estás en tu casa! La agua esta deliciosa, si quieres entrar.”

Él le acaricia sus tetas sus pezones su ombligo, sus muslos…

“Es delicioso lo que haces,” dice ella “lo que siento lo que me provocas.”

“Lo que tu provocaste… tienes una voz angelical -me gusta como cantas, pero tus piernas como llaman la atención, ya miré que tienes unos hermosas nalgas, perdón glúteos…”

“Antojable? Ven. Tócala y siéntela, te clama.”

“Quisiera explorar, lentamente descubrir; acariciándola, sintiéndola probándola aun con tanta agua en la piel sabes a dama, sabes a hembra descuidada, ven aquí.”

“Estoy húmeda Manuel… ya no juegues!”

“Estas empapada mujer…”

Y recorriendo con sus manos, lentamente va corriendo sus dedos entre sus piernas, entre su miel, los regresa a su boca, y le dice, “sabes a hembra en celo, estas deliciosa, cuanto tiempo que no haces el amor?”

“Ya varias semanas, no recuerdo, un par de meses… tal vez?”

“Creo que mucho tiempo que no liberas a tu hembra sensual ya hace mucho tiempo.”

“A ella no la libero, no la he liberado aun, no sé si pueda.“

“Con razón parecías inquieto, creo que te gustaría liberarla.”

“Contigo sí. Llévame y enséñame…”

“Ten, toma un poco de este vino. Te quitara un poco lo nerviosa.”

La toma de la mano; la lleva a su recamara, a su cama, y con furia, con intensidad, con fuerza la deposita en la orilla de la cama y la deposita en la orilla de la cama… la besa, la acaricia; se deleita, la admira, y sin pensarlo aprieta sus pezones entre los dedos.

“Mis senos son sensibles, ten cuidado por favor.”

“Oh. Son más sensibles que tus muslos, que tus piernas, ven aquí…”

Y sin pensarlo -sin mirarla, ve a sus senos y los besa, los lambe, los chupa, mientras acaricia sus muslos y sus caderas!

“Por favor… intenta, sedúceme, trata de no penetrarme.”

Sus manos en sus caderas y en sus nalgas, preguntando:

“Te gustan mis manos así, en tu espalada, en tus nalgas?”

“Si en mis nalgas solamente, ahí usa tus manos, y tu boca, tu saliva, tu lengua tu pasión… sin prisa, reten la penetración!”

“La hembra ha llegado eh?”

“Si está haciendo de las suyas y me encanta al parecer!”

“Y te gusta el juego de la seducción…”

“Si. Adiós monotonía, tú me provocas, tu eres seducción -eso, eso y mucho más! Hoy no quiero reprimir nada… ya lo he reprimido y me han reprimido por mucho tiempo.”

“Ha cambiado tu mirada… no reprimas la dama ni la hembra, hoy es tu cumpleaños.”

Ella lo mira fijamente, lo seducía, lo embrujaba de placer; y olvidándose de su esposo, de la fiesta, de todos… abrazados continuaron besándose con todo el aliento, con toda la saliva!

Toda su miel corriendo -néctar de hembra en celo, fluyendo, en la superficie de su miembro; listo, y el en la puerta, sin penetrarla sin dominarla sin obligarla, poco a poco excitándola... Ella lo deseaba pero había hecho un trato,

Y todavía no habría penetración, pero sonreía con malicia, este juego era más que seducción…

Una mezcla de dama fina y hembra ardiente -seducción e inocencia, hoy perdía el título de inocencia, de dama casada, incontrol total de sus deseos de mujer, de mujer descuidada, hoy su cumpleaños y su buena fortuna…

Él mirándola extasiado le dice, “hoy has perdido la cordura, traviesa, estas convertida en toda una hembra, en toda una puta.”

Que mejor regalo de, libertad, liberación total; sin hipocresía, sin etiquetas, hoy era la sirena del mar, y tenía al marinero hechizado… pero por cuánto tiempo?

Ella en control sobre él, probando el sabor que la embriagaba, y le hacía perder más los sentidos… esos labios gruesos, carnosos, la besaban con tanta pasión.

Sabor a vino, sabor a sal, a saliva, a pasión mientas recorre con su lengua sus mejillas, su barbilla, huele nuevamente la fragancia del coco en su cuello…

Sirena y marinero.

Placer inmenso, beso prolongado, intercambio de sabores, de saliva, sudor, miel libertad, seducción y lujuria!

Él la toma de los hombros y vuelve la mirar, vuelve a besar sus pezones, y los chupa deliciosamente, suavemente… ella no resiste, gime de placer, grita de placer; pues nadie la escucha, nadie la mira, la dama se ha ido, hace horas que se fue, la hembra esta solas con su macho.

La sirena ahora es Mía, y es de él.

En un intento por liberar tanta tensión, y tanta inquietud y frustración, lleva su mano a su vagina, y acariciando su humedad, le dice:

“Que manjar, miel en penca, y toda para mi…

Ella dice, “espera, solamente un momento, es para ti; llévame ahí, tengo mucho tiempo sin un orgasmo!”

Besándolo, besando cuello sus pectorales, su estómago, su miembro, disfruta cada centímetro de su piel morena, de su miembro -completamente erecto, lo siente en su rostro, tibio, divino, lo lleva a su boca húmeda, y lo acaricia con su lengua, lo chupa lo mama…

Él se da la media vuelta, y dejándola a ella abajo, le besa sus orejas, sus mismos oídos, y ella se estremece, mientras le chupa toda su miel…

Y de repente, la voltea completamente, y la suelta, la admira; mientras acerca su miembro lentamente a sus nalgas, diciéndole:

“Estas lista.”

Ella le contesta, “es un placer estar en tu cueva…”

Mientras la besa en la nuca le dice:

“En tu casa nadie te extraña, nadie disfruta tanto esta piel, preciosidad-chiquita- y a gatas te antojas mucho más! Traviesa.”

“Hoy mi piel es tuya Manuel.”

“Claro. Toda esta noche y todas tus vacaciones…”

“SI!”

“Tu esposo es un bobo, no se dará cuenta, se lo pierde… y tú te pierdes.”

“Me encanta la idea, sigue, sigue, ahí, no pares!”

“Ahhh ahí te gusta, ahí eres sensible, porque tiemblas -coqueta!”

“Ten compasión, no, mejor no -sigue, ámame, tómame, locamente; disfruta de mi poco a poco, y no vayas muy rápido, pero no me atormentes. Ten compasión.”

“Ahhhh grata sorpresa, seguro tu esposo no sabe lo que tiene en casa… chiquita linda, dime porque eres tan deliciosa.”

“Soy multiorgásmica.”

“Grata sorpresa… caras lindas vemos y damas fogosas no conocemos, así agáchate traviesa, que delicioso mana tu néctar, todo un panal de miel!

“ En serio… así? se me nota?”

Entra sale despacio e intenso, sale la admira, y le dice:

“Que ricas nalgas… pero no dejes de moverte, estas tan bien son caritas lindas, traviesas, coquetas, un amor!”

“Estoy empapada, toca, siente, pruébame!”

Él se agacha, la domina con sus manos cuando ella quiere levantarse, acaricia sus nalgas, lambe y chupa su hermoso corazón, y después regresa a su miel que fluye como rio en primavera.

Ella, se estremece, disfrutando, gozando, sintiendo los escalofríos de placer… gimiendo, jadeando, pidiendo más!

El, abre sus nalgas, huele su ano, su musk, su aroma, su esencia misma, y en cada beso admirando su belleza, sensualidad, su erotismo, la hembra liberada.

“Que rico hueles Mía.”

“Te provoca?”

No le contesta, se pone de pie nuevamente, y la clava la entierra furiosamente; salvajemente, apretándole las caderas empuja, jala y la rellena!

Ella gime más, jadea grita suavemente, está casi el límite de si misma; ha perdido toda razón -trasformación, y él la pone así, pero entre más la penetra, más quiere, más lo quiere cercas!

“Que bellas nalgas Mía…”

“Tuyas hoy, tuyas todas, solamente para ti!”

“Se miraban deliciosas en los shorts, pero así desnudas más chiquita…”

Fuerte rápido lento, despacio, sin prisa intenso; las piernas de ella temblando, enardecida, dispuesta a eso y a mas, ya no tiene temor… el efecto del licor, sabroso, el olor, el ruido-música-todos sus sentidos sensibles; sus gemidos no son protestas: inspiración, pasión, pasaporte al éxtasis, música angelical!

Furiosamente con ímpetu, tomando la hembra que le han encargado; la toma, la admira, la domina, la guía a sensaciones que hace horas eran desconocidas a su cuerpo.

Ella le pide que no pare, se lo exige, se lo suplica!

Sin salir de ese panal, empujando hasta al fondo le susurra a su oído, ”lo quieras, Chiquita, lo que pidas, hoy estas aquí, eres Mía.”

“Toda la noche, dice ella “ahh que delicioso se siente!”

Tremendo jadeo, tremendo el ritmo, el sonido.

Él le dice, “así,” muévete mas rápido, “ya no extrañas a tus esposo! Cuando amanezca y ya este sobrio, va salir a buscarte y vas a tener que dar explicaciones, o te mandas sola?”

“Eso será después, en este momento él no está aquí, hablemos de nosotros, solo estas tu y yo.”

“Coqueta, me encantas, no pierdes tu tacto y tu diplomacia tenemos libertades ambos!”

Ella siente su erección, su fuerza, su flor abriéndose tal como es-flor de labio en primavera, su miel derramándose.

Y el admirando su espalda sus piernas, todo su cuerpo, ahora es el quien la tiene bajo su embrujo!

“Ahhh no es que queja pero es tiempo de dar lugar a lo que sigue… esto es todo lo que quiero yo, pero, Manuel…”

“Cállese y quédese ahí dama hermosa. Epaaa. Así muévase otra vez!”

Sale y abruptamente, y le pone una nalgada, dos, tres fuertes.

Ella se ríe, y le dice, “cabrón, cruel, duele, pero que deliciosa sensación… salvaje!”

Él le da vuelta y con su misma camisa, la venda, la pone boca arriba… cazador y presa en un juego erótico, sonidos de la media noche, tintes de oscuridad, la dama buena y el seductor en armonía.

Sin saber que sigue, ella le pregunta excitada…

“Que vas a hacer?”

“No te preocupes, te va gustar, o así te cogen en casa?”

“Jamás.”

“Así querías, así lo necesitabas, así lo pide la hembra que llevas adentro… te ha sorprendido tu misma, la hembra le ha ganado a tu sensatez, no es cierto?”

“Claro. Ambas, un brindis a las dos!”

Vendada, la besa en los labios, chupa su lengua, su estómago; lentamente baja a sus muslos, a sus costados, a sus pies, a sus uñas rojas… a sus bello pies.

El olor a aceite la vuelve a hacer sentir más fuera de sí.

Embriagada de deseo, y de placer -de ansiedad, combinación rara; un éxtasis que la pone fuera de sí.

El la admira transformada y no deja de acariciarla, de tocarla de chuparle toda la piel preguntándole:

“Donde te calienta más? Dime… dame acceso a tus rincones más sensibles, a tus pensamientos más prohibidos!”

“Ahí, así, ahí nuevamente, ahí sigue, no te detengas, bésame, chúpame, cómeme, lámbela toda, así -tu sabes, ahí pudiese llegar a la cima, ahí!”

“Continua, y dime lo que le has ocultado a tu esposo, es tiempo de liberarte… la dama sensual, fogosa esta aquí… te gusta sentirte hembra?”

“Nunca he tenido interés de ocultarle nada, el simplemente no lo ha visto, no me ve, se ha ocupado en sus co… ahí, así, nuevamente, ahí me gusta, así me gusta, así así así!”

“Te calienta sentirte así deseada, verdad que sí; por eso estabas inquieta en la fiesta, querías atención traviesa, tenías ganas de liberar tu energía, tu hembra, y no sabías, o si sabias que así terminaría tu noche de cumpleaños?”

“No seee… él no explota a la hembra, está demasiado tiempo en su oficina, su trabajo lo quita de mi siempre: pero no hablemos de él -ahh, háblame donde aprendiste ese truquito -ohh, asi, ahi nuevamente, ahhh me vengo -lo tengo- ahí esta, viene, me vengo, no te detengas…”

“Y que lástima, que desperdicio, tanta belleza, tanta piel deliciosa anatomía, tu cuerpo con o sin ropa -vanidosa, te quito la venda?”

“Nooo… sigue así, me excita el no saber qué haces, o que piensas hacer!”

“Lo imaginaba… así está mucho mejor, pero si te dijera, que tu esposo está aquí mirando; cambiarias de parecer, te asustaría… tal vez te daría pena o querrías te quitara la venda?”

“Puesta esta mejor, sin la venda no sé qué pasaría, tal vez; no lo sé, no sería igual verlo a los ojos… imaginaré que está ahí, él se lo ha perdido, ganaste tú, y gane yo. Ahhh regálame otro orgasmo.”

Seguirá?

L>A<

(9,40)