Recuerdo perfectamente esa época, en la que por fin me di la oportunidad de cambiar de trabajo, pues debido a muchos problemas que tuve ahí, ya no estaba a gusto, quería iniciar de nuevo en otro lugar donde ya no existiera esa inconformidad y esa tensión tan grande al entrar a mi área de trabajo, era muy evidente que ni mis jefes ni yo estábamos a gusto ya, debido a tantos chismes, habladurías, exigencias absurdas por parte de mi jefe, acabaron con mi paciencia y mi tranquilidad, así que decidí ponerle fin a mi relación laboral en ese lugar, y emprender un nuevo destino a mi vida, ¿qué me espera? No importa, sabía que donde fuera, estaría mejor, que en ese ya antiguo lugar…
Decidí poner manos a la obra y buscar por todos los medios una vacante, habían varias opciones a las cuales ya me había postulado hasta que de repente, mi celular comenzó a timbrar, a lo que conteste de manera inmediata, era una voz femenina, muy educada y formal, que se había interesado en mi currículum, y quería concretar una cita conmigo,
—Te espero mañana a las 9 de la mañana.
Era para cubrir una vacante de oficinista, auxiliar administrativa para ser exactos, lo que me llamo la atención, es que cuando acudí para mi entrevista, me percaté que la "oficina" era en casa de quien podría ser mi futura patrona, así es, ella trabajaba desde casa, y buscaba una auxiliar que la apoyara como secretaria, cuando la vi por primera vez, note que era una mujer efectivamente, muy elegante, formal, una mujer de aproximadamente unos 37 o 38 años, delgada, con un cuerpo muy voluptuoso, piernas muy torneadas, llevaba un vestido corto que sinceramente destacaba en gran manera ese cuerpo tan escultural que tenía, ese cabello largo, café y ondulado que le llegaba a la espalda hacia lucir tanto su feminidad y elegancia, sinceramente quede sin palabras al verla, y pensé que quizás, esa mujer difícilmente me daría el trabajo, pues algo que no mencione es que mi antiguo trabajo era una florería, yo acostumbraba a usar unos simples jeans, una playera sencilla, tenis, y pensé, que esta vestimenta no sería la excepción para ir a mi nueva entrevista, cual fue mi sorpresa que después de terminar la entrevista de trabajo, aquella mujer elegante y hermosa, me diría…
— ¿tienes algún inconveniente en quedarte hoy a trabajar?
Yo me quede realmente sorprendida a lo que le respondí de inmediato que, no tenía ningún problema, podía comenzar hoy mismo si ella me lo permite.
Ese fue mi primer día de trabajo, me sentí un poco incómoda, por como yo iba vestida, pero más incómoda me sentí, al darme cuenta que en toda mi jornada laboral, mi jefa, no soltó ni una palabra hacia mi, no platico ni un poquito, todo era silencio, ella solo escribía y escribía en su computadora, de vez en cuando imprimía documentos, y cuando me hablaba era solo para recibir al chico de la paquetería a quien mi jefa le daba paquetes con documentos para enviar… fue muy aburrido, pero a la vez me sentí feliz por mi nuevo trabajo..
Así pasaron varios días, mi jefa a veces me pedía que le llevara café, a veces yo contestaba llamadas, todo era un poco monótono, hasta que un día, mi jefa me pidió que le imprimiera unos archivos que se encontraban en su celular mientras ella recibía a unas personas, para eso conecte su celular a la computadora, y comencé a buscar esos archivos, mientras los buscaba, note algo, que había dejado ella su WhatsApp abierto en su navegador de la computadora, y como yo no soy para nada chismosa, comencé a husmear entre sus conversaciones, y me di cuenta de algo, que a mi jefa, le gustaban las mujeres, pero eso no es todo, me di cuenta, que anterior a mi, tenía otra secretaria, eso lo supe porque los primeros chats que tenía, eran de un hombre con quien ella al parecer platicaba mucho, fue con quien comento de su antigua secretaria, pero… ¿¿que habría pasado con ella?? En ese momento yo comencé a atrás la conversación lo más que pude hasta que de repente, escuche algunos pasos, era mi jefa… me salí de inmediato de su WhatsApp, y le comenté
— disculpe licenciada, no encuentro los archivos que debo imprimir.
A lo que ella se me queda viendo con una mirada muy fría, y me dice
— no te preocupes, ya los buscaré yo.
En eso se me acerca de una forma un tanto incómoda, y comienza a sujetar el mouse, encima de mi mano, no está de más decir que logro escuchar su respiración cerca de mi oído, lo cual me pone muy nerviosa, y me dice casi susurrando,
—aquí están, imprímelos por favor.
En eso retira su mano con la que sujeta el mouse, no sin antes acariciar mi mano y mi brazo, siento un escalofrío que recorre todo mi cuerpo y el corazón me comienza a latir muy fuerte, tenía mucho miedo, sentía que corría peligro ahí, yo nunca había convivido tan de cerca con una mujer homosexual, pero pensé que quizás yo estaba siendo mal pensada, quizás ella no tenía malas intenciones conmigo, sin embargo tenía que saber que era lo que había pasado con la antigua secretaria…
Así fueron pasando los días, todo estaba normal, la rutina de siempre se volvió un poco monótona, mi jefa se retiraba de la oficina en varias ocasiones, y se iba a tomar café, o al baño, yo me quedaba en la oficina terminando varias cosas que ella me pedía, a veces tenía que limpiar la oficina, o acomodar algunos documentos,
Poco a poco me fui acostumbrando a ese trabajo, y comenzaba a sentirme con más confianza, eso sí, tenía que acostumbrarme a esos "acercamientos extraños de mi jefa" a veces mientras contestaba llamadas, mi jefa me tomaba por la cintura y me entregaba algún documento que tenía que archivar, o a veces mientras estaba en la computadora me acariciaba la pierna, todo eso me parecía incómodo, más incómodo era cuando me hablaba y me acariciaba el cabello…
Un día, cuando termino mi horario de trabajar, me pidió mi jefa quedarme un rato más, me quería invitar a comer, a lo cual accedí, pues me pareció un bonito gesto de su parte, mientras ella preparaba la comida, yo quería ayudarle a acomodar los platos, note una mirada extraña de su parte, mientras yo me agachaba por los platos, logré ver a través de un espejo de la alacena, su mirada que no me quitaba de encima, era una mirada de deseo, muy fogosa, casi como la de un hombre hacia una mujer, sentí tanta desconfianza, que sinceramente quería irme de ahí y ya no volver, pero a la vez, traté de recapacitar, y de entender que necesitaba ese trabajo y no podía echarlo a perder, cuando comíamos, ella me dijo lo siguiente
—Lorena, ¿estás a gusto en este trabajo?
—claro que si, me siento muy a gusto, y le agradezco mucho la oportunidad.
—me alegro porque, quiero pedirte algo, mi antigua secretaria, a veces me hacía compañía, fuera del horario laboral, obviamente esto es algo voluntario, yo te podría compensar muy bien económicamente, como te habrás dado cuenta, yo vivo sola, y me encantaría que me pudieras hacer compañía, entiendo que tu tengas tus ocupaciones y tu vida personal, si te es imposible, yo sabré comprenderlo.
—me gustaría que me diera la oportunidad de pensarlo, y hablarlo con mi familia, sobre todo con mi novio, quien debe estar al tanto de la situación.
—¿tienes novio? Creí que había sido muy específica en la vacante, al pedir como requisito que fueran solteras.
En ese momento… sentí que mi oportunidad de trabajo estaba en peligro, que en cualquier momento me podía despedir mi jefa, cuando respondí
— hoy no tengo inconveniente de quedarme en su casa licenciada.
—¿a no? (La mira con sorpresa y asombro) Pero… ¿tu novio no se molestara?
— no lo creo, él ahora está trabajando, lo más seguro es que hoy no nos veamos.
—No sé hable más, puedes… ponerte cómoda, estás en tu casa.
No me quedo otra alternativa, tenía que salvar mi trabajo, así que decidí, acceder a sus peticiones, la paga era muy buena y si me prometía un mejor salario, claro que era una excelente oportunidad, al final de cuentas… ¿qué podía pasar? Decidí tomarme un baño, y ponerme una bata para dormir limpia, la jefa tenía todo preparado, de hecho… literalmente todo lo tenía preparado…
Me senté a ver la televisión, mientras observaba su casa, era muy elegante como ella, tenía un excelente gusto, era muy acogedora aunque… en todo momento me sentía observada, era una sensación muy extraña, algo turbio, tétrico se sentía eso, en ese momento, se me ocurre preguntar algo muy importante…
— licenciada, ¿yo dónde voy a dormir?
—conmigo… ¿algún problema? Mi cama es amplia,
Justo cuando escuché eso un sentimiento de terror, miedo… se apoderó de mi, sentí como se estremecía mi cuerpo, y conteste
— igual puedo dormir en el sofá, yo me duermo donde sea, no quiero… incomodar,
—no Lorena, tu puedes dormir conmigo, no es ninguna molestia, de hecho, me da miedo dormir sola, por eso te pedí tu compañía.
Mientras me decía eso, sentía su mirada asquerosa recorriendo todo mi cuerpo, se sentó a mi lado, y cada vez que mi pierna se descubría, no podía evitar ver sus ojos pervertidos mirándome mis piernas…
Unas horas más tarde…
En ese momento se llegó la hora de dormir, yo estaba hecha una tabla, no quería moverme del sofá, cuando de repente escuche del cuarto mencionar mi nombre
—Lorena, vamos a dormir!
Comienzo a caminar poco a poco hasta llegar al cuarto, ella ya estaba acostada, yo parecía una niña temerosa, me siento en la cama, y poco a poco me meto entre las cobijas, ya una vez acostada me dice mi jefa
—voy a cerrar la puerta,
— No!
Ella voltea y me dice:
—no pasa nada, siempre lo hago
Sonríe y procede a cerrar la puerta, después se mete entre las cobijas, comienza a mirarme, y me dice:
— ¿te sientes cómoda? Te noto muy tensa, si no te sientes a gusto puedo llevarte a tu casa,
Yo muevo la cabeza a los lados expresando que no quiero irme, le digo que estoy a gusto, a lo que ella comienza a acariciarme las manos, y me dice:
—¿te ha dicho tu novio que tienes unos labios hermosos? No sabes lo afortunado que es el, yo me sentiría tan afortunada de tener la dicha de besar esos labios tan hermosos…
En ese momento se acerca a mis labios y los comienza a besar mientras yo estoy tiesa como un muerto, después se sube hacia mi cuerpo y me besa el cuello, en ese momento me muevo hacia los lados para apartarla de mi, pero ella me aprieta las manos y me besa los pechos, de una forma tan desesperada, empiezo a gritar con fuerzas, pero ella me grita más fuerte y me dice,
—si sigues gritando le llamo a la policía y le digo que te metiste a robar a mi casa! ¿¿A quién crees que le van a creer??? Si sabes lo que te conviene, te vas a quedar callada!!!
En ese momento busca entre la cama unas esposas que tenía preparadas y las pone en mis manos, saca una mordaza y me la coloca, yo empiezo a llorar no sabía que estaba pasando, así que solo decidí dejarla terminar lo que estaba haciendo, en un abrir y cerrar de ojos me tenía completamente desnuda, y disfrutando todo mi cuerpo, levantaba mis piernas y colocaba su vagina sobre la mía, me montaba como si ella fuera un hombre mientras gemía, eso lo hacía tantas veces hasta que sentía como se venía sobre mi vagina, su clítoris se le ponía tan duro, eso lo sabía porque lo sentía, lograba sentir como ella lo frotaba en mi vagina, me besaba las piernas, se masturbaba sobre mi trasero, eso la ponía como loca, sentía como gozaba y disfrutaba de mi cuerpo, nadie había disfrutado de tantas formas mi cuerpo como ella, hasta que se quedó completamente dormida, yo no pude dormir en toda la noche, me sentía sucia…
Al día siguiente ella se metió a bañar, yo seguía atada de manos, cuando salió de bañarse, vi cómo me veía con tanto deseo, no disimulaba ni un poquito, mientras me veía se masturbaba y se mordía los labios, mientras se masturbaba me levantaba las piernas y se colocaba entre mis nalgas, me abría las piernas y me restregaba su clítoris entre mi vagina y mis nalgas, y se movía una y otra vez mientras me acariciaba los pechos y las piernas, se volvía a masturbar con su mano y volvía a restregarme su clítoris el cual ya estaba duro como una piedra, en ese momento se levanta y se sube encima de mis pechos, agarra uno y se acaricia el clítoris con el pezón, hasta que comienza a temblar, y dice:
—aaahhh… ya me vine… al fin…
Mientras sus jugos comienzan a caer sobre mi pecho,
Se levanta de su cama, y me dice, prométeme que no gritaras, en eso yo asiento con mi cabeza…
Y ella procede a quitarme la mordaza, como se da cuenta que yo no digo nada, comienza a quitarme las esposas, y me dice, te preparé comida, puedes bañarte primero si quieres.
Yo no quería hablar, solo me metí a bañar, y mientras me bañaba, en la medida que caía el agua sobre mi cuerpo, mis lágrimas también caían sobre mi cuerpo, yo jamás había querido terminar así, yo solo quería otro trabajo, yo quería estar tranquila, no quería terminar siendo la esclava sexual de una loca marimacha!!!
En ese momento mientras me bañaba, entra mi… mi jefa, quien en ese momento se quita la ropa y le digo:
— déjame sola por favor…
Obviamente no me hace caso, de hecho… es como si no estuviera en si, no responde absolutamente nada y solo camina hacia mi, me voltea de espaldas, me agacha dejando mis nalgas sobre su entrepierna, y comienza a masturbarse nuevamente mientras está de pie, cada vez que lo hace, se escucha como comienza a gemir, en ese momento me pone de pie y comienza a acariciar mis pechos mientras mueve su vagina de arriba hacia abajo, mientras lo hace me besa el cuello, me pega hacia la pared, para restregarme todo su cuerpo en mi espalda, no hay minuto, ni segundo que me deje en paz, una vez que termina me dice…
—vete a almorzar, ahorita hablamos.
Una vez que se retira, me dejo caer hacia el piso y termino hecha un mar de lágrimas…
Mientras almuerzo, ella me pregunta:
—¿nunca habías estado con una mujer verdad?
A lo que yo no le respondo absolutamente nada.
Por lo que ella me dice:
— termina de almorzar, tenemos que trabajar.
Mientras estamos trabajando, todo se vuelve normal, "aparentemente" mi jefa actúa como antes, concentrada en su trabajo, ni parece la loca pervertida que era hace unas horas, aunque… con ese vestido que se puso, ese peinado que tenía, se veía muy hermosa… concentrada en su trabajo, cuando en eso ella se retira un momento, no lo entiendo, era mi oportunidad de huir, podía retirarme en ese momento, pero cada vez que veía la puerta me entraba un miedo enorme…
Y así pasaron los días, en las mañanas trabajamos muy duro y por las tardes y noches ella no me daba ni un minuto de descanso,
—quiero que me chupes esto
Me lo decía mientras me metía su clítoris en mi boca, no sé cómo poco a poco le perdí el miedo a mi jefa, hasta llegar al punto de colaborar con ella, cada vez le comenzaba a agarrar el gusto a todo lo que me hacía, cada vez me sentía deseada por ella, verla encima de mi disfrutando de mi cuerpo era un deleite, no sé si me estaba volviendo loca, o que era lo que sucedía pero juro que a pesar de todo, yo no me consideraba lesbiana…
Continuará…