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El crucero (08): Zuleia y Margot: Jugando con fuego

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Tumbada en un rincón junto a cornuda i nuri, esperas a que te vengan a buscar, estás agotada, exhausta, te duelen todos los músculos de tu cuerpo, y más ahora tras un rato de descanso, con los ojos semicerrados, amodorrada y adormecida, notas como tiran de nuri, es la primera que se llevan, luego es cornuda a quien arrastran por una de sus patas, y finalmente uno de los marineros, agarra tus tetas, las retuerce para que te despiertes y tirando de ellas, te lleva hasta el camarote de tu dueña, dejándote caer ante la puerta, luego llama y se va sin esperar respuesta.

Enroscada en el suelo, esperas paciente y sumisa un buen rato hasta que la puerta se abre, Nuria te sonríe, entras a 4 patas, ella te mira, acaricia tus heridas, tus azotes, y tras darte un beso largo y profundo, te dice que es hora de prepararse para la cena. Tú asientes con la cabeza. Te lleva a la bañera, te pones a 4 patas dentro y con el teléfono de la ducha va remojándote, limpiándote. Te gusta el tacto frio, casi helado del agua en tu cuerpo, se te eriza la piel, se activa tu respiración, tiemblas de frio, pero las manos de tu dueña restregando cada centímetro de tu cuerpo te hacen sentir amada y deseada. Gimes un poco, cuando el chorro entra de lleno en tu culo, el agua rebosa por tus piernas, luego es en tu coño a donde Nuria dirige el agua. Tampoco se olvida de tus tetas que cuelgan y bailan al compás de este golpear constante del agua. Al final se entretiene en tu cara, le gusta mojarte las mejillas, los labios, la nariz, tus cabellos y tú con la boca abierta aprovechas para beber un poco.

El tiempo va pasando, ahora está secándote con unas toallas viejas, notas como la tela encartonada y áspera rasca tu piel, Nuria cada vez más excitada de un empujón te hace caer de espaldas sobre la cama, empieza a jugar con tu vello, le encanta tocártelo, tirar de él, sentirlo entre sus dedos, tú, abierta y sumisa empiezas a notar como algo vibra en tu entrepierna, como el dolor y el cansancio se entremezclan con este deseo incipiente que aquellos dedos van creando dentro de ti. Nuria pasa su lengua por tu sexo, le encanta tu sabor, tu olor a hembra, sus manos se aferran a tus nalgas, su boca mordisquea tu vulva, y tus manos van instintivamente a su nuca, mientras te contorneas, te mueves, mientras disfrutas con tu dueña jugando y gozando de ti. Ahora los labios de Nuria suben por tu vientre, los notas húmedos por toda tu piel, llega hasta tus pechos, moja tus pezones excitados, y sube lentamente hasta tu boca, con tus labios abiertos esperas sus besos, su lengua, sus caricias, ella no tarda en llegar a tu barbilla, a tus mejillas, a tu nariz, la buscas con tu lengua, con tu boca, mientras ella se toma su tiempo, le encanta excitarte, hacerte sentir suya, darte placer cuando le apetece y no cuando tú lo deseas. Pero hoy te has portado muy bien, así que te permite correrte restregándote en el cuerpo de ella, sintiendo su sexo vibrar junto al tuyo, disfrutando de su lengua recorriendo tu labios y tu cara.

Estrujada a su cuerpo, te corres gozosa y satisfecha, mientras ella no deja de besarte y tocarte, de acariciarte y mordisquearte suavemente. Y tras un placer compartido e intenso, te adormeces, pero una bofetada te despierta, es hora de ir a cenar, te abrazas a ella, no quieres ir a ningún sitio, quieres quedarte aquí, sintiendo su respiración junto a tu cuerpo, sus besos, sus caricias. Pero Nuria ya se ha levantado y tras ponerse un espectacular vestido, te coloca tu collar negro, y tirando de tu correa, te hace bajar de la cama yendo las dos hacia el restaurante.

Una vez allí, veis a Juan, Rosa, cornuda y rabo, que os saludan, vais hacia ellos, y una vez sentados, no tarda en llegar el camarero, que sin dejar de mirar a Rosa, os deja la carta de esta noche, como siempre repleta de platos exquisitos y suculentos. Tras elegir, Rosa llama al camarero, que al instante vuelve a la mesa, anotando lo que habéis pedido, no se olvida de pedir las sobras para vosotras, que en el suelo contáis a rabo vuestras aventuras, excitada cornuda le acaricia su miembro, que se endurece más y más, te relames mirándolo aunque no sabes si te permitirán gozar de él.

Poco antes de los postres, llegan Raül y Jacques, de rodillas junto a ellos están margot i zuleia, que llevan varios sobres en la boca, acercan su hocico a Nuria, a Juan y a Rosa, que cogen los sobres, uno para cada uno, tras abrirlos ven que son una invitación para ir mañana a las doce del mediodía a uno de los salones privados del barco, allí se va a proceder al marcado a fuego de las dos esclavas, ellas entre emocionadas y asustadas os miran, Nuria acaricia el lomo de zuleia y toquetea las nalgas de Margot, y dirigiéndose a sus dueños, les comenta que aceptan encantados la invitación, siempre es excitante ver como se premia la sumisión de una perrita, poniendo en su piel una marca imperecedera.

Tras un hasta mañana, tiran de las correas de sus esclavas y se las llevan, te fijas como mueve el culo zuleia, con la Y marcada en una de sus nalgas, pero algo te dice que mañana habrán novedades en la fiesta que sus dueños les han preparado. Otra vez solos, la tertulia y el buen ambiente se alarga hasta cerca de las dos de la madrugada, Rosa sonríe, mientras ve como de reojo no deja de mirarla su cubano, ella está decidida a pasar otra noche con él, pero le hará esperar, una patada despierta a cornuda que roncaba bajo la mesa agotada por todo el trajín de hoy, tu casi te duermes, pero sus gritos te hacen despertar, aunque no durarás mucho, también estás exhausta. Finalmente a las dos y media de la madrugada, Rosa se desnuda y se pone su collar negro, con la mirada busca a su camarero, no lo ve, pero al instante, sin saber de dónde, aparece, está serio, enfadado, lleva horas esperando y no piensa desaprovechar la oportunidad que le da este collar para castigar a la mujer. La hace levantar y de un golpe la dobla sobre la mesa, los pechos de Rosa golpean contra el mantel que cubre la mesa, él la agarra por sus nalgas y la penetra de un golpe, ella chilla, aprieta los puños, mientras Juan le levanta la barbilla y mira sus ojos oscuros, llorosos con cada nueva envestida de aquella verga inmensa que la penetra. Nuria coge el tenedor y pincha uno de los pechos que aplastado sobre la mesa, rebosa por todos lados. Rosa sonrojada está enfadada, se imaginaba un castigo, pero no ante vosotros, pero el collar que ella ha elegido, permite a su dueño usarla como le apetezca y ahora él quiere humillarla ante sus amigos.

Tras vaciarse en ella, saca su verga llena de esperma y yendo hacia su boca se limpia en ella, mientras, Juan, embute su verga en su esposa, le encanta penetrarla por el culo y no piensa dejar pasar esta oportunidad. Tras limpiarse en el rostro de la hembra, y luego que Juan se vaciase en ella, el camarero tira de su correa y se la lleva hacia nuevos castigos, nuevos placeres con que disfrutar de la esclava, tras ellos sumiso y dócil, rabo les sigue hacia su destino.

Todos estamos cansados, así que hacia las tres dela madrugada, vamos ya hacia el camarote, al entrar te enroscas en el suelo, mientras Nuria se deja caer en la cama, en pocos instantes las dos dormís profundamente, mientras la noche y las estrellas iluminan el barco.

El sol hace rato que entra en el camarote, Nuria mira el reloj, son casi las diez de la mañana, te mira, aun retozas dormida en el suelo, soñando con placeres prohibidos y deseos insatisfechos. Tras vestirse, de una patada te despierta, es hora de desayunar, le sonreís, te mueves satisfecha, estas horas descansando te han devuelto tu fuerza, tu vigor, tus ganas de seguir disfrutando y sufriendo de este crucero, sumisa sigues la correa de la que tira, y en el bufete, como cada mañana, mientras ella desayuna, tú de rodillas espera que te vaya tirando algo al suelo. Mientras coméis llega Rosa con rabo, se sonroja un poco al recordar como ayer por unos instantes fue esclava de Nuria, pero las dos mujeres no tardan en reír, charlar, comentar lo que les espera a margot i zuleia. Tú en el suelo, te restriegas con rabo, que te besa, te lame, juega con tus pechos, mientras engorda más y más su verga. Entonces llegan Juan y cornuda, que se unen al desayuno, cornuda ve la verga de rabo, y sin pensarlo la engulle hasta el fondo, él sigue acariciándote, mientras nota el calor de la boca, el roce suave de la lengua de cornuda, tú también acaricias tu hocico en el cara de tu amigo, y entre las risas de vuestros dueños, cornuda nota como rabo se corre en su boca, tú abierta de patas, te masturbas con tus manos, mientras el no deja de lamerte y besarte.

Y hacia las once y media, vamos ya todos hacia la sala privada, donde a la entrada, un tripulante va comprobando que tengamos invitación. Una vez dentro, una música suave llena el ambiente, y al fondo bajo dos focos, encadenadas en aspa, zuleia i margot esperan su momento. No somos muchos, estoy yo con nuri y vosotros seis. Tras charlar un rato, nos fijamos en los hornillos donde dos hierros con la R y la J, esperan ya ser utilizados.

Me acerco a zuleia, está nerviosa, suda copiosamente haciendo que su piel oscura brille de manera sensual, acaricio su cara, ella busca mis dedos con su boca, mientras se contornea lo poco que le dejan las cadenas. Con mis dedos húmedos de sus labios, juego con sus pechos, ella gime, el miedo, la espera y el deseo se entremezclan, llevan ya casi una hora atadas y sus dueños no tienen ninguna prisa. Juan se acerca a margot, que con la cabeza baja respira agitadamente mientras él toquetea sus pechos, acaricia su culo, tira suavemente de su vello oscuro y rizado.

Tras un rato de espera, Raül y Jacques nos da las gracias por venir al marcado de las hembras, las dos mujeres respiran hondo, mientras empieza el espectáculo. Raül acaricia el culo de zuleia, tal como le prometió la marcara en su nalga, ella asiente con la cabeza. Jacques está frente a margot, acariciándole su entrepierna, ella tiembla de miedo y se muerde los labios mientras él nos comenta que él prefiere marcarla en el pubis, sin dejar de acariciarla, nos comenta que hay que pelar al animal, y quien mejor que nosotros sus amigos, para ir arrancado a tirones la pelambrera de la esclava. Las primeras lagrimas asoman a su rostro cuando nota mis dedos agarrando un matojo de pelos, de un tirón se los arranco, no puede evitar chillar, mientras entre mis dedos queda parte de su pelambrera. Tras de mí, se acerca Juan, ella nota los dedos aferrándose a su entrepierna, traga saliva, aprieta los puños y un nuevo grito sale de sus labios, Nuria también disfruta pelándola, mientras ella llora y se retuerce de dolor, Jacques se acerca con una navaja, va a terminar de pelarla, sin jabón, sin agua, simplemente el acero corriendo por la piel desnuda y sensible de la mujer, ella asustada intenta no moverse mientas su dueño, va esquilándola. Luego empapa las pequeñas heridas con alcohol. Margot tensa todo su cuerpo, mientras no puede evitar mearse de miedo y dolor.

Raül i Jacques encienden los hornillos, los ojos de las esclavas están fijos en los hierros, Nuria y Rosa les ponen unos mordedores en la boca, para que no se dañen más de lo necesario. El hornillo empieza a chisporrotear y ellas asustadas solo pueden esperar, Jacques nos cuenta que no las van a atar más de lo que están, para que no se muevan nos piden que las penetremos y las dejemos disfrutar, cuando lleguen al orgasmo será el momento de marcarlas. Juan se acerca a zuleia, que baja la mirada, el con sus manos aprieta la espalda de la esclava contra su cuerpo, entra su verga en el sexo de la mujer. Margot nota como tras ella mi piel se pega a la suya, mis manos se aferran a sus pechos y mi verga entra en su culo.

Me gusto el tacto suave de su piel, gira la cabeza cuando empiezo a mordisquear su oreja, mi verga va creciendo dentro de ella, mis dedos recorren sus ubres y juegan con sus pezones, margot cierra los ojos, mientras siente mi piel junto a la suya, mis caricias en su cuerpo y de fondo el sonido del hierro calentándose en el hornillo. También la verga de Juan crece y se mueve en el interior de zuleia, que entre lágrimas, se entrega sumisa y obediente a los deseos de su amo

Se apagan las luces, solo se ven la J y la R de los hierros incandescentes, solo se oyen los gemidos de las esclavas, aferrado a ella, oigo como jadea, como mueve sus nalgas de hembra en celo, me encanta penetrarla, correrme dentro de ella, sentir el placer de sus pezones endurecidos entre mis dedos. A mi lado, Juan también disfruta de zuleia, que entre espasmos no puede evitar correrse, saben lo que les espera, lo temen y lo desean.

El hierro quema el pubis desnudo de margot, intenta tirar hacia atrás pero no la dejo moverse, mientras tiembla y chilla, mi verga sigue clavándose más y más dentro de ella, mis uñas pellizcan sus pezones, mi lengua bebe las lágrimas que corren por su rostro. El olor a carne quemada lo impregna todo, ella no deja de morder la madera que se le clava entre los dientes, mientras junto a ella, zuleia también chilla de dolor, su nalga también nota la fuerza con que Raül aprieta el hierro contra ella, Juan se aferra aún más a la perra, ella tiembla, suplica, chilla, llora, se mea mojando sus patas y las de sus dueños. Margot también se mea de dolor, mientras nota como su cabeza le da vueltas, el dolor es demasiado intenso, demasiado brutal, pero justo cuando ya no puede resistir más, el hierro se separa de su piel, entre sollozos y temblores queda colgando de sus correas, solo mi verga dentro de ella y mis manos aferradas a sus tetas, la mantienen en pie. Zuleia también nota como el hierro se separa de su nalga. Juan y yo salimos de ellas, que ahora si, quedan colgando medio desvanecidas, un veterinario del barco, comprueba que todo esté dentro de lo aceptable, y da el visto bueno, las dos hembras están marcadas, sin ningún otro problema que el dolor intenso y las cicatrices que el fuego ha dejado en ellas en forma de R y de J.

Nuria está jugueteando con tus cabellos, tú no has perdido detalle, asustada y excitada, solo puedes imaginarte en su lugar, verte encadenada, penetrada y marcada, sentir que este olor a carne quemada sea la tuya, cornuda también mira seria y preocupada la escena, las dos deseáis y teméis que llegue este momento, Juan la besa y le dice que aún no es el momento, no está preparada, pero lo estará. Nuria sonríe y te besa, y con un susurro hace estremecerte al decirte que si tú quieres, pronto llegará tu momento…

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