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Dominando a la sumisa Mariel
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Tiempo de lectura: 4 minutos

Realmente estaba sorprendido con Mariel, entonces quise charlar un poco, conocerla, saber que pasaba por su mente. Mientras tomaba mi vaso de whisky y me sentaba, le dije que se sentara nuevamente.

-No tienes novio?

-No, no tengo

-Pero, virgen no eras, ya has estado con hombres

-Sí, pero solo dos y con ninguno llegué al orgasmo como hoy

-Tienes actitudes de sumisa, sabes qué es?

-Sí, claro. Hace dos años encontré la compu de mi hermano prendida y estaba viendo películas porno, de sumisas y sado. Me impactaron las imágenes. Desde ese día empecé velas en mi notebook, a excitarme y masturbarme, pensando en hacerlo yo, pero nunca hasta Ud. tuve un hombre que me excitara desde el momento que lo vi.

-Así tanto

-Sí, yo hace 3 meses trabajo en su compañía, pero la semana pasada fue la primera vez que lo tuve delante, que pude ver su mirada, el respeto reverencial que le tienen, incluso algunos miedo. Pero fue su mirada la que me hizo mojar de inmediato. Ahí supe que tenía que ser su sumisa.

-Pero a que estás dispuesta, mira que ser sumisa no es algo sencillo.

-Ya lo sé, estoy dispuesta a todo. Lo que Ud. pida lo hare, sea lo que sea.

-Muy bien, no voy a negar que me atrae la idea, y sobre todo me gustas mucho. Obviamente en la oficina no tienen que enterarse porque la vas a pasar mal, te van a molestar. Esto es entre tú y yo. Firmaremos un contrato donde dejaremos establecido todo.

-Como Ud. diga

-Ahora ve a tu casa y sobre todo, tienes prohibido ver porno, tocarte, masturbarte.

Dicho esto, nos levantamos y le entregué un celular viejo que tenía guardado y le dije que era solo para recibir mensajes míos.

A la mañana siguiente, entre en la página de un sex-shop cercano a la empresa, elegí varias cosas, las aboné y pedí retirarlas en el local. Todo por supuesto con un nombre falso. Llamé por teléfono para confirmar la compra y le indique el nombre de la persona que iba a retirarlo, y que por favor le muestre cada una de las cosas que había en el pedido para controlar.

Le mande un mensaje a Mariel, más que escueto.

-En tu hora de almuerzo retira un pedido para mí en… y tráelo a casa, junto con papeles que te van a dar para firmar.

-Si amo, fue su respuesta

A las 5 en punto estaba bajando de un coche. Carla le abrió la puerta y la hizo pasar a la sala. Le dije a Carla que se podía retirar a descansar, que si quería algo yo mismo me iba a servir.

Así fue que quedamos solos, la tomé fuerte de un pecho, puse su mano en la entrepierna y la besé. Ella me rodeo el cuello con sus brazos y se entregó.

-Que te pareció lo que compre? Le dije son una sonrisa burlona.

-Lindo aunque algunas cosas no las llegué a ver bien.

-Ya verás… Empezamos!!!

-Quítate la ropa, toda

-Si amo le dije mientras iba servirme algo

-Estoy lista amo

-Primera regla: No me hables si no te pregunto algo, está claro

-Si amo

-Como te portaste, te masturbaste, viste porno, estuviste con algún hombre

-NO!!! Eso nunca. Aunque para decir la verdad, me acaricié los pechos y la vagina y pensando en lo que paso ayer, tuve un orgasmo.

-O sea, que me desobedeciste?

-Si amo

-Mal, muy mal. Saca todas las cosas de las cajas, ahora!!

Mientras lo hacía fui hasta la alacena a buscar un par de cosas. Cuando vuelvo a la sala, me dice

-Listo amo, saque todo

-Te dije que no me hablaras sin que te pregunte, sigues sin hacer caso

Tras lo cual bajó la cabeza, tomé una paleta y un látigo de varias puntas de cuero y comencé a azotarla en la espalda, sus glúteos y sus pechos. Por momentos gemía de placer y dolor al mismo tiempo.

-Espero que aprendas o será más doloroso. Entendido?

-Si amo.

-Entre las cosas hay un pene con una sopapa, pégalo en el suelo.

Lo tomó, lo pegó en el suelo donde le indique y quedó parada, mirando al piso, en espera

-Ponte de rodillas y chupa

Así lo hizo, mientras yo tomaba mi bebida y observaba esa belleza de cuerpo.

Así estuvo por 10 minutos hasta que le ordené pararse.

Fui hasta las cosas, tome un par de esposas y se las coloque por la espalda. Separé sus piernas y pase mi mano por su vagina que estaba totalmente húmeda.

-Otra vez a chuparla, le dije

Fueron 5 minutos esta vez. Le dije que se quede de rodillas, le vende los ojos, y me puse frente a ella, que no podía ver.

-Estás caliente puta?

-Si amo?

-Ahora quédate así, que tengo que hacer.

Dicho esto, me fui del salón haciendo notar que caminaba en dirección opuesta a ella.

En unos momentos volví, pero sin calzado, sigilosamente. Ella estaba en la misma posición que la dejé.

Preparé una de esas máquinas que tienen un consolador que va y viene, y lo coloqué a sus espaldas y un vibrador a control remoto, de los que van en la vagina.

Tomándola de los pelos, la hice volver a chupar el consolador del piso, al quedar en esa posición introduje el vibrador en su ano, y el consolador de la máquina, apenas apoyado en su ano.

Empezó a chupar y yo a hacer mover el vibrador, lo que provocó que de un respingo, pero sin soltar el falso falo. No sé cómo hacía pero gemía.

Luego de un rato, puse en funcionamiento la maquina lentamente, cosa que no la penetrara, solo que hiciera presión. Más fuerte aún gemía.

Mientras la veía me fui desvistiendo.

Me senté frente a ella, la tomé por los cabellos y le puse a chuparme. Lo hacía con ganas y placer, enterrándola hasta el fondo de su garganta. Cada tanto activaba el vibrador y su cuerpo se estremecía, mientras la maquina seguía forzando para entrar a su ano.

Disfruté un rato y la puse de pie, saqué el vibrador, apague la máquina y sin sacarle las vendas, la llevé al dormitorio.

Me acosté, dejándola parada a los pies de la cama, sin hablar, sin escuchar ruidos, sin saber que seguí ni donde estaba.

Le saque la venda, solté sus manos y la llevé a la cama.

-Has tenido orgasmos?

-Si

-Uno?

-No varios

-Todavía estas excitada?

-Más que antes

-Entonces ahora, hazme gozar a mi

Dicho esto, se tiró literalmente a chupar mi pija, mientras sus manos pasaban por mi pecho y mis piernas, tímidamente comenzó a buscar mis ojos.

Cuando notó que no daba más se acostó sobre mi pecho, acerco su boca a mi oído y me dijo:

-Amo, me la puedo meter?

-Si, fue toda mi respuesta

De un golpe se la introdujo en la vagina, y empezó a cabalgar como loca, apretándose los pechos, metiéndose dos dedos en la boca, y luego llevando uno a su ano.

Después de unos momentos, la saco, le dio dos o tres lamidas y se la metió de un tirón en su ano. Dio un aullido mezcla de dolor, placer y desahogo.

Cabalgo hasta que la tome de la cintura e hice que quede quieta hasta que terminé de descargar.

Literalmente gritó de placer, se siguió moviendo lentamente hasta levantarse y meterla en su boca para limpiarle totalmente de semen y algunos restos de su intestino, aunque le daba algo de asco, lo hizo sin que se lo indique.

Nos quedamos recostados un buen rato, sin hablar, hasta que veo que me hace una seña con la mano.

-Querés decir algo?

-Si

-Adelante.

-Gracias señor, nunca me imaginé poder gozar tanto.

Al anochecer tomo sus cosas, se despidió y se marchó.

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