Luego de ese rato en la sala de juntas con el jefe de mi novio me dio miedo volver a quedarme a solas con él porque no quería serle infiel a mi novio, nunca lo había sido, y en esa ocasión estuve muy cerca. Así que dejé de ir los sábados a acompañar a mi novio (Carlos), pero si iba de vez en cuando entre semana solo unos minutos en lo que él y sus compañeros terminaban sus pendientes y apagaban todo. Porque, aunque fueran pocos minutos se ponían buenas las pláticas, sus compañeros eran tremendos, de hecho mi novio era el más tranquilo. También había varias ocasiones en las que me rozaban las piernas y las nalgas, ya que los 3 escritorios en forma de L estaban acomodados muy justos y había poco espacio para pasar entre ellos. Algunas veces mientras mi novio estaba sentado frente a su monitor, yo me ponía recargada detrás de él y dejaba mi trasero bien paradito para que lo vieran sus otros dos compañeros y lo tocaran si se atrevían.
Lo más común era que mientras estaba así inclinada se pararan al baño o a la cocina por algo, y normalmente cuando estaban detrás de mí me pedían permiso de pasar, yo hacía como que me recorría un poco a la izquierda, pero no me movía ni 5cm, mi novio no se podía percatar que tanto espacio había entre mis nalgas y el filo del otro escritorio, él solo sentía que yo les daba espacio para que pasaran. Así que siempre que pasaban detrás de mí me repegaban todo el paquete. Algunas veces me ponían su mano en la cintura y me presionaban un poco hacia atrás mientras me restregaban su verga de un lado a otro, yo sentía tan rico sentir como se les ponía dura en mi trasero. Otras veces hasta me daban un empujoncillo con sus vergotas entre mis nalgas, yo no podía evitar empujar un poco a mi novio y siempre me quedaba muda con miedo de que él pudiera sospechar algo, pero Carlos ni se enteraba.
Con sus amigos solo pasaba eso, pues eran sus amigos, solo no podían controlarse al verme en esa posición. Pero un día pasó que llegó de sorpresa su jefe, Jorge, y yo ya lo extrañaba así que me apresuré a saludarlo de beso, me veía tan ofrecida la verdad, Jorge pasó hacia en medio de los escritorios y empezó a platicar con todos nosotros, preguntó como iba el trabajo y esas cosas de un jefe. Luego de eso mandó a los 2 compañeros de mi novio a hacer inventario de la herramienta de trabajo, lo cual les tomaría como media hora, y mientras nos quedamos platicando los 3 mientras mi novio seguía tecleando frente al monitor, así entre bromas le dijo el jefe a mi novio que yo siempre era bienvenida pero que no se fuera a distraer por tenerme ahí, a lo que yo me apresuré a responder que eso nunca pasaba, que siempre estaba ahí trabajando mientras yo solo lo veía desde atrás y me puse en posición detrás de mi novio con mi trasero bien levantado, mi trasero quedó a unos cuantos centímetros de la pelvis del jefe a lo que en cuestión de segundos el se fue acercando disimuladamente mientras seguía nuestra plática. Así terminé con la verga del jefe entre mis nalguitas mientras me daba pequeños empujones y también se movía de izquierda a derecha un poco.
La platica trivial seguía y yo no podía evitar mover la silla de mi novio al ritmo al que el jefe estaba moviendo mi trasero, tenía un poco de miedo de que mi novio nos pudiera descubrir. Momentos después el jefe Jorge me puso su mano en mis nalgas y me las comenzó a sobar descaradamente, me las separaba y me las levantaba, me tallaba toda mi conchita y presionaba mi anito con su dedo pulgar, yo sentía tan rico y mi respiración se comenzaba a agitar, todo esto mientras los tres seguíamos hablando de cosas vánales. Yo sentía cada vez más rico por todo ese morbo de estar justo detrás de mi novio y que este ni se enterara. Así que cerré mis ojos disfrutando un rato, ya cuando abrí los ojos vi que la pantalla de mi novio estaba casi negra por completo y eso hacía que nos reflejáramos, el jefe detrás de mí y yo con mi cara de placer, me quedé helada esperando la reacción de mi novio, no dijimos nada. Solo el jefe de mi novio que no se percató del reflejo de la pantalla siguió con su manoseo bajándome un poco mi calza y metiendo su mano entre mis nalgas, cuando llegó a mi anito le costó un poco entrar porque yo era virgen de ahí, pero empujando más fuerte pudo meterme la puntita de su dedo índice, yo no pude evitar que se me escapara un gritito. Yo no quería que hiciera eso! Así que lo empujaba hacia atrás con mi trasero, pero eso solo hacía que su dedo entrara más en mí, solo me quedó aguantar lo que quisiera hacer conmigo. El jefe empezó a hacer movimientos circulares con su índice aun dentro de mi anito, eso me empezó a gustar como nunca antes y comencé a jadear y a echar mi aliento en el oído de mi novio. No sé si de verdad mi novio no se percató de nada porque lo que hizo él fue abrir otra ventana y seguir trabajando, pero ya con eso me di cuenta que mi novio era muy lento y no se enteraría de nada, y supe que llegaría el día en que le pondría los cuernos en su cara y con su propio jefe.