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Economista y prosti: Luna de miel con mi suegro
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Tiempo de lectura: 10 minutos

¡Hola! ¡Gracias por vuestros comentarios!

Les comento que pese a llamar a esto “luna de miel” lo es solamente en el sentido de pasarlo a solas una vez con mi suegro y luego con mi papá. El orden lo sorteamos ja ja. Es un premio a ellos por conseguirme a Oscar como cliente. ¡Y si consiguen más clientes nuevos, veremos que premio les doy!

Luego de que me consiguieron a Carlos como nuevo cliente, había prometido a mi papá y a mi suegro que pasaría una “noche de bodas” con cada uno de ellos por separado. Solamente era cuestión de hacer que cada uno de ellos pudiera liberar una noche. Hubiera sido más fácil recibirlos todo el día, pero no quiero pedir días libres descuidando el trabajo, que se debe cuidar siempre. Aun así, deseaba fervientemente poder hacerlo, pues me encanta estar con cada uno de ellos (y juntos también, ja ja). La verdad es que entre los cuatro Tommy, Tomas, Papi y yo, disfrutamos y nos divertimos con esta nueva realidad surgida de mi “destape sexual”.

A veces, las oportunidades se dan solas, y otras veces, hay que crearlas. Y a eso nos abocamos con mi adorado marido, siempre listo para ayudarme a satisfacer mis deseos.

Yo sé que se preguntarán como puedo serle infiel o ponerle los cuernos. Pues bien, lo amo, me ama, y ni le soy infiel ni le pongo los cuernos. Infidelidad o cuernos sería no amarlo, y lo amo con todo mi corazón. Infidelidad o cuernos sería hacer todo a sus espaldas, y él lo sabe, le gusta y participa. Y por cierto, quiero decididamente que sea el padre de mis hijos ( con el matiz de que quizás autoricemos a mi suegro a que también intente fecundarme llegado el momento). Hemos planificado embarazarnos a fin de 2025.

Tampoco nos cargamos de culpas, ni nosotros dos ni mi papá o mi suegro por lo que hacemos. Es simplemente sexo, entre personas conscientes y responsables. Así lo veo en mi nueva manera de ser que he descubierto en este 2024.

Puestos a generar la oportunidad de las “lunas de miel”, podíamos esperar a que se diera la oportunidad en Montevideo o en la casa de campo, e invitarlos de a uno, o generar una oportunidad con dos noches consecutivas que yo. pasaría con cada uno.

Hubo unanimidad. El mejor pretexto es el del juego de cartas, insoportable para ambas madres. El viernes de noche habría juego de cartas en casa, con mi suegro participando junto a dos amigos de Tommy, y como terminaríamos tarde se quedaría a dormir. En la noche del sábado al domingo, se repetiría el “torneo de póker” pero con mi papá invitado que también se quedaría a dormir en casa.

Teóricamente en cada día participarían también dos amigos de Tommy, los cuales en realidad ni existían. Si algo salía mal, diríamos que no vinieron por imprevistos y que se había suspendido todo.

La situación no sería ideal por estar Tommy en casa, pero salió de su propia voluntad que se aislaría a mirar películas, y a imaginar lo que ocurría en la suite. Ni su padre ni el mío lo verían ni siquiera al llegar (por algo les digo que mi marido es un tesoro).

Por supuesto hicimos un guion para ser todos coincidentes en lo que diríamos al relatar cada una de las dos “noches de póker”.

El viernes de mañana llamé a mi suegro (a él le tocó ser el primero, sorteo mediante):

-Hola suegrito, ¿cómo quiere que lo espere su novia hoy?

-Hola divina… ¿te animarás a abrirme la puerta bien sexy? Pero sin salir al jardín. No quiero que te vean los vecinos, pero quiero disfrutarte yo.

-Hecho, sexy con algo que te sorprenderá… te espero, ¡tendremos toda la noche! ¡Que divino!

-¡Que llegue esa hora cuanto antes! Un beso

-Besos.

Parecíamos verdaderos novios.

Las 19 y 30, yo ya preparada, habíamos jugado un poco con Tommy y se la había chupado antes de prepararme. Preparación integral obvio, sé que mi suegro me va a querer hacer la cola en algún momento.

Me depilé totalmente para sorprenderlo, pero… me puse una micro tanga de raso blanco, que de atrás ni se ve, y por delante otra sorpresa. Le pegué por dentro una “peluca púbica” que venden en sex shop. Efecto hiper real, una belleza. Dejé que por encima de la tanga sobresaliera un buen “matorral de pelos” como si me los hubiera dejado crecer.

Completé el look con una falsa bata larga de red, una red muy muy abierta, con trama de 4×4 centímetros, que deja ver todo.

Un poco después de esa hora, llega Tomás, le abrimos el portón del jardín y entró dejando el coche fuera del garaje, pero en el jardín y por la puerta entreabierta lo vi venir a la entrada de la casa.

Salí, “vestida” como les dije, al jardín y me colgué de su cuello a besarlo.

-¡Nos van a ver!

-No importa, si nos ve alguien, se morirá de envidia.

Le pasé la mano por la cintura y vi que ya miraba hacia abajo, había detectado la primera parte de la sorpresa. Vuelta a besarlo, respondió con entusiasmo. Le dije que era como si estuviéramos solos.

-Tommy está mirando películas y me dijo que después dormirá y se irá un rato a la fábrica como todos los sábados de mañana; ¡estamos solos! Y pienso ser tu novia en noche de bodas, ¡de verdad!

(Me lo confesó después, Tommy sí estaba en el segundo dormitorio, pero con la puerta apenas entreabierta y nos oía y le encantó).

Nos quedamos parados, abrazándonos y besándonos un rato. Y luego me preguntó: -¿Qué es eso que creo ver ahí abajo? -¡Es una sorpresa! Y me saqué la “bata de red” alejándome de él y dándole la espalda. Lentamente me giré y me vio en tanga, con una parte de los falsos pelos asomando abundantes por el borde superior de la tanga. -¿Te gusta? -¡Me encanta!

-Y hay más sorpresas… volví a ponerme de espaldas, y mostrando el culo que sé que le encanta, me solté los nudos de los hilos de la tanga en ambas caderas. La tanga cayó junto con los falsos pelos, ja ja… y me di vuelta y me mostré depilada a la perfección, la piel tan suave como seda o terciopelo…

-Me engañaste, ¡malvada! -Dijo riéndose.

-Hoy quiero darte lo mejor de mi dije, quiero que me desees como nunca. Y me fui al dormitorio principal donde también está el vestidor. He comprado en un sitio internacional, varios conjuntos símil lencería, con cristales o cadenitas doradas o plateadas, y me dispuse a estrenar uno.

Calcé sandalias de taco alta doradas, un cinturón dorado a la cintura con dos tiras de tela, dorada y metalizada, una delante y una por detrás. La trasera, angosta, cae todo a lo largo del canal de mi trasero. La delantera, más ancha, cae por el frente de la cuca. Sueltas, ideales porque cubren, pero sugieren e incitan a las caricias o directamente al manoseo ja ja.

Y el corpiño, para mi gusto, una obra perfecta, todo en hilo dorado, solamente el marco del soutien, sin copa, pero en el lugar de la copa, cuatro hilos que dejan ver las areolas y escapar los pezones. Imagínense el espectáculo al caminar.

Así me le aparecí a mi “esposo por esa noche”, caminando como modelo. Y no les miento, quedó extasiado.

-¿Todavía vestido? Mientras giraba frente a él y las telas que cubrían mi intimidad por delante y por detrás volaban y mostraban todo.

Se desvistió, lo hice detenerse al quedar en bóxer, ya mostrando erección.

Nos fuimos al sofá a jugar, ¡y que manera de jugar! Todo fue hecho. Nos besamos hasta cansar nuestros labios y lenguas, nos decíamos cosas lindas y a veces sucias. Las manos de mi suegro no paraban de masajearme las tetas, con la sensación especial que me daban esos hilos del soutien. Por supuesto también me acariciaba el culo y la cuca. Hasta que bajó a besarla.

La chupada de concha que me hizo fue tremenda, recién depilada, sentía todo como si fuera la primera vez, sus labios chupándome el clítoris, su lengua separando los labios y entrando en mi cueva, o lamiéndomela por fuera.

La saliva escurría a mi esfínter y un dedo rondaba por allí.

Decidida a hacerlo esperar, después de un buen rato le dije de cambiar posiciones y me arrodillé en el piso a devolverle la hermosa chupada que me había hecho. Yo también fui generosa, lamiendo, chupando y acariciando huevos y verga, y también mi saliva y uno de mis dedos llegaron a su esfínter.

Estaba hecho un fuego, y yo también.

Decidida a dejar pasar un rato para “enfriarnos” , le dije que me iba, pero en un rato “volveré como novia” para tener nuestra luna de miel…

¡Y cumplí!

Largo velo de tul, hasta la cintura, sostenido por una tiara de cristales (sí, de esos cristales austríacos). Babydoll blanco transparente, de encaje y muy escotado, cortísimo. Tanga hilo micro de raso blanco, dudé si ponerme o no liguero y medias, pero opté por la simplicidad, ni liguero ni medias, stilettos blancos altísimos. Y encima de todo, una bata al piso, de encaje transparente, por supuesto blanca y abierta al frente, sin cinturón para que cayera abierta sobre mi cuerpo.

Como complemento, dejé el celular en la suite con la marcha nupcial sonando, un toque de picardía y humor.

Hice sonar una campanita de cristal que tenemos en la suite como adorno, a modo de aviso de mi salida hacia la sala.

Allí estaba “mi novio” de bóxer y pija dura, esperándome. Y la verdad sea dicha, su cara mostró que no lo defraudé al llegar.

Seguí en mi papel de novia: me le acerqué, y comencé a besarlo apasionadamente. Lo tomé de la mano y lo llevé al dormitorio. Apagué la música y él con amplia sonrisa me dijo: -¡Totalmente solos hermosa!

-Encantada de estar así y que nuestro querido Tommy lo permita.

-¿Te vio así?

-Nooo… me he puesto así para ti, sabes que su generosidad es infinita, prometió no vernos.

-¿Ni unos minutos?

-Dijo que no saldrá de la habitación hasta desayunar e irse.

-Mmm tengo una idea para más tarde, ya veremos.

Y terminó de desnudarse.

Me sentí de nuevo en mi noche de bodas, esta vez no era con Tommy, era con su papá, y que ya hubiéramos cogido no quitaba nada de emoción a la situación.

Estábamos parados, él, totalmente erecto, me contempló teniéndome de las manos, volvimos a besarnos y me hizo caer la bata de los hombros.

Le acaricié la cara, el miembro, y me acarició los senos largo rato por encima del babydoll, luego cayó el babydoll y le siguió la tanga. Un reguero de lencería cubría el piso del dormitorio.

Juguetona, llevé mi velo hacia adelante cubriéndome “pudorosamente” los senos, ja ja.

Me quité la tiara y la deposité sobre una mesita de noche, tiré el velo al aire y empujé a mi suegro a la cama al tiempo que lo abrazaba.

Literalmente nos revolcamos sobre las sábanas de raso blanco (no omití detalle en los preparativos) abrazados, acariciándonos, nos alternábamos a veces uno arriba a veces otro. Lo confieso, mi concha era una manantial de jugos, y su pija brillaba con líquido pre seminal.

Creo que los dos estábamos totalmente imbuidos de nuestro papel de “símil novios” deseosos de hacer el amor.

Como sea, sin saber bien como, sentí entrar su pija, acostado él sobre mí. Abrí un poco las piernas y entró totalmente en mi intimidad. Lo sentí lubricado y duro.

Absolutamente echado sobre mí, comenzó a mover solamente su pelvis en un vaivén exacto, ni rápido ni demasiado lento, sensual.

Lo sentía perfecto, ni me movía, solamente disfrutaba y nos besábamos, me acariciaba las tetas y mis manos, aferradas a su culo, lo acompañaban en su sube y baja. Llegué al orgasmo, no sé si grité o aullé, sé que temblaba todo mi cuerpo. Me llenó de su licor, sentí su leche tibia y espesa. Apenas pude decir: “besame, besame”. Y quedamos así, besándonos, transpirando y jadeando.

Perdió la erección y se salió de mí, pero siguió encima jugando. Al rato se tiró hacia el costado y comenzó a acariciarme el vientre, mi concha escurría leche, y él me untó los labios y el pubis sin rastros de vellos. Yo hice lo mismo con su verga, la acariciaba, y al rato fui a chuparla.

Sus manos cubiertas de fluidos acariciaron todo mi cuerpo, y yo el suyo. Mas caricias y besos se intercalaron con breves juegos orales. Estábamos extasiados con nuestros juegos, caricias anales, dedos que se insinuaron (en ambos). Y yo no me cansaba de disfrutar sus caricias. De pronto esas caricias bajaron a mis piernas, llegaron a mis pies y volaron mis stilettos, que aún tenía puestos (me encanta coger sin sacarme los zapatos). Y como ya me había hecho alguna vez, acariciando mis piernas comenzó a chuparme los dedos de los pies. ¡Que sensación tan erótica y placentera! ¿Que vendría después?

Yo no tenía dudas, lo quería en el culo, y si él quería lo dejaría acabarme adentro, estaba totalmente entregada a él.

Cuando comenzó a subir sus besos por mis piernas vi que nuevamente estaba de pija parada, le dije, sin pudor y sin hacerme la difícil: -¡te quiero en mi culo! Y mi sorpresa fue grande cuando me dijo: -Sí, pero que nos vea, voy a transmitirle cuando te prepare y te la meta.

¡No pude negarme, mi gozo era total!

Nos fuimos preparando, luz a pleno, chupada de verga para dejarla totalmente dura, besos y más besos, de eso no nos cansamos…

Y la llamada, desde su teléfono, solamente oí lo que Tomas decía:

-¡Hola hijo!

-Tremendo, como nunca, que belleza, se tiene que volver a vestir así para ti.

-Sí, claro que disfrutamos estar solos, apreciamos tu gesto, tu sacrificio, y queremos darte algunos minutos de alegría… ¿te animás a vernos? ¿No te molestará?

-¡Bien! Pasemos a video llamada.

Vi que Tomás ponía el celular en un mueble, como para que captara panorámica de la cama. Me puse boca abajo y por unos segundos me lamió y mordisqueó las nalgas.

Luego tomó el pote de gel, mostrando un dedo untado, conmigo aún acostada, me comenzó a untar el esfínter. Me puse en cuatro para facilitar todo. Y además estiré un brazo, abrí el cajón de la mesita de noche, y le entregué un precioso dildo, de silicona incolora, luce como si fuera de vidrio, pero es flexible. “Para que me dilates” le dije, guiñando hacia el teléfono, pues Tommy no conoce ese pequeño juguete.

Tomás lo tomó con una mano, lo untó de gel, y mientras con una mano sostenía el celular filmando en primer plano, con la otra me lo empezó a meter, delicadamente. Cero molestia, todo placer sentir esa verga de silicona, lubricada, abriéndome. Comencé yo misma a moverme.

-Ahora la tuya, hasta los huevos… fue lo que pedí, en voz alta para que Tommy oyera.

Sentí salir el juguete, y que mi suegrito apoyaba su glande en mi orificio. Siempre filmando, empujó; entró suavemente llenándome de carne y placer.

-Es todo Tommy, dijo el padre. Cortó la comunicación y me tomó de la cintura con las dos manos para marcarme el ritmo de vaivén. A veces intercalaba alguna agradable palmada a mis nalgas.

-Haceme mete saca, imploré más bien que pedí.

Lo hizo y comencé a gritar ¡Sí, Sí, Sííí! ¡Hasta los huevos!

Y llegó y no me importó, me acabó adentro del culo, lo gocé, lo disfruté, lo sentí menos que en la concha, pero sentí algo tibio dentro de mí.

La sacó, me la restregó entre las nalgas. Recogió algo de semen y me masajeó la espalda. No la tiene grande, mi culo no sufrió y se cerró de inmediato.

Fuimos al baño y nos duchamos. El agua un poco caliente primero y más fría al final, nos revivió y quedamos muy a gusto, somnolientos.

Volvimos a la cama, ni pensamos en comer. Era casi la 1 am.

Si dos personas se atraen, y nosotros realmente nos atraemos físicamente, los juegos son lo más hermoso del mundo. Nunca las caricias parecen iguales, nunca las lenguas repiten un entrelazamiento.

Y a eso nos dedicamos. Boca arriba y Tomás me masajeaba las tetas y los labios de la cuca. Boca abajo y pasaba minutos y minutos acariciando y masajeando mi culo.

Finalmente nos pusimos de frente, le manoseaba el miembro y las bolas, nos besábamos. Me decía cuanto lo disfrutaba y le dije que todo lo agradeciera a su hijo, que aceptaba compartirme. Al fin y al cabo, ¿cuántos hombres aceptarían y disfrutarían ver como un suegro taladra el ano de la nuera?

Dormimos unas horas, era inevitable, estábamos agotados física y emocionalmente. Tomás me despertó acariciando mis nalgas y tetas. Me desperté, me costó un poco, ja ja, y le dije:

-¡Buen día! ¡Que linda manera de despertarme! Nos reímos y nos besamos.

Poco a poco nos excitamos. Mis tetas en su cara ayudaron a que despertara y se le parara.

Acostados, frente a frente, teníamos nuestros cuerpos totalmente disponibles para acariciarnos. Su verga comenzó a endurecerse, un dedo de él comenzó a frotar mi clítoris, su lengua en mis tetas, que no paraba de lamerlas; y yo no paraba de acariciar su miembro.

Sabía que la noche anterior habíamos agotado el gel, pero igual me ofrecí y le puse mi culo para que le entrara desde atrás. Bien dura la tenía, lo posicionó y tuvo que empujar dos o tres veces, creo que era la primera vez que me lo hacían en seco. Con las ganas ni saliva pusimos. Ufff, ¡diferente a todo! Mas dificultoso, se siente mucho más, ¡y como lo disfruté!

Pero esta vez sí le dije que también quería en la concha. La sacó, hasta le costó salirse, y me quedó ardiendo, pero no me arrepiento.

Pasé a estar de frente a él, mi concha sí que estaba lubricada. Mi pierna derecha la pasé por encima de su cuerpo, quedé abierta para él y sentí cuando colocaba la pija para entrarme. Lo hizo ¡y aquí sí que gocé!

Como se suele decir, entró como por un tubo… y, ambos calientes, nos movíamos en sincronía. “Mordeme las tetas” le dije. Me apresaba los pezones con sus dientes y mordía suavemente, el dolor controlado y el vaivén de coger me enloquecían, le clavaba las uñas en la espalda.

Al final, acabó, menos que otras veces, ¡era lógico! Pero me encantó bien tibio en mí. Quedamos así, con su pija dentro de mí, abrazados, besándonos y él acariciaba mis tetas, a veces el clítoris, algo de leche se escurría, lo recogía con su dedo y me lo daba a lamer.

Como si fuera poco placer, un aroma de café recién hecho invadió la casa, era Tommy desayunando para ir a la fábrica.

No hicimos caso, disfrutamos del aroma y seguimos a lo nuestro. Llegué a montarme sobre él y tirarle mi saliva en la boca, le lamí la verga y me chupó la concha. Al final simplemente quedamos acostados acariciándonos y hablando de cuan afortunados somos. Claro que hicimos planes para la fiesta con sus amigos, en la cual desfilaré; (desfilaré y nada más, no sabrán quien soy, y claro no haré nada más, pero sí podría recoger “expresiones de interés” para el futuro cercano, lo más cercano posible ja ja).

Hablamos de los planes de embarazarme a fin de 2025, de sus ganas de participar en fecundarme, y en un momento de debilidad le confirmé que Tommy acepta que él participe en los días fértiles. Obviamente, de eso mi papá no participará.

Nos duchamos, nos vestimos, (bueno, que yo me vistiera es un decir, simplemente un babydoll negro y nada más). Repasamos el relato de “la noche de póker” por si alguien preguntaba, y lo despedí a los besos ¡en el jardín y en babydoll!

Y así fue mi “luna de miel” con mi suegro. Que desde luego de luna de miel solamente tuvo la expresión que se me ocurrió cuando dije que los premiaría si me conseguían, Tomás y papá, un cliente más (que resultó ser Oscar, el superpija).

Tenía casi toda la mañana y tarde del sábado para disfrutar con Tommy cuando volviera del trabajo, y contarle todo. Además, necesitaba una autorización muy muy especial de mi marido para darle una sorpresa a mi papá, esa noche de sábado a domingo, en la “luna de miel” de padre e hija.

Mi experiencia de esta noche a solas con mi suegro fue inmejorable. Imposible sentirnos más a gusto, la sintonía sexual y hasta espiritual es absoluta.

Muy muy pronto les cuento como fue la noche a solas con mi papá.

Besos a todos.

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4 COMENTARIOS

  1. Gracias Antonio, eres un amor, siempre tan gentil. Suegro ganó el sorteo y le tocó primero en esas ‘lunas de miel’ el viernes de noche. La de papá debía ser el sábado de noche, pero la portergué 24 horas pues me dejó agotada mi suegro! En un par de días ya publico lo de papá, con una sorpresa especial para él, y un gran acto de amor de él.
    Un beso!

  2. Gracias Ángel! Me encantó esa sodomización, y dos días después con mi papá fue mejor. El relato llega en unos días. Estoy muy ocupada, ni te imaginas lo que ha surgido! Pero ya lo sabrás.
    Un beso grande para tí.

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