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El destino estuvo de mi lado: Mi primera madura (Parte 2)

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Seguí a Valeria hasta su cuarto, caminando torpemente con el short abajo, levanté su vestido para ver su culo desnudo en el camino. A pesar de haberme venido en su boca apenas un momento antes, mi pinga seguía erecta y durísima, ella me la cogía con firmeza mientras me llevaba hacia su cama. Al entrar a su cuarto, le saqué completamente el vestido, tampoco se había puesto brasier, me había estado esperando muy preparada, contemplé su cuerpo desnudo por un instante antes de lanzarme hacia sus pechos.

Comencé a chupar sus tetas, siempre me fijé más en su culo, pero me di cuenta que también tenía buenas tetas, eran de buen tamaño y estaban muy firmes. Sus pezones oscuritos se habían puesto duros, yo los mordía con suavidad y los succionaba mientras usaba mis manos para masajear su culo, y ella me hacía una deliciosa paja a dos manos. Después de un rato, ella me ordenó desvestirme, mientras lo hice ella se acostó boca arriba en su cama, me acerqué a acostarme con ella, su mirada me indicaba que la penetrara y yo no podía esperar más.

Ella abrió las piernas, acomodé mi pinga sobre su rajita, ella cerró los ojos y soltó unos gemidos leves, comencé a penetrarla despacio, estaba muy excitado y nervioso, no podía creer que me estaba tirando a Valeria en su propia cama. Luego de unos minutos me sentí más confiado, le agarré las piernas abriéndola lo más que podía, y comencé a darle más duro, ella empezó a gemir más fuerte. Me dijo que me acercara a ella, me abrazó pegando mi cuerpo al suyo y con sus piernas atrapó mi cintura, teniéndome cerca me susurró al oído "hace tiempo quería tenerte así", yo seguía dándole duro a su conchita, sentí como me arañaba la espalda y seguía susurrando "que gusto por fin tener tu pinga para mí" sus palabras me enfermaban.

Después de un rato, Valeria me dijo que me acueste, así lo hice, ella se puso encima de mí, agarró mi verga, puso la punta en la entrada de su concha y bajó despacio hasta que la tuvo toda adentro. Comenzó a moverse llevando el ritmo de la penetrada, se colocó un poco hacia atrás, apoyándose con las manos en mis piernas, yo sólo disfrutaba del espectáculo de sus movimientos y sus gemidos mientras ella disfrutaba de mi pinga. Levanté mi cuerpo llevando mi cara hacia sus pechos, empecé a chuparle las tetas y la tomé del culo ayudando al movimiento que se hacía cada vez más intenso. La abracé y me acosté trayendo su cuerpo hacía mí, ahora el ritmo lo tenía yo, así que empecé a penetrarla con fuerza, me encantaba oírla gemir.

Le indiqué que me cabalgue dándome la espalda, quería disfrutar de la vista de su culaso. Se apoyó en mis piernas y empezó con una cabalgada intensa, que rico culo se le veía, comencé a nalguearla y me di cuenta que a ella le gustaba, así que seguí hasta dejarle las nalgas rojas. Tomé el ritmo de la cachada levantando mi cuerpo, luego de un rato ella se inclinó quedando en 4, así que me arrodillé detrás de ella y empecé a embestirla mientras le cogía las caderas. Sus gemidos se transformaron en gritos de placer "así, cáchame Darío, que rico, más duro" esas palabras me pusieron loco, levanté una pierna para tener mayor impulso y comencé a cacharla con fuerza.

Era increíble el ruido que hacíamos, el chillido de la cama, el choque de sus nalgas conmigo, sus gritos de placer y las nalgadas que le daba una que otra vez. Ella me dijo que se estaba por venir, así que me puse más intenso "así, haz que me venga, sigue" la embestía con más rapidez y fuerza, hasta que sentí cómo chorreaba su conchita, ella suspiró de placer mientras se venía. Sentir su corrida en mi pinga y saber que le había dado un orgasmo a Valeria me arrechó como nunca, estaba a punto de vaciarme así que saqué mi pinga y solté mi leche en sus nalgas y espalda.

D: Que rico polvo!

V: Mmm sí, hace tiempo que no me lo hacían tan rico.

D: Yo te lo puedo hacer así siempre.

V: Que rico, acepto la oferta entonces. -Dijo acariciándome el pecho.

D: Me encantas, estás riquísima.

V: Tú también me gustas, desde hace tiempo.

D: En serio?

V: Sí, yo me daba cuenta como mirabas mi cuerpo, eso me excitaba, muchas veces me tocaba pensando en ti.

D: En serio? Yo me masturbé mucho pensando en ti.

V: Sí, eso me imaginaba, nunca pensé en hacer algo contigo, pero ahora que estoy sola y verte siempre en mi casa estos días, sólo esperaba que tú dieras el primer paso.

D: Vaya, que suerte tengo de gustarle a una mujer como tú.

V: Jaja seguro le gustas a muchas, yo no tengo problema en compartirte, de todos modos no podemos ser pareja.

D: Por qué no? Si nos gustamos.

V: Porque yo soy mayor para ti, no puedo tener una relación contigo... Pero no pongas esa cara, lo que si podemos es divertirnos juntos. -Dijo acariciándome la pinga y guiñándome un ojo, mi cara de decepción se borró con una sonrisa.

D: Me gusta la idea, me encantó tirar contigo, nunca lo había disfrutado tanto.

V: Me doy cuenta, estás sudadito jaja. ¿Quieres que nos bañemos juntos?

Lógicamente acepté en una, ella me llevó de la mano, apenas entramos mi verga ya se estaba poniendo dura de nuevo, ella la vio y sonrió, me empezó a besar mientras me hacía una paja poniéndola más dura. Entramos a la ducha y seguimos con los besos, me pidió que la enjabone, comencé a hacerlo despacio, disfrutando de cada rincón de su cuerpo, estuve buen tiempo masajeando sus tetas, ella gemía mientras me acariciaba la verga que ya estaba como roca. Me arrodillé para enjabonar sus piernas, lo hice de abajo hacia arriba hasta que mis manos llegaron a ese culo que me volvía loco, después de masajearlo bien con unas nalgadas de yapa, acaricié su conchita, le metí dos dedos y comencé a jugar con su conchita por dentro, ella soltó unos gemidos cada vez más fuerte.

Después de un rato, me pidió ponerme de pie, yo me quedé quieto mientras ella me enjabonaba a mí, sentía como me acariciaba suavemente con las uñas mientras lo hacía, ella decía que le encantaba mi cuerpo (en ese entonces tenía un cuerpo trabajado), sus manos llegaron a mi verga y comenzó con una buena paja, yo volví a acariciarle el culo. Nos acercamos al agua que caía para quitarnos el jabón, ella se arrodilló y comenzó a chuparme la pinga, me miraba con cara de arrecha mientras lo hacía. Ella estuvo unos minutos saboreando mi verga, me acosté en el piso de la ducha y le ordené que me cabalgara, se puso encima mío y comenzó con un rico movimiento de caderas, no podía creer lo rico que cachaba. Tras un buen rato de cabalgada, sentí que se acercaba mi tercera venida de la mañana, así que nos paramos y la puse contra la pared, justo debajo de la ducha. Comencé a bombearla en esa posición, sus ricos gemidos resonaban con el eco del baño, "quiero tu leche adentro, dámela" esa frase fue suficiente para explotar, me puse a embestirla con fuerza mientras la llenaba de semen, no se la saqué hasta que pene se puso flácido.

Terminamos el baño entre unos cuántos besos, al salir ella me dijo que no había problema con venirme adentro, pues se había operado para no tener hijos, pensé en todas las veces que la llenaría de leche a partir de ese día. Habían pasado más de 2 horas desde que llegué a su casa, y había disfrutado como nunca en mi vida, los próximos meses la visitaba 3 o 4 veces por semana, iba por las mañanas o algunas tardes cuando su hijo se iba a jugar fulbito con sus amigos. Cuando ella iba a mi casa, o cuando iba yo para ayudar a su hijo, aprovechaba cualquier momento solos para meterle mano, ella fingía preocuparse pero yo sabía cómo le excitaba ese jueguito. Tuve muchas experiencias con Valeria, se podría decir que con ella redescubrí el sexo, desde que me la tiré creció mucho mi gusto por las maduras, en mis próximos años tirarme a mujeres maduras se volvió un deporte para mí y disfruté de experiencias únicas, que tal vez poco a poco iré contando por este medio.

Saludos, espero les guste.

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