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Descubro que mi hermano me calienta
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Tiempo de lectura: 3 minutos

Mi nombre es Tatiana, tengo 26 años. Soy morocha, la gente dice que tengo hermosos ojos, que se tornan verdes con la luz, rodeados de hermosas y largas pestañas.

Cuento de entrada como soy para que se hagan una imagen mental de las escenas que relataré, que son mis primeras experiencias en el sexo.

Las cosas en casa no estuvieron bien durante mucho tiempo, soy de Buenos Aires, Argentina y hemos pasado muchas crisis económicas, y mi familia sufrió las consecuencias de esas circunstancias.

Mis padres discutían mucho cuando estaban en casa. Los veía poco ya que los dos trabajaban muchas horas, mi mamá limpiaba casas y tenía muchos clientes en la semana. Incluso algunos fines de semana se quedaba a dormir en lo de sus patrones que vivían en country, un barrio cerrado.

Un sábado desperté, ya no estaban ni mamá ni papá. Ella no había venido a dormir y papá salió muy temprano a su trabajo.

Al parecer iba a ser una mañana calurosa. No sentí ruidos así que salí como había dormido para entrar al baño. Estaba en tanga y musculosa. Duermo sin sostén por supuesto. No entiendo a las mujeres que duermen con sostén.

Tengo 92 centímetros de pecho, son muy generosos y dormir con sostén es una tortura para mí.

En realidad lo son durante todo el día. Por eso comencé a usar los deportivos. Son más suaves y como son más ajustados también realzan lo que ya tengo que soy muy consciente que no es poco.

Al salir del baño venía distraída cepillándome los dientes por el pasillo y al llegar al comedor vi a mi hermano haciendo sus rutinas de pesas.

Se había fabricado sus propias pesas con cemento y era muy obsesivo con sus rutinas físicas.

Siempre tuvo muy buen lomo pero me impactó verlo sin remera y con los músculos tensos por el ejercicio.

Sudaba copiosamente, sus pectorales eran enormes. Y muy, MUY marcados los abdominales.

Tenía puesta una bermudita gris un poco suelta que se le acomodaba debajo de la cintura.

No tenía pelos en el pecho, tal como me gusta ver a los hombres, musculosos y sin pelos, pero una línea de vellos partía de su ombligo y bajaba en línea recta hasta el elástico de la bermuda y se perdía allí adentro

Me quedé hipnotizada viendo el generoso bulto que se dibujaba en el pantaloncito.

De repente reaccioné que yo estaba en tanga y cuando me di cuenta Tomas había dejado las pesas en el suelo y me miraba sin disimulo.

Me puse colorada, se habría dado cuenta que le estaba mirando su paquete??

Quise disimular y me di vuelta para irme mientras me cepillaba los dientes. Al llegar al baño y enjuagarme la boca me di cuenta que al darme la vuelta le había mostrado el culo en tanga que era mi vestimenta de ese momento.

Primero me dio vergüenza después me vi los pechos en el espejo y me di cuenta como se habían endurecido mis pezones.

Me los toqué y me dio un shock eléctrico. Estaba excitadísima.

Hacía tres meses que había cortado con mi novio con quien había salido seis meses. Obvio habíamos tenido relaciones pero era un tipo bastante básico y yo siempre estaba en busca de esas cosas que a veces leo en los relatos eróticos.

No veo porno, no me gusta, pero leo muchos relatos. Nada me calienta tanto como mi propia mente y en ese momento estaba caliente y necesitaba un cuerpo para acariciar y un miembro hermoso que me penetrara y cupiera apretadamente en mi vagina húmeda.

Metí la mano por debajo de la tanga. Puse el seguro en la puerta. Estaba más que mojada.

No lo podía creer!! me sentía excitada por mi hermano. No soy para nada prejuiciosa y en ese momento no tenía ganas de hacerme cuestionamientos.

Abrí la ducha y el grifo de agua caliente. Puse el tapón en la bañera, me comencé a desvestir mientras un montón de imágenes de fantasía comenzaban a invadir mi cabeza.

Me acordé de mi novio pero tuve un solo pantallazo de una imagen de mi hermano y me quedé con esa.

Me metí desnuda en la tina y empecé jabonarme. Al llegar a mis pechos me apreté los pezones y ya no lo dude.

Abrí las piernas y metí mi dedo en la vulva que deseaba ser penetrada.

A pesar de estar por debajo del agua mi vagina estaba lubricada. Metí dos dedos mientras chupaba con avidez mi dedo pulgar. ¡Como deseaba la pija de Tomas dentro mío!!

Su cara en mi mente me besaba apasionadamente mientras su cuerpo se metía entre mis piernas. Mis dedos entraban y salían de mi vulva y comencé a frotar suavemente mi clítoris hasta que la velocidad se intensificó. Contuve mis gemidos cuando llegó el orgasmo y sentí como muy pocas veces que un gran caudal de flujo calentó mis dedos debajo del agua y un líquido viscoso hizo más fácil mi auto estimulación. Me acaricie los pechos deseando que Tomás entrara por la puerta corriera la cortina de la ducha y me hiciera suya.

Me que de un rato largo, solo acariciándome deseando que el momento no terminara o que quizás se hiciera realidad todo eso que imagine.

No sabía que muy pronto muchas de mis fantasías se volverían realidad. Ese día en la ducha mi mente cambió y muchas cosas cambiarían en casa maravillosamente.

Esta es la primera vez que animo contar estas experiencias. Me gustaría recibir algunos comentarios en mi mail si tienen ganas y a mí me serviría saber que les pareció este relato.

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