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El día que te conocí

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Amigos lectores y lectoras hoy voy a dejar volar mi imaginación y dejarla libre. 

Hace ya muchos años conocí a una mujer con la cual estuve mucho tiempo mandándonos mensajes y con el paso de los días empezó a aparecer una confianza mutua.

Tras un par de meses los mensajes entre nosotros seguían siendo usuales y empezó a surgir una sensación de atracción.

Finalmente, una noche me decidí a confesarla que me había seducido por su forma de ser y por todo el apoyo incondicional que me había ofrecido en esos meses. Ella me confesó a su vez que también sentía lo mismo que yo y que también se había dejado llevar por mí. ¡Tardamos un par de meses más en poder estar juntos por algunas circunstancias, pero finalmente llegó el día!

Faltaban pocos días para el mi cumpleaños y sabía que me quedaba solo en casa así que la invité a que se pasase para que pudiéramos estar juntos y solos.

Cuando llego el día y con tiempo, me di una ducha y me dirigí al armario. Tras ponerme un bóxer me puse unos vaqueros negros y una camiseta negra también de manga larga que sabía que le gustaba y después de echarme colonia me puse un collar q ella me había regalado meses antes. Sonó la puerta y noté como mi corazón se aceleraba. Abrí y allí estaba ella con su pelo negro largo con mechas rojas y eso ojos que me transmitían tanta paz. Tenía un cuerpo exquisito y estaba preciosa con los vaqueros azules y una camiseta blanca que se había puesto especialmente para mí porque sabía que me gustaba. Nos dimos dos besos para saludarnos lo cual era raro en nosotros debido a nuestra enorme vergüenza.

Nos sentamos en el sofá a conversar un rato y guiado por mi amor hacia ella comencé a acariciar su mano que permanecía sobre su pierna. Ella me miró y sonriéndome me cogió la mano y la besó tiernamente. Ya no podíamos retener toda la pasión que guardábamos en nuestro interior desde hace meses y cogiendo su cara entre mis manos la besé en los labios solo rozándolos con los míos. Cuando me separé con el resplandor de luz que entraba por la ventana pude ver que unas lágrimas caían por sus mejillas y me dijo que era porque llevaba mucho tiempo esperando ese beso. La abracé con fuerza y noté como su cuerpo de iba relajando entre mis brazos.

Nos separamos y esta vez fue ella la que me besó con más intensidad y entreabriendo un poco su boca. Tenía mi espalda apoyada en el respaldo del sofá y ella pasó una pierna por encima y sentándose sobre mí. Me encantaba sentirla sobre mí y comenzamos a besarnos sin descanso, amándonos y acariciándonos. Deslicé mis dedos por su espalda hasta llegar a sus caderas y la acerqué más a mí. Agarré sus nalgas por debajo y me levanté del sofá con ella encima. Se agarró a mi cuello con sus brazos y abrazó mi cintura con sus piernas mientras la llevaba hasta mi habitación. Allí la senté en la cama y bajé mi boca hasta su cuello para llenarlo de besos a lo que ella respondió con un leve gemido porque aquello la excitaba. Mientras ella comenzó a subir mi camiseta hasta que consiguió que cayera al suelo y agarrando mi nuca con una mano me acercó para besarme con pasión. La besé dulcemente los hombros mientras yo hacía lo mismo con su camiseta dejando aparecer el precioso sujetador que guardaba sus perfectos pechos.

Entre besos me desabrochó el cinturón y los botones de mi pantalón mientras yo hacía lo mismo y acto seguido me agarró del culo para apretarme más entre sus piernas y besarme con intensidad mientras su lengua buscaba la mía.

Volví a cogerla y la tumbé suavemente sobre la cama deslizando el pantalón por sus piernas y ella me imitó.

Me tumbé a su lado y continuamos con los besos y las caricias. La abracé y mientras la besaba sus hombros y la mordía tiernamente el cuello mientras desabroché su sujetador. Acaricié con la yema de mis dedos sus pechos y con mi boca y mi lengua dibujé el contorno de sus pezones mientras ella emitía gemidos de placer.

Acariciaba mi espalda y me revolvía el pelo. Volví a sus labios y ella deslizó sus dedos por mi espalda clavándolos ligeramente hasta agarrar mi culo y hacer presión contra su cuerpo, lo que hizo que nuestros sexos se rozaran deseosos.

Metió las manos por dentro de mi ropa interior y me la bajó despacio. Yo deslicé las mías por sus muslos y comencé a bajar besando sus piernas. Guiada por la pasión y el deseo abrió sus piernas lo que me permitió colarme por el interior de sus muslos con mis labios hasta llegar a sus ingles. Una vez allí acaricié su sexo con mis dedos y ella arqueó su cuerpo por mis caricias a las que se unió mi boca y mi lengua. Busqué con mis labios su zona más placentera mientras dos de mis dedos se perdían en su sexo proporcionándonos el placer que tanto deseábamos los dos.

Sus gemidos eran cada vez más constantes hasta que le llegó su primer orgasmo. La besé y cuando su cuerpo se había repuesto de la de la corriente de placer que mi boca le había proporcionado sobre su sexo comenzó a descender con sus labios por mi pecho y bajando. Sentí que una de sus manos empezaba a acariciar mi miembro de arriba a abajo y yo solo pude cerrar los ojos y soltar un gemido. Jugó con su mano a la que se unió su lengua húmeda y finalmente su boca me terminó de preparar para entrar dentro de ella.

Me besó en los labios y me susurró al oído que quería hacer el amor conmigo y sentirme dentro de ella para fundirnos en un solo ser. La miré a los ojos y tras decirle lo mucho que me gustaba, la besé apasionadamente casi perdiendo el control. Me coloqué encima de ella acomodando mis caderas sobre las suyas. Ella abrió sus piernas y abrazó con ellas mi cintura para para facilitar que me tumbase sobre ella sin hacerla daño. Rocé su sexo con mi miembro para estimularlo y seguidamente comencé a entrar despacio en ella y comencé a mover mi pelvis despacio, pero con ritmo.

Nuestros movimientos al principio eran un poco torpes, pero toda la pasión que nos teníamos hizo que nos acomodar a la perfección. El corazón me latía muy deprisa y ambos estábamos muy excitados no solo por sentir la unión de nuestros sexos sino porque por fin nos estábamos amando plenamente y sintiendo el roce de nuestra piel. Nuestra respiración se aceleraba y ella había clavado sus dedos en mi culo y marcaba el ritmo de mis movimientos presionando. La besaba el cuello, los pechos, sus labios, los hombros. Quería llenarla entera de caricias, hacerla sólo mía.

El ritmo de mis movimientos era frenético y la excitación tanta que ambos nos aguantaríamos mucho tiempo. Pero quería disfrutarlo al máximo, no quería que nuestra primera vez acabase. Pronunciaba mi nombre entre gemidos y yo el suyo, mi lengua y la suya se hacían una, mordía tiernamente su labio inferior en cada beso. El corazón se me salía del pecho para unirse con el suyo. Nuestros cuerpos no daban más de si se estaban sudando de placer y de deseo. Los gemidos se convertían en gritos y estábamos descontrolados. No pudimos aguantar más, llegamos juntos al orgasmo y nuestros cuerpos quedaron exhaustos al llegar a esa unión que tanto anhelábamos los dos. Permanecí unos minutos con mi cabeza sobre su pecho mientras ella me acariciaba.

Me tumbé de nuevo a su lado, pasé un brazo por debajo de su cuello y el otro rodeando su cintura con mi mano enlaza en la suya sobre su vientre abrazándola por detrás. Nos besamos dulcemente.

Espero que os guste y se aceptan valoraciones (son gratis) jejeje.

Saludos.

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