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Fernanda: La esposa de Christian (Parte 2)

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Después de lo acontecido en mi departamento la noche anterior, yo no podía concentrarme en el trabajo, no dejaba de pensar en Fernanda masturbándose o en lo bien que se había sentido el venirme en su boca, mis pacientes me notaban como “distraído” aquella mañana - ¿Doctor se encuentra bien? –preguntaban preocupados– Sí, no es nada, me ha faltado dormir –contestaba yo tratando de enfocarme.

Por la tarde al llegar a casa no había rastro de Christian ni de Fernanda, dejé mi bata y mi maletín en el sillón, me quité los zapatos y fui hacia mi cuarto, antes de que pudiera acostarme vi un papel sobre la almohada de mi cama, era una nota que decía: “Tu y yo no hemos terminado…” justo después de la última palabra había un número de celular y un horario (10:00 pm) con la especificación de enviar whatsapp.

Al principio me reí incrédulo y decidí guardar el papel bajo la almohada, quizá lo mejor era no repetir ni culminar lo que había pasado la noche anterior, pero afortunadamente eran las 5 de la tarde y había tiempo para distraer mi mente.

Después de comer y realizar los quehaceres habituales, como a eso de las 8:30 me entró una llamada de Christian –Hola hermano gracias por la ayuda de ayer, ¿puedo pasarte a ver hoy a tu casa? Kamy me va a repetir la dosis –me reí nervioso– Amigo te voy a fallar hoy –mi amigo se comenzó a reír– No te preocupes, lo único importante es que si mi mujer te pregunta cuando nos veamos le digas que hoy fui contigo –yo repliqué afirmando a su petición y cortamos comunicación amablemente.

Por fin dieron las 10, después de mi ritual de lavado de dientes, pijama y de mi vaso de agua me fui a acostar, las luces estaban apagadas excepto la de mi cabecera de la cama que se supone era para leer o para alguna emergencia nocturna.

Por mi cabeza pasaba una y otra vez la idea de mandar mensaje al número de whatsapp y no me decidía a apagar la luz, cuando por fin estaba a punto de hacerlo la pantalla de mi celular se iluminó –Estoy disponible –decía un mensaje de un número no registrado, los nervios se apoderaron de mí, tenía tantas ganas de responder pero sabía que no debía, fue tanto el tiempo que demoré en contestar que entró una videollamada por whatsapp, no podía titubear, contesté y en la pantalla estaba Fernanda enfocando solo su nariz y sus labios– Tarde o temprano me vas a coger ¿si sabes verdad? –susurró mientras intentaba reírse pero un gemido se lo impidió– estoy muy húmeda por tu culpa –enfocó su zona intima mientras seguí susurrando, aunque quisiera disimularlo mi piel estaba de gallina y comencé a sudar– Fernanda por favor… -exclamé como pude– primero… voy a hacer que no dejes de pensarme… luego voy a hacer que te toques pensando en mi… y cuando ya no puedas más… estoy segura que me vas a coger donde sea y tan duro que… ahhhh -comenzó a gemir mientras la cámara enfocaba sus pechos y sus labios– Déjame ver tu pene –susurró, del otro lado me imagino que ella solo podía ver mi rostro un poco sudado y como me sonrojé –Si te da pena… puedes mostrarme como se ve la erección con todo y bóxer – ella seguía gimiendo y susurrando, y la verdad es que yo entrado en calor no me lo pensé mucho y mostré mi erección – Óscar te juro que antes de que termine el mes me vas a coger y ni siquiera te lo voy a tener que pedir… - comenzó a gemir violentamente, la cámara se movía tanto que no podía notar que estaba pasando.

Después de unos minutos se enfocó de nuevo, ella esta sudada, un poco roja y con una gran sonrisa – Me verás pronto…- mencionó y sin aviso colgó, yo estaba ardiendo, tenía ganas de salir corriendo, treparme al coche e ir hasta su casa a hacerle el sexo salvaje, pero mi complejo moral y de culpa no me lo iba a permitir, antes de irme a dormir muy celular sonó nuevamente, era un mensaje de whatsapp, en la pantalla podía verse el número de Fernanda y un texto que decía FOTO, al abrirlo había una foto de Fernanda desnuda frente al espejo – Descansa, nos vemos pronto – decía un texto posterior a la foto, yo solo decidí dejarla en visto y posterior a eso irme a dormir.

A la mañana siguiente pensé por alguna estúpida razón que todo volvería a la normalidad pero no fue así, Fernanda comenzó a enviar fotos en distintos horarios de ella, algunas eran solo de sus labios, otras eran de sus escotes y el resto eran bastantes subidas de tono, también enviaba mensajes con textos bastantes eróticos hasta que llegó el domingo, aquel día yo ya estaba tan desesperado que le tomé una foto a mi pene erecto y se la envié, acompañada de un texto que decía: - Si tantas ganas tienes sabes dónde trabajo y donde vivo – para mi sorpresa, segundos después el whatsapp mostró las palomitas azules que indicaban que lo había leído, en la pantalla se podía ver “ESCRIBIENDO…” y por momentos “EN LÍNEA…” pero jamás se concretó la idea que ella quería comunicar, pasaron horas y horas y no respondía el mensaje – ¡Santo remedio! – pensé.

Llegó el Lunes y mi día en el consultorio iba bien hasta que tocaron la puerta como a eso de las 12:30 pm, sin pensarlo mucho abrí ya que el día era bastante tranquilo – Doctor disculpe la molestia lo busca la Srta. Fernanda, dice que viene a dejarle una invitación para la fiesta de cumpleaños de su hija, ya le comenté que me la dé a mí pero ella insiste en verlo – me sorprendí – Ehrmmm que pase – comenté titubeando, y así fue, Fernanda llegó en un vestido color esmeralda y con su labial rojo.

-Jamás pensé que fueras a venir a mi trabajo –le comenté mientras terminaba de cerrar la puerta, al voltear para verla se abalanzó sobre mí y me comenzó a besar con desesperación, el beso se convirtió en un faje, después de unos minutos me bajó el pantalón en el consultorio y comenzó a hacerme sexo oral sin piedad.

Ella metía mi pene en su boca lo más profundo que podía y con una rapidez impresionante, su mano derecha que sostenía mi miembro estaba perfectamente coordinada con los movimientos de su labios y lengua, por momentos paraba para masturbarme mientras su lengua bajaba hasta mis testículos, para luego volver a subir por todo el miembro, llegar al glande y volver a meterla en su boca.

Era una sensación deliciosa, y lo hacía tan bien que no demoré en venirme precisamente en su boca, para mi fortuna Fernanda era de las que no solo se tragan todo… también lo disfrutan.

Cuando terminó, se sentó en mi escritorio sonriendo maliciosamente de manera un poco sofocada – casi me haces pedírtelo Óscar, en verdad pero no, pronto me vas a rogar para poder estar dentro de mí – buscó en su bolsa y sacó una invitación de cumpleaños – El sábado es el cumpleaños de Sofía, más te vale llegar – se levantó, me besó de nuevo y sin despedirse verbalmente, abrió la puerta y se fue.

Yo quedé bastante sorprendido, no podía asimilar lo que acababa de pasar, esa semana fue un infierno dolorosamente placentero, por un lado no podía concentrarme en el trabajo, no sabía si debía asistir a la fiesta de Sofía la hija de Christian o no, pero por otro lado moría de ganas de ver a Fernanda de nuevo.

Para el día Viernes, mi amigo Chris me marcó para confirmar mi asistencia a la fiesta, como me escuchó con un poco de dudas me comentó que si no asistía a la fiesta me dejaría de hablar de por vida (si, así era de dramático), una vez que acepté (me tenía en altavoz), Fernanda comentó en voz alta mientras Chris se reía – Será un placer tenerte en nuestra casa -.

Después de la noche infernal que pasé por tanto pensar, había llegado el día de la fiesta, hice mi rutina de costumbre, me vestí casual, me fui a comprar el regalo de la festejada y me dirigí al lugar en el que se llevaría a cabo la fiesta.

El evento comenzó a las 3, estábamos reunidos todos los amigos, Fernanda estaba vestida con coletas y con una falda de ballet (un poco corta) ya que el tema de la fiesta era Ballerina, una película de dibujos animados que era la favorita de Sofi.

Toda la tarde pasó sin novedad, Fernanda estaba bastante indiferente conmigo, nos estábamos divirtiendo todos, no había preguntas incómodas y parecía que todo iba a volver a la normalidad hasta que Christian recibió una llamada.

Después de colgar me pidió hablar en privado, por lo que salimos al patio, una vez ahí me comentó – Kamy me acaba de marcar, quiere verme en su casa a las 9 pm ¿crees que te podría quedar a apoyar junto con Héctor a Fernanda para recoger las cosas y subir los regalos al cuarto de mi hija? La verdad es que este “pollo” se va a ir de viaje unas dos semanas y quiere que le dé su despedida como Dios manda – se comenzó a reír mientras esperaba mí respuesta, yo solo asenté con la cabeza y el me agradeció.

Cuando dieron las 9 pm no solo Christian se retiró, también lo comenzaron a hacer nuestros amigos, excepto Héctor y su novio Ángel, quienes ayudaron a recoger todo.

Pasamos un rato bastante agradable mientras hacíamos el quehacer, en barrer, levantar el mantel, limpiar la mesa, acomodar las sillas, quitar la sencilla decoración y tirar los platos desechables se no fue el tiempo, cuando terminamos Fernanda nos pidió que dejáramos la subida de regalos para el final, todos accedimos así que pusimos un disco de Metallica con sus mejores éxitos y nos dispusimos a compartir unas cervezas.

Los 4 estábamos sentados en la mesa mientras sonaba The Unforgiven, comenzamos a platicar y hacer nuevamente preguntas incómodas, y poco a poco el ambiente se comenzó a poner más intenso – Todos tomen un trago si se desean tener sexo con alguien que está sentando en esta mesa – mencionó Héctor mientras se comenzó a reír, pero su rostro cambió cuando vio que todos dimos un sorbo a nuestra bebida.

Para romper el silencio incómodo Fernanda interrumpió - ¿Y si hacemos verdad o reto? – todos nos comenzamos a reír – Esa es una buena idea – respondió Ángel – Que comiencen las damas – Fernanda giró una botella vacía de cerveza que estaba en el centro de la mesa y la punta me señaló a mí – Óscar, ¿verdad o reto? – me sonrojé – Verdad – ella me miró a los ojos – Dime ¿te cogerías a alguien de los que estamos en la mesa? – al ser heterosexual mi respuesta iba a ser obvia por lo que titubeando un poco respondí que prefería reto, al escuchar eso Fernanda se quitó la playera, tenía una especie de pezoneras en forma de X y derramó un poco de cerveza por sus pechos y su vientre – Está bien Óscar quiero que bebas toda la cerveza que hay en mi cuerpo – me levanté de la mesa un poco alterado – ¡Vaya que juego tan estúpido! – todos se comenzaron a reír – Querido, he conocido a Fernanda por más de 4 años y le he conocido cosas peores, nada va a salir de aquí, no te preocupes – lo pensé por un momento, parecía tan irreal – Está bien- me quité mi chamarra, levanté con fuerza a Fernanda y la senté en la mesa (comenzó a sonar Tuesdays Gone de Metallica).

Sin pensármelo mucho comencé a lamer su cuello con desesperación mientras mis manos pasaban por su espalda baja una y otra vez – no pares hasta que ya no haya cerveza en mi cuerpo – respiraba con dificultad y acariciaba mi cabeza – Mi niña por alguna razón me comencé a excitar, ¿recuerdas la noche en la que fuiste con nosotros al “Bar Garotos” y te fuiste con el abogado y su esposa? – mencionó Ángel mientras parecía frotar la entrepierna de Héctor.

Cuando escuché esa pregunta, una parte de mí se enojó, tanto que comencé a lamer y a morder parte de su cuerpo, la excitación de Fernanda era evidente - ¿Quieres saber cómo pasó eso? – preguntó entre respiración agitada y gemidos – Llevaba el mismo vestido esmeralda con el que te visité en el consultorio, aquella noche en ese bar una pareja no dejaba de verme, el abogado era un hombre maduro cerca de los 45 con barba, iba vestido con un traje café, su esposa era una mujer cerca de los 40, ella iba elegante con un vestido blanco, de momento ella se acercó y me tomó de la mano, me llevó a un cuarto oscuro y nos comenzamos a besar, acariciábamos nuestros pechos y ocasionalmente estimulábamos nuestros clítoris con nuestras manos hasta que una mano grande comenzó a apretar mis nalgas y de momento sentí como la barba recorría parte de mi espalda, como pudo la mujer que minutos antes me había llevado a ese cuarto se recostó en una especie de sillón y puso mi boca contra su zona, yo la comencé a masturbar con mis dedos y a lamer su clítoris, todo iba muy bien hasta que el hombre que estaba detrás de mí arranco literalmente mi ropa interior y mi penet…-.

La empujé nuevamente en la mesa y quedó boca arriba – ¡Basta! – grité enojado, arranqué su ropa interior y me decidí a comenzar a lamer su clítoris mientras apretaba sus tetas con desesperación, ella comenzó a reír maliciosamente y a gemir – Desde la primera vez que te vi te he deseado Óscar, siempre he tenido el fetiche de tener sexo con un doctor - seguía gimiendo como loca mientras sudaba, mientras yo le hacía sexo oral a Fernanda, Héctor y Ángel se comenzaron a besar desesperadamente y a tocarse la entrepierna, la imagen era tan rara para mí que levanté a Fernanda y nos fuimos de ahí.

Subimos las escaleras con cuidado para no despertar a Sofi que ya estaba dormida (su cuarto era el primero al derecha y estaba junto a las escaleras), después de caminar un poco por el pasillo llegamos a la última puerta que estaba de lado izquierdo, una vez adentro ella cerró la puerta y puso seguro, a lo lejos aún podíamos escuchar a Metallica con Nothing Else Matters.

Rápidamente la puse de rodillas y metí mi miembro en su boca, ella comenzó a mamar con desesperación mientras yo apretaba sus hermosos pechos, pero esta vez el sexo oral que ella me ofreció no duró por mucho, ya que por desesperación la recosté en la cama, levanté su tutú y puse mi pene sobre (no dentro) de su vagina y lo comencé a restregar – dime que quieres – comencé a susurrar mientras movía mi miembro con rapidez – eres un maldito – se comenzó a reír maliciosamente mientras su cara se ponía roja, yo le di una pequeña bofetada – dime perra, que quieres – ella se dejó de reír y contestó enojada – que me cojas – yo no hice caso y seguí restregando mi pene - ¿qué dijiste? – ella se enojó aún más – ¡que me cojas! – alzó la voz, y yo sin pensarlo mucho levanté sus piernas y la penetré lo más profundo posible sin retirar mi miembro.

Ella apenas si podía gemir – Es… una… delicia… - pronunció con dificultad, yo comencé a retirar mi pene lentamente pero cuando parecía que iba salir de su zona lo volví a introducir lentamente hasta el fondo - ¿Qué dijiste? – ahora era mi turno de reír – Es… una delicia… cógeme Óscar – y así lo hice.

Nuestra cogida era bastante agresiva, yo besaba sus pechos y apretaba sus nalgas con desesperación mientras la penetraba sin piedad y a gran velocidad, ella gemía gustosa, la cama se movía estrepitosamente, nuestros besos eran más lengua y mordidas que labios en acción.

Su aliento era en vedad excitante, era una mezcla de cigarro con cerveza, no sé en este punto si mi entiendan queridos lectores pero hay algunos alientos que aunque parecieran ser “desagradables” son muy excitantes.

- Respírame – le susurré - ¿Qué? – preguntó mientras su cara estaba toda roja y empapada en sudor - Respírame – le repetí mientras miraba sus ojos que estaban casi blancos en su totalidad, ella obedeció y dejó su boca cerca de mi nariz, por momentos lamía mi labio superior y mi nariz por otros momentos solo gemía.

Este tipo de sexo rudo me excitaba más de lo normal, fue así como después de unos minutos intentamos hacer el coito a tergo (doggy style), me gustaba dominarla pero la excitación ya era tan alta que yo solo la penetraba con desesperación, ella trataba de moverse a mi ritmo pero su cuerpo ya temblaba demasiado, por momentos la nalgueaba por otros más solo apretaba sus glúteos, era una delicia total.

- Acuéstate boca arriba – comentó, yo paré por un momento y obedecí, una vez en la posición indicada ella se montó sobre mi pene erecto y comenzó a moverse como toda una profesional, sus manos se movían por todo su rostro y sus pechos, cuando yo intentaba tocarla ella en automático bajaba mis manos y las ponía sobre sus caderas.

Aunque yo estaba desesperado por acariciarla, debo admitir que era más excitante ver como se tocaba ella sola, constantemente insertaba sus dedos en su boca para poder obtener saliva y ponerla en sus pezones, pero también por algunos momentos pasada sus manos por su cuello y por su cabello, sus gemidos eran cada vez más exquisitos – ¡Óscar me vengo! – se comenzó a mover más rápido, mis manos permanecían en sus caderas, yo me movía más rápido cada vez, esos últimos segundos fueron una locura hasta que ella logró venirse (a mí me faltaron algunos segundos para también lograrlo).

Ella se recostó sobre mi respirando exhausta - ¡Ha sido increíble! ¿Te viniste? – preguntó – No, casi lo logro pero me ganaste por unos segundos – y sin comentar nada más, comenzó a bajar su mano para masturbarme, y lo hacía tan rápido que no tardé mucho tiempo en venirme, salpiqué la colcha de su cama, parte de sus pantorrillas y pared.

Para el resto de semen no dudó en bajar a mi zona genital y lamer lo que quedó, pero ese generoso acto terminó en sexo oral (al parecer le encantaba hacerlo).

Por la hora no había tiempo de despedidas, me vestí a toda prisa y me retiré ya que Christian no tardaría en regresar, pero desde ese día Fernanda y nuestros encuentros sexuales se volvieron frecuentes, nuestras bocas se buscaban constantemente, no se podíamos apagar la pasión, habíamos tenido sexo en bares, en mi consultorio, en mi departamento, en el carro y en su casa.

Pero los nuestro terminó en la fiesta de cumpleaños de Aline, cuando Fernanda me encontró besándome en los baños con la vocalista de la banda que tocaba aquella noche en la reunión… su nombre era Nadia.

FIN

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Relatos anteriores (Orden Cronológico):

Melissa: https://www.cuentorelatos.com/relato/la-infidelidad-de-melissa/

Carolina: https://www.cuentorelatos.com/relato/carolina-la-mejor-amiga-de-melissa/

Fernanda 1: https://www.cuentorelatos.com/relato/fernanda-la-esposa-de-christian-parte-1/

Kenia: https://www.cuentorelatos.com/relato/miss-kenia-la-maestra-de-primaria-de-mi-hijo/

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