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Don Melber (Parte 1)

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Me presento, me llamo Lis y soy de México, tengo 24 años y trabajo de secretaria en una empresa muy conocida. Antes de empezar, me describiré físicamente. Mido 1,64 cm, tengo el pelo castaño, ojos claros, piel clara, y especialmente me destaco por tener una cintura pequeña y bastante pecho, ocupo una 105 y sinceramente me gusta salir sin brasier aunque siempre me gusta presumir con vestidos muy cortos. Empecemos. 

Todo empieza la semana que volvía a mi pueblo, es pequeño, entre todos nos conocemos y hacía 3 años que no volvía, si tuve que regresar fue porque era la boda de una de mis primas. Al llegar a casa saludé a todos y charlamos un poco, hasta que de pronto vi que llegó Don Melber. 

Don Melber era un señor de 68 años, estatura media baja, se destacaba por su panza, pantalón de tela, muy moreno y por su camisa entre abierta se notaban los pelos de su torso, era bastante moreno ya que desde muy joven trabajaba en el campo y ya se le acentuaban las arrugas por su rostro. A mi madre nunca le agradó ya que sabía que el viejo era un pervertido y siempre hacía comentarios sexuales a las chicas jóvenes, estas chicas por supuesto solo se reían, ya que decían que no valía la pena hacerle caso por su edad. Sigamos. Al verlo, al instante fui a saludarlo. 

- Hola Don Melber, me alegro mucho de verlo- me acerqué a él dándole un beso en la mejilla dejando que rozara mis pechos en su torso, no llevaba brasier y el vestido era de una tela fina. Por un momento noté esos pelos que sobresalían, hacía calor y estaba sudando. 

El viejo no dudó en acercarme a él por mi cintura y a obligarme a darle un abrazo. Sentía su mano sobándome la cintura hasta bajar a mi nalga y darme un leve cachete. 

- Lis te ves muy bonita, se nota que ya estás hecha una mujer - dijo 

No hice un escándalo por lo acababa de hacer, al contrario, me calenté mucho, el viejo me gustaba desde hacía años, desde un día que se quedó en mi casa. Aquel día en la madrugada me había levantado a por un vaso de agua y al ver la puerta entre abierta de su habitación vi que se había puesto un vídeo porno, en la pantalla se veían a 2 mulatas lamiéndose el coño en la posición del 69. Veía que se sacaba la verga del pijama de tela, era gruesa y un tanto larga, tenía esa parte peluda y se le notaba un poco venosa y el color era más oscuro. Empezó a pajearse haciendo movimientos rápidos, soltaba pequeños jadeos y de un momento tomó una prenda que tenía a su lado, era mi ropa interior, las reconocí por el color y el encaje. 

Había tomado mis bragas sucias de aquel día, recordaba haberlas dejado en el cesto de la ropa sucia. En vez de darme asco, me gustaba el hecho que lo hiciera y de cómo rodeaba mis bragas con su verga y se la seguía jalando hasta llegar a correrse y ver que esa verga gruesa chorreaba mucha leche, aquella noche fue la primera vez que masturbé. 

Después de saludarlo, fuimos todos a cenar, olvidé decir que había llegado sobre las 20:30. Conversamos todos sobre nuestros asuntos y cenamos tranquilos, obviamente, no paraba de mirar a Don Melber y sentía que me miraba mucho el escote, como quería complacerlo, bajé un poco el vestido para que mis pechos sobresalieran más, captó el mensaje al momento ya que los demás estaban a lo suyo y no se dieron cuenta. 

Al terminar de cenar, mi padre dijo que tendría que ir a la casa de Don Melber, he de decir que eran muy buenos amigos. Mi madre se negó a que fuera ya que mi padre ya era mayor y estaba vendado del brazo izquierdo, así que me ofrecí para recoger de la casa de Don Melber las sillas para la fiesta. 

- No te preocupes, mamá, yo puedo ir a la casa de Don Melber a recoger las sillas-

-Hija, Don Melber vive a 30 minutos de aquí, y estarás cansada del viaje...

- Tranquila, es mejor que vaya yo, tenemos que cuidar a papá, además vamos en la furgoneta de Don Melber, y así aprovecho para contarle de mis viajes - sonreí para tranquilizarla. 

-Está bien, pero no te retrases mucho, el tiempo no es muy bueno y sabes que los caminos son peligrosos cuando llueve y todo se llena de barro y es imposible conducir

Me despedí de mi familia y Don Melber y yo nos subimos a su furgoneta. Al salir ya a las afueras del pueblo, todo era un poco oscuro y de repente empezó a caer unas cuantas gotas. 

- Espero no llueva... - dije mirando por la ventana del copiloto

-No pasa nada mi niña, te puedes quedar en mi casa, al ser viudo no tengo una mujer que se ponga celosa - dijo Don Melber dándome una caricia en mi muslo. Era raro decirlo, pero sentir esa mano grande y un poco sudorosa, me calentaba mucho. Después de ese gesto, crucé mis piernas elevando mi vestido y dejando ver más mis muslos.

- Y usted ¿ya no quiere tener otra esposa? He visto que varias señoras como Doña Reme o Doña Clara le sonríen mucho - dije acomodándome un poco más en el asiento.

- Yo solo quiero chicas que puedan aguantar mi ritmo, soy mayor pero las señoras de mi edad no aguantan tanto - bromeó 

- Bueno, pero necesitará en algún momento estar con una mujer

- No lo niego, pero prefiero las jóvenes de ahora, son bien chulas para enseñar 

- Ya sabía yo - dije sonriendo leve

Llegamos a su casa, y en efecto, a su alrededor no se encontraba nada, a 3 km recién se encontraba otra casa. El interior era de decoración normal, había una foto de su esposa y el salón bastante ordenado. Subimos arriba para recoger las llaves del garaje donde tenía las sillas y al entrar a su habitación vi una gran cama y al frente un televisor y a su lado un mini sofá. 

Me tiré en la cama de inmediato. - Perdone Don Melber, pero necesitaba echarme un rato - dije mientras salía del armario y me vio en la cama. 

- No te preocupes cielo, iré a ver si tengo un paraguas para ir hacia el garaje

- Yo le espero aquí - sentía calor en mis mejillas por los chupitos de tequila que había bebido con mis primas minutos antes, me senté en la orilla de la cama y miré hacia el armario donde estaba la televisión. Por curiosidad abrí la puerta del armario y había muchos DVD's, tomé uno al azar y me fijé que eran películas porno. Eran tres grandes filas donde veía en las portadas chicas desnudas y siendo folladas con juguetes, felaciones, unas tetonas vestidas de colegialas e incluso lesbianas lamiéndose las tetas. 

- No tiene mal gusto... - dije pícaramente. Siguiendo mi curiosidad, encendí el televisor y veía que tenía un CD. Le di al play y momentáneamente se inició una escena de una chica morena vestida de sirvienta recibiendo sexo oral por un viejo con la verga colgando. 

- Es injusto que esta reciba esas comidas de coño y yo esté aquí sin nada - dije mientras empezaba a calentarme. Ver la escena hizo que me sentara al borde de la cama y abriera mis piernas. Pasé mis dedos sobre la tanga sintiendo mi panochita húmeda, empecé a tocar mi clítoris con 2 dedos haciendo círculos.

- Ahg... - soltaba gemidos leves e iba aumentado el ritmo de mis dedos. Hice a un lado la tanga negra que traía y pasé mis dedos por toda mi panocha, sentía que estaba muy húmeda y esos roces hizo que soltara más gemidos. Decidí meterme 1 dedo, lo que provocó que soltara un gemido fuerte e hizo que me echara a la cama con las piernas muy abiertas. 

- AAhh... que rico... - dije mientras me masturbaba haciendo más fricción mis dedos con mi panochita. De repente vi que en la puerta estaba Don Melber observándome y con una mano dentro de su pantalón. 

Me levanté mientras el video del televisor seguía escuchándose a la actriz porno gemir frenéticamente por la lengua del viejo.

- Disculpe Don Melber, no sé qué me ha pasado... - dije cerrando mis piernas y acomodando mi tanga para sentarme de nuevo en el borde de la cama. Pensando que este me echaría de su casa, se sentó a mi lado sin sacar su mano del pantalón. 

- Mi cielo, no te avergüences, eres una mujer y tu panochita necesita a veces ser tocada - dijo y desabrochaba su pantalón para dejarme ver que tenía un gran bulto debajo de su bóxer - ¿lo ves? Mi verga también necesita cariño y al verte dedeando tu vaginita reaccionó

- ¿no está molesto? - dije mirándolo y bajando mi mirada a su verga 

- No te preocupes mi reina, prefiero que te masturbes aquí que en casa de tus padres, tu eres joven y te es fácil encontrar un hombre pero yo solo tengo estos videos - dijo mientras sacó su verga - Si tu quieres, puedo satisfacer ese coñito - esa verga estaba muy parada, la meneaba mientras veía que tenía líquido preseminal

- Es que... Don Melber... - dije mientras frotaba levemente mi panocha con la esquina de la cama - Si promete no contarlo a nadie, dejaré que me pueda coger - dije abriendo mis piernas y levantando mi vestido para dejar ver que estaba muy mojada. 

- No se lo diré a nadie mi niña, yo te daré verga las veces que quieras - sonreí y de repente sentí sus dedos en mi coño, hizo que abriera del todo mis piernas dejándole paso. Metió sus dedos apartando mi tenga lo que hizo que sintiera sus dedos gordos en mi clítoris, era imposible aguantar y empecé a jadear. 

- Por favor Don Melber, estoy muy húmeda... necesito sentir lamidas en mi coño por usted - supliqué jadeando 

Al instante se levantó y me acomodó en la cama, quedando yo echada y quitando mi tanga para dejar ver mi coño húmedo.

- Tu panochita es muy bonita mi cielo, se nota que la cuidas muy bien - dio un beso que me hizo estallar de placer 

- Siempre quise que fuera usted quien me diera por ahí Don Melber... aghh... cuidé mucho mi panochita para que le guste- soltaba gemidos entrecortados esperando sentir su lengua 

- No te haré esperar más mi pequeña putita, tu panochita ahora es mía - dijo y me empezó a dar varias lamidas por todo mi coño.

- Se… siente muy rico... mhmm - arqueé mi espalda sintiendo su lengua rozar varias veces mi clítoris hasta que la metió en mi vagina. Explotaba de placer ya que hacía círculos con la lengua en mi interior. 

- No podré aguantas más... - dije mientras recibía el mejor sexo oral que había recibido en mi vida, el viejo era todo un experto. Segundos después tuve mi primer orgasmo en la boca de Don Melber. 

- Sabes deliciosa zorrita, pero ahora quiero que pruebes como tu chochito chorrea un rico sabor

Sonreí, y vi que se levantó, ya tenía la verga al aire y colgando, se notaba que estaba muy dura. Vi que tomaba su verga y me la metió en la entrada de mi vagina y frotando su verga por toda mi panocha húmeda haciendo que su gorda verga quedara mojada por mis jugos. 

- ¿ya quiere metermela? Estoy preparada para sentir esa rica verga - dije mientras froté mi coño con mis dedos y abrí del todo mi piernas para recibir ese miembro erecto. 

- No chulada, yo también merezco una buena mamada, mi verga primero tiene que follar esa boquita de puta que tienes - dijo mientras que yo estaba echada se puso encima mío hasta llegar a mis tetas - estas tetas de zorra las heredaste de tu madre - dijo mientras retiraba la parte superior de mi vestido dejando ver mis grandes pechos.

- Son suyas Don Melber... con tal de que me pueda coger puede hacer con ellas lo que quiera- dije sonriendo 

- Claro mi putita, estas tetas son de mi propiedad - dijo metiendo su verga entre mis tetas y lo frotaba entre estas - Como lo pensaba... - jadeó al juntar mis tetas y frotar más rapido su verga - son bien deliciosas y grandes... además que están suaves y mi verga resbala muy bien - siguió haciendo movimientos de arriba y abajo en dirección a mi boca. 

Mientras me seguía excitando con lo que hacía y sentir su peluda verga entre mis pechos, notaba un olor de los jugos de mi panocha junto a su sudor y orina, pensaba que me iba a desagradar, pero hizo que me sintiera más excitada. 

- Ya es hora de que pruebes tus juguitos con mi verga mi reina... te la tienes que tragar toda - me abrió la boca y me metió la verga de una. Él marcaba el ritmo y empezaba con movimientos suaves hasta que sentí esa rica verga tocaba mi campanilla. En un principio sentía arcadas hasta que pude acostumbrarme rápido.

- Chupa más cabrona... - me dijo mientras me la metía más rápido en la boca hasta sentir su líquido preseminal. Me encantaba sentir que me follaba la boca y sentir esos grandes testículos rebotando en mi barbilla. Cuando Don Melber sintió que pronto se iba a correr, sacó rápido su verga de mi boca dejando ver un hilo de saliva y yo sonriendo. 

- ¿te gusta tus fluídos mi cielo? - repasando mis labios con su verga mientras yo lamía este y asentí sonriendo. Llevó su mano derecha para frotar mi panocha haciéndome estremecer más y moviendo mi pelvis. 

- Ya estás toda mojadita...

- Necesito que me la meta Don Melber... - dije sonriendo pícaramente. Se agachó y me dio un beso con lengua hasta bajar a mis pechos y lamerlos. Sentí pequeñas mordidas en mis pezones marrones y duros, solté jadeos de satisfacción. 

- Llevo esperando años esa verga, me merezco que me la meta... - dije frotando mi panocha de nuevo. - Hágame ya su puta, por favor Don Melber... haré lo que quiera

Se bajó y se puso a distancia de mi coño. - Te voy a romper este agujerito zorrita - dijo mientras sin preparación previa, me metió de una su verga. Abrí mis ojos y me ahogué de placer en aquel instante. 

- Ahgmm... se siente muy rico... dame más- supliqué mientras movía mis caderas. 

Don Melber haciendo caso a mis súplicas me la metió mas adentro sintiendo lo apretada que estaba. Sentía presión en mi vagina mientras este elevaba sus ritmos más fuerte. 

-Estás apretada putita... ya verás que pronto haré que tu vagina se moldee a mi verga- dijo mientras yo seguía gimiendo más fuerte. Estaba nublada de placer mientras me apretaba los pechos levemente que no me importaba gemir alocadamente. - Sií... sí... sigue metiendo tu verga papi...mhmmm...

Escuchaba los jadeos de Don Melber junto a el ruido de su verga entrando en mi panocha constantemente seguido de sus testículos rebotando en la entrada de mi ano. - Saliste muy zorra... te voy a coger hasta que quedes preñadita mi reina- dijo acelerando más el ritmo. No pude contener tanto placer que terminé teniendo mi segundo orgasmo.

- Siga por favor... mhmmm... déjeme preñada Don Melber... solo quiero sentir su rica leche dentro de mí... ahhhg

- Muy bien zorrita, deja que te parta tu panocha por calenturienta... - dijo mientras yo jadeaba frenéticamente. Ya sentía como el viejo había llegado a mi útero y su verga golpeaba este, mi panochita ardía pero no me importaba, mis paredes vaginales le dejaban entrar aún más. 

-Toma tu leche caliente mi reina... no dejaré que salga de tu panochita- me dijo cuando sentí que él había llegado al orgasmo y sentía en mi interior algo caliente.

- Aghmmm... me has llenado de semen papi... - dije y me besó en la boca, fue un beso pasional.

- Se sintió muy rico - dije mientras todavía estaba abierta de piernas y mi vagina estaba complacida por sentir su verga todavía dentro. 

- Te dije mi cielo que te sentirías bien si yo te cogía- sacó su verga y dejó que toda su leche cayera por mi panocha como si de una cascada se tratara. 

- Te llené de leche caliente putita mía...- dijo mientras metía con su dedo el semen que salía de mí. Al ver cómo mi vagina seguía echando su rica leche hice que también mi dedo metiera su semen de nuevo en mi vagina. 

-No debo desperdiciar nada...

- Ya te entrenaré para que tu panochita retenga mi leche en tu interior cielo- metió de nuevo su dedo en mi vagina dejando que este se impregnara de su semen y me lo llevó a la boca - Tienes que probar la leche de tu macho zorrita, la próxima vez tienes que tomártelo, es bueno para satisfacer a una puta como tú - dijo mientras yo lamía su dedo y sonreía. 

-Date la vuelta cielo, también quiero que tu culito reciba de mi verga- dijo acariciando esa dura verga aún muy erecta. 

- Don Melber... nunca me han dado por ahí... - dije dándome la vuelta mientras me coloqué a cuatro patas y él hizo que elevara el culo.

- Estás bien buenota - dijo acariciando este mientras me dio 2 nalgadas. - Se nota que te trabajas este redondito culo mi reina- dijo acariciando mi culo hasta meter un dedo de nuevo por mi vagina y pasarlo por alrededor de mi ano. 

-Mhmmm... Don Melber... puede darme si quiere también por ahí... solo quiero volver a sentir su deliciosa verga- supliqué de nuevo. 

- Te voy a dar mi niña hasta romper ese agujerito... hasta me pedirás que te quiera coger para romperte el culito cielo- dijo mientras escupía a su verga y en mi culo para lubricar este. 

-Métemela ya... quiero que me llenes con tu leche caliente papi... - moví mi culo rozando su verga 

Continuará... 

Es mi primer relato y espero que os guste, todavía tengo muchas experiencias sexuales que viví junto a Don Melber (orgías con sus amigos, sexo en público, etc.). 

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