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Dos machos de regalo
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Tiempo de lectura: 4 minutos

Después de cada primer encuentro sexual, suelo comentar que me excita mucho el hecho de estar con más de un activo a la vez, sean dos, sean tres, sean más, y que si presentan estudios médicos, estoy dispuesto a que me acaben donde más les guste, y a Juan también se lo había comentado.

Juan es un oficinista, él en general me escribía los días que salía antes de su trabajo para pasar a buscarme, ir a su departamento y tener una buena tarde de sexo.

Y así fue como una tarde me escribió, como hacía habitualmente cuando tenía ganas tener un putito sumiso y obediente. Ese día yo estaba libre, así que acepté la invitación.

La situación se iba dando tal cual lo habitual, me daba una dirección, me pasaba a buscar, me sentaba en el asiento del acompañante e íbamos rumbo a su departamento. A veces ocurría que él tenía que pasar por algún lugar en particular a buscar sobres o papeles de su trabajo, y ese día me comenta que tenía que pasar a buscar otro sobre. En ese momento ni pensé en lo que vendría luego, ni en mi mejor fantasía lo hubiera imaginado así, estacionó, me dijo que iba a buscar algo, que ya regresaba.

Luego de unos minutos veo que viene, pero venía junto a dos hombres, en ese momento creí que sería pura casualidad. Pero no fue así. Estando más cerca del auto me hace seña para que baje. Y ahí fue que me los presentó, eran dos amigos suyos, Marcos y Rodrigo.

Estando todavía fuera del auto me cuenta que les había mostrado un video nuestro, en el que me penetraba fuertemente y luego me acababa en la boca haciéndome atragantar con su pija mientras me tomaba de la nuca, y me dice que a sus amigos les había gustado, que ellos querían hacerme lo mismo, a ver si me la aguantaba.

Y ahí comenzó el juego de roles, yo el sumiso y Juan el dominante. Me dijo que suba a la parte trasera del auto, entre medio de Marcos y Rodrigo.

Mientras Juan manejaba, Marcos y Rodrigo me manoseaban la entrepierna y me daban besos en el cuello, mientras que con cada una de mis manos yo sostenía sus gruesas pijas ya erectas y listas para introducírmelas en la boca al llegar al departamento de Juan.

Finalmente llegamos al departamento. Fue casi instantáneo, Juan cerró la puerta y yo ya estaba arrodillado entre los tres, saboreando una pija mientras tocaba las otras, y así fui rotando, de pija de pija, chupando una por vez, sintiendo una excitación muy grande.

Estando con hombres soy completamente sumiso, así que seguiría arrodillado hasta que los tres acabaran o hasta que Juan me dijera que hiciera otra cosa.

Tras varios minutos de saborearles las pijas, Juan me dijo que me ponga de pie, y me empezó a comer la boca mientras Marcos y Rodrigo me daban nalgadas y me frotaban sus pijas por todo el orto. Yo ya no daba más, deseaba ser penetrado.

Y ahí fue que terminamos yendo a la habitación de Juan, donde sin mucho preámbulo me hizo poner en cuatro patas y me la metió de una, como a mi me gusta, fuerte y duro. Mientras tanto, Rodrigo y Marcos estaban acostados en la cama, ambos boca arriba dejando sus pijas a merced de mi boca.

Habiendo pasado algunos minutos, y con mi culo ya dilatado, Juan se detuvo y, siguiendo en su papel de dominante, le dijo a Marcos que se pusiera al borde de la cama y boca arriba, apoyando ambos pies en el suelo; a mi me ordenó que me siente en la pija de Marcos, mirándolo a la cara; y a Rodrigo le dijo que se pare en la cama, y que me diera su pija por la boca. Luego de unos minutos, Juan se asomó por mi espalda, y muy lentamente comenzó a meterme, también, su pija por el orto.

En ese momento sentí un placer inmenso, estaba como a mi me gusta, disfrutando ser el putito de unos machos, sintiendo ambas pijas abrirme el orto, mientras la que tenía en la boca estaba húmeda y jugosa.

Y así fueron rotándose entre orificios, cambiándome de posición, haciéndome lo que querían, porque cuando siento tanto placer solo obedezco lo que el macho ordena.

Hasta que estuvieron por acabar, y ahí Juan volvió a detener todo. Sin mediar palabra me arrodilló delante suyo y metió fuertemente su pija en mi boca, y tomando mi cabeza empezó a bombearme por la cavidad bucal, haciéndome atragantar mientras largaba toda su sabrosa leche dentro de mi boca, con Marcos y Rodrigo parados al lado, aguardando por su turno.

Luego de acabar me hizo acostar boca arriba, y ahí fue el turno de Marcos, que me la metió en la boca y continuó con lo que Juan había iniciado, metiéndome toda su pija hasta la garganta, haciéndome atragantar pero también disfrutar del sentimiento de su pija entrando y saliendo toda mojada y recubierta de su propia leche.

Ahora solo restaba Rodrigo, y ahí fue que Juan me empezó a pajear a la vez que Rodrigo metía toda su pija por mi boca. Yo estaba muy excitado por toda la situación y acabé antes que Rodrigo. Mientras que la pija de Rodrigo entraba y salía fuertemente por mi boca, Juan pasaba sus dedos por mi pecho acabado, para recolectar toda mi leche e introducírmela en el ano, mientras Rodrigo soltaba toda su leche en mi boca.

Luego de eso Juan nos llevó a cada uno a su casa, yo era el último, así que antes de llegar a mi departamento fuimos a una calle oscura y en el auto le practiqué un buen sexo oral, lento y placentero, como agradecimiento por los dos machos de regalo que me había dado aquel día.

Y esa fue una de mis mejores experiencias sexuales con tres hombres cogiéndome a su gusto, entregándoles mi cuerpo para que lo usen como quisieran.

Por suerte pude cumplir las expectativas de Marcos y Rodrigo luego de que hayan visto aquel video, quedaron satisfechos y al día de hoy suelen contactarme cuando quieren tener un putito sumiso y obediente que se entregue por completo. Y yo, como buen amante de la pija, les entrego todo con tal de sentir su leche calentita corriendo por mi garganta, o chorreando por mis piernas luego de que me acaben dentro.

Los nombres de esta historia han sido modificados, ninguno de los cuatro involucrados teníamos ni tenemos enfermedades de transmisión sexual.

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