Después de esa cabalgata frenética y muy de repente, sin darme tiempo de nada, él se salió, me puso de rodillas y expulsó un chorro de semen blanco, caliente y grande en todo mi pecho, gimiendo como un animal. Podía ver como el líquido escurría de mi cuello hacia mis pezones y hacían la apariencia como si fuera babita, se iba deslizando hasta mi vientre. No me pude aguantar y tomé una de esas líneas de su simiente con mi dedo índice. La fui recogiendo en sentido contrario a la gravedad. La llevé hasta la punta de mi pezón y le acerqué mi boca. Quería saber a qué sabia, que sabor tendría. Simplemente me encantó.
Lleve mi boca a su verga que, aunque algo flácida ya, aun le escurría semen. Le acerqué mis labios y empecé a llenarlos con su lechita calientita, saqué la lengua y empecé a limpiar su cabecita, todo su tronco hasta dejarlo completamente limpio y brilloso.
Nos recostamos en el sillón y nos quedamos en silencio. Después de unos minutos me dijo que deberíamos vestirnos para irnos.
Yo pase al baño a lavarme y asearme un poco. No podía llegar a mi casa oliendo a sexo y menos llena de semen.
El limpió apresuradamente el sillón se arregló de nuevo y salimos de su casa. Fuimos directos hacia la parada donde todo comenzó.
Intercambiamos teléfonos y me dijo que me llamaría más tarde. Que fuera a descansar y después platicaríamos pero que supiera que fue lo más increíble que jamás en su vida le había pasado.
Yo llegué a mi casa. Aun con la cabeza dándome vueltas, pero con una sonrisa que nada hubiera logrado borrar. Me sentía súper caliente. Deseaba más. Quería seguir sintiendo ese pene en mi boca, sentir como esa verga llenaba mi vagina y volver a sentir el sabor del semen.
En mi perfil pueden encontrar mis redes. Pronto publicare mis demás aventuras en el cierre de ciclo escolar.
hola Vale, vaya experiencia más morbosa, ufffff muy bien escrita
Muy exiitante relato.
me parece muy interesante tu aventura, espero sigas escribendo mas .