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De sobrina a sumisa (parte 2)
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Tiempo de lectura: 4 minutos

-“¿Qué hacés, Ceci?”

-“No me echés tío”, dijo con voz ronca de la curda. “Por favor, no me eches”, se dio vuelta dándome la espalda y se durmió.

Me quedé mirándola, la arropé, le acaricié la cabeza y me dormí. En algún momento de la madrugada me desperté abrazado a ella (y ella acurrucada contra mí) e intenté despacito separarme, pero ella me agarró del brazo, se giró y se puso en cucharita contra mí, pegándose a mi cuerpo. Tendría que haberme levantado e irme a dormir a la cama de ella, pero la abracé y así dormimos. A la mañana me desperté con ella pegada y abrazada a mí y con mi pija dura como un garrote. Hacía seis meses que no estaba con una mujer y su cuerpo y su aroma sacudieron mis deseos. Intenté separarme, pero ella se abrazó a mis brazos y dijo:

-“No te vayas tío, no soy tan fea”.

-“Claro que no sos fea, por supuesto, pero soy tu tío”.

-“Ya sé. Pero es tan lindo estar así con vos. Y se nota que a vos también te gusta”, dijo meneando su cola contra mi pija.

-”Ceci, esto no está nada bien”.

-“Pero si se siente bárbaro”, dijo dando vuelta la cabeza y dándome un beso.

-“Soltame Ceci”, le dije intentando levantarme mientras ella se aferraba a mi brazo. Me separé la destapé y le di un chirlo para hacerla reaccionar, pensando que le duraba la curda. Ella puso una cara de asombro y placer que me sorprendió

-“Pegame tío. Pegame si me porto mal”, dijo con toda sensualidad levantando la cola. “Pegale a tu sobrina”.

-“Cecilia ¿que hacés?”

-“Te doy mi colita para que me pegues. Es toda para vos. Yo soy toda para vos.”

Y ahí quede congelado. Una parte de mí sabía que me tenía que ir y otra parte mía le miraba la cola y ese cuerpito joven pidiendo ser cogido y en medio de esa duda ella me preguntó con un mohín y haciéndome pucherito.

-¿No te gusta mi colita, tío? ¿No me la acaricias?

Toda la sensatez se me fue al diablo, le puse la mano agarrando uno de los cachetes de su cola mientras me acostaba sobre ella, le besaba el cuello y con la otra mano le buscaba las tetas que ella acomodó para que las agarre.

-“Así tío, así. Quiero ser tu putita tío. Pegame si querés o atame como en 50 sombras, pero porfi, tené cuidado. Es mi primera vez”.

-“¿Tu primera vez? ¿Sos virgen?” pregunté asombrado.

-“Si tío. ¿Te molesta? Te voy a hacer caso y hago lo que digas, ¡¡pero no me dejes por favor!!”, me dijo haciendo un mohín.

-¿Dejarte? A esta altura no podría Ceci”.

La puse boca arriba, le dí un suave y profundo beso y le fui a lamer los pezones de sus tetitas y sus gemidos me terminaron de calentar.

-“Yo sé que no son grandes mis tetas, pero son todas para vos”, dijo.

-“Me encantan tus tetas así como son, me encanta tu cola y me encantas vos Ceci. ¿Te calienta que te de chirlos?”.

-“Mucho. Mi sueño es que me aten y me violen ¿la vas a violar a tu nena, tío?.

-“Te voy a hacer de todo”, le dije mientras la ponía boca abajo y le daba varios chirlos “¿Así te gusta?”

-“Si tío, así”, dijo mientras se abrazaba a la almohada y levantaba la cola. ¿Te gusta a vos?”.

-“Me encanta tenerte de putita obediente. ¿Queres ser mi sumisa, como en 50 sombras?, ¿eso te gusta?”-

-“Si tío, si. Atame, pegame, haceme tu nena. Decime que querés y lo hago”.

La hice sentar en el borde de la cama, le saqué la remera para verle las tetas, me bajé el bóxer y le dije “Lameme la pija”. Ella la tomó delicadamente y empezó a darle besitos y lamerla con candidez e inexperiencia. La tomé del cabello y le dije “Abrí la boquita” y le puse la cabeza dentro de su boca. “Ahora chupala, sacala y metela” mientras con la mano le marcaba los movimientos y ella la chupaba con ganas.

-“Hoy no porque te quiero coger, pero ya vas a chuparme así hasta que te acabe en la boca. ¿Queres sentir mi leche?”

Asintió con la cabeza mientras seguía chupando y de a ratos se sacaba la pija de la boca y me lamía el tronco y los huevos con ganas y deseos para después volver a chupármela.

-“En las porno vi que se tragan la leche ¿Eso se hace?”.

-Claro. Y vos te vas a comer mi lechita como una buena putita ¿querés?”.

-“Si tío, quiero ser tu putita en todo”.

-“Pero ahora, lo que quiere tu tío es cogerte. Acostate boca arriba hermosa”.

Rápidamente obedeció, sacándose la tanguita, yo me puse sobre ella y abriéndole las piernas, puse la punta de mi pija en la entrada de su conchita que, a esta altura, estaba más que mojada. Pero no fue fácil penetrarla, si bien no decía nada era evidente que le dolía si empujaba fuerte. Suave, moviéndola en círculos y apenas presionando, esperé que se abriera para recibirme. De a poco la calentura y el deseo fueron aflojando su vagina y cuando entró la cabeza, me fui moviendo suavemente hasta que estuvo toda dentro de ella. Ella solo gemía y me abrazaba.

Empecé a moverme más profundo dentro de ella, entrando y saliendo. La iba besando, tomando sus pechos en mi mano libre, acariciando su pierna. Ella parecía abstraída, disfrutando del placer que sentía. Cuando me acercaba a su boca, me daba unos besos tiernos, cálidos y profundos. La sentía totalmente entregada y relajada. De esa manera, estuvimos un rato largo, en un momento empezó a gemir, a respirar a bocanadas y a decir:

-“No pares, por favor, no pares”, mientras se abrazaba fuertemente a mí. “No pares, no pares”, seguía repitiendo, hasta que se tensó, arqueó el cuerpo para pegar su conchita contra mí, me abrazó más fuerte y acabó entre gemidos y gritos ahogados en un orgasmo largo e intenso. Después, se aflojó de golpe y quedó jadeando.

-“Nunca sentí algo así, nunca”, dijo asombrada.

-“Ahora vení”, le dije “que te quiero acabar en la boca y que pruebes mi leche”.

Me levanté y ella rápidamente se acomodó para chuparme, lamerme y jugarme con manos y lengua. Cuando me empezó a calentar le empujaba la cabeza para metérsela más profundo y ella abría la boca para recibirla hasta que sentí que estallaba, le apreté la cabeza contra mí y le dije que se quede quietita.

-“Sentime putita, sentí como te llenan la boquita de leche”, le dije acabando mientras ella me chupaba y se tragaba todo mi semen. “Así hermosa, así. Chupala bien hasta dejarla limpita”.

La chupó con ganas y jugó con mi pija un rato hasta que me fui a acostar, exhausto y ella se acurrucó contra mí.

-“¿Se portó bien tu putita, tío?”

-“Sos divina, tanto que, casi todas las noches, tu tío te va a llenar de leche alguna parte de tu cuerpo, ¿sabés?”.

-“Si tío, me encanta, haceme de todo. Quiero que te guste estar conmigo”.

Le llevé la mano a mi pija y le dije que de ahora en adelante ella era la encargada de ordeñarme esa pija y guardarse mi leche.

-“¿Te vas a hacer cargo de eso?”.

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