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Economista y prosti: Así seduje a papá, valió la pena
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Tiempo de lectura: 9 minutos

A mi papá lo llamaré indistintamente papá, papi, viejo (lo de ‘viejo’ no es en absoluto descalificador, es una expresión de cariño total que solemos utilizar en Uruguay, y también en Argentina, al referirnos a nuestro padre, obviamente ‘vieja‘ para nuestra madre).

A su vez, él siempre me llama nena, hijita, hija o Sofía, ¡pero jamás Sofi!

Después de seducir a mi suegro, y de haberlo disfrutado todos, mi amor me dijo una noche: “deberías convencer a tu papi” y recibió un sonoro: “¿estás loco?” Y me respondió que lo pensara, que sería en summum del placer, ¡que imaginara tener adentro el miembro que me engendró, y recibir en mi concha la misma leche con la cual fui creada!

Imaginen, mi cabecita comenzó a girar, días y noches enteros, mientras cocinaba o mientras recibía a clientes (de todo tipo je je) pensaba en lo dicho por Tom.

Finalmente, una noche, con su pija adentro, le susurré: “tenés razón, lo intentaremos”! Su euforia fue total.

Era justo después de ya haberme iniciado con Ricardo, con mi suegro y a días de que viniera Jorge desde Buenos Aires y estaba pendiente la invitación a un fin de semana en la amplísima casa de mis suegros en Punta del Este, invitación por el fin de semana que incluía a mis padres y a nosotros. Era el momento ideal para ‘provocar y observar resultados’. Y así ocurrió, con nulos resultados.

El lugar ideal era la piscina, al lado de la barbacoa, muy adecuada para lucirme en bikini mientras todos compartíamos previa y preparación del infaltable asado.

Comencé la estrategia el sábado a mediodía, bikini minúsculo, mostrando todo generosamente. Logré miradas de desagrado de mamá y suegra, miradas de león de mi suegrito, y nada de mi papá.

Me tiré al agua, traté de que las tetas quedaran aún menos cubiertas y metí la parte baja del bikini entre los labios vaginales.

Al salir del agua, sacudiendo mi cabello (y tetas, desde luego), todos me vieron, estaban cerca unos de otros con el aperitivo. Tommy me dijo, sin recato: “amor, se te ve” y señaló mi pubis. Yo lo arreglé sin preocuparme. Mi mamá dijo, “nena, que horrible”. Y yo respondí que estábamos en familia, que no se preocupara.

En la tarde, todos tomando sol, yo al lado de papá, ‘se me salió una teta’ del bikini, demoré como diez segundos en acomodarla y cubrirla, ja ja. Cero reacción.

El domingo, más o menos lo mismo, pero con el bikini de escándalo del crucero y con el que terminé de seducir a mi suegrito, que se notaba muy muy excitado.

Mi mamá dijo que no podía ponerme eso, y yo de vuelta respondí que es en familia y que ya lo había usado en público en el crucero. Y agregué que no fuera anticuada, que las costumbres cambian. Pero nada de nada, papá como si nada, y así se fue el fin de semana. Volvimos a Montevideo, el miércoles se apareció con un pretexto cualquiera mi suegro, desesperado por tener sexo y vaya si lo hizo llenándome de… placer. ¡Aprovechamos y lo hicimos partícipe del tema con mi padre, no pudo menos que estar de acuerdo!

El siguiente fin de semana, más o menos lo mismo, mi papá veía, no podía dejar de ver, pero no reaccionaba. Fin de semana “perdido”. ¡En la semana pude atender a Jorge, venido desde Buenos Aires! Un manjar, como lo disfruté, gran señor y hombre excelente.

Y surgió una nueva ventana de oportunidad, que decidimos que era la última, si no era ahí, abandonaríamos el intento. Mi mamá y la mamá de Tommy, decidieron practicar el mismo deporte de muchísimas mujeres de Uruguay en noviembre, diciembre de 2023 y hasta marzo/abril 2024; irse a Buenos Aires de compras. Los maridos quedaban en Montevideo y a nuestro cuidado, aprovechando para ir al campito nuestro.

Con mi suegro ya cómplice, acordamos que nos daría la noche del viernes y parte del día sábado para intentar seducir a papá, y vendría al campo para el sábado a la tarde. ¡Era ahora o nunca!

Llegamos los tres al campo, nos instalamos, pasó el rato y cenamos deliberadamente liviano y temprano para tener tiempo de hablar.

Café, y con Tommy, nos pusimos a mostrarle a papá fotos del crucero. Desde luego las habíamos seleccionado picantes, con abundancia de culo o tetas, o con algún extraño mirándome interesado.

-No lo entiendo hija, ¿por qué te mostrás así? ¡Todo al aire, delante de Tomás y de extraños!

-¡Pero papá! Ahora a nadie le molesta ni ofende, al contrario, a Tomás le encantó, ¿viste cómo me mira? Y los extraños que miren todo lo que quieran.

Diálogos parecidos se dieron un par de veces mas hasta que aproveché y le dije: -¿Acaso le parezco fea? ¿No le gusto?

-¿Que pregunta es esa Sofía? ¿Acaso pensás que voy a mirarte con ese tipo de interés?

-Usted se lo pierde, míreme bien… y caminé provocativamente frente a él.

-¿Pero que decís?

-Mire papi, Tomás y yo tenemos que hablar muy seriamente con usted, pero bajo juramento de jamás contarle a mamá.

-¿Pero que es tan grave?

-¡Júrelo!

-Bien, se los juro, ¿pero no entiendo es algo muy grave?

Y ahí entre Tomás y yo le contamos todo, mis deseos de estar con otro hombre o más hombres, mi deseo de que me pagaran, de valorizar mi cuerpo. Sacudía la cabeza, sollozaba, decía que no entendía.

-¿Pero por qué? ¿Qué necesidad? Entregarte a otro, y peor venderte, ¡te van a decir puta! Tiene excelentes trabajos, dinero, ¡todo lo que desean!

-Suegro -dijo Tommy- justamente se trata de que ella deseaba más, desea experimentar, valorizarse, se sabe hermosa y atractiva y quiere ver sus límites. Yo la apoyo totalmente y ambos disfrutamos de esta nueva etapa.

-¡No puede ser! Te entregaras a desconocidos, a veces por dinero, no entiendo.

-No siempre a desconocidos, dije.

-¿Como? ¿Ya lo has hecho? ¿Pensé que lo estaban pensando… y con alguien conocido?

Ya lo he hecho…

-Con más de uno ya he cobrado, y con el conocido ha sido hermoso, lo disfrutamos él y nosotros, y lo repetimos… seguramente mañana o pasado lo haremos.

-¡¿Cómo?! ¿Pero entonces el conocido es?

-Sí papá es Tomás.

-¿Y el hijo lo acepta? ¿Y te entregás a él? Están locos.

-No solamente eso suegro, lo disfrutamos y somos adultos, estamos de acuerdo en hacerlo.

-Y queremos ir más allá papi.

-¿Mas allá de incesto y de puta?

-Sí papá, sabemos, nos damos cuenta, de que a usted le falta sexo, ¡mamá está en cierta edad! Y queremos ser generosos, compartir nuestro amor y mi cuerpo.

-¡No no no! ¿Como vas a decir eso? ¿Estoy entendiendo bien?

-Sí, está entendiendo, quiero estar con usted, compartirnos, quiero sentirlo dentro de mí, ¡quiero todo! Quiero que me tengas papi…Y Tommy me apoya.

-Claro que te apoyo totalmente.

Papá estaba rojo, desencajado, no entendía o mejor dicho no quería entender.

-Papá, me has visto en la piscina, en las fotos, ¿no te gusto? ¿No soy deseable? ¿No soy suficiente para vos?

-Sos preciosa, ¡pero sos mi hija! ¡Mi hija!

-Somos adultos papá, no le pido hijos, esté tranquilo, solamente quiero ampliar mi horizonte sexual y ofrecerle mi cuerpo para su satisfacción, sería sexo entre adultos, nada mas. ¡Mire lo que le ofrecemos! ¿Verdad que le gustaría si no fuéramos familia? Pero piense, soy su hija, quiero su felicidad y la mía, sentirme querida y valorada también en el tema sexo, y ser todos felices. Adoro a mi marido, no dude de eso. Ahora a dormir, piense, descanse, y usted dispone del tema, usted decidirá, no hablaremos mas hasta que usted tenga algo que decir.

-Algo más, dormiré sola, con la puerta abierta, Tommy en otro dormitorio.

Nos fuimos, él, casi arrastrando los pies. Me desnudé, me acosté y esperé unos 15 o 20 minutos, sin novedades, y entonces llamé a Tommy que viniera a mi cuarto.

Vino, lo habíamos conversado, yo desnuda de costado sobre la cama apenas apoyada en un codo levantando mínimamente el torso, para que mis cabellos cayeran mejor; con sábanas de raso blanco, resaltaba mi cuerpo con bronceado veraniego. Prolijamente encuadró mi cuerpo en la pantalla de mi celular y tomó una foto.

¿La verdad? Hermosa, un culo de película, bronceado con pequeñísimas marcas de bikini blancas, ¡sobre la cama… una odalisca… modestamente!

No había señas de actividad de papá, Tommy se fue. Dejé pasar media hora más y le envié la foto. Solamente puse el texto: “Buenas noches papi, su hija lo quiere”.

Esperé, media hora, una, dos horas, nada… aunque desde que le envié el wasap marcaba que había visto el mensaje.

De a poco perdí la esperanza. Mi papá no se comunicaba, ni figuraba “en línea”. Me cubrí con la sábana bajé el dim de la lámpara de la mesita de noche, dejando un mínimo de luz por si venía (no perdía la esperanza) y me dormí a eso de las 2.30 am.

Serían, luego lo confirmé, algo así como las 5.30, y desperté creyendo percibir movimientos en el dormitorio.

-¿Hay alguien?

-Soy yo hija, discúlpame, ¿podemos hablar?

-Sí papá, hablemos. -arrimé una silla a la cama. Y me giré de costado.

-Recibí tu foto, no podía creer lo que habías hecho, capturé la pantalla y durante horas te he contemplado sin saber que hacer. Tampoco sé bien por qué lo haces, o lo hacen.

-Ya se lo dije, es mi deseo. Seré honesta. Estoy en ebullición sexual, todo es nuevo para mí. Adoro la sensación de que paguen por mí, y de la misma manera, deseo fervientemente sentirlo entrar en mí, y sentir su explosión de semen, igual a la que me dio vida. Es la verdad, no hay casi más nada que decir (eso se lo dije para presionarlo a fondo).

-¡Me cuesta creer que pienses todo eso! ¡Una belleza como tu, entregarte así!

-¡Me encanta! ¡Por dinero con otros o gratis con Tomás, disfruto! ¡Pero mi gran sueño no será posible! (Me había parecido sentir cierta debilidad en su voz, y presioné más).

-¡Hija! ¡No digas eso! Con tu madre cuando eras niña siempre te consentimos tus deseos.

¡Ahí vi que lo podía convencer! -Sí, cierto, pero ahora no soy niña y mis deseos son otros, quizás imposible cumplirlos.

¡Y su actitud me hizo ver que estaba ganando! ¡No digas eso Sofía! Y una mano se posó en mi hombro, tapado por la sábana.

¡No tuve dudas, había ganado! Estiré mi brazo y aumenté la luz del dim.

Lo vi serio ,pero no angustiado. Bajó más la sábana y yo me puse boca abajo, para que descubriera mi cuerpo más lentamente. Siguió destapándome, ahora la espalda, como si me acariciara al bajar la sábana. Y llegó el momento, mi culo fue apareciendo y no pudo resistirse, colocó las dos manos para bajar la sábana y la llevó hasta los pies, rápidamente ahora.

-Gracias dije. Y me giré de frente a él, las tetas en primer plano, y debo confesarlo, creo que los pezones pinchaban, de tan duros por mi excitación.

-Tóqueme, le dije.

-No puedo, es terrible.

Tomé su mano y la llevé a mis tetas; y luego, fui a su entrepierna.

Lo que encontré, fue una dureza total.

-¿Ves papi? ¡Me deseas, no te resistas, deja que todo fluya!

Sus manos estaban quietas sobre mis tetas, me sacudí un poco, gemí un ahhh. -Relájese, venga a la cama. Y tirando de sus brazos lo hice pararse al tiempo que le hice lugar en la cama. Mas bien cayó que acostarse, por el calor solamente vestido de un pantalón largo de pijama. Le bajé y tiré el pantalón, me dejó hacer.

-No sé nena, no no… pero negaba sin convicción, vencido, yo estaba decidida y me puse sobre él. ¡Y fue el punto de inflexión!

-¿Sofía mía, de verdad lo quieres?

-Lo deseo a mas no poder, le dije, y acomodé mi cuerpo; cada a cara, las tetas refregando su pecho, mi concha sobre su pija erecta. Y tomé la iniciativa. Lo besé suavemente, piquitos al comienzo, y me dejó hacer.

Seguí con labios a full contra labios, y pasé mi lengua por sus labios, movió todo su cuerpo. Abrí mi boca y succioné sus labios, y los lamí.

Mmm… murmuró por primera vez, y abrió su boca. ¡Era mío! Le metí la le gua, respondió y acarició mis tetas. Pensé que moría de felicidad, por lo que estaba pasando y por lo que iba a pasar. Logré que moviera su lengua jugando con la mía, le pasé algo de saliva, y ya jugaba desesperado con mis tetas.

Me levanté un poco.

-¿Ves papi? ¡No duele! Ja ja.

-¡No sé lo que hago no me reconozco!

-Disfrutá papi, solamente disfrutame.

Y bajé mis tetas a su cara, y se las restregué. ¡No le disgustó! Volvió a acariciarlas, y cuando se las acerqué a la boca… Ohhh milagro, comenzó a chupármelas. Yo mantenía el dominio de mis emociones, y no olvidaba que podría eyacularse en cualquier momento si lo seguía provocando.

Me incorporé, bajé a su entrepierna, acaricié su miembro, ya ‘lloroso’ y lo chupé unos segundos. Subí a su cara y le di a lamer mi concha mientras yo misma me acariciaba las tetas. Me lamió sin resistencia, casi disfrutando.

Llegó el momento, le susurré al oído.

-¿Y el preservativo?

-Por favor papá, soy su hija! ¡Sana, seria! ¡Y quiero su leche, ya se lo dije!

Me puse boca arriba, lo guie a que se pusiera en misionero y pasé mis piernas sobre sus hombros. Lo atraje hacia mi… ”cogeme ya” le dije. Llevó su verga a mi concha, me moví un poco haciendo que se refregara en mí. Quedó en posición… “¡Ahora!” Le dije sosteniendo y empujando sus nalgas. Y comenzó a entrar, lentamente, como con miedo o timidez. Una vez más, mi impuse…”¡Toda!” Ordené. Y en un envión lo hizo. No puedo decirles mi impresión en ese momento, hubo de todo, emoción, alegría, sentí que me salía del mundo, flotando. ¡La verga que me dio vida estaba dentro de mi cuerpo!

Comenzó a moverse y lo acompañé, ya de vuelta a mi realidad. Yo empapada, la verga iba y venía con naturalidad, sin esfuerzo. Ahí me di cuenta que mi mente deseaba acabar, y me vine, un orgasmo total, temblé, gemí mis piernas se cruzaron sobre su cuello y los muslos se estremecían. Y fue lógico, también él se vino uno o dos minutos después.

Nunca disfruté tanto una acabado dentro de mí. Tibia, la sentí abundante, pero por, sobre todo, tenía en mi vagina la leche que me había dado vida. Mentalmente era tremendo para mí. Y él me confesó después que también lo fue para él, que se sintió mareado, confuso.

Se dejó caer sobre mí y se salió de mi concha. No me importó. Vi a Tommy en la puerta, nos vio y se fue, se lo agradeceré eternamente; no volvió hasta que a eso de las 10 nos levantamos a desayunar.

Le limpié la verga, lo besé con su leche en los labios, sabía que era el momento de quitarle miedos y prejuicios. Y supe que ahora sí es mío para siempre. “Que puta mi hija” me susurró al oído. Por toda respuesta obtuvo un 69 con mi concha que chorreaba leche y mi flujo. Le chupé la verga, me chupó la concha. Nos pusimos lado a lado, nos acurrucamos, y nos dijimos cosas de adolescentes. Me juró no defraudarme y no juzgarme.

Volví a ver su pija dura, me puse de costado, de espaldas a él. Me entendió y se puso igual, por detrás. Un bazo pasó debajo de mi torso y pudo acariciarme las teas con las dos manos. Sentí su verga buscar ubicación y entrar en mi nuevamente. ¡Otra vez feliz! Me cogió un ratito así y pasamos a cow girl, me encantó meterme yo misma la pija en mí. La montada fue tremenda, las tetas saltaban y yo gritaba; y lo sentí acabar bien adentro, bien cerca de donde se genera la vida.

Agotados, nos recostamos frente a frente como novios. Ahora distendidos, al fin de buen humor y conectados en nuestro salto por encima de las convenciones sociales.

Dormitamos un rato, nos despertamos, más caricias y una linda chupada de tetas y de pija.

Nos duchamos juntos y nos vestimos. Casi las 10 am. Le contamos todo a Tommy. Estaba muy muy feliz y yo lo amo mas que nunca.

La conversación hizo aflorar proyectos, le contamos ciertos detalles a mi papá, cocinamos, almorzamos. ¡Radiantes!

La tarde me trajo lo previsible… ahora papá quería más, su bulto hablaba por él. Le propuse:

-¿Que tal una siesta?

-¡Claro hija! ¡Pero no tengo sueño! Lo dijo ya con cara de pícaro, quien lo iba a pensar.

Fuimos al dormitorio, jugamos, reímos…

-¡Papi, no me hecho el culito, y lo tengo preparado para vos! Me puse boca abajo, y comenzó a masajearme los glúteos, no dejaba de decir que hermoso culo tienes de pronto abrió las nalgas y escupió mi orificio, pasó a jugar con un dedo. Sentí que otras manos me acariciaban las tetas.

Miré a mi padre y dije: “Te molesta si se queda?” “Claro que no, que se quede y me vea coger con mi hija putita”.

Tommy trajo el gel, me lo iba a pasar en el culito cuando papi le dijo que no, que me quería solamente ensalivada. Y siguió escupiendo en mi agujero y metiendo dedo.

-¡Abrile las nalgas a mi hija! Dijo, totalmente poseído de su nuevo rol de macho. Me encantó como Tom me abrió las nalgas bien abiertas, otro golpe de saliva me impactó. La verga de papi se apoyó firme y sin dudas esta vez, empujó y le dije: “siii hasta los huevos”.

Sentí que iba y venía en mi recto, y de pronto, mi marido me chupaba las tetas y también pude pajearlo.

-¿Te lleno el culo? Me preguntó papi, perdido todo pudor y sin miramientos. -No papi, dije entre jadeos, no me gusta. Mejor en las tetas, y vos Tommy también.

Me tiraron todo en las tetas. Y ustedes ya lo imaginan; la recogí y me la llevé a la boca saboreando.

Besos y promesas, caricias y buen humor llevaron a la hora cercana a la llegada de Tomás. Quedaba toda la noche y el domingo por delante, aunque estuviéramos agotados.

¿La experiencia? Inolvidable, completamente alucinante, íntima, indescriptible, pese a lo que les he contado ciertas cosas no se logra transmitirlas. Nunca jamás podré olvidar esto sin estremecerme. Y seguimos, cogiendo y felices, ya varios meses.

Hasta la próxima.

Besos

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