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En el hotel mientras su cornudo en casa
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Tiempo de lectura: 4 minutos

La cité en el hotel cerca del trabajo, ella quien tenía su pareja en el mismo lugar donde trabajamos y se las ingenió para llegar a nuestra cita.

Karina sabía cómo escaparse para gozar, como lo dije en el relato anterior era una “traga vergas” de primera y cuando le llega una nueva quiere exprimirla hasta dejarla seca.

Ella llegó con una falda café y su blusa tipo dark, de esas que tienen grupos musicales y red en los brazos, la verdad se veía muy bien.

O: Pensé que te tardarías más.

K: Perdón, es que tuve que acompañar a Carlos a su camión, si no me hubiera seguido.

Sabía que estaba jugando con fuego, Carlos era un hombre muy agresivo y ya había golpeado a varios por culpa de esa mujer y yo a mis 19 años ya estaba en su mira, pero no me importaba, estaba dispuesto a sentir esa adrenalina por un rato con ella.

Abrimos unas cervezas y puse música de Banda, la verdad eso es muy cliché pero con una mujer como ella y a mis inexpertos años era lo que podía dar o darnos.

O: Se te ven unas piernotas.

K: Jaja, si me lo han dicho.

O: Supongo que muchos.

K: No te creas, también alguna que otra chica.

Esa plática me ponía caliente, le acariciaba sus piernas las cuales tenían dos tatuajes con nombres los cuales no quise preguntar.

Comencé a besarla, ella bebía y me dejaba probar su cuello que sabía a cereza, seguramente había tenido que entregarse a Carlos antes que a mi, pero eso no me importaba me ponía mas caliente.

Me quite mi playera y ella me besaba el pecho, me acosté en la cama y ella tiraba cerveza en mi abdomen (en aquel momento delgado y hasta marcado) su lengua recorría de mi ombligo a mi cuello, eso me comenzaba a poner ¡dura mi verga!

K: Oswaldito, ¡me gustas mucho!

Karina me quitaba los pantalones lentamente, su lengua probaba mis piernas y mis entrepiernas, yo jadeaba desesperadamente, quería sentir su boca pero ella dominaba la situación.

Me bajó el boxer y comenzó a acariciar mis testículos, su mano pequeña lo hacía muy bien y era obvio, seguramente ese par era uno más para ella.

K: Que dura esta, ¿quieres que me la coma?

O: Ya te tardaste amor.

Sonriendo, comenzó a lamer mis testículos, lentamente llevó su lengua a mi tronco y de ahí hasta mi glande, su pequeña lengua me estremeció, abrió su boca y comenzó a tragar mi cabeza y yo me retorcia como loco.

O: ¡Ah! Que rico, sigue así, ¡ah!

Karina hacía un trabajo oral formidable y es que de todas las mujeres que me he comido, en chuparla ella está en el top 5.

No la tengo muy grande pero si gruesa, y a pesar de eso ella tragaba casi la mitad, parecía una Boa devorando a un hamster gordo.

K: Que rica verga papito.

O: Es tuya nena.

El rapidín en el trabajo fue solo un spoiler de lo que ella era capaz de hacer, le pedí se desnudara y ella lo hizo sin dudar, ya desnuda le pedí me diera su concha en un rico 69.

Su concha depilada y con olor rico pero que no disfrazaba el aroma a otra pinga me puso mas caliente y comencé a darle lamidas a sus labios vaginales.

Mientras yo le metía la lengua apretando su clítoris con fuerza, ella succionaba los fluidos de mi cabeza erecta, ya hasta me dolía de tanta succión pero el placer sentido lo convertía en un daño colateral.

Después de un rico oral que nos dimos ambos era la hora de meterla, al igual que en el trabajo decidí darle sin condon arriesgándome a muchas cosas, pero mi calentura era mas grande.

Ella acostada abrió sus piernas, la tomó de los pies y lentamente empecé a penetrarla sacándole un gemido riquísimo.

K: ¡Si! Oswaldo, uhm, ¡que rico!

O: ¡Oh!, ¡que rica está tu pucha, ¡uhm!

Coloque sus piernas en mis hombros y comencé con el mete y saca a velocidad media, nos besabamos y mordíamos, su vagina apretaba muy rico mi verga, a diferencia de la primera vez, esta vez sin prisa se sentía mejor.

La acomode de lado y yo detrás de ella, se la metía mientras le apretaba sus tetas y le besaba el cuello y la oreja, Karina cerrando los ojos me apretaba las nalgas para que se la metiera mas y no dejar de penetrarla.

Me gustaba tenerla en esa pose, gracias a su altura podía darme un festín con su cuerpo, mi verga le daba mucho placer, sus gemidos en mi oreja me aceleraban más y más.

O: Que rico gime.

K: Es tu culpa por coger rico.

O: ¿Me darías tu culito?

K: Jaja, uhm, no sé, convenceme.

La puse a cuatro patas y comencé a lamerle su culo, dos dedos entraban en su húmeda concha y mi lengua saboreaba su culito rosa, que rico recordarlo.

K: ¡Ah, uh, ay, uhm!

O: Si mamita, que rico culo, ¡uhm!

Tome mi verga que estaba durísima y comencé a metersela en su culo, no la tengo muy grande pero si gruesa, notaba como se abría lentamente y con dolor, ella gritaba, mordía la almohada y se retorcía, pero no se negaba a recibirla.

O: Si, que rico culo, ¡uhm!

K: Dios, duele, ¡uhm!

O: Tu culo se acostumbra, ya lo has hecho antes no me engañas.

K: ¡Pero jamás con una de tu grosor!

Ya le había metido la cabeza, comencé a meterla y sacarla para que su culo abriera más, entre gemidos sollozos ya llevaba la mitad, la tome de sus nalgas y comencé a embestirla despacio, arañandole la espalda y apretando con fuerza sus muslos.

O: Karina, ah, uhm, que rico culo, ¡uhm!

K: Oswaldo! ¡Me matas! ¡Me matas!

Mis embestidas subían de nivel, su culo apretaba delicioso, era la primera vez que lo metía por ahí y me estaba encantando de más.

K: Dios, que rico, Oswaldo, mas, dame mas, agh, ¡uhm!

O: ¡Qué rico culo! ¿De quién eres, de quién es tu culo?

K: Tuyo, uhm, agh! ¡Destrózalo!

Tome a Karina y la lleve a la orilla de la cama, levanté sus piernas hasta su cara y con su culo a mi merced la embestí de golpe.

Ella gritó tan fuerte que parecía sufrir mucho, pero ya con mi camote dentro solo me miraba con los ojos vidriados pidiéndome más y más.

O: Toma, uhm, ¡agh!

K: Oswaldo, uhm, ¡me matas!

O: Correte nena, sé que lo harás pronto.

Mientras la penetraba con fuerza en su culo, metí tres dedos en su coño y ella se retorcía y gritaba, yo celebraba que le había dado vuelta a una come vergas experta como ella.

K: Me vengo, ah, ¡¡uhm!!

O: Yo también nena, ¡¡agh!!

Karina comenzó a correrse como en las películas, yo estaba a punto y en cuanto ella sintió mis primeras gotas de golpe se sacó mi verga y puso su cara para recibir mi semen.

Esa fue la primera vez que una mujer se tragaba mi semen, lo saboreaba, mientras yo no dejaba de expulsar lechita caliente para esa putita.

Terminé exhausto, ella igual, nos reímos un poco recordando lo bien que la pasamos, lamentablemente ella tenía que irse, no la detuve, sabía que su cornudo esperaba en casa.

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