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El intercambio que cambió mi vida

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Conocí a Facundo en una empresa donde labore por 2 años.

Un tipo delgado, algo macizo por el ejercicio, de 1.70 de estatura y piel blanca.

Fuimos muy buenos compañeros. Tanto que no perdimos contacto.

En la primera reunión que hicimos, me quedé encantado con su esposa Graciela.

Una mujer de 1.68. Piel trigueña, pechos medianos y bien redondos, piernas torneadas, caderas redondas, acompañadas de unas nalgas medianas y también redondas.

Mi esposa Araceli también mide 1.68, piel blanca, pechos grandes, cadera y trasero suculento, ella practica zumba, por lo que también tiene un buen cuerpo.

Físicamente soy parecido Facundo. A excepción que en vez de hacer ejercicio, practico algo de box, por lo que también me veo fuerte.

Ambos somos publicistas, pero luego me independice y la verdad no me iba tan mal; de hecho, Facundo me ayudaba en algunos trabajos.

En una de esas reuniones, platicamos de todo e incluso, Facundo y Graciela nos compartieron la historia de como se conocieron e igualmente les platicamos como nos conocimos Araceli y yo; solo que, les platique de la vez que Ara y yo nos dimos un atascon en uno de los baños del gym donde nos conocimos.

Esto ocasionó que aquella conversación subiera de tono. A tal grado que Facundo nos confesara que a él y a su esposa les gustaría realizar un intercambio.

Nosotros no pudimos negar que también teníamos curiosidad de hacerlo.

Para no hacer largo esto. Facundo propuso ir de viaje a unas cabañitas que tiene su papá y ahí veríamos si nos animábamos o solo pasaríamos el rato.

Como era de su ponerse ese día fue sábado y llegamos a medio día.

Nos metimos a nadar en la alberca que está en la parte de atrás de la propiedad.

Araceli y yo estábamos muy nerviosos e intentamos conversar del asunto.

Ella me decía que como yo quisiera. Y la verdad, como deseaba a la mujer de mi amigo.

Pero me preocupaba ella; quería evitar alguna escena de celos, por parte de ambos.

La verdad tengo curiosidad ¿tú que dices amor? Me dijo Araceli mirándome a los ojos en un tono muy serio.

Como tu quieras mi vida. Atine a decir.

¿Sabes que? Hagamos lo. Eso sí. Sin clavarse. (enamorarse).

Ya caída la noche, el alcohol y los nervios eran más que evidentes entre nosotros.

Me sorprendió un tanto Araceli porque; no se si por el alcohol o por el nervio, pero nos dijo. "¿Se va hacer el intercambio, o que?" Parecía que me leyó el pensamiento, cosa que no me atrevía a preguntar.

Facundo hizo un último brindis, argumentando que esto sería con respeto y también brindamos por la amistad.

Terminado esto y como dos zombies, Araceli y Graciela intercambiaron lugares, mi corazón estaba al 100 por el nervio, antes de retirarse cada quien a su habitación.

Solo pensaba en que mi mujer sería follada por otro e imaginar cosas, en como quitaría su traje de baño de dos piezas verde y amarillo, de como la parte amarilla del calzón se le metía entre sus nalgas tipo tanga, viéndose muy sensual, cosa que por un instante me haría desistir del intercambio.

Pero, por otro lado estaba Graciela y mis ganas de estar con ella, lo único que me alentaba a seguir a delante era ese redondo culo que estaba en vuelo en un short diminuto de mezclilla, el cual se contoneaba en cada paso.

Estando en la recamara y como llevaba unas cervezas, ella me miro, pidiéndome que no estuviera nervioso y que me sentara a la orilla de la cama.

Sentandose junto a mi, comenzó a sobar mi verga por encima de mi short.

Levantándose, se inclino, sacándome el falo y de pronto me dio una suave y rica mamada.

Que delicia fue sentir su boca en mi miembro erecto.

Ahora se levanto y bailando se desnudó lentamente, quedando solo con una tanga negra de encaje, masajeando sus pechos.

Puso su culo a la altura de mi cara y en ese momento le hice aún lado su prenda admirando su ano y parte de su vagina.

Como poseso hundi mi cara en aquel trasero, metiendo mi lengua en su ano, así con mis dos manos deteniendola de las nalgas.

Graciela se aparto, quitándose su tanga, para luego tumbarme y así cabalgarme.

Sus pechos iban de arriba abajo, con mis manos los detenia, al tiempo que los estrujaba.

Se inclino para besarnos, baje las manos a sus nalgas, introduciendo un dedo en su esfinter. Eso la puso algo loca, pues luego de morderme los labios, su brincoteo fue más rápido.

Cambiamos de posición a la de misionero, pero antes de penetrarla, le devoré la vulva con muchas ganas. Su sabor era muy rico y embriagante.

Succione sus pezones rosados, los entre mordi y finalmente llegué a su boca e hicimos el amor.

De pronto. Se me vino la imagen de como Araceli disfrutaba de aquel acto y de imaginar como lo disfrutaba y gemia de placer.

Eso hizo que me aferrara al cuerpo de mi amiga, haciéndome explotar de un modo muy rico.

Apenado por la pregunta ¿ya acabaste?

Fui hacia el baño, pensando en mi pobre actuación y la decepción de Graciela, tratando de quitar esa imagen de mi mente; por lo que al salir del baño, tome una cerveza, en eso noto que aquella mujer se encontraba abierta de piernas, como invitándome a seguir disfrutando de ella.

Ese cuadro hizo que recobrara la ereccion. Quitando ese pensamiento de Araceli y Facundo, decidí ir con Graciela, ponerla en cuatro y darle la más rica felacion que haya podido dar.

Sus gemidos fueron como música para mis oídos. Tanto que, al momento de penetrarla podía sentir el calor de su vulva, dando así con más fuerza cada estocada.

Coloque sus piernas en mis hombros, luego de acostarla, lamiendo sus pies, hasta llegar a las rodillas.

Ahora solo me importaba disfrutar de esa mujer casi prohibida y de ese hermoso cuerpo que poseía.

¡Dámelo por el culo! Decía.

Así que la coloque en posición, le di otro beso negro y a disfrutar.

Pareciera que Facundo no le daba por ahí, pues sentía un poco apretado, cosa que me hacía pensar que la desvirginaba del esfinter y eso me ponía al cien.

Ella se movía como si estuviese bailando, haciéndome soltar pequeños gemidos. Que rico era eso. ¡Uuufff!

Como ya le había llenado la vagina, lo justo era que también su ano; así que lo llene sin reparo, sintiendo ambos un rico orgasmo.

Le di una limpia con mi lengua y ella me agradeció con otra felacion.

Como no perdí la fuerza, me volvió a cabalgar de lo lindo.

Ahora si. No hubo pena por mi parte, ya que no dure mucho.

Con besos y caricias, tomamos cerveza, fumamos unos cigarrillo y a dormir.

Al casi medio día, nos reunimos en la sala y el silencio fue bastante incomodo.

Graciela sonreía al igual que Facundo y Araceli.

Yo seguía serio, no sabía que decir, o que hacer y más fue mi incomodo, porque Graciela me llevaba del abrazo, en lo que los otros dos salieron como si nada.

Pedimos comida a domicilio y no tocamos el tema para nada, todo fue como si cada quien pasara la noche con su pareja.

Casi no participe de las conversaciones, por lo que ya en casa, Araceli me pregunto de porqué estaba tan tenso y callado todo ese día.

La verdad me sentía raro, una infidelidad consensuada, no era precisamente algo normal en mi entorno, aun así por mucho que disfrute de la compañía de Graciela.

- Quiero saber ¿como te fue? Quiero todos los detalles ¿si?

Araceli me miro fijamente.

-Esta bien. Pero quiero que tu también me cuentes.

Pues bien...

Antes de entrar a la recamara Facundo me pidió que le avisara si algo no me gustaba y que él pararía, porque tenía en mente algo para mi.

Ya estando ahí, el me pidió que solo me quitara la parte de arriba, camisa y el sostén del traje.

Se sentó en la cama y acercándome a él, comenzó a acariciarme el trasero, metiendo de más mi calzón del bañador, besando cada nalga.

Luego. Hizo aún lado el calzoncillo, mostrando y abriendome el culo, para luego meter su lengua, yo podía ver todo gracias dos espejos que habían frente y atras de mi.

Él lamia el recto como si se tratara de una paleta. En ocasiones metía su lengua y en otras lamia mis nalgas en formas circulares.

Después, así como seguíamos. Yo de pie y él sentado, subió mi pierna derecha y comenzó con mi vulva.

Araceli seguía hablando, cuando le desabroche el camisón para sacar sus pechos y chuparlos, mis manos paseaban por todo su cuerpo.

Le pedí que siguiera contando su anecdota; es que la verdad, me estaba excitando lo que mi amigo le hizo.

Prosiguió...

Ahora me acostó en la cama, luego de haber quitado la prenda.

Una vez más recorrió con su lengua mi vagina, luego pasaba por mis piernas.

¡En fin! Lamio y beso todo mi cuerpo como si fuese un dulce.

Mis pechos al igual que mi cuerpo estaban húmedos de su saliva, al llegar a mi cuello, me penetro de golpe.

No pensé que lo haría así.

_ Hay mi amor, perdona lo que te voy a decir, pero, la verdad me hacía gemir del placer.

Luego. Hizo el 69, disfrutando ahora de la secreción de ambos, yo sentía muy dura su verga en mi boca, su sabor algo salado y su aroma me hicieron estremecer.

Ahora en posición de perrito me clavo con mucha ansia, a veces sacaba su falo y con el simulaba golpear mis nalgas y culo con el.

Pasaba su miembro por mi ano como si lo fuera a meter, pero luego lo volvía a meter a mi vulva.

(En esta parte de la historia, yo la tenía clavada en cuatro, simulando lo que Facundo le hacía).

En una de esas pasadas por mi culo, finalmente se decidió a traspasarme el esfinter, cruzo sus brazos por mi cintura, imagino para aferrarse bien a mi y darme con fuerza.

La verdad sentía que me lastimaba un poco, pero yo quería que siguiera.

Me gustaba ver sus gestos, por los espejos, hubo un momento en que cerré los ojos, cuando siento que ¡eyaculo en mi espalda!

Sin decir nada, me limpio con la boca y de ahí volvió a lamerme de cuerpo completo.

En posición de misionero, nos sorprendió un rico orgasmo. ¡Perdoname amor! Pero terminamos entre besos y caricias.

Para ese momento yo ya había expulsado leche dentro de Araceli; solo que no me detuve, por lo que terminé con otro orgasmo, teniendo a Ara en posición de tijera.

Luego. Fue mi turno para contar lo que pasó con Graciela. Esto calentó a Araceli y volvimos a hacer el amor con mucha lujuria. Fue más que obvio que por tanta faena, nos levantamos hasta la tarde del siguiente día.

Todo circulaba con normalidad, a excepción que Facundo y Graciela querían hablar conmigo.

Pero los mensajes llegaron por separado y a distinta hora ¿Ahora que podrá ser?

Vladimir escritor.

(9,00)